Por la temperatura de su nariz los conoceréis

Hasta ahora, descubrir una mentira era algo que dependía, fundamentalmente, de la capacidad de la persona engañada.

Eso ha cambiado. Según Yahoo Tendencias, hay un estudio que demuestra que se puede saber si alguien intenta engañar.

Emilio Gómez y Elvira Salazar, científicos de la Universidad de Granada, han demostrado mediante técnicas de termografía que, cuando una persona se pone nerviosa, sube la temperatura de su rostro de forma considerable.

Pero, mientras el rostro se calienta, a la nariz, que es la parte de la cara que sufre los cambios más severos a causa de las mentiras, le ocurre lo contrario: se enfría.

A este fenómeno, los científicos denominan el «Efecto Pinocho».

Según Gómez y Salazar, para saber quiénes mienten, no es necesario ir tocando sus narices. Hay una forma más cordial y elegante, mediante una cámara termográfica.

Es un dispositivo de exploración infrarroja que se utiliza para convertir el calor emitido por la superficie de la piel en un espectro de colores que indica aumento o disminución de la temperatura.

Sin embargo, las personas acostumbradas a hacerlo, son capaces no solo de burlar esa prueba sino la del detector de mentiras.

No obstante, la técnica de la nariz fría, está siendo aplicada en el campo de la Psicología.

El diario español ABC cita otro estudio efectuado en 2004 por la Universidad de Los Ángeles, según el cual, hasta las personas más sinceras lo hacen.

Los psicólogos que hicieron la investigación, grabaron las conversaciones de 20 voluntarios y después comprobaron las falsedades que había en las cintas.

El resultado fue que hasta los participantes más sinceros mintieron nada menos que una vez cada ocho minutos.

Ese resultado no toma en cuenta las omisiones o lo que se deja de decir, que es otra forma de mentira, aunque sutil y aceptada.

Al parecer, quienes recurren con más frecuencia a la mentira, según ese estudio, son las personas que tienen más relaciones sociales, como vendedores, abogados, psicólogos y periodistas.

El diario lamenta que los investigadores no hayan incluido en a ningún político.

La termografía experimentó su mayor desarrollo en Estados Unidos, a raíz de la Segunda Guerra Mundial (1941), con el impulso de investigaciones militares para detectar al enemigo. (MEVO)

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‘A Tolkien no le gustaba el cine’

El profesor de la UGR trabajó con el director neozelandés y su equipo de guionistas para adaptar al cine un libro de más de 1.200 páginas · Cree que ‘El hobbit’ «será revisitar» las películas anteriores.

Eduardo Segura asesoró a Peter Jackson y su equipo de guionistas para adaptar cine las más de 1.200 páginas de El señor de los anillos. Especialista en la obra de Tolkien y profesor en el Departamento de Filología Inglesa y Alemana de la Universidad de Granada, Segura es de las voces más autorizadas para destripar El hobbit, la nueva incursión del director neozelandés en la Tierra Media. Segura ofrece una conferencia esta tarde en el Centro Cultural Nuevo Inicio (19:30 horas).

-¿En que consistió su trabajo junto a Peter Jackson para ‘El señor de los anillos?

-Mi trabajo consistía principalmente en contestar a las preguntas del equipo de guionistas, porque imagínese trasladar un libro con más de 600 nombres a un guión de escasas 300 páginas… Sus dudas eran cosas básicas, como si la historia se tambaleaba si se suprimía un personaje determinado. El trabajo requería un esfuerzo de síntesis para que la gente que no hubiese leído el libro comprendiera sin problema la película. En el caso de El señor de los Anillos era muy complicada la adaptación cinematográfica, en especial el prólogo de La comunidad del anillo, esos siete minutos en los que tienes que poner al espectador en situación para que tenga la información necesaria para entender cuál es la gravedad de la misión que encargan a Frodo.

-¿Qué elementos eran innegociables para ser lo más fiel posible a la historia de Tolkien?

-A mi juicio, una cosa que se hizo muy bien fue conservar los idiomas creados por Tolkien, que era filólogo, hablaba veinte idiomas e inventó otros cinco. Inventó la lengua de los elfos y de los enanos, era un filólogo puro de esos que no quedan y que pueden crear un mundo verosímil a través de la riqueza semántica de las palabras. Esto se conservó muy bien, algo que no es original de Peter Jackson, ya se hizo en Bailando con lobos con la lengua de los sioux. Pero lo curioso es que Tolkien nunca fue un hombre aficionado al cine y tenemos testimonios personales de que no le gustaba el teatro. Consideraba el arte literario narrativo superior al teatral. Para él, la carencia del teatro y del cine es que hace explícita la trampa, mientras que cuando lees, la propia imaginación es la que genera el movimiento que en el cine viene impuesto por decisiones del equipo de producción, como la elección de actores o de decorados. La película de Peter Jackson tiene grandes defectos y grandes virtudes, es injusto condenarle por no ser fiel del todo a la obra de Tolkien. El problema de la adaptación al cine de El señor de los anillos es que es una obra que no se puede llevar a la pantalla y no sólo por una cuestión temporal, una película de cuarenta horas no habría solucionado el problema. El tema más importante de la novela es el peso del pasado, cada personaje carga con la tradición de quién es y a qué pueblo pertenece, algo semejante a lo que Homero plantea en La Ilíada. Cada personaje lleva sobre él su destino personal y el de su estirpe, algo que en elcine se pierde porque es inmediatez, y eso es algo que sólo consiguieron maestros del cine como Kurosawa, John Ford, Kieslowski. De los vivos me quedo con Clint Eastwood, que me consta que no le gusta nada El señor de los anillos, o Peter Weir, el director de El show de Truman o Master and Comander.

-¿Hubiese sido Peter Weir un director má apropiado que Jackson?

-Seguramente. Pero hemos tenido a Peter Jackson, para bien y para mal, un hombre formado en la escuela de Spielberg y esa fascinación de Hollywood por los efectos especiales. Por esto, El hobbit será sin duda una película espectacular, pero a la vez muestra un acercamiento muy fuera del tiempo a la obra de Tolkien. Si se ven los documentales de cómo se ha hecho la película se observa que, por ejemplo, la puesta en escena de los orcos tiene mucho de películas de Leni Riefenstahl como Eltriunfo de la voluntad, de esa iconografía nazi que tenemos en el inconsciente. También está el tema, por ejemplo, que el mundo de los árboles se haya convertido en una especie de panfleto ecologista, que es una lectura muy pegada a la actualidad que creo no se justifica porque no era la intención de Tolkien, que simplemente amaba el mundo porque era parte de él, pero no era un ecologista. A día de hoy todo se tiende a simplificar y hay que huir de eso, porque sería como decir que La Odisea es la lucha del bien contra el mal o que El Quijote plantea la lucha entre la locura y la cordura. Me da la impresión de que El hobitt va a ser como revisitar el Señor de los anillos, lo que está bien porque cuando acabe este proyecto tendremos una visión de conjunto de qué es la Tierra Media para Peter Jackson, que es más interesante de la que podría ofrecer Guillermo del Toro, que era la primera elección para dirigir esta trilogía. Él decía que era fan de Tolkien y eso no me gusta, nadie sale a la calle diciendo que es fan de Cervantes, y Orson Welles se pasó la vida intentando hacer una versión de El Quijote y al final se dio cuenta de que no se podía.

-Pero en dibujos animados, con la voz de Fernando Fernán Gómez, era bastante aceptable…

-Ese es el tema, cuando a Tolkien le ofrecieron en vida hacer una versión de El señor de los Anillos él dijo que la única posibilidad era hacer una versión en dibujos animados. De hecho, la versión de 1978 es muy brillante, por momentos mucho más brillante que la de Peter Jackson. La lástima es que no se pudo completar la trilogía por culpa de los fans, que decían que tal personaje no se correspondía con el de la novela.

-Es curioso el movimiento freak generado en torno a ‘El señor de los anillos’. ¿Le molesta?

-Me molesta mucho porque al poner la etiqueta de freak sitúas a esa persona en un escalafón inferior. Esto es obvio en autores adscritos a la fantasía, pero a mi juicio Tolkien no es fantasía, porque de ser así Homero también es fantasía. Pero como vivimos en un mundo que todo tiene que ser etiquetado…

-Pero por ejemplo hay un trasvase de aficionados a la ‘Guerra de las Galaxias’ a ‘El señor de los anillos’…

-Sí, pero yo he estado en congresos de literatura con gente muy preparada que habla sin haber leído a Tolkien y he tenido que desenmascarlos. Yo no entiendo de flamenco, pero por eso no puedo decir que no es arte, la carencia es de Eduardo Segura y no del flamenco. En el caso de La Guerra de las Galaxias hay muchos juicios a priori. La primera era una gran película, El Imperio contraataca era un gran guión, pero El retorno del Jedi y el resto de películas son malas. No hay que ir más allá, que luego un tipo se disfrace de Darth Vader para acudir al estreno pues como si se quiere disfrazar de Lola Flores… Es verdad que en el mundo que vivimos es más fácil ser superficial, Pero el problema no es del autor, es de esta cultura de lo inmediato.

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‘A Tolkien no le gustaba el cine’

El profesor de la UGR trabajó con el director neozelandés y su equipo de guionistas para adaptar al cine un libro de más de 1.200 páginas · Cree que ‘El hobbit’ «será revisitar» las películas anteriores.

Eduardo Segura asesoró a Peter Jackson y su equipo de guionistas para adaptar cine las más de 1.200 páginas de El señor de los anillos. Especialista en la obra de Tolkien y profesor en el Departamento de Filología Inglesa y Alemana de la Universidad de Granada, Segura es de las voces más autorizadas para destripar El hobbit, la nueva incursión del director neozelandés en la Tierra Media. Segura ofrece una conferencia esta tarde en el Centro Cultural Nuevo Inicio (19:30 horas).

-¿En que consistió su trabajo junto a Peter Jackson para ‘El señor de los anillos?

-Mi trabajo consistía principalmente en contestar a las preguntas del equipo de guionistas, porque imagínese trasladar un libro con más de 600 nombres a un guión de escasas 300 páginas… Sus dudas eran cosas básicas, como si la historia se tambaleaba si se suprimía un personaje determinado. El trabajo requería un esfuerzo de síntesis para que la gente que no hubiese leído el libro comprendiera sin problema la película. En el caso de El señor de los Anillos era muy complicada la adaptación cinematográfica, en especial el prólogo de La comunidad del anillo, esos siete minutos en los que tienes que poner al espectador en situación para que tenga la información necesaria para entender cuál es la gravedad de la misión que encargan a Frodo.

-¿Qué elementos eran innegociables para ser lo más fiel posible a la historia de Tolkien?

-A mi juicio, una cosa que se hizo muy bien fue conservar los idiomas creados por Tolkien, que era filólogo, hablaba veinte idiomas e inventó otros cinco. Inventó la lengua de los elfos y de los enanos, era un filólogo puro de esos que no quedan y que pueden crear un mundo verosímil a través de la riqueza semántica de las palabras. Esto se conservó muy bien, algo que no es original de Peter Jackson, ya se hizo en Bailando con lobos con la lengua de los sioux. Pero lo curioso es que Tolkien nunca fue un hombre aficionado al cine y tenemos testimonios personales de que no le gustaba el teatro. Consideraba el arte literario narrativo superior al teatral. Para él, la carencia del teatro y del cine es que hace explícita la trampa, mientras que cuando lees, la propia imaginación es la que genera el movimiento que en el cine viene impuesto por decisiones del equipo de producción, como la elección de actores o de decorados. La película de Peter Jackson tiene grandes defectos y grandes virtudes, es injusto condenarle por no ser fiel del todo a la obra de Tolkien. El problema de la adaptación al cine de El señor de los anillos es que es una obra que no se puede llevar a la pantalla y no sólo por una cuestión temporal, una película de cuarenta horas no habría solucionado el problema. El tema más importante de la novela es el peso del pasado, cada personaje carga con la tradición de quién es y a qué pueblo pertenece, algo semejante a lo que Homero plantea en La Ilíada. Cada personaje lleva sobre él su destino personal y el de su estirpe, algo que en elcine se pierde porque es inmediatez, y eso es algo que sólo consiguieron maestros del cine como Kurosawa, John Ford, Kieslowski. De los vivos me quedo con Clint Eastwood, que me consta que no le gusta nada El señor de los anillos, o Peter Weir, el director de El show de Truman o Master and Comander.

-¿Hubiese sido Peter Weir un director má apropiado que Jackson?

-Seguramente. Pero hemos tenido a Peter Jackson, para bien y para mal, un hombre formado en la escuela de Spielberg y esa fascinación de Hollywood por los efectos especiales. Por esto, El hobbit será sin duda una película espectacular, pero a la vez muestra un acercamiento muy fuera del tiempo a la obra de Tolkien. Si se ven los documentales de cómo se ha hecho la película se observa que, por ejemplo, la puesta en escena de los orcos tiene mucho de películas de Leni Riefenstahl como Eltriunfo de la voluntad, de esa iconografía nazi que tenemos en el inconsciente. También está el tema, por ejemplo, que el mundo de los árboles se haya convertido en una especie de panfleto ecologista, que es una lectura muy pegada a la actualidad que creo no se justifica porque no era la intención de Tolkien, que simplemente amaba el mundo porque era parte de él, pero no era un ecologista. A día de hoy todo se tiende a simplificar y hay que huir de eso, porque sería como decir que La Odisea es la lucha del bien contra el mal o que El Quijote plantea la lucha entre la locura y la cordura. Me da la impresión de que El hobitt va a ser como revisitar el Señor de los anillos, lo que está bien porque cuando acabe este proyecto tendremos una visión de conjunto de qué es la Tierra Media para Peter Jackson, que es más interesante de la que podría ofrecer Guillermo del Toro, que era la primera elección para dirigir esta trilogía. Él decía que era fan de Tolkien y eso no me gusta, nadie sale a la calle diciendo que es fan de Cervantes, y Orson Welles se pasó la vida intentando hacer una versión de El Quijote y al final se dio cuenta de que no se podía.

-Pero en dibujos animados, con la voz de Fernando Fernán Gómez, era bastante aceptable…

-Ese es el tema, cuando a Tolkien le ofrecieron en vida hacer una versión de El señor de los Anillos él dijo que la única posibilidad era hacer una versión en dibujos animados. De hecho, la versión de 1978 es muy brillante, por momentos mucho más brillante que la de Peter Jackson. La lástima es que no se pudo completar la trilogía por culpa de los fans, que decían que tal personaje no se correspondía con el de la novela.

-Es curioso el movimiento freak generado en torno a ‘El señor de los anillos’. ¿Le molesta?

-Me molesta mucho porque al poner la etiqueta de freak sitúas a esa persona en un escalafón inferior. Esto es obvio en autores adscritos a la fantasía, pero a mi juicio Tolkien no es fantasía, porque de ser así Homero también es fantasía. Pero como vivimos en un mundo que todo tiene que ser etiquetado…

-Pero por ejemplo hay un trasvase de aficionados a la ‘Guerra de las Galaxias’ a ‘El señor de los anillos’…

-Sí, pero yo he estado en congresos de literatura con gente muy preparada que habla sin haber leído a Tolkien y he tenido que desenmascarlos. Yo no entiendo de flamenco, pero por eso no puedo decir que no es arte, la carencia es de Eduardo Segura y no del flamenco. En el caso de La Guerra de las Galaxias hay muchos juicios a priori. La primera era una gran película, El Imperio contraataca era un gran guión, pero El retorno del Jedi y el resto de películas son malas. No hay que ir más allá, que luego un tipo se disfrace de Darth Vader para acudir al estreno pues como si se quiere disfrazar de Lola Flores… Es verdad que en el mundo que vivimos es más fácil ser superficial, Pero el problema no es del autor, es de esta cultura de lo inmediato.

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‘A Tolkien no le gustaba el cine’

El profesor de la UGR trabajó con el director neozelandés y su equipo de guionistas para adaptar al cine un libro de más de 1.200 páginas · Cree que ‘El hobbit’ «será revisitar» las películas anteriores.

Eduardo Segura asesoró a Peter Jackson y su equipo de guionistas para adaptar cine las más de 1.200 páginas de El señor de los anillos. Especialista en la obra de Tolkien y profesor en el Departamento de Filología Inglesa y Alemana de la Universidad de Granada, Segura es de las voces más autorizadas para destripar El hobbit, la nueva incursión del director neozelandés en la Tierra Media. Segura ofrece una conferencia esta tarde en el Centro Cultural Nuevo Inicio (19:30 horas).

-¿En que consistió su trabajo junto a Peter Jackson para ‘El señor de los anillos?

-Mi trabajo consistía principalmente en contestar a las preguntas del equipo de guionistas, porque imagínese trasladar un libro con más de 600 nombres a un guión de escasas 300 páginas… Sus dudas eran cosas básicas, como si la historia se tambaleaba si se suprimía un personaje determinado. El trabajo requería un esfuerzo de síntesis para que la gente que no hubiese leído el libro comprendiera sin problema la película. En el caso de El señor de los Anillos era muy complicada la adaptación cinematográfica, en especial el prólogo de La comunidad del anillo, esos siete minutos en los que tienes que poner al espectador en situación para que tenga la información necesaria para entender cuál es la gravedad de la misión que encargan a Frodo.

-¿Qué elementos eran innegociables para ser lo más fiel posible a la historia de Tolkien?

-A mi juicio, una cosa que se hizo muy bien fue conservar los idiomas creados por Tolkien, que era filólogo, hablaba veinte idiomas e inventó otros cinco. Inventó la lengua de los elfos y de los enanos, era un filólogo puro de esos que no quedan y que pueden crear un mundo verosímil a través de la riqueza semántica de las palabras. Esto se conservó muy bien, algo que no es original de Peter Jackson, ya se hizo en Bailando con lobos con la lengua de los sioux. Pero lo curioso es que Tolkien nunca fue un hombre aficionado al cine y tenemos testimonios personales de que no le gustaba el teatro. Consideraba el arte literario narrativo superior al teatral. Para él, la carencia del teatro y del cine es que hace explícita la trampa, mientras que cuando lees, la propia imaginación es la que genera el movimiento que en el cine viene impuesto por decisiones del equipo de producción, como la elección de actores o de decorados. La película de Peter Jackson tiene grandes defectos y grandes virtudes, es injusto condenarle por no ser fiel del todo a la obra de Tolkien. El problema de la adaptación al cine de El señor de los anillos es que es una obra que no se puede llevar a la pantalla y no sólo por una cuestión temporal, una película de cuarenta horas no habría solucionado el problema. El tema más importante de la novela es el peso del pasado, cada personaje carga con la tradición de quién es y a qué pueblo pertenece, algo semejante a lo que Homero plantea en La Ilíada. Cada personaje lleva sobre él su destino personal y el de su estirpe, algo que en elcine se pierde porque es inmediatez, y eso es algo que sólo consiguieron maestros del cine como Kurosawa, John Ford, Kieslowski. De los vivos me quedo con Clint Eastwood, que me consta que no le gusta nada El señor de los anillos, o Peter Weir, el director de El show de Truman o Master and Comander.

-¿Hubiese sido Peter Weir un director má apropiado que Jackson?

-Seguramente. Pero hemos tenido a Peter Jackson, para bien y para mal, un hombre formado en la escuela de Spielberg y esa fascinación de Hollywood por los efectos especiales. Por esto, El hobbit será sin duda una película espectacular, pero a la vez muestra un acercamiento muy fuera del tiempo a la obra de Tolkien. Si se ven los documentales de cómo se ha hecho la película se observa que, por ejemplo, la puesta en escena de los orcos tiene mucho de películas de Leni Riefenstahl como Eltriunfo de la voluntad, de esa iconografía nazi que tenemos en el inconsciente. También está el tema, por ejemplo, que el mundo de los árboles se haya convertido en una especie de panfleto ecologista, que es una lectura muy pegada a la actualidad que creo no se justifica porque no era la intención de Tolkien, que simplemente amaba el mundo porque era parte de él, pero no era un ecologista. A día de hoy todo se tiende a simplificar y hay que huir de eso, porque sería como decir que La Odisea es la lucha del bien contra el mal o que El Quijote plantea la lucha entre la locura y la cordura. Me da la impresión de que El hobitt va a ser como revisitar el Señor de los anillos, lo que está bien porque cuando acabe este proyecto tendremos una visión de conjunto de qué es la Tierra Media para Peter Jackson, que es más interesante de la que podría ofrecer Guillermo del Toro, que era la primera elección para dirigir esta trilogía. Él decía que era fan de Tolkien y eso no me gusta, nadie sale a la calle diciendo que es fan de Cervantes, y Orson Welles se pasó la vida intentando hacer una versión de El Quijote y al final se dio cuenta de que no se podía.

-Pero en dibujos animados, con la voz de Fernando Fernán Gómez, era bastante aceptable…

-Ese es el tema, cuando a Tolkien le ofrecieron en vida hacer una versión de El señor de los Anillos él dijo que la única posibilidad era hacer una versión en dibujos animados. De hecho, la versión de 1978 es muy brillante, por momentos mucho más brillante que la de Peter Jackson. La lástima es que no se pudo completar la trilogía por culpa de los fans, que decían que tal personaje no se correspondía con el de la novela.

-Es curioso el movimiento freak generado en torno a ‘El señor de los anillos’. ¿Le molesta?

-Me molesta mucho porque al poner la etiqueta de freak sitúas a esa persona en un escalafón inferior. Esto es obvio en autores adscritos a la fantasía, pero a mi juicio Tolkien no es fantasía, porque de ser así Homero también es fantasía. Pero como vivimos en un mundo que todo tiene que ser etiquetado…

-Pero por ejemplo hay un trasvase de aficionados a la ‘Guerra de las Galaxias’ a ‘El señor de los anillos’…

-Sí, pero yo he estado en congresos de literatura con gente muy preparada que habla sin haber leído a Tolkien y he tenido que desenmascarlos. Yo no entiendo de flamenco, pero por eso no puedo decir que no es arte, la carencia es de Eduardo Segura y no del flamenco. En el caso de La Guerra de las Galaxias hay muchos juicios a priori. La primera era una gran película, El Imperio contraataca era un gran guión, pero El retorno del Jedi y el resto de películas son malas. No hay que ir más allá, que luego un tipo se disfrace de Darth Vader para acudir al estreno pues como si se quiere disfrazar de Lola Flores… Es verdad que en el mundo que vivimos es más fácil ser superficial, Pero el problema no es del autor, es de esta cultura de lo inmediato.

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Saliva test can reveal decision-making skills

University of Granada researchers have found that cortisol levels in saliva are associated with a person’s ability to make good decisions in stressful situations.

In a study, researchers at the University of Granada Group of Neuropsychology exposed the participants (all women) to a stressful situation by using sophisticated virtual reality technology.

They found that people who are not skilled in decision-making have lower baseline cortisol levels in saliva as compared to skilled people.

Cortisol –known as the stress hormone– is a steroid hormone segregated at the adrenal cortex and stimulated by the adrenocorticotropic (ACTH) hormone, which is produced at the pituitary gland. Cortisol is involved in a number of body systems and plays a relevant role in the muscle-skeletal system, blood circulation, the immune system, the metabolism of fats, carbohydrates and proteins and the nervous system.

Recent studies have demonstrated that stress can influence decision making in people. This cognitive component might be considered one of the human resources for coping with stress.

To verify that decision-making skills might modulate human response to psychosocial stress, the University of Granada researchers evaluated the decision-making process in 40 healthy women.

Participants were asked to perform the so-called Iowa Gambling Task. Next, participants were presented a stressful situation in a virtual environment consisting on delivering a speech in front of a virtual audience. Researchers evaluated the participants’ response to stress by examining the activation of the hypothalamic pituitary adrenal axis, and measuring cortisol levels in saliva at different points of the stressful situation.

This study provides preliminary evidence on an existing relationship between decision-making ability –which may play a major role in coping with stress– and low cortisol levels in psychosocially stressful situations, said Professors Isabel Peralta and Ana Santos.

This means that the effects of psychological stress on the health people with lower cortisol levels might be milder.

This paper has been recently published in the prestigious journal Psychoneuroendocrinology.

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Saliva test can reveal decision-making skills

University of Granada researchers have found that cortisol levels in saliva are associated with a person’s ability to make good decisions in stressful situations.

In a study, researchers at the University of Granada Group of Neuropsychology exposed the participants (all women) to a stressful situation by using sophisticated virtual reality technology.

They found that people who are not skilled in decision-making have lower baseline cortisol levels in saliva as compared to skilled people.

Cortisol –known as the stress hormone– is a steroid hormone segregated at the adrenal cortex and stimulated by the adrenocorticotropic (ACTH) hormone, which is produced at the pituitary gland. Cortisol is involved in a number of body systems and plays a relevant role in the muscle-skeletal system, blood circulation, the immune system, the metabolism of fats, carbohydrates and proteins and the nervous system.

Recent studies have demonstrated that stress can influence decision making in people. This cognitive component might be considered one of the human resources for coping with stress.

To verify that decision-making skills might modulate human response to psychosocial stress, the University of Granada researchers evaluated the decision-making process in 40 healthy women.

Participants were asked to perform the so-called Iowa Gambling Task. Next, participants were presented a stressful situation in a virtual environment consisting on delivering a speech in front of a virtual audience. Researchers evaluated the participants’ response to stress by examining the activation of the hypothalamic pituitary adrenal axis, and measuring cortisol levels in saliva at different points of the stressful situation.

This study provides preliminary evidence on an existing relationship between decision-making ability –which may play a major role in coping with stress– and low cortisol levels in psychosocially stressful situations, said Professors Isabel Peralta and Ana Santos.

This means that the effects of psychological stress on the health people with lower cortisol levels might be milder.

This paper has been recently published in the prestigious journal Psychoneuroendocrinology.

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Comme chez Pinocchio, notre nez réagit sous l’effet du mensonge

Découverte insolite dans une université espagnole. Des scientifiques se sont penchés sur l’activité de notre visage sous l’effet du mensonge. Leurs conclusions sont sans appels, si le mensonge n’allonge pas le nez, il le fait gonfler.

Quand notre nez gonfle sous le nez du mensonge
Selon un communiqué de presse, une équipe de chercheurs de l’Université de grenade a révélé que si le nez ne s’allonge pas pendant un mensonge, il pourrait réellement gonfler, sous l’activité du cerveau.

Un signe quasiment imperceptible à l’œil nu. C’est grâce à la thermographie que les scientifiques espagnols ont tenté d’examiner l’activité du cerveau par le biais des réactions émotionnelles sur le visage.

Cette étude a notamment permis de démontrer que l’effort mental engendre une baisse de la température chez le patient.

Le cortex insulaire à l’origine de nos réactions faciales
Cette température augmente en revanche lorsque le patient est confronté à une situation d’anxiété. Lorsque les patients mentent, c’est alors leur nez qui est le plus révélateur. Ce dernier, selon les images thermographiques, devient rouge et gonfle légèrement.

Selon les conclusions des chercheurs, publiées sur le site LiveScience, c’est le cortex insulaire, région du cerveau notamment à l’origine de la conscience et de la régulation des températures corporelles, qui déclencherait cette réaction physique.

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Comme chez Pinocchio, notre nez réagit sous l’effet du mensonge

Découverte insolite dans une université espagnole. Des scientifiques se sont penchés sur l’activité de notre visage sous l’effet du mensonge. Leurs conclusions sont sans appels, si le mensonge n’allonge pas le nez, il le fait gonfler.

Quand notre nez gonfle sous le nez du mensonge
Selon un communiqué de presse, une équipe de chercheurs de l’Université de grenade a révélé que si le nez ne s’allonge pas pendant un mensonge, il pourrait réellement gonfler, sous l’activité du cerveau.

Un signe quasiment imperceptible à l’œil nu. C’est grâce à la thermographie que les scientifiques espagnols ont tenté d’examiner l’activité du cerveau par le biais des réactions émotionnelles sur le visage.

Cette étude a notamment permis de démontrer que l’effort mental engendre une baisse de la température chez le patient.

Le cortex insulaire à l’origine de nos réactions faciales
Cette température augmente en revanche lorsque le patient est confronté à une situation d’anxiété. Lorsque les patients mentent, c’est alors leur nez qui est le plus révélateur. Ce dernier, selon les images thermographiques, devient rouge et gonfle légèrement.

Selon les conclusions des chercheurs, publiées sur le site LiveScience, c’est le cortex insulaire, région du cerveau notamment à l’origine de la conscience et de la régulation des températures corporelles, qui déclencherait cette réaction physique.

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Collodi aveva ragione: le bugie si vedono dal naso

Ricercatori dell’Università di Granada hanno scoperto che le bugie si vedono dal naso: chiaro esempio di come la letteratura possa avere intuizioni che poi la scienza conferma. Carlo Collodi, infatti, faceva allungare il naso di Pinocchio ogni volta che diceva una bugia. La ricerca scientifica conferma che quando diciamo una bugia, possiamo scoprirlo dal naso: non perché ci si allunghi, ma perché ne cambia la temperatura. In generale questo succede quando compiamo uno sforzo mentale o abbiamo un attacco di ansia.

Quando una persona mente, si produce un cosiddetto «effetto Pinocchio» grazie al quale la temperatura della punta del naso aumenta o diminuisce, come anche varia la temperatura intorno agli occhi. Se poi compiamo un grande sforzo mentale, la temperatura del naso scende, mentre se siamo vittime di un attacco di ansia, assistiamo a un aumento generale di tutta la temperatura del volto. Sono queste le conclusioni cui sono giunti i ricercatori del dipartimento di psicologia sperimentale dell’Università di Granada.

La termografia – come leggiamo su Wikipedia – è una tecnica di telerilevamento, effettuata tramite l’acquisizione di immagini nel campo dell’infrarosso. In pratica è una tecnica basata sulla rilevazione delle temperatura dei corpi e si applica a molti settori quali l’industria, le costruzioni o la medicina.

Nel secolo XX la termografia ha avuto grande sviluppo dopo la Seconda Guerra Mondiale, quando l’esercito degli Stati Uniti d’America sperimentava metodologie per invididuare la posizione dei nemici (è la cosiddetta visione notturna).

Per tornare a Carlo Collodi e a Pinocchio: vi ricordate il passo in cui il naso del burattino cresce? Eccolo:

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Collodi aveva ragione: le bugie si vedono dal naso

Ricercatori dell’Università di Granada hanno scoperto che le bugie si vedono dal naso: chiaro esempio di come la letteratura possa avere intuizioni che poi la scienza conferma. Carlo Collodi, infatti, faceva allungare il naso di Pinocchio ogni volta che diceva una bugia. La ricerca scientifica conferma che quando diciamo una bugia, possiamo scoprirlo dal naso: non perché ci si allunghi, ma perché ne cambia la temperatura. In generale questo succede quando compiamo uno sforzo mentale o abbiamo un attacco di ansia.

Quando una persona mente, si produce un cosiddetto «effetto Pinocchio» grazie al quale la temperatura della punta del naso aumenta o diminuisce, come anche varia la temperatura intorno agli occhi. Se poi compiamo un grande sforzo mentale, la temperatura del naso scende, mentre se siamo vittime di un attacco di ansia, assistiamo a un aumento generale di tutta la temperatura del volto. Sono queste le conclusioni cui sono giunti i ricercatori del dipartimento di psicologia sperimentale dell’Università di Granada.

La termografia – come leggiamo su Wikipedia – è una tecnica di telerilevamento, effettuata tramite l’acquisizione di immagini nel campo dell’infrarosso. In pratica è una tecnica basata sulla rilevazione delle temperatura dei corpi e si applica a molti settori quali l’industria, le costruzioni o la medicina.

Nel secolo XX la termografia ha avuto grande sviluppo dopo la Seconda Guerra Mondiale, quando l’esercito degli Stati Uniti d’America sperimentava metodologie per invididuare la posizione dei nemici (è la cosiddetta visione notturna).

Per tornare a Carlo Collodi e a Pinocchio: vi ricordate il passo in cui il naso del burattino cresce? Eccolo:

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Melilla Hoy

Pág. 22: Ampliada hasta el 25 d eenero la inscripción al Máster de Enfermería en el Campus

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