ECONOMÍA Y POLÍTICA – Sociedad y Cultura 21/02/2005
La descentralización de la ciencia
A. G. / P. S. J. Madrid/ Barcelona
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Publicado: 08:00
Salamanca, Granada o Pamplona no tienen que envidiar a Madrid o Barcelona en capacidad para desarrollar una investigación científica de calidad, con repercusión internacional. Decenas de centros distribuidos por todo el país contribuyen a elevar nuestro nivel de conocimiento.
Salamanca era el único sitio donde Eugenio Santos podía reproducir el modelo estadounidense, país donde trabajó, durante más de 20 años, en el Instituto Nacional del Cáncer. La idea quedó materializada en el Centro de Investigación del Cáncer, que acaba de cumplir los cinco años de andadura. “Desde la perspectiva de España, es un modelo más empresarial, en el que el 95% de nuestro presupuesto anual (6 millones de euros) no llega por la vía institucional, sino que se obtiene por procesos competitivos, dentro y fuera de España. Actualmente, cinco de nuestros proyectos están financiados por Estados Unidos. Esa es nuestra base: capacidad competitiva”.
Eugenio Santos es uno de nuestros prestigiosos científicos repescados del extranjero por el Gobierno del PP. “Tenía muy claro que no quería volver a una gran ciudad, porque en Salamanca podía desarrollar algo parecido a lo que se hace en Estados Unidos, un modelo competitivo, con una producción de calidad, en el que se desarrollan por igual tres líneas de trabajo: investigación básica, investigación clínica e investigación traslacional. Creo que éste es el modelo que mejor responde a la investigación del cáncer”. Admite que en Madrid y Barcelona hay centros muy buenos, con mayor volumen de trabajo y calidad en determinadas áreas, pero no con calidad en las tres citadas.
Reconoce que estar ubicado en una ciudad como Salamanca tiene inconvenientes “a la hora de atraer a colaboradores desde diferentes partes del mundo”, aunque la repercusión internacional de las investigaciones es igual que desde una gran ciudad, porque “ahora la información fluye hacia todos los sitios vía Internet”.
Madrid: experiencia en Biología Molecular
El Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y a la Universidad Autónoma de Madrid, con más de 25 años de actividad, es uno de los centros de investigación españoles más antiguos. Jesús Ávila ha sido su director durante varios años y conoce bien las ventajas y los inconvenientes de trabajar en un gran centro, y haber sido un referente para la investigación española. “En las ciudades grandes, como Madrid o Barcelona, hay una mayor concentración crítica de centros y de científicos con los que hablar y discutir, lo que, desde una perspectiva laboral, es muy atractivo”.
Pero muchas ventajas de las instituciones centrales se han perdido. Una de ellas es la obtención de recursos en función del tamaño de la ciudad donde se ubique. “La financiación depende de los estudios que se desarrollen y de si son buenas y si se publican en revistas prestigiosas”, añade Ávila, que lamenta “el poco caso que se les concede a las nuevas generaciones de científicos y a los grupos pequeños, que hacen muchas cosas sin el reconocimiento que merecen”.
Pamplona: Investigación Médica Aplicada
La iniciativa privada ha comprendido que el desarrollo de la ciencia es un motor de progreso fundamental. El Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA), en Pamplona, está promovido por la Universidad de Navarra con el interés de profundizar en el conocimiento, y tratamiento, de las enfermedades que implican mayor morbimortalidad en los países desarrollados: cáncer, cardiovasculares, neurociencias y hepatología. Para favorecer la traslación de resultados a la práctica médica, el CIMA, que cuenta con una extension de 15.000 metros cuadrados, se ubica frente a la Clínica Universitaria de Navarra.
En 1999 se constituyó la Fundación para la Investigación Médica Aplicada (FIMA) con el objetivo social de impulsar iniciativas que fomenten la investigación básico-clínica en el área de la salud y la biomedicina. Y ha sido la FIMA la que ha promovido y gestionado el desarrollo del CIMA, que comenzó su andadura el pasado mes de octubre y cuyo coste ha alcanzado los 33 millones de euros, a los que hay que añadir un presupuesto de funcionamiento de más de 20 millones anuales, que proceden de las aportaciones de 15 instituciones y entidades constituidas en una UTE (Unión Temporal de Empresas), que a cambio de su contribución económica obtendrán una parte de los resultados obtenidos.
Con todo, la aportación privada no basta para cubrir todos los costes previstos, por lo que los investigadores consiguen fondos a través de becas y ayudas de diversas entidades públicas, como el Ministerio de Ciencia y Tecnología.
Valladolid: Oftalmología Aplicada
”Investigamos para curar mejor, y por eso hacemos nuestro trabajo manteniendo la proximidad con el paciente”, subraya el catedrático José Carlos Pastor, director del Instituto de Oftalmología y Biología Aplicada (IOBA), en Valladolid. El centro, que está en funcionamiento desde 1994, depende de la Universidad de Valladolid pero también es una unidad asociada del CSIC y forma parte de la red del Instituto Carlos III, ubicado en Madrid. Su presupuesto asciende a 3,3 millones de euros, de los que el 2% procede de la Universidad y el resto de acciones competitivas y de las tareas asistenciales.
Pastor considera que trabajar en el entorno de una universidad de tamaño mediano facilita el acceso a los colaboradores y defiende la calidad de los trabajos que se desarrollan en el IOBA donde “siempre hemos hecho ciencia traslacional. Uno de nuestros orgullos es que las soluciones que encontramos las aplicamos al enfermo inmediatamente. En España no hay otro IOBA”.
Álava: Centro Neiker de Agricultura y Pesca
El Centro de Investigación Neiker, en Álava, está adscrito a la Dirección de Investigación del Departamento de Agricultura y Pesca del País Vasco. “Tiene una larga trayectoria, pero desde 1998 es una sociedad pública dedicada a la I+D en agricultura, ganadería y forestal”, explica su director, José Zurita.
La actividad del Neiker está orientada hacia las especies con mayor peso económico dentro del entorno en el que se ubica. “La cercanía es una de las principales ventajas que tiene un centro autonómico, lo que nos ofrece una capacidad de respuesta rápida y un profundo conocimiento de nuestro ámbito, algo que sería más complejo si solo existiese un centro de referencia nacional”. Los aspectos positivos no impiden a Zurita reconocer que existen inconvenientes: “Qué duda cabe que el tamaño absoluto es una ventaja para acumular fuerzas en un cierto sentido”, aunque rápidamente minimiza esta limitación argumentando: “También es verdad que el mundo se ha reducido, tanto físicamente como en la capacidad para aprovechar la red de relaciones internacionales. Tenemos muchos proyectos compartidos con países extranjeros sin la obligación de estar allí físicamente”.
Como otros directores de centros de investigación autonómicos, José Zurita destaca el papel globalizador de Internet y de las videoconferencias. “La información y el conocimiento, que al final es una parte importantísima de nuestra labor, se ha puesto al alcance de todos en unos pocos segundos”. A través de la red, es posible acceder a ayudas y becas para desarrollar proyectos. “Internet ha supuesto una fantástica oportunidad y creo que la estamos aprovechando muy bien”. De hecho, el Centro Neiker está participando en diversos proyectos europeos “gracias a nuestro nivel científico, que viene dado por el alto número de doctores que integran nuestra plantilla (40 de un total de 140 trabajadores) y que refleja nuestra alta publicación en revistas internacionales”.
Abundando en su experiencia, el director del Centro Neiker asegura que el carácter local también favorece la información traslacional. Todas las ventajas apuntadas hacen que Zurita afirme que, hasta ahora, no ha añorado trabajar en un gran centro de referencia, como el Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias (INIA), en Madrid.
Zurita destaca la apuesta decidida que ha hecho el Gobierno vasco por la investigación, para lo que ha creado “un ‘cluster’ de empresas relacionadas con la I+D sanitaria, en el que también participamos. Se trata de trabajar en red. El profesor chiflado, aislado en su laboratorio, es una especie en fase de extinción”, subraya.
Barcelona: Alianza Biomédica
Cataluña apuesta fuerte por convertirse en la gran biorregión española, aunque existen diversas incógnitas sobre la configuración del proyecto, para cuyo desarrollo es fundamental la complicidad entre las iniciativas pública y privada. El germen de investigación en el que se apoyará la biorregión es la Alianza Biomédica, integrada por tres grandes centros: el Idibaps, el Parque Científico de Barcelona y el Parque de Investigación Biomédica.
El Instituto de Investigación Biomédica August Pi i Sunyer (Idibaps) es un organismo impulsado por el Hospital Clínic de Barcelona, la Universidad de Barcelona, el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Generalitat. Nació en 1996 para acercar la investigación biomédica a la práctica asistencial del Clínico.
Las investigaciones del Idibaps, en las que participan 350 científicos, están centradas en las enfermedades hepáticas, la malaria, la obesidad y el sida. Entre sus hitos científicos destacan los trabajos desarrollados por Pedro Alonso, a caballo entre Barcelona y Mozambique, que han demostrado que es posible crear una vacuna contra la malaria y una patente contra la obesidad.
La calidad del Idibaps viene avalada por el elevado número de publicaciones en revistas científicas internacionales. La inversión en proyectos de investigación asciende a 22 millones de euros y la Generalitat contribuye con tres millones. Sus retos son potenciar la investigación básica, ya que su punto fuerte es la clínica, y ampliar un 50% el espacio dedicado a los laboratorios.
Otro bastión de la ciencia en Cataluña es el Parque de Investigación Biomédica de Barcelona, que cuenta con tres años de andadura. Sus pilares son el Instituto Municipal de Investigación Médica (IMIM), vinculado al Hospital del Mar, la Universidad Pompeu Fabra y el Centro de Regulación Genómica, a los que se acaba de sumar el Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona, centrado en la investigación de células madre. El parque se trasladará a un nuevo edificio a finales de este año y contará con un presupuesto de 100 millones de euros, procedentes de un consorcio integrado por la Generalitat, el Ayuntamiento de Barcelona y la Universidad Pompeu Fabra, aunque también ha iniciado una ofensiva para captar empresas durante los próximos años.
Granada: Banco de Líneas Celulares
Granada se sitúa en el punto de mira científico al albergar el primer banco público de líneas celulares de España. Desde sus instalaciones se controlará el uso de todo el material celular a nivel nacional, procedente de células madre embrionarias. El Banco de Líneas Celulares de Granada se creó en febrero de 2004, y la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía ha invertido un millón de euros en habilitar las instalaciones provisionales del Banco que se encuentran en los hospitales Virgen de las Nieves y San Cecilio. Su sede definitiva será el Centro de Investigaciones Biomédicas que actualmente se está construyendo en el Parque Tecnológico de Ciencias de la Salud de Granada, edificio que estará concluido en el segundo semestre de este año.
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