A partir de las características fundamentales de la medina islámica que son aplicables al caso de Granada podría iniciarse un recorrido singular por la Granada Islámica que ha investigado el palestino Ibrahim M. I. Abuiremeis, bajo la batuta del catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Granada, Antonio Malpica Cuello.
Según el investigador, “los núcleos urbanos se levantan y edifican bajo normas y leyes coránicas que le dan funcionalidad, equidad y justicia a los mismos y a todos aquellos que la habitan. Son, por tanto, un elemento paisajístico edificado sobre cimientos religiosos. Estos cimientos se vinculan y se transmiten a todas las construcciones y al comportamiento de sus habitantes. No sólo el Corán, sino también el Hadit, son elementos vitales en la concepción y la comprensión de muchos de los aspectos que la ciudad encierra.”
“La ciudad de Granada –afirma el investigador palestino– fue inicialmente fortaleza desde el siglo VIII al XI y posteriormente se elevó a la categoría de ciudad entre los siglos XI al XV. Históricamente el primer núcleo poblado de Granada aparece en el siglo VIII con la configuración de un hisn, cuyo objeto era consolidar el territorio. Éste se haya referenciado por los historiadores lbn al‑ Qutiyya e Ibn al Jatib. Ya en el año 889, el hisn había sufrido grandes cambios, debido a los enfrentamientos entre árabes y muladíes relatados por lbn Hayyan”.
En el siglo XI, con la llegada de la dinastía Zirí, comienza la Historia urbana de Granada. Zawi, primer emir de la dinastía, es el fundador de la ciudad. Éste, tras su llegada al hisn Garnata, lo refuerza y reconstruye algunas zonas destruidas, pero no parece que realice nuevos paños de muralla, según la investigación llevada a cabo por Ibrahim M. I. Abuiremeis.
Señala el investigador que “Habus lbn Maxn y su hijo Badis le dan a Granada una entidad urbanística; refuerzan la muralla existente y construyen la Alcazaba. Así lo confirma el historiador AlIdrisi. En el estudio de las murallas granadinas, hemos atendido tanto a su morfología como a los datos que sobre ellas aportan las fuentes escritas. Se ha prestado especial atención a las puertas que comunicaban la ciudad con el exterior y que unían ésta con la alcazaba. Entre ellas reconocemos las de Monaita, las Pesas, Elvira, Bibarrambla, Fajalauza y San Lorenzo”.
Los edificios civiles
En lo que respecta a los edificios civiles de la ciudad el investigador afincado en Granada ha estudiado a fondo cuatro: La Madraza que fue una institución de carácter público construida por Yusuf Abu al‑Hayyay por iniciativa de al hayib Ridwan, visir de la dinastia nazarí, con el respaldo de Muhammad IV, Yusuf I y Muhammad V, quienes le encomendaron su edificación.
La Alcaicería de Granada, que es una reconstrucción del edificio original que data posiblemente de época zirí. Su estructura es diferente a la inicial ya que fue destruida por un voraz incendio en 1843.
La única alhóndiga conservada en Granada, que es conocida actualmente como Corral del Carbón. Esta denominación ya existía en el siglo XVI debido a su utilización como zona de almacenaje de carbón. Era una de las cuatro alhóndigas que se agrupaban en torno a la mezquita aljama o principal de la ciudad. No se tiene conocimiento de la fecha de la construcción de la Alhóndiga Ramada en árabe «La Nueva» (al‑Funduq al‑Yadid). Se ha asociado decorativamente al gobierno de Muhamad V. Sin embargo, esta decoración es usada por varios gobernantes de época nazarí. Algunos restos arqueológicos nos conducen hasta el siglo XIII o primera mitad del XIV. En concreto, podemos relacionar su construcción con la de un puente, llamado Puente Nuevo. Este puente, situado frente al Corral del Carbón, comunicarla con la alcaicería. AlUmari lo menciona en el año 1337, por lo que es posible que entonces ya estuviera construida la alhóndiga.
El Maristán fue construido en el siglo XIV. Se hallaba en el barrio de Ajsaris. Ibn AlJatib dice que Muhammad V tenía entre sus obras célebres la construcción del Gran Maristan, considerada la mejor obra en el mundo islámico. Según lbn al‑jatib era una casa majestuosa, con una gran plaza, abundante agua, lugares de abluciones y aire sano.”
Por último, en el capítulo que cierra el trabajo de investigación de Ibrahim M. I. Abuiremeis, se trata de las residencias reales, centrándose fundamentalmente en el Cuarto Real de Santo Domingo, Alcázar Genil y Dar al ‑Horra.
Para más información:
Ibrahim M. I. Abuiremeis
Departamento de Historia Medieval
Universidad de Granada
Tfn: 606-058908