Excelente artículo de J.M. Ossorio sobre la ampliación de Sierra Nevada
ivan el 30/01/2005 a las 23:11:14 (32 visitas)
ESQUIAR en Granada. Ese es el título del libro que acaba de publicar Manuel Titos Martínez, catedrático de nuestra Universidad, editado por el Ayuntamiento de Granada dentro de su colección Personajes y temas granadinos.
Se trata de una interesantísima y muy documentada historia del esquí en nuestra ciudad, desde sus inicios -que el autor fija a comienzos de 1914- hasta nuestros días. Rastrea Titos, con el acierto y eficacia que le acreditan como magnífico investigador, archivos y hemerotecas, brindando al lector una exhaustiva relación de lugares, acontecimientos, circunstancias y personas relacionadas con la práctica del esquí en Sierra Nevada, hasta trazar un completo panorama de las situaciones por las que ha transitado este deporte en nuestras montañas.
Desde aquellos esforzados, que durante el primer cuarto del pasado siglo se aventuraban en Sierra Nevada, tras un penoso ascenso a lomos de caballería, para disfrutar de unos fugaces y efímeros descensos por la nieve, pasando por la celebración de las sucesivas Semanas Deportivas (que comenzaron en los años anteriores a la guerra civil y siguieron disputándose hasta 1973) y demás competiciones de importancia que han tenido como escenario sus pistas, termina el autor su recorrido en el pasado mes de marzo de 2004, con la celebración de la Final de la Copa de Europa de Esquí Alpino.
Por sus páginas van apareciendo, no sólo los nombres de los ganadores de cada una de aquellas competiciones, sino también los detalles y eventualidades que rodearon su celebración. Cualquiera disfrutará con su lectura, de eso no hay duda. Pero especialmente quienes aficionados a la nieve sobrepasen los cincuenta -tal es mi caso- toda vez que el libro les rescatará de la memoria lejana un caudal de sentimientos y sensaciones, muchas de ellas hace tiempo en el cajón de los olvidos, de lugares que aunque permanezcan igual desde entonces ya no son los mismos, de personas, de amigos, de emociones en suma.
Una magnífica aportación para la historia de Sierra Nevada desde la pura perspectiva del esquí de competición, faceta que hasta la fecha había despertado escaso interés entre los autores, y a la que el propio Manuel Titos creo que nunca había prestado especial atención, a pesar de ser muy extensa y variada su obra bibliográfica relativa al macizo montañoso granadino, al que casi siempre contempla desde un prisma eminentemente histórico y sociológico, como no podía ser menos además, dada su formación académica y profesional.
Reserva el autor la última parte del libro a reflexionar acerca de otras cuestiones, todas ellas de especial interés y que han de suscitar sin duda la curiosidad del lector. Pero de entre todas me parece que ocupa un lugar preferente (seguramente porque el propio interesado así lo quiere), aquella en la que especula en torno al futuro de la estación de esquí en relación a la posible ampliación de su área esquiable, en el contexto del debate abierto en la actualidad en relación a ese tema.
No descubro nada si digo que Manuel Titos Martínez es contrario a tal posibilidad, pues como otros muchos, de sus escritos y actitudes fácilmente se deduce. Y así me parece que lo sigue manteniendo en esta su última y reciente publicación. Naturalmente que su postura, como la de todos los demás que se oponen a ella, es absolutamente digna y respetable, a lo que habría que añadir además en este caso concreto, que su opinión he de ser valorada con una atención muy especial dada la alta cualificación y autoridad de quien la formula. No obstante, me permito desde aquí disentir humildemente de algunas de sus manifestaciones.
A mi juicio, resulta asombroso que después de reconocerse -como se hace en este libro- el importantísimo peso con que cuenta en la actualidad la estación de esquí en el contexto de la economía provincial e incluso regional, y conocido el lugar que ocupa Granada en términos de desarrollo económico a nivel nacional, se siga manteniendo una postura de rechazo a esa posible ampliación del área esquiable en Sierra Nevada, utilizando además muchas veces argumentaciones que, como mínimo, pueden inducir a error a una gran mayoría de ciudadanos.
Así, pudiera parecer que de lo que se trata es de construir una nueva estación de esquí con todos los servicios e infraestructuras urbanas que ello requiere. Esto es: parcelar y urbanizar la montaña. Supongo que nada más lejos de la realidad, porque la construcción de una nueva estación de esquí en Sierra Nevada sería como menos aberrante e innecesaria.
Aberrante, porque ahí tenemos la actual urbanización de Pradollano, y no quiero ni imaginar lo que sería repetir ese modelo urbano en otros lugares de la montaña; e innecesaria, porque todos los servicios e infraestructuras que se precisan para contentar al turismo del esquí ya existen: me refiero a los pueblos de la zona (Güéjar, Nigüelas, Lanjarón ), desde los que habrían de partir los medios mecánicos necesarios para acceder a las pistas, con la consiguiente proliferación en ellos de negocios de hostelería y restauración para mayor riqueza y calidad de vida de sus vecinos.
No me vale el argumento -que también se utiliza en el libro- de que la circunstancia de no construir infraestructuras de hostelería y servicios en las cumbres es incompatible con las exigencias de los clientes del esquí alpino, pues basta darse una vuelta por cualquiera de las zonas tradicionales en este tipo de turismo y en las que su riqueza deriva precisamente del mismo (léase los Alpes en cualquiera de sus sectores) para darse cuenta de ello: los núcleos urbanos en los valles, aprovechando pueblos y ciudades en otros tiempos dedicados casi siempre y en exclusiva a la ganadería, y en las cumbres sólo la naturaleza para solaz y recreo de los sentidos.
Tampoco me vale que se utilice el argumento -como se utiliza en el libro- de que para poder esquiar haya necesariamente que eliminar montículos, quitar rocas, ensanchar valles cubrir ríos, reconducir arroyos y crear lagunas, porque si bien en otros momentos Sierra Nevada ha sido escenario de desafueros tales, cualquiera que tenga un mínimo conocimiento del medio sabe que para poder descender esquiando basta una capa de nieve debidamente acondicionada.
Menos entiendo aún que la negativa a la tan repetida ampliación se fundamente en el hecho de que las reducidas dimensiones de nuestra querida montaña no la soportarían: sus 80 kms. de longitud frente a los 435 kms. de los Pirineos, por ejemplo. Y no la entiendo porque según ello, basta una simple regla de tres para comprobar que Sierra Nevada podría acoger perfectamente -lo cual no es en absoluto deseable- tres estaciones completas y la mitad de otra, toda vez que en aquel sistema montañoso existen en la actualidad, si mis datos son exactos, diecinueve de ellas.
Y en fin, menos aún entiendo que se siga apostando por ese otro modelo «de desarrollo socioeconómico para la población autóctona» que no se sabe bien en qué consiste y que desde luego no parece que pueda ser el revulsivo que saque de una vez por todas a nuestra provincia del indigno lugar que actualmente ocupa en el contexto económico y social de España.
Creo yo, en definitiva, que es factible y perfectamente defendible la tan citada ampliación sin que ello suponga la destrucción del medio. De ampliación responsable se habla, y tal sería el modelo a seguir.
Para empezar, ni un ladrillo más en la sierra, cuya urbanización actual sí que supone un clarísimo exponente del desatino humano. Contra ella deberían dirigirse todas las críticas habidas y por haber, aunque curiosamente no se hayan vertido hasta ahora con la intensidad que el asunto merece, permitiendo en cambio, con las modificaciones legislativas que fueren necesarias, la utilización de las cumbres de nuestra querida Sierra Nevada, siempre que se haga -ello es posible; seguro- con el más absoluto respeto al medio ambiente y a la naturaleza.
Mas no quiero terminar estas breves reflexiones sin felicitar a su autor por el libro que comento, cuya lectura recomiendo encarecidamente a quienes quieran conocer con el rigor al que Manuel Titos nos tiene acostumbrados, lo que ha sido hasta la fecha el esquí de competición en Sierra Nevada, haciendo votos para que pueda encontrarse para ella ese modelo de desarrollo socioeconómico del que tanto se habla, respetuoso con el entorno natural pero capaz al mismo tiempo de generar riqueza en beneficio de toda Granada, pero particularmente en beneficio de los ciudadanos de los municipios ubicados en su zona de influencia.
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