Los conductores reaccionan mejor ante una obligación que ante una prohibición

Los conductores reaccionan mejor ante una obligación que ante una prohibición

La capacidad de reacción de un conductor ante una señal de obligación es mejor que cuando se enfrenta a una de prohibición, según ha revelado una investigación de la Facultad de Psicología de la Universidad de Granada (UGR) que pretende proponer dispositivos «más inteligibles» que eviten accidentes.

El tiempo que se tarda en pensar y procesar el mensaje de una señal es menor cuando se le obliga a hacer una maniobra que en los casos en los que se le prohíbe.

A falta de completar el estudio, que comenzó hace un año y que se prologará hasta el 2010, los primeros análisis han puesto de manifiesto que el tiempo que una persona tarda en pensar y procesar el mensaje de una señal es menor cuando se le obliga a hacer una determinada maniobra en la carretera que en los casos en los que se le prohíbe.

Una de las directoras del proyecto, Cándida Castro, del Departamento de Psicología Experimental y Fisiología del Comportamiento, ha explicado a Efe que «en general» existen «ventajas» ante una señal de obligación, especialmente en circunstancias de tráfico «complejas» o con tareas «concurrentes».

Según esta experta, la capacidad de la memoria humana es «limitada», de ahí que cuando las personas se enfrentan a varias prohibiciones tienden «a darles la vuelta», a plantear la situación «en positivo» y a valorar «lo que es posible o permitido».

«Parece que cuando nuestra memoria se sobrecarga tendemos a pensar en positivo, por eso captamos mejor aquellas señales que nos permiten o nos dicen dónde debemos ir», señala la investigadora, quien apunta que, no obstante, existen ciertas excepciones.

De hecho, añade, en situaciones «muy sencillas» puede ser mejor prohibir que obligar, especialmente si se pretende potenciar que el conductor «no vaya a lo no permitido».

Castro ha incidido en la importancia que tiene para la seguridad vial el tiempo que una persona invierte en responder ante una determinada señal y lo precisa que es su reacción, teniendo en cuenta además que en la conducción influyen otros muchos factores.

En este sentido, ha precisado que las señales de tráfico tienen la misión principal de «anticipar» las maniobras que el conductor deberá hacer, con la finalidad de proveerle de una determinada información antes de que la necesite.

A través de este proyecto se evalúa en definitiva el tiempo disponible para tomar una decisión, el número de señales o la complejidad de una situación, derivada de la complejidad de las intersecciones, rotondas, mapas geográficos y la posible integración de los mensajes de la señal.

También analizan el formato -verbal o pictórico-, la familiaridad de la señal o su grado de abstracción, para lo cual presentan diferentes escenas de tráfico donde los participantes en el estudio deben juzgar si la maniobra está permitida o no.

Con los resultados que obtengan de estos experimentos este grupo de investigación granadino podrá proponer un modelo teórico de la forma en la que se representan mentalmente las señales de obligación y prohibición.

La meta final es ayudar a evitar los accidentes relacionados con los problemas humanos del transporte haciendo que las señales sean más fácilmente utilizables e inteligibles, contemplando las limitaciones humanas de procesamiento de información del conductor.
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Los conductores reaccionan mejor ante una obligación que ante una prohibición

Los conductores reaccionan mejor ante una obligación que ante una prohibición

La capacidad de reacción de un conductor ante una señal de obligación es mejor que cuando se enfrenta a una de prohibición, según un estudio de la Facultad de Psicología de la Universidad de Granada (UGR) que pretende proponer dispositivos \’más inteligibles\’ que eviten accidentes.

A falta de completar el trabajo, que comenzó hace un año y que se prologará hasta 2010, los primeros análisis han puesto de manifiesto que el tiempo que una persona tarda en pensar y procesar el mensaje de una señal es menor cuando se le obliga a hacer una determinada maniobra en la carretera que en los casos en los que se le prohíbe.

Una de las directoras del proyecto, Cándida Castro, del Departamento de Psicología Experimental y Fisiología del Comportamiento, ha explicado a Efe que \’en general\’ existen \’ventajas\’ ante una señal de obligación, especialmente en circunstancias de tráfico \’complejas\’ o con tareas \’concurrentes\’.

Según esta experta, la capacidad de la memoria humana es \’limitada\’, de ahí que cuando las personas se enfrentan a varias prohibiciones tienden \’a darles la vuelta\’, a plantear la situación \’en positivo\’ y a valorar \’lo que es posible o permitido\’.

\’Parece que cuando nuestra memoria se sobrecarga tendemos a pensar en positivo, por eso captamos mejor aquellas señales que nos permiten o nos dicen dónde debemos ir\’, señala la investigadora, quien apunta que, no obstante, existen ciertas excepciones.

De hecho, añade, en situaciones \’muy sencillas\’ puede ser mejor prohibir que obligar, especialmente si se pretende potenciar que el conductor \’no vaya a lo no permitido\’.

Castro ha incidido en la importancia que tiene para la seguridad vial el tiempo que una persona invierte en responder ante una determinada señal y lo precisa que es su reacción, teniendo en cuenta además que en la conducción influyen otros muchos factores.

En este sentido, ha precisado que las señales de tráfico tienen la misión principal de \’anticipar\’ las maniobras que el conductor deberá hacer, con la finalidad de proveerle de una determinada información antes de que la necesite.

A través de este proyecto se evalúa en definitiva el tiempo disponible para tomar una decisión, el número de señales o la complejidad de una situación, derivada de la complejidad de las intersecciones, rotondas, mapas geográficos y la posible integración de los mensajes de la señal.

También analizan el formato -verbal o pictórico-, la familiaridad de la señal o su grado de abstracción, para lo cual presentan diferentes escenas de tráfico donde los participantes en el estudio deben juzgar si la maniobra está permitida o no.

Con los resultados que obtengan de estos experimentos este grupo de investigación granadino podrá proponer un modelo teórico de la forma en la que se representan mentalmente las señales de obligación y prohibición.

La meta final es ayudar a evitar los accidentes relacionados con los problemas humanos del transporte haciendo que las señales sean más fácilmente utilizables e inteligibles, contemplando las limitaciones humanas de procesamiento de información del conductor.
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Los conductores reaccionan mejor ante una obligación que ante una prohibición

Los conductores reaccionan mejor ante una obligación que ante una prohibición

La capacidad de reacción de un conductor ante una señal de obligación es mejor que cuando se enfrenta a una de prohibición, según ha revelado una investigación de la Facultad de Psicología de la Universidad de Granada (UGR) que pretende proponer dispositivos «más inteligibles» que eviten accidentes.

A falta de completar el estudio, que comenzó hace un año y que se prologará hasta 2010, los primeros análisis han puesto de manifiesto que el tiempo que una persona tarda en pensar y procesar el mensaje de una señal es menor cuando se le obliga a hacer una determinada maniobra en la carretera que en los casos en los que se le prohíbe.

Una de las directoras del proyecto, Cándida Castro, del Departamento de Psicología Experimental y Fisiología del Comportamiento, ha explicado a Efe que «en general» existen «ventajas» ante una señal de obligación, especialmente en circunstancias de tráfico «complejas» o con tareas «concurrentes».

Según esta experta, la capacidad de la memoria humana es «limitada», de ahí que cuando las personas se enfrentan a varias prohibiciones tienden «a darles la vuelta», a plantear la situación «en positivo» y a valorar «lo que es posible o permitido».

«Parece que cuando nuestra memoria se sobrecarga tendemos a pensar en positivo, por eso captamos mejor aquellas señales que nos permiten o nos dicen dónde debemos ir», señala la investigadora, quien apunta que, no obstante, existen ciertas excepciones.

De hecho, añade, en situaciones «muy sencillas» puede ser mejor prohibir que obligar, especialmente si se pretende potenciar que el conductor «no vaya a lo no permitido».

Castro ha incidido en la importancia que tiene para la seguridad vial el tiempo que una persona invierte en responder ante una determinada señal y lo precisa que es su reacción, teniendo en cuenta además que en la conducción influyen otros muchos factores.

En este sentido, ha precisado que las señales de tráfico tienen la misión principal de «anticipar» las maniobras que el conductor deberá hacer, con la finalidad de proveerle de una determinada información antes de que la necesite.

A través de este proyecto se evalúa en definitiva el tiempo disponible para tomar una decisión, el número de señales o la complejidad de una situación, derivada de la complejidad de las intersecciones, rotondas, mapas geográficos y la posible integración de los mensajes de la señal.

También analizan el formato -verbal o pictórico-, la familiaridad de la señal o su grado de abstracción, para lo cual presentan diferentes escenas de tráfico donde los participantes en el estudio deben juzgar si la maniobra está permitida o no.

Con los resultados que obtengan de estos experimentos este grupo de investigación granadino podrá proponer un modelo teórico de la forma en la que se representan mentalmente las señales de obligación y prohibición.

La meta final es ayudar a evitar los accidentes relacionados con los problemas humanos del transporte haciendo que las señales sean más fácilmente utilizables e inteligibles, contemplando las limitaciones humanas de procesamiento de información del conductor.
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Los conductores reaccionan mejor ante una obligación que ante una prohibición

La capacidad de reacción de un conductor ante una señal de obligación es mejor que cuando se enfrenta a una de prohibición, según ha revelado una investigación de la Facultad de Psicología de la Universidad de Granada (UGR) que pretende proponer dispositivos «más inteligibles» que eviten accidentes.

A falta de completar el estudio, que comenzó hace un año y que se prologará hasta 2010, los primeros análisis han puesto de manifiesto que el tiempo que una persona tarda en pensar y procesar el mensaje de una señal es menor cuando se le obliga a hacer una determinada maniobra en la carretera que en los casos en los que se le prohíbe.

Una de las directoras del proyecto, Cándida Castro, del Departamento de Psicología Experimental y Fisiología del Comportamiento, ha explicado a Efe que «en general» existen «ventajas» ante una señal de obligación, especialmente en circunstancias de tráfico «complejas» o con tareas «concurrentes».

Según esta experta, la capacidad de la memoria humana es «limitada», de ahí que cuando las personas se enfrentan a varias prohibiciones tienden «a darles la vuelta», a plantear la situación «en positivo» y a valorar «lo que es posible o permitido».

«Parece que cuando nuestra memoria se sobrecarga tendemos a pensar en positivo, por eso captamos mejor aquellas señales que nos permiten o nos dicen dónde debemos ir», señala la investigadora, quien apunta que no obstante existen ciertas excepciones.

De hecho, añade, en situaciones «muy sencillas» puede ser mejor prohibir que obligar, especialmente si se pretende potenciar que el conductor «no vaya a lo no permitido».

Castro ha incidido en la importancia que tiene para la seguridad vial el tiempo que una persona invierte en responder ante una determinada señal y lo precisa que es su reacción, teniendo en cuenta además que en la conducción influyen otros muchos factores.

En este sentido, ha precisado que las señales de tráfico tienen la misión principal de «anticipar» las maniobras que el conductor deberá hacer, con la finalidad de proveerle de una determinada información antes de que la necesite.

A través de este proyecto se evalúa en definitiva el tiempo disponible para tomar una decisión, el número de señales o la complejidad de una situación, derivada de la complejidad de las intersecciones, rotondas, mapas geográficos y la posible integración de los mensajes de la señal.

También analizan el formato -verbal o pictórico-, la familiaridad de la señal o su grado de abstracción, para lo cual presentan diferentes escenas de tráfico donde los participantes en el estudio deben juzgar si la maniobra está permitida o no.

Con los resultados que obtengan de estos experimentos este grupo de investigación granadino podrá proponer un modelo teórico de la forma en la que se representan mentalmente las señales de obligación y prohibición.

La meta final es ayudar a evitar los accidentes relacionados con los problemas humanos del transporte haciendo que las señales sean más fácilmente utilizables e inteligibles, contemplando las limitaciones humanas de procesamiento de información del conductor.
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Los conductores reaccionan mejor ante una obligación que ante una prohibición

Los conductores reaccionan mejor ante una obligación que ante una prohibición

La capacidad de reacción de un conductor ante una señal de obligación es mejor que cuando se enfrenta a una de prohibición, según ha revelado una investigación de la Facultad de Psicología de la Universidad de Granada (UGR) que pretende proponer dispositivos «más inteligibles» que eviten accidentes. A falta de completar el estudio, que comenzó hace un año y que se prologará hasta 2010, los primeros análisis han puesto de manifiesto que el tiempo que una persona tarda en pensar y procesar el mensaje de una señal es menor cuando se le obliga a hacer una determinada maniobra en la carretera que en los casos en los que se le prohíbe. Una de las directoras del proyecto, Cándida Castro, del Departamento de Psicología Experimental y Fisiología del Comportamiento, ha explicado que «en general» existen «ventajas» ante una señal de obligación, especialmente en circunstancias de tráfico «complejas» o con tareas «concurrentes».

Según esta experta, la capacidad de la memoria humana es «limitada», de ahí que cuando las personas se enfrentan a varias prohibiciones tienden «a darles la vuelta», a plantear la situación «en positivo» y a valorar «lo que es posible o permitido».

«Parece que cuando nuestra memoria se sobrecarga tendemos a pensar en positivo, por eso captamos mejor aquellas señales que nos permiten o nos dicen dónde debemos ir», señala la investigadora, quien apunta que no obstante existen ciertas excepciones.

De hecho, añade, en situaciones «muy sencillas» puede ser mejor prohibir que obligar, especialmente si se pretende potenciar que el conductor «no vaya a lo no permitido».

Castro ha incidido en la importancia que tiene para la seguridad vial el tiempo que una persona invierte en responder ante una determinada señal y lo precisa que es su reacción, teniendo en cuenta además que en la conducción influyen otros muchos factores.

En este sentido, ha precisado que las señales de tráfico tienen la misión principal de «anticipar» las maniobras que el conductor deberá hacer, con la finalidad de proveerle de una determinada información antes de que la necesite.

A través de este proyecto se evalúa en definitiva el tiempo disponible para tomar una decisión, el número de señales o la complejidad de una situación, derivada de la complejidad de las intersecciones, rotondas, mapas geográficos y la posible integración de los mensajes de la señal.

También analizan el formato -verbal o pictórico-, la familiaridad de la señal o su grado de abstracción, para lo cual presentan diferentes escenas de tráfico donde los participantes en el estudio deben juzgar si la maniobra está permitida o no.

Con los resultados que obtengan de estos experimentos este grupo de investigación granadino podrá proponer un modelo teórico de la forma en la que se representan mentalmente las señales de obligación y prohibición.

La meta final es ayudar a evitar los accidentes relacionados con los problemas humanos del transporte haciendo que las señales sean más fácilmente utilizables e inteligibles, contemplando las limitaciones humanas de procesamiento de información del conductor.
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Al volante, mejor obligar que prohibir

Al volante, mejor obligar que prohibir

La capacidad de reacción de un conductor ante una señal de obligación es mejor que cuando se enfrenta a una de prohibición, según ha revelado una investigación de la Facultad de Psicología de la Universidad de Granada (UGR) que pretende proponer dispositivos «más inteligibles» que eviten accidentes.

A falta de completar el estudio, que comenzó hace un año y que se prologará hasta 2010, los primeros análisis han puesto de manifiesto que el tiempo que una persona tarda en pensar y procesar el mensaje de una señal es menor cuando se le obliga a hacer una determinada maniobra en la carretera que en los casos en los que se le prohíbe.

Una de las directoras del proyecto, Cándida Castro, del Departamento de Psicología Experimental y Fisiología del Comportamiento, ha explicado a Efe que «en general» existen «ventajas» ante una señal de obligación, especialmente en circunstancias de tráfico «complejas» o con tareas «concurrentes».

Según esta experta, la capacidad de la memoria humana es «limitada», de ahí que cuando las personas se enfrentan a varias prohibiciones tienden «a darles la vuelta», a plantear la situación «en positivo» y a valorar «lo que es posible o permitido».

«Parece que cuando nuestra memoria se sobrecarga tendemos a pensar en positivo, por eso captamos mejor aquellas señales que nos permiten o nos dicen dónde debemos ir», señala la investigadora, quien apunta que, no obstante, existen ciertas excepciones.

De hecho, añade, en situaciones «muy sencillas» puede ser mejor prohibir que obligar, especialmente si se pretende potenciar que el conductor «no vaya a lo no permitido».

Castro ha incidido en la importancia que tiene para la seguridad vial el tiempo que una persona invierte en responder ante una determinada señal y lo precisa que es su reacción, teniendo en cuenta además que en la conducción influyen otros muchos factores.

En este sentido, ha precisado que las señales de tráfico tienen la misión principal de «anticipar» las maniobras que el conductor deberá hacer, con la finalidad de proveerle de una determinada información antes de que la necesite.

A través de este proyecto se evalúa en definitiva el tiempo disponible para tomar una decisión, el número de señales o la complejidad de una situación, derivada de la complejidad de las intersecciones, rotondas, mapas geográficos y la posible integración de los mensajes de la señal.

También analizan el formato -verbal o pictórico-, la familiaridad de la señal o su grado de abstracción, para lo cual presentan diferentes escenas de tráfico donde los participantes en el estudio deben juzgar si la maniobra está permitida o no.

Con los resultados que obtengan de estos experimentos este grupo de investigación granadino podrá proponer un modelo teórico de la forma en la que se representan mentalmente las señales de obligación y prohibición.

La meta final es ayudar a evitar los accidentes relacionados con los problemas humanos del transporte haciendo que las señales sean más fácilmente utilizables e inteligibles, contemplando las limitaciones humanas de procesamiento de información del conductor.
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Los conductores reaccionan mejor ante una obligación que ante una prohibición

Los conductores reaccionan mejor ante una obligación que ante una prohibición

La capacidad de reacción de un conductor ante una señal de obligación es mejor que cuando se enfrenta a una de prohibición, según ha revelado una investigación de la Facultad de Psicología de la Universidad de Granada (UGR) que pretende proponer dispositivos \’más inteligibles\’ que eviten accidentes.

A falta de completar el estudio, que comenzó hace un año y que se prologará hasta 2010, los primeros análisis han puesto de manifiesto que el tiempo que una persona tarda en pensar y procesar el mensaje de una señal es menor cuando se le obliga a hacer una determinada maniobra en la carretera que en los casos en los que se le prohíbe.

Una de las directoras del proyecto, Cándida Castro, del Departamento de Psicología Experimental y Fisiología del Comportamiento, ha explicado a Efe que \’en general\’ existen \’ventajas\’ ante una señal de obligación, especialmente en circunstancias de tráfico \’complejas\’ o con tareas \’concurrentes\’.

Según esta experta, la capacidad de la memoria humana es \’limitada\’, de ahí que cuando las personas se enfrentan a varias prohibiciones tienden \’a darles la vuelta\’, a plantear la situación \’en positivo\’ y a valorar \’lo que es posible o permitido\’.

\’Parece que cuando nuestra memoria se sobrecarga tendemos a pensar en positivo, por eso captamos mejor aquellas señales que nos permiten o nos dicen dónde debemos ir\’, señala la investigadora, quien apunta que, no obstante, existen ciertas excepciones.

De hecho, añade, en situaciones \’muy sencillas\’ puede ser mejor prohibir que obligar, especialmente si se pretende potenciar que el conductor \’no vaya a lo no permitido\’.

Castro ha incidido en la importancia que tiene para la seguridad vial el tiempo que una persona invierte en responder ante una determinada señal y lo precisa que es su reacción, teniendo en cuenta además que en la conducción influyen otros muchos factores.

En este sentido, ha precisado que las señales de tráfico tienen la misión principal de \’anticipar\’ las maniobras que el conductor deberá hacer, con la finalidad de proveerle de una determinada información antes de que la necesite.

A través de este proyecto se evalúa en definitiva el tiempo disponible para tomar una decisión, el número de señales o la complejidad de una situación, derivada de la complejidad de las intersecciones, rotondas, mapas geográficos y la posible integración de los mensajes de la señal.

También analizan el formato -verbal o pictórico-, la familiaridad de la señal o su grado de abstracción, para lo cual presentan diferentes escenas de tráfico donde los participantes en el estudio deben juzgar si la maniobra está permitida o no.

Con los resultados que obtengan de estos experimentos este grupo de investigación granadino podrá proponer un modelo teórico de la forma en la que se representan mentalmente las señales de obligación y prohibición.

La meta final es ayudar a evitar los accidentes relacionados con los problemas humanos del transporte haciendo que las señales sean más fácilmente utilizables e inteligibles, contemplando las limitaciones humanas de procesamiento de información del conductor.
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Un tribunal del jurado enjuiciará al presunto asesino de la estudiante de Farmacia Lamyae Denna

Un tribunal del jurado enjuiciará al presunto asesino de la estudiante de Farmacia Lamyae Denna

Un tribunal del jurado enjuiciará a Manuel R.S. como presunto asesino de la joven marroquí Lamyae Denna, que estudiaba Farmacia en la Universidad de Granada y que fue encontrada muerta, con 20 puñaladas, el pasado mes de marzo en su domicilio de la capital granadina.

Así lo señalaron fuentes judiciales, que precisaron que la investigación, que se sigue en el Juzgado de Instrucción 7 de Granada, está a punto de concluir, con lo que la causa se trasladará próximamente a la Audiencia Provincial, que habrá de fijar fecha para la celebración del juicio.

Manuel R.S., de 53 años, que permanece en prisión desde el mismo mes de marzo, reconoció ante la Policía que le detuvo haber apuñalado a la chica, que entonces tenía 23 años, aunque indicó que estaba «borracho» y que «se le fue la cabeza». La víctima, que recibió 20 puñaladas, intentó huir del presunto agresor, al que conocía, aunque no lo había visto desde el mes de diciembre anterior.

La joven fallecida, que era natural de la ciudad de Taza, al norte de Marruecos, vivía con otras dos estudiantes en un piso situado en la calle San Ambrosio, una zona cercana al Campus universitario de Cartuja. Fue en su domicilio donde fue encontrada por una de sus compañeras, que se había marchado por la mañana a clase.

La Policía Nacional atribuyó a «motivos sexuales» lo ocurrido, aunque el acusado no llegara agredir sexualmente a la joven, con la que se «ensañó», según señaló en rueda de prensa el entonces jefe superior de Policía en Andalucía Oriental, Luis de Haro Rossi.

Tras hacerse pública la muerte de Lamyae se sucedieron en Granada las concentraciones de protesta, tanto desde la comunidad islámica como desde la universitaria, cuyos miembros guardaron minutos de silencio en repulsa por el «cruel asesinato» de la estudiante.
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Los conductores reaccionan mejor ante una obligación que ante una prohibición

La capacidad de reacción de un conductor ante una señal de obligación es mejor que cuando se enfrenta a una de prohibición, según ha revelado una investigación de la Facultad de Psicología de la Universidad de Granada (UGR) que pretende proponer dispositivos «más inteligibles» que eviten accidentes.
A falta de completar el estudio, que comenzó hace un año y que se prologará hasta 2010, los primeros análisis han puesto de manifiesto que el tiempo que una persona tarda en pensar y procesar el mensaje de una señal es menor cuando se le obliga a hacer una determinada maniobra en la carretera que en los casos en los que se le prohíbe.

Una de las directoras del proyecto, Cándida Castro, del Departamento de Psicología Experimental y Fisiología del Comportamiento, ha explicado a Efe que «en general» existen «ventajas» ante una señal de obligación, especialmente en circunstancias de tráfico «complejas» o con tareas «concurrentes».

Según esta experta, la capacidad de la memoria humana es «limitada», de ahí que cuando las personas se enfrentan a varias prohibiciones tienden «a darles la vuelta», a plantear la situación «en positivo» y a valorar «lo que es posible o permitido».

«Parece que cuando nuestra memoria se sobrecarga tendemos a pensar en positivo, por eso captamos mejor aquellas señales que nos permiten o nos dicen dónde debemos ir», señala la investigadora, quien apunta que, no obstante, existen ciertas excepciones.

De hecho, añade, en situaciones «muy sencillas» puede ser mejor prohibir que obligar, especialmente si se pretende potenciar que el conductor «no vaya a lo no permitido».

Castro ha incidido en la importancia que tiene para la seguridad vial el tiempo que una persona invierte en responder ante una determinada señal y lo precisa que es su reacción, teniendo en cuenta además que en la conducción influyen otros muchos factores.

En este sentido, ha precisado que las señales de tráfico tienen la misión principal de «anticipar» las maniobras que el conductor deberá hacer, con la finalidad de proveerle de una determinada información antes de que la necesite.

A través de este proyecto se evalúa en definitiva el tiempo disponible para tomar una decisión, el número de señales o la complejidad de una situación, derivada de la complejidad de las intersecciones, rotondas, mapas geográficos y la posible integración de los mensajes de la señal.

También analizan el formato -verbal o pictórico-, la familiaridad de la señal o su grado de abstracción, para lo cual presentan diferentes escenas de tráfico donde los participantes en el estudio deben juzgar si la maniobra está permitida o no.

Con los resultados que obtengan de estos experimentos este grupo de investigación granadino podrá proponer un modelo teórico de la forma en la que se representan mentalmente las señales de obligación y prohibición.

La meta final es ayudar a evitar los accidentes relacionados con los problemas humanos del transporte haciendo que las señales sean más fácilmente utilizables e inteligibles, contemplando las limitaciones humanas de procesamiento de información del conductor.
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Carteles de cine fantástico italiano

Carteles de cine fantástico italiano

El Festival Internacional de Cine Clásico de Granada ofrece proyecciones de algunos célebres filmes del cine fantástico italiano, rodados entre 1954 y 1984. El certamen ha inaugurado asimismo una exposición, en colaboración con la Universidad de Granada, en la que pueden verse más de 80 carteles originales provenientes del Archivo Histórico del Cine Italiano.
Esta selección, escogida entre los más de 25.000 ejemplares con los que cuenta la institución, ha sido realizada por Graziano Maria Marraffa, presidente del archivo, que, durante la inauguración de la muestra, recordó que Italia «tenía por aquel entonces una gran fuerza popular en los géneros y las películas que eran producidas por empresarios privados», lo que propició que muchos de los carteles fueran encargados a «pintores importantes».

Marraffa también aclaró que la importancia de estas películas, más allá de su «incuestionable» calidad artística, reside en que gracias a ellas fueron posibles otras grandes producciones como El gatopardo, de Luchino Visconti, y otras muchas cintas que tuvieron como protagonistas a personajes del cómic, a figuras mitológicas o a personajes de ciencia ficción.

La muestra cuenta con un dibujo original de Casaro para la película Diabolik. El conocido ladrón aparece representado con una estética similar a la del cómic del que procede. Además, pueden verse los carteles de otras producciones como Il mulino delle donne di pietra, de Giorgio Ferroni; El horrible secreto del doctor Hichcock, de Ricardo Fedra; o la composición fotográfica creada para Angustia de silencio, de Lucio Fulci.

Hasta el 30 de enero. En la Corrala de Santiago, de 17.30 a 20.30. Entrada gratuita.
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Cadáveres en el sondeo

Cadáveres en el sondeo

SEGÚN cierta teoría al uso, el triunfo electoral no está en manos de la oposición incluso aunque hagan un trabajo perfecto. Desde luego ésta no es una ciencia exacta, pero sí se trata de una hipótesis verificada: no se puede derrotar a un gobernante en su ciclo ganador, de modo que los rivales sólo pueden esperar a que éste acabe y al fin se desplome su popularidad. Así las cosas, la oposición tiene dos tareas además de controlar la gestión pública: tratar de acelerar el descrédito del gobernante y ofrecer una alternativa atractiva a la espera de que surja su oportunidad. Antes o después ésta acaba por presentarse. Y ese es un factor diferencial de la política andaluza, por cierto catastrófico, descrito nuevamente por el sondeo del centro de análisis electoral de la Universidad de Granada: el Gobierno andaluz suspende sin ambages, pero la oposición saca aún peor nota. Cuando hay una oportunidad de relevo, simplemente no hay relevo.
Las autonomías, no sólo Andalucía, son muy resistentes al cambio, pero sobre todo las grandes comunidades. Los datos resultan estupefacientes: sólo en una de cada cuatro autonómicas hay vuelco, pero en las grandes sólo ha habido tres cambios en treinta años, un miserable 7,5% de alternancia que revela la capacidad de éstas para convertirse en regímenes. Andalucía continúa en alternancia cero, y ésta se ve más lejos incluso que la derrota del nacionalismo en el País Vasco, quizá ya en marzo. Esto requiere, por tanto, una oposición muy competente al acecho; pero aquí sucede todo lo contrario. No venden ni siquiera ante el horizonte de un millón de parados después de treinta años con billete de tercera en el furgón de cola de Europa. El Gobierno andaluz se sostiene en las consejerías que transmiten credibilidad -Cultura o Turismo- y en una oposición que aplaza sine die la renovación de unos dirigentes desde hace años cadáveres políticos.
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Los conductores reaccionan mejor ante una obligación que una prohibición

Los conductores reaccionan mejor ante una obligación que una prohibición

La capacidad de reacción de un conductor ante una señal de obligación es mejor que cuando se enfrenta a una de prohibición, según revela una investigación de la Facultad de Psicología de la Universidad de Granada (UGR) que pretende proponer dispositivos «más inteligibles» que eviten accidentes.

A falta de completar este estudio, que comenzó hace aproximadamente un año y que se prologará hasta 2010, los primeros análisis ya ponen de manifiesto que el tiempo que una persona tarda en pensar y procesar el mensaje de una señal es menor cuando se le obliga a hacer una determinada maniobra en la carretera que en los casos en los que éste se les prohibe.

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