Un simple hueso permite, según los investigadores del grupo Antropología Biológica de la facultad de Medicina de Granada de la Universidad de Granada, descubrir la edad y el sexo de un esqueleto. Cualquier miembro óseo, aún descuartizado, hallado por los arqueólogos o grupo policial es más que suficiente para que los expertos granadinos conozcan la edad exacta y el sexo de la persona fallecida. Tras seis años de trabajo duro y la colección ósea más importante de España, con más de 2.200 esqueletos, hacen posible que este grupo sea el único Laboratorio de Antropología Física del Sur de España.
Los miembros del grupo de investigación Antropología Biológica de la Universidad de Granada han sido capaces de configurar una técnica de identificación humana a partir de restos óseos única en España. Según Miguel Cecilio Botella, responsable del grupo, la técnica desarrollada permite «establecer el sexo y la edad de una persona con más de un 98% de acierto con sólo un fragmento de dos o tres centímetros de hueso». Los resultados son posibles gracias a la introducción en una base de datos muy precisos entre hombres y mujeres de tal forma que con un trozo de hueso los investigadores son capaces de determinar el sexo de la persona y la edad. Un hallazgo básico en temas judiciales, que unido a las técnicas de reconstrucción facial por el estudio de los huesos ha permitido resolver importantes investigaciones policiales y judiciales.
Tras seis años de trabajo duro y la colección ósea más importante de España, con más de 2.200 esqueletos, hacen posible que este grupo sea el único Laboratorio de Antropología Física del Sur de España. «Ya se han terminado dos tesis doctorales sobre el tema. Inmaculada Alemán y Alberto Chaure han trabajado bastante en esta materia estudiando sujetos con sexo y edad conocidos de tal forma que han obtenido la fórmula para establecer estas variables en fragmentos óseos muy reducidos». Un descubrimiento que dentro de poco se extrapolará a México gracias a la colaboración de Marta Pimienta, «que trabaja sobre este tema para realizar una investigación en México».
El grupo de Antropología biológica se formó como tal con las primeras ayudas que la Junta de Andalucía aportó a los investigadores, aunque, según el responsable de investigación, Miguel Cecilio Botella, «estamos estudiando desde el año 1970». En la actualidad, catorce investigadores, dedican su tiempo a tres líneas de investigación básicas: «El estudio de la evolución humana desde la prehistoria hasta nuestros días a través de los restos óseos encontrados en Andalucía; el sacrificio humano y canibalismo en el mundo; y la antropología forense».
En cuanto al estudio de la evolución humana los investigadores han colaborado en la redacción de quince tesis doctorales relacionadas con los restos humanos hallados desde la prehistoria hasta la actualidad estableciendo rasgos característicos de cada población para analizar las mezclas raciales y los rasgos de cada grupo andaluz. Estas investigaciones han arrojado datos relevantes sobre la evolución de las poblaciones autóctonas andaluzas y cómo los grupos mediterráneos han ido cambiando con las influencias de otros grupos como los musulmanes. Según Miguel Botella, «las diferencias más notables entre los hombres y las mujeres, es que los segundos tienen los huesos menos fuertes y son más pequeñas. Una constante que se intensifica con el paso de los años, dentro de la tendencia cada vez mayor del ser humano a ser menos robusto». Además, los investigadores han demostrado que las poblaciones del Occidente Mediterráneo tienen una mayor tendencia hacia la gracialización, son menos robustos y su cráneo es más esférico. Unos cambios causados por factores adaptativos que hace que los mediterráneos occidentales tengan un mayor volumen de masa encefálica dentro del mismo tamaño de cráneo, un cráneo más corto y más ancho.
Estos datos, también están siendo extrapolados a América «porque conocemos como era la población y la evolución en el Sur de la península, lo que nos está sirviendo para estudiar la población mesoamericana y analizar las consecuencias del impacto de los españoles en América mediante el mestizaje». Los andaluces nos caracterizamos, según estas investigaciones, «en contar con una mezcla de grupos que ha ocasionado una variabilidad mayor que en el resto de España». Las investigaciones también han permitido afirmar la mayor pervivencia de la población en la actualidad y diagnosticar que la causa de muerte más frecuente entre grupos jóvenes en toda Andalucía, y hasta los años 50, eran las enfermedades infecciosas».
La colección de restos humanos de más de 2.200 esqueletos desde el neolítico hasta la actualidad, la más grande de España, ha permitido a este grupo desarrollar interesantes teorías y convertirse en el único laboratorio de Antropología Física del sur de España.
Canibalismo
El sacrificio humano, una investigación llevada a cabo en conjunto con la Universidad Autónoma de México y el Instituto de Antropológica de México, estudia los caracteres de población hispánicos y mestiza teniendo en cuenta las manipulaciones intencionales sobre huesos humanos: «canibalismo. Una práctica común en el neolítico en toda Europa y que nos permite afirmar que en esta época en Andalucía no hay un sexo determinado, ni una edad concreta. El canibalismo era una actividad ritualizada y sistemática en toda Andalucía».
En Granada se han encontrado catorce zonas donde el canibalismo era una práctica habitual. «Desde finales del 3000 al 2500 antes de Cristo el canibalismo era común en Alfacar, Piñar o Moclín». Esta práctica se llevaba a cabo sin ningún tipo de diferencias, «se comían tanto hombres, como mujeres o niños. Los huesos se han encontrado en basureros mezclados con restos de animales sin ningún tipo de ritual». Las marcas encontradas que apoyan la investigación están producidas por cuchillos, «son marcas de cortes, dientes humanos». Casi todos los cuerpos eran hervidos (durante tres o cuatro horas) o asados, aunque también se comía carne humana cruda. «Se trata de un canibalismo no ritual, sistemático y en el que no existe distinción con respecto a los animales. Un acto que también hemos encontrado en Finlandia, Francia y el resto de Andalucía».
Para más información:
Miguel Cecilio Botella. Departamento de Ciencias Morfológicas. Facultad de Medicina. Teléfonos: 958. 243533/ 35