Concluye la séptima edición del ciclo Desde la Memoria, organizado por la Fundación de Ciencias de la Salud, en colaboración con GlaxoSmithKline (GSK) y el Instituto Internacional.
– Así, por ejemplo, hay entre 50.000 y 90.000 portadores del mal de Chagas entre la población latinoamericana de España
– Los españoles exportaron la viruela a América, causando grandes estragos en la población autóctona
– El maíz constituye la mayor aportación alimenticia del continente americano
– La quina fue uno de los grandes descubrimientos de la humanidad, aunque su uso fue inicialmente controvertido
– El intercambio de alimentos, medicamentos y otros productos entre Europa y América cambió radicalmente la alimentación y la farmacopea europeas
El cocolitzi fue la enfermedad precolombina que tuvo mayor incidencia entre los indígenas tras el descubrimiento de América, ha señalado el profesor Guillermo Olagüe de Ros, catedrático de Historia de la Medicina de la Universidad de Granada, durante su intervención en la cuarta y última sesión del ciclo Desde la Memoria, organizado por la Fundación de Ciencias de la Salud, en colaboración con GlaxoSmithKline (GSK) y el Instituto Internacional. Se presentaba en brotes epidémicos muy fuertes tras grandes períodos de sequías, añade. Asimismo, los españoles exportamos la viruela a América, causando grandes estragos entre la población autóctona. Doscientos años después, la Expedición Balmis expandió la vacunación por todo el territorio americano, constituyendo la mayor aportación que ha hecho España a la historia de la salud pública.
Por su parte, la enfermedad de Chagas, el dengue y la fiebre amarilla son las enfermedades americanas más destacadas que se importaron a Europa. El cambio climático puede hacer que algunas de ellas repunten de manera importante, según este experto. Así, por ejemplo, hay entre 50.000 y 90.000 portadores del mal de Chagas entre la población latinoamericana de nuestro país.
El profesor Alberto Gomis Blanco, director del Departamento de Ciencias Sanitarias y Médico-Sociales de la Universidad de Alcalá de Henares, ha repasado los principales alimentos y medicamentos que se introdujeron en Europa desde América. Así, por ejemplo, el maíz constituye la mayor aportación alimenticia del continente americano, según el experto. También destacan el tomate, el chile, la patata, la piña, el cacahuete, el cacao y el pavo. En cuanto a los medicamentos, la quina fue uno de los grandes descubrimientos de la humanidad, aunque su uso fue inicialmente controvertido, señala. El curare y el tabaco son otros productos medicinales importantes. Todos estos nuevos productos no desplazaron a los del Viejo Mundo, pero se fueron haciendo hueco de manera importante.
De izquierda a derecha: los profesores Alberto Gomis Blanco, director del Departamento de Ciencias Sanitarias y Médico-Sociales de la Universidad de Alcalá de Henares; Diego Gracia, presidente de la Fundación de Ciencias de la Salud; y Guillermo Olagüe de Ros, catedrático de Historia de la Medicina de la Universidad de Granada.
El profesor Diego Gracia, presidente de la Fundación de Ciencias de la Salud, ha moderado esta última sesión del ciclo Desde la Memoria. Durante su intervención, el experto ha destacado cómo el intercambio de alimentos, medicamentos y otros productos entre Europa y América cambió radicalmente la alimentación y la farmacopea europeas. A modo de curiosidad, se ha referido a la tardía introducción de la patata en nuestro país: hasta la segunda mitad del siglo XVIII no entró a formar parte de nuestra dieta, a pesar de haberse descubierto en el siglo XVI. Entre otras cosas, esto demuestra lo difícil que es cambiar los hábitos alimenticios de las sociedades, explica. Si se hubiera introducido antes nos habríamos ahorrado millones de muertes por hambre, concluye.
Viajeros y científicos
La tercera sesión del ciclo llevó por título Viajeros y científicos, y contó con las ponencias de Consuelo Naranjo Orovio, profesora de Investigación del CSIC y directora del Instituto de Historia del Centro de Ciencias Humanas y Sociales-CSIC (Viajeros y científicos en el Caribe: siglos XVIII y XIX), y de Manuel Lucena Giraldo, investigador científico del CSIC (Ciencia y salud en las fronteras: el mundo amazónico). El moderador fue Miguel Ángel Puig Samper, profesor de investigación del CSIC.
Los bálsamos americanos, medicamentos mejor acogidos en Europa
La institucionalización de los saberes y prácticas científicas en el Perú colonial fue un proceso esencialmente urbano y vinculado, hasta bien avanzado el siglo XVIII, a una serie de élites de procedencia metropolitana, por lo que sólo en las grandes urbes, donde los asentamientos españoles y criollos cobran verdadero protagonismo, se desarrollaron las estructuras sociales y económicas que permitieron la implantación y desarrollo de una ciencia afín, explicó Antonio González Bueno, del Departamento de Farmacia y Tecnología Farmacéutica de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid, durante su intervención en la segunda sesión del ciclo. Este proceso cobra especial protagonismo en el siglo XVIII, cuando las reformas borbónicas implicaron, de manera indirecta, una transformación sanitaria sin precedentes.
Por su parte, la conferencia de María Luz López Terrada, investigadora científica del CSIC en el Instituto de Historia de la Medicina y de la Ciencia López Piñero, se centró en La introducción en Europa de los medicamentos americanos. La medicina se transformó de manera considerable durante los siglos XVI y XVII debido principalmente al impacto que tuvo la naturaleza del Nuevo Mundo en el imaginario europeo, apuntó. A este respecto, las Crónicas de Indias constituyen la principal fuente de conocimiento sobre las plantas medicinales que se usaban en América. No obstante, estos textos incluyen meras menciones y descripciones, sin profundizar en aspectos más científicos. En total, se hace alusión a 50 plantas de uso medicinal, entre resinas, purgantes, bálsamos y sudoríficos. En concreto, los bálsamos americanos fueron los productos medicinales que mejor acogida tuvieron en Europa.
Nueva Granada y Nueva España
La primera sesión del ciclo se celebró bajo el título Ciencia y sanidad en la Colombia y el México coloniales, y contó con las ponencias de Marcelo Frías Núñez, profesor titular de la Facultad de Humanidades, Comunicación y Documentación de la Universidad Carlos III (Ciencia y medicina en la Nueva Granada), y de Miguel Ángel Puig Samper, profesor de Investigación del CSIC (Botánica, medicina y minería en la Nueva España). El moderador del acto fue el profesor Javier Puerto, catedrático de Historia de la Farmacia y Legislación Farmacéutica de la Universidad Complutense de Madrid, miembro de la Real Academia Nacional de Farmacia, patrono de la Fundación de Ciencias de la Salud y director del ciclo.
Sobre la Fundación de Ciencias de la Salud
La Fundación de Ciencias de la Salud es una entidad sin ánimo de lucro que pretende ser un lugar de encuentro para los distintos sectores sociales involucrados en el mundo de la sanidad. Fundada en 1991, sus objetivos prioritarios giran en torno a la bioética, la salud, la ciencia y las humanidades, con un amplio elenco de actividades y proyectos. Este año se celebra el vigésimo aniversario de su constitución.
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