Jubilados de la UGR vuelven al tajo para enriquecer con su experiencia el futuro de los estudiantes
La Universidad de Granada quiere ser algo más que un espacio para el aprendizaje y la investigación. Ha echado a andar el Gabinete de Calidad de Vida, pionero en España, que pretende que personal jubilado y prejubilado de la institución académica vuelque toda su experiencia en los futuros titulados.
Después de 29 años como coordinador de servicios de diferentes facultades y centros de la Universidad de Granada, José González asumió su jubilación con optimismo en 2001. Desde entonces, pocos huecos ha dejado en su agenda para el aburrimiento. La carpintería, la lectura y su predisposición a ayudar a los demás mantienen ocupado su tiempo.
Su trabajo en la institución académica le hacía sentir «útil y afortunado por la envidia que me provocaban los estudiantes». Y es que, cuando José cumplió los once años de edad, le obligaron a abandonar la escuela porque «un vecino 5 años más joven tenía preferencia para ocupar una de las pocas plazas que entonces había en los colegios de los pueblos». Con esta experiencia vital siempre agarrada a su memoria, este granadino «recomendaba a los universitarios de Derecho, donde desempeñó mayormente su labor, asistir a clase, no perder el tiempo y opositar». De hecho, recuerda un día que caminaba por Sevilla y se le acercó un hombre para abrazarle. «Yo pensaba que venía a robarme la cartera cuando me dijo que había sido alumno de la facultad en Granada y que aún se acordaba de mis mis charlas. Me comunicó que era funcionario de la Junta de Andalucía y que siguió mis consejos», señala con una intensa sonrisa.
Para José, el aliciente a su quehacer diario lo ponían esos ratos de conversación con los estudiantes, a los que repetía una y otra vez: «No desperdicies la oportunidad que otros no tuvimos». Ahora, con el mismo interés por ayudar a los jóvenes a través de su experiencia, José, como otra treintena de compañeros, se ha hecho colaborador del Gabinete de Calidad de Vida de la Univesidad de Granada. Un proyecto presentado esta mañana en el salón de grados de la Facultad de Ciencias, que, según ha explicado su directora, Ramona Rubio, «brinda la oportunidad a los jubilados y prejubilados de la institución académica de volver al que durante muchos años fue su puesto de trabajo. Todo, con el objetivo de depositar su extensa experiencia en los futuros titulados y de llevar a cabo proyectos beneficiosos para la sociedad en su conjunto».
Esta iniciativa, pionera en España, se extenderá a otros organismos y centros universitarios. Para calentar motores, inicia su andadura con cinco proyectos propuestos por estudiantes y personal jubilado de la UGR. «Una de las ideas trata de ayudar a los inmigrantes a moverse con soltura por su país de acogida. Las otras proponen conocer Granada de la mano de los mayores, practicar senderismo, asesorar a los estudiantes sobre el acceso a la función pública y enseñarles a elaborar un buen curriculo», explicó Rubio.
Por su parte, la directora del IMSERSO, Pilar Rodríguez, indicó que «iniciativas como ésta, ponen en evidencia que en nuestro país se está trabajando en la línea que marca la ONU, basada en la promoción de un envejecimiento activo y en la creación de una sociedad hecha para todas las edades. En España el 16% de la población tiene más de 65 años, pero cada vez más nivel cultural y esperanza de vida. Por tanto, debemos de hacer sentir a ese colectivo que la sociedad lo necesita y espera mucho de él porque la juventud, es verdad, es el futuro; sin embargo, adolece de un pilar muy importante que es el de la experiencia».
«Me moriré impartiendo clase»
Antonio Rivas dice que nació siendo pedagogo y que morirá impartiendo clase. Tras prácticamente una vida entera dedicada a la docencia en la Universidad granadina, este profesor jubilado no se desliga de lo que tantas «satisfacciones» le ha dado. Por eso, ahora que es dueño de su tiempo, ha diseñado uno de los proyectos que se pondrán en marcha desde el recién inaugurado gabinete de calidad de vida de la UGR.
En su barrio residen un amplio número de inmigrantes. Esta realidad fue la encargada de iluminar su bombilla y presentar una idea que ha sido «muy bien acogida por la dirección del gabinete y sus colaboradores».
El objetivo de este programa es hacer más llevadera la vida de los inmigrantes fuera de su país de origen. Las dificultades son muchas, pues desconocen la lengua y la normativa administrativa y sanitaria de España. «Tuvimos que cambiar el horario del curso porque ningún alumno asistía. Decían que estaban trabajando, claro, de manera totalmente ilegal, sobre todo en la venta callejera».
A través de una serie de conferencias, «intentaremos darles los métodos más adecuados para solventar sus problemas aquí con tres intenciones: que se integren e nuestra cultura sin romper con la suya, que se familiaricen con su nuevo lugar de residencia y que convivan sin problemas con sus vecinos», apuntó Rivas.
Un acto con un toque de humor
El acto de presentación del gabinete de calidad de vida de la UGR contó con la presencia del humorista gráfico Francisco Martín Morales. Periodista, miembro de la Academia de Bellas Artes de Granada y medalla de oro al mérito de la ciudad, este almeriense de nacimiento ha sacado sin dificultad la sonrisa de los presentes en el salón de grados de la facultad de ciencias.
«Seré uno de los jubilados que llaman raros porque no se cuándo me voy a jubilar ni pienso en ello. Será cuando me canse, ya que, verdaderamente, me veo el resto de mis días con una pluma en la mano y cumpliendo mi misión de observador, la mayoría de las veces crítico, de la realidad social del momento. Eso sí, quizá ya no publicando, pero sí regalando dibujos a los amigos y viviendo mi profesión como un hobbie», afirmó.
Y es que, a su juicio, cuando la vocación está detrás de una profesión, el trabajo nunca termina. «Si eres feliz con lo que haces, el esfuerzo no te pesa. Ahora bien, si hablamos de una persona que está todos los días cogiendo un pico y una pala, pues para ella la jubilación será un alivio al que recurrir cuanto antes mejor».
Martín Morales, que reconoce que «no se defiende bien hablando en público», terminó su intervención pintando sobre una pizarra móvil unos cuantos «monos» con los mayores, como era de esperar, por protagonistas. Una de sus reflexiones la marcó la afirmación: «ahora que se alarga la vida, se anticipa la jubilación».
Ante la pregunta de los periodistas de «¿qué hace en este acto un humorista gráfico», el dibujante respondió que «aprendiendo a llegar a una etapa de la vida, por la que todos tenemos que pasar, siendo útil a la sociedad, en especial a las nuevas generaciones».
Martín Morales piensa que el humor es una de las mejores herramientas que tiene el ser humano para sobrellevar mejor la edad de oro. Una etapa vital que para los jubilados de la UGR embarcados en el proyecto del gabinete de calidad de vida le reportará grandes satisfacciones. Ellos juegan con el tiempo a su favor. Y es que, siempre se ha dicho que la edad es un grado.
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