Según un trabajo de investigación realizado en el departamento de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Granada, el programa de actividades físicas en la naturaleza y deportes de aventura es «altamente significativo, positivo y útil para los alumnos del Profesorado de Segundo Ciclo de Secundaria».
La tesis doctoral, elaborada por Manuel Parra Boyero y dirigida por los doctores Manuel Lorenzo Delgado y Miguel Ángel Delgado Noguera considera importante que en los centros de formación de profesorado (Facultades de Ciencias de la Actividad Física y Escuelas Magisterio) aumenten el número de créditos dedicados a estas materias y que en las Facultades se generen itinerarios específicos de las mismas (Maestrías).
Asimismo se refiere a que es necesario profundizar en verdaderas estructuras pedagógicas que permitan sacarles todo el jugo educativo que poseen y en la creación de recursos que faciliten su puesta en práctica.
Un bloque en expansión
Manuel Parra Boyero, en su trabajo de investigación, afirma que «son múltiples las actividades de aventura posibles en los Centros, y nos encontramos con un bloque en expansión, con unos horizontes totalmente imprevisibles de acción e innovación curricular».
Para el autor de la tesis es preciso ir abriendo las puertas a nuevas actividades y planteamientos, que compitan con los postulados tradicionales: «Las AFIN y los DAR presentan desarrollos de muy diversa naturaleza, perdiendo en ocasiones sus tradicionales límites de acción, adoptando esquemas de muy diversos planteamientos y dispar naturaleza, que implican un profesor/a adaptado a los nuevos tiempos y necesidades, al día en el uso y disfrute de nuevos materiales y recursos tecnológicos y una realidad
educativa más acorde con estos proyectos».
Según el autor de la tesis, la acampada es un medio singular y muy oportuno, para este proyecto educativo en la naturaleza, y asegura que es preciso «plantear propuestas en diferentes entornos y momentos en los que no sólo se aborde la teoría, sino que se abra paso a la vivencia y a las
emociones. Adquiere importancia el plantear las prácticas de la asignatura por medio de una acampada. El organigrama ha de ser abierto y flexible, basado en la confianza y el respeto mutuo. Las propuestas han de implicar una colaboración lógica y necesaria para superar un reto.»
Asumir responsabilidades
Asimismo, el trabajo de investigación hace hincapié en que el alumno ha de ser capaz de asumir responsabilidades y creer en sus posibilidades, sintiéndose protagonista de su propio aprendizaje. «Hay que prever momentos de formación diferentes a las propias clases: grupos de trabajo e investigación, cursos de formación, clases en diferentes entornos, etc. Dotarles de recursos didácticos y de contenidos que les permitan descubrir las posibilidades reales de aplicación del bloque de contenidos. Los alumnos además de aprender y sentirse seguros con los contenidos, están deseosos de experimentar y pasárselo bien».
En el trabajo de investigación, Manuel Parra sostiene que «dado que encontramos en un mismo grupo individuos con intereses muy heterogéneos y características dispares, para llegar a todos, hay que plantear propuestas en diferentes entornos físicos y/o momentos distintos a los generados en las aulas de la Facultad. Gracias a esto, cuando no lleguemos a algunos por un medio llegaremos por otro. Gracias al programa se llega a un número elevado de sujetos, aunque no a la totalidad. Como consecuencia de estos momentos que se generan fuera del entorno habitual de las clases, se conocen más a los propios compañeros y a otros individuos con parecidos intereses e inquietudes. De igual forma se favorece el conocimiento entre los profesores y los alumnos. El profesor se muestra más abierto y sensible a las necesidades e intereses de los alumnos y éstos ven al profesor más cercano y asequible. El programa cumple con las indicaciones de este apartado».
Un ambiente agradable
En lo que se refiere al organigrama de trabajo, concluye que las propuestas planteadas en un ambiente agradable, positivo, basado en la confianza mutua, el respeto y la distensión, facilitan de manera clara el encuentro con uno/a mismo/a, con los demás, con el entorno y con lo que se transmite. Se trabaja a gusto y se aprende en un clima de confianza. El programa cumple con las indicaciones de este apartado. Este clima de confianza propicia que los alumnos y profesores muestren facetas no sólo intelectuales o relacionadas con la competencia física, sino de carácter emocional y sentimental. Igualmente en el diseño de los diferentes objetivos, propuestas y evaluación, hay que tener en cuenta la globalidad de los individuos y los diferentes aspectos que componen la personalidad (emocionales, físicos e intelectuales).
Los alumnos, finalmente, comprueban una alta correlación entre las actividades propuestas y los objetivos marcados. Consideran muy interesantes las actividades en las que existe interrelación con las personas del pueblo, destacando sobre las demás la fiesta lúdica. Una convivencia de estas
características propicia de manera clara el conocimiento entre los diferentes participantes, favoreciendo sin lugar a dudas, que la comunicación entre todos sea más efectiva y eficaz.