Los expertos en exhumaciones se reúnen en noviembre para «fijar la colaboración»
La Universidad granadina promueve un congreso nacional de genetistas, antropólogos y expertos en odontología con el objetivo de automatizar al máximo la cooperación en los trabajos, que durarán años
Los nombres de los científicos José Antonio Lorente y Miguel Ángel Botella sonaron ayer, durante la reunión que mantuvieron en Madrid las 22 asociaciones para la recuperación de la Memoria Histórica. Se trató de una primera toma de contacto antes de designar a las cinco personas que integrarán el grupo de siete expertos que realizará las exhumaciones de los fusilados de la Guerra Civil y del franquismo -entre ellas la de Lorca-, cuya creación ha sido ordenada por el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón.
Según explicó el historiador y vicepresidente de la asociación granadina, Rafael Gil Bracero, entre estos cinco miembros habrá personas de perfil científico, como un forense o un antropólogo, si bien también sería positivo incluir a algún profesor universitario que esté ya investigando y que disponga de medios e infraestructura. La designación, en todo caso, «no se producirá hasta el fin de semana que viene».
Mientras tanto, la Universidad de Granada (UGR) se pone manos a la obra. Su departamento de Medicina Legal fue pionero en estas labores: en marzo de 2002 realizó la primera identificación -mediante de prueba de ADN mitocondrial- de una fosa común de la Guerra Civil.
José Antonio Lorente, forense y director del Laboratorio de Identificación Genética de la institución académica, llevó a cabo con éxito los trabajos en uno de los cuerpos que fueron exhumados en la localidad leonesa de Priaranza del Bierzo el 28 de octubre de 2000.
Consciente de que todo apunta a que la Universidad llevará a cabo buena parte de los trabajos, entre ellos la exhumación del poeta de Fuente Vaqueros, Lorente deja claro una primera cuestión: «No tengo ninguna postura específica acerca de la exhumación de Lorca; más aún teniendo en cuenta que la familia se ha opuesto hasta el final y que incluso ahora hay polémica. Pero si la autoridad competente que en su momento ordene la exhumación -tanto si es Garzón como una autoridad administrativa o de otro tipo- delega en la UGR la realización de los estudios, los llevaremos a cabo como un análisis habitual».
Sin embargo, la institución académica ya promueve, según avanza el forense, una reunión nacional para el próximo mes de noviembre a la que «acudirán los representantes de los laboratorios de genética, odontología y antropología del país que tengan experiencia en estos trabajos». El objetivo es «fijar los criterios de la colaboración científica».
«La UGR ya está recibiendo datos preliminares de los profesionales que han participado en exhumaciones, tras realizar una pequeña encuesta», señala. En ella, se solicita a los profesionales el número de casos que han analizado, su procedencia, los resultados positivos, las técnicas que han empleado, los casos que no se han podido identificar y cuáles son las causas. Si el trabajo no ha tenido éxito, también se les pregunta si faltaban muestras de referencia o si el ADN estaba en un estado muy degradado, entre otras cuestiones.
En relación al éxito de una identificación genética, Lorente precisa que «cuando los huesos tienen cierta antigüedad hay una probabilidad al menos un 30% de que no salga absolutamente nada». Así, las probabilidades de éxito, en general, «pueden ser del 60 o 70%». Pero hay que tener en cuenta, además, que «luego tendríamos que tener todas las muestras de referencia adecuadas para poder hacer las comparaciones».
Para que los trabajos se lleven a cabo de forma automatizada, la UGR se sentará a hablar con los representantes de laboratorios, directores de otros equipos, universidades e instituciones como el Laboratorio Nacional de Toxicología. «Ya nos conocemos, somos colegas y desde hace muchos años venimos trabajando en estos temas, pero ahora hay que saber que el proceso se llevará a cabo a largo plazo, durante años, por lo que tendremos que sentar las bases para facilitar la colaboración de manera automatizada al máximo», explica.
Sin embargo, cada caso se abordaría «de manera individualizada» y bajo la premisa de que «realmente hasta que no se hace no se sabe». Así, añade el científico, son trabajos «complejos» y «delicados», de modo que «habrá que ver la información de la que se dispone en cada caso «.
La propuesta de Garzón de crear un banco de ADN para facilitar la identificación de los desaparecidos deja patente, en palabras de Lorente, que el magistrado «ha pensado en todos los aspectos». Además, el forense puntualiza que «hay que crear bases de datos pero no sólo relativas al ADN, sino también antropológicas y sobre las características odontológicas y de los objetos que puedan estar asociados con las personas».
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