1,4 millones de personas mayores de 60 años sufren soledad en España

En España hay más de siete millones de personas de entre 60 y 90 años y, de ellas, 1,4 millones sufren soledad, una situación que puede darse en muchas etapas del ciclo vital, pero que a esas edades puede responder al hecho de no saber cómo emplear el exceso de tiempo libre.

Así lo explicó a Efe la catedrática de Psicogerontología de la Universidad de Granada Ramona Rubio antes de ofrecer la ponencia «Psicología del Envejecimiento: Afrontar la soledad» en el III Ciclo de Conferencias sobre Envejecimiento Activo que se inaugura hoy en el Centro de Iniciativas de La Caja de Canarias.

Rubio manifestó que la soledad es un sentimiento cuya incidencia varía en función de las edades y de los géneros, de forma que en un joven puede aparecer por la falta de empleo o la dificultad para encontrar un amor, y en un adulto por la sensación de ir distanciándose de la vida, el miedo a enfermedades o dolencias o por la desaparición de personas queridas.

Sin embargo, consideró que en ambos supuestos hay que afrontar esa soledad, que en la mayoría de los casos «surge porque sobra tiempo, empleándolo «para evitar entrar en pensamientos circulares».

«El gran problema de la soledad es que es el pórtico de la depresión y cuanto antes se ataje mejor, de ahí que la intervención, a través de la información, resulte fundamental a la hora de trabajar con mayores», refirió.

Ramona Rubio, que desde la Universidad de Granada estudia desde hace veinte años cómo atender mejor las necesidades de este colectivo de población, advirtió de que antes de emplear el tiempo en el desarrollo de estrategias de desahogo para paliar una sensación de soledad, existen otras pautas que, a largo plazo, pueden generar «nuevos estilos de vida» a partir del uso del tiempo con otras actividades.

«Ahí es cuando hay que empezar a hablar de alternativas y hoy en día los mayores tienen muchísimas opciones, desde coberturas de servicios sociales, a centros de día, programas de preparación a la salud o de envejecimiento activo. El problema es que muchas veces la gente las desconoce», destacó.

Rubio resaltó que lo que más ha llamado su atención en el tiempo que lleva trabajando con mayores es la tendencia que suelen mostrar a «encerrarse en sí mismos y no dejarse ayudar», de ahí que insistiera en la importancia de que «a última hora» el éxito de los programas que se dirigen a ellos depende de que la persona «se decida a dar el paso» de introducir alternativas a su rutina diaria para salvarse de la soledad, lo que requiere de un ejercicio «activo».

En cualquier caso, Ramona Rubio recordó que no toda la soledad es negativa y que «una dimensión importante del hombre, que es la creatividad, necesita de esa soledad», por lo que concluyó que «eliminarla al cien por cien no es bueno», ya que se necesita «para el crecimiento propio del individuo».

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‘Intelectuales de consumo’, un polémico ensayo contra la cultura oficial y las hegemonías literarias

Intelectuales de consumo. Literatura y Cultura de Estado en España (1982-2009) es el título del nuevo ensayo del profesor de la Universidad de Granada José Antonio Fortes, quien acaba de publicar con Almuzara un opúsculo contra la cultura oficial postmoderna y las hegemonías literarias.

Este libro, según su autor, nace debido a la radical ausencia de debate que sobre este tema hay, y quiere dar luz, mediante una crónica voraz y desnuda, a las prácticas totalitarias de una facción posmoderna hegemónica a la que denomina intelectuales de consumo, y de la que pocos escritores y escritoras hasta la fecha se han atrevido a poner en cuestión. Una hegemonía marcada y dirigida por el Estado al que, según Fortes, no le importan las personas, sino las personificaciones de categorías políticas e ideológicas y las funciones -que el ensayista tilda de amarillistas- que este bloque impenetrable han de cumplir rindiendo cuentas a los intereses del capital que les compra. Según manifiesta el opúsculo, estos intelectuales están a sueldo y se les paga por los servicios prestados.

Asimismo, este polémico ensayo aduce que el control sobre las prebendas, los cargos políticos, los premios, los circuito de actos y conmemoraciones culturales se plantean como un juego entre el poder político y los agentes del mercado para crear un producto de consumo intelectual, siendo el organismo intermediario de esta compraventa el propio Estado, dominio político y de gobierno donde encuentran su unidad histórica las clases dominantes. El resultado, según este profesor de literatura, es que esta práctica crea un Estado cultural y una cultura de Estado “que remite a su inmediato precedente, aquel Arte y Estado blandido por nuestro adorable fascismo en sus años triunfales”.

Según su escritor, esta obra está sustentada en una visión razonada, hecha a base de experiencias, de acontecimientos vividos y conocidos, de observaciones críticas e investigaciones literarias llevadas a cabo a lo largo de su carrera profesional, y surge como respuesta a la escasez de escritos polémicos sobre lo que desde principios del siglo XX se viene denominado como guerra literaria. Un hecho, a juicio de este ensayista, que marca el férreo dominio y el poderío de una hegemonía intelectual posmoderna nacida en España desde la Transición.

José Antonio Fortes nació en Vélez (Málaga) en1949 y trabaja como profesor de Literatura Española Contemporánea en el Departamento de Literatura española de la Universidad de Granada. Preside la Asociación para la Investigación y Crítica de la Ideología Literaria en España, de la que es miembro cofundador. Forma parte del Consejo Editor de Letras Peninsulares (EE. UU.). Entre sus investigaciones y críticas de la ideología literaria destacan: la edición, notas y prólogo de la novela de Alfonso Grosso La zanja (Madrid, 1982); Intelectuales de la República (Granada, 1984); Novelas para la transición política (Madrid, 1987); La Nueva Narrativa Andaluza (Barcelona, 1990); Las escrituras de Francisco Ayala (Granada, 2000); La magia de las palabras (Granada, 2002); Palabras contra el olvido. El novelista Alfonso Grosso (Almería, 2003); La guerra literaria. Literatura y falsa izquierda (Madrid, 2003); El pan del pobre. Intelectuales, populismo y literatura obrerista en España (Granada, 2004); edición, notas y prólogo de la novela de Galdós La desheredada (Madrid, 2007). El 22 de abril de 2009, en el Aula Federico García Lorca (Universidad de Granada) pronunció una conferencia sobre El lugar intelectual del Romancero Gitano, que provocó una agria polémica y motivó su compromiso a publicar sus estudios sobre la modernidad republicana y la función político-social de las élites dirigentes intelectuales, entre las que habría que situar a Federico García Lorca y su literatura.

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Un programa educativo previene comportamientos antisociales en niños de tres años

El programa «Aprender a convivir» ha logrado que el 90% de los niños y niñas de tres años interaccionen más con sus iguales, y que un 86% mejore en factores como la ansiedad/depresión, la timidez o el aislamiento social Los investigadores de la UGR responsables de este proyecto, en el que emplean marionetas, trabajaron con una muestra formada por 131 niños y niñas durante tres meses.

Investigadores de la Universidad de Granada han desarrollado por primera vez en España un programa de intervención, dirigido a niños de 3 años, que permite prevenir el comportamiento antisocial cuando sean adultos. El programa, denominado «Aprender a Convivir», ha permitido, en su primer año de aplicación, que un 90% de los niños participantes interaccione más con sus iguales, y que un 86% mejore en factores como la ansiedad/depresión, quejas somáticas, timidez, reactividad emocional o aislamiento social.

Para llevar a cabo este trabajo, financiado por el Ministerio de Educación y Ciencia, sus autores emplearon una muestra formada por 131 niños y niñas de 3 años. El grupo control estuvo formado por 53 sujetos, y el grupo experimental por 78. Estos últimos recibieron la formación del programa «Aprender a Convivir», que se llevó a cabo a lo largo de tres meses, siendo evaluados los niños antes y después de la intervención.

El programa estuvo dividido en cuatro bloques temáticos, de tres semanas de duración cada uno, y cada semana se llevan a cabo dos sesiones de una media hora de duración cada una. En una primera parte de la sesión, tres marionetas transmití­an a los niños los contenidos que iban a trabajar, para posteriormente reforzarlos realizando diversas actividades en pequeños grupos.

Niños más autónomos A la luz de los resultados obtenidos, los niños y niñas que participaron en el programa «Aprender a Convivir» son más autónomos, cumplen en mayor medida las normas establecidas, comparten con sus iguales, saben reconocer los sentimientos de los demás y expresar los suyos propios, se ayudan tanto entre ellos como a sus maestros, saben escuchar, pedir perdón, dar las gracias y presentan menos conductas agresivas y violentas que los demás.

Este trabajo de investigación ha sido llevado a cabo por Marí­a Fernández Cabezas, del Departamento de Psicologí­a Evolutiva y de la Educación de la UGR, y dirigido por los profesores Fernando Justicia Justicia, Carmen Pichardo Martí­nez y Trinidad Garcí­a Berbén. No obstante, se trata de parte de un estudio longitudinal de 5 años de duración, en el que se pretende conocer los efectos del entrenamiento en competencia social, desde la infancia temprana, en la reducción de problemas de conducta.

Posibles mejoras en el rendimiento académico

Tras participar en «Aprender a Convivir», el porcentaje de niños que puntúan alto en Competencia Social aumentó de un 7.8% a un 47.8%. En relación con los problemas de conducta, el programa logró disminuir de un 27.8 a un 11.9 el porcentaje de niños con puntuaciones elevadas en esta variable. Además, el 60% de los participantes mejoró sus problemas de atención e hiperactividad, lo que supondrá posiblemente un aumento importante del aprendizaje y rendimiento académico.

A raí­z de este trabajo, los investigadores de la UGR destacan la necesidad de introducir en el currí­culum de educación infantil la enseñanza de contenidos socioemocionales, además de los académicos, especialmente de manera sistemática y rigurosa, a la vez que evaluando los resultados. «Es positivo, por ello, que el programa pueda llevarse a cabo por los maestros en un futuro y que los resultados se generalicen a otros contextos como, por ejemplo, las familias», apostilla Marí­a Fernández Cabezas.

Referencias bibliográficas:

Bení­tez, J.L., Fernández, M., Justicia, F. Fernández de Haro, E. y Justicia, A. (en prensa). Results of the Aprender a Convivir Program for development of social competence and prevention of antisocial behavior in 4-year-old children. School Psychology International, n  º13.

Justicia, F., Bení­tez, J.L., Pichardo, M.C., Fernández, E., Garcí­a, T. y Fernández, M. (2006). Aproximación a un modelo explicativo del comportamiento antisocial. Revista electrónica de Investigación Psicoeducativa, n  º 9,vol 4 (2).

Justicia Justicia, F., Bení­tez Muñoz, J.L., Fernández Cabezas, M., Fernández de Haro, E. y Pichardo Martí­nez, M.C. (2008). Aprender a convivir: programa de prevención do comportamento antisocial na educación infantil. Cadernos de psicoloxí­a, n  º 32, 37- 47. ISSN: 0213-5973.

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Intelectuales de consumo, un polémico ensayo de Fortes contra la cultura oficial y las hegemonías literarias

Intelectuales de consumo. Literatura y Cultura de Estado en España (1982-2009) es el título del nuevo ensayo del profesor de la Universidad de Granada José Antonio Fortes, quien acaba de publicar con Almuzara un opúsculo contra la cultura oficial postmoderna y las hegemonías literarias. Este libro, según su autor, nace debido a la radical ausencia de debate que sobre este tema hay, y quiere dar luz, mediante una crónica voraz y desnuda, a las prácticas totalitarias de una facción posmoderna hegemónica a la que denomina intelectuales de consumo, y de la que pocos escritores y escritoras hasta la fecha se han atrevido a poner en cuestión.

Una hegemonía marcada y dirigida por el Estado al que, según Fortes, no le importan las personas, sino las personificaciones de categorías políticas e ideológicas y las funciones -que el ensayista tilda de amarillistas- que este bloque impenetrable han de cumplir rindiendo cuentas a los intereses del capital que les compra. Según manifiesta el opúsculo, estos intelectuales están a sueldo y se les paga por los servicios prestados.

Asimismo, este polémico ensayo aduce que el control sobre las prebendas, los cargos políticos, los premios, los circuito de actos y conmemoraciones culturales se plantean como un juego entre el poder político y los agentes del mercado para crear un producto de consumo intelectual, siendo el organismo intermediario de esta compraventa el propio Estado, dominio político y de gobierno donde encuentran su unidad histórica las clases dominantes. El resultado, según este profesor de literatura, es que esta práctica crea un Estado cultural y una cultura de Estado “que remite a su inmediato precedente, aquel Arte y Estado blandido por nuestro adorable fascismo en sus años triunfales”.

Según su escritor, esta obra está sustentada en una visión razonada, hecha a base de experiencias, de acontecimientos vividos y conocidos, de observaciones críticas e investigaciones literarias llevadas a cabo a lo largo de su carrera profesional, y surge como respuesta a la escasez de escritos polémicos sobre lo que desde principios del siglo XX se viene denominado como guerra literaria. Un hecho, a juicio de este ensayista, que marca el férreo dominio y el poderío de una hegemonía intelectual posmoderna nacida en España desde la Transición.

José Antonio Fortes nació en Vélez (Málaga) en1949 y trabaja como profesor de Literatura Española Contemporánea en el Departamento de Literatura española de la Universidad de Granada. Preside la Asociación para la Investigación y Crítica de la Ideología Literaria en España, de la que es miembro cofundador. Forma parte del Consejo Editor de Letras Peninsulares (EE. UU.). Entre sus investigaciones y críticas de la ideología literaria destacan: la edición, notas y prólogo de la novela de Alfonso Grosso La zanja (Madrid, 1982); Intelectuales de la República (Granada, 1984); Novelas para la transición política (Madrid, 1987); La Nueva Narrativa Andaluza (Barcelona, 1990); Las escrituras de Francisco Ayala (Granada, 2000); La magia de las palabras (Granada, 2002); Palabras contra el olvido. El novelista Alfonso Grosso (Almería, 2003); La guerra literaria. Literatura y falsa izquierda (Madrid, 2003); El pan del pobre. Intelectuales, populismo y literatura obrerista en España (Granada, 2004); edición, notas y prólogo de la novela de Galdós La desheredada (Madrid, 2007). El 22 de abril de 2009, en el Aula Federico García Lorca (Universidad de Granada) pronunció una conferencia sobre El lugar intelectual del Romancero Gitano, que provocó una agria polémica y motivó su compromiso a publicar sus estudios sobre la modernidad republicana y la función político-social de las élites dirigentes intelectuales, entre las que habría que situar a Federico García Lorca y su literatura.

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‘Intelectuales de consumo’, un ensayo contra la cultura oficial

Este libro, según ha informado la editorial, nace debido a la radical ausencia de debate que hay sobre este tema y quiere dar luz a las «prácticas totalitarias de una facción posmoderna hegemónica» a la que el autor denomina intelectuales de consumo.

Una hegemonía marcada y dirigida por el Estado al que, según Fortes, no «le importan las personas, sino las personificaciones» de categorías políticas e ideológicas y las funciones que este «bloque impenetrable han de cumplir rindiendo cuentas a los intereses del capital que les compra».

«Estos intelectuales están a sueldo y se les paga por los servicios prestados», afirma el autor en un comunicado.

Según este ensayo, el control sobre las prebendas, los cargos políticos, los premios, los circuitos de actos y conmemoraciones culturales se plantean como «un juego entre el poder político y los agentes del mercado para crear un producto de consumo intelectual», de forma que el organismo intermediario de esta compraventa el propio Estado.

El resultado, según este profesor de literatura, es que esta práctica crea un Estado cultural y una cultura de Estado.

Según el profesor, esta obra está sustentada en una visión razonada, hecha a base de experiencias, de acontecimientos vividos y conocidos, de observaciones críticas e investigaciones literarias llevadas a cabo a lo largo de su carrera profesional, y surge como respuesta a la escasez de escritos polémicos sobre lo que desde principios del siglo XX se denomina «guerra literaria».

José Antonio Fortes nació en Vélez (Málaga) en 1949, trabaja como profesor de Literatura Española Contemporánea en el Departamento de Literatura española de la Universidad de Granada y preside la Asociación para la Investigación y Crítica de la Ideología Literaria en España.

Fortes fue noticia el pasado año ya que denunció por injurias al poeta y entonces también profesor de la Universidad de Granada Luis García Montero, que fue condenado por el Juzgado de lo Penal 5 de Granada al pago de una multa de 1.800 euros y a indemnizar con 3.000 euros a su compañero de departamento.

La denuncia se produjo tras un enfrentamiento verbal y la publicación de un artículo de opinión en el diario El País en el que García Montero se refería a Fortes con expresiones como «perturbado» o «tonto indecente».

En dicho artículo, García Montero arremetía contra Fortes por manifestar en sus clases que Federico García Lorca «era un fascista y lo mataron los suyos» o que Francisco Ayala es «un aliado del fascismo.

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1,4 Millones de personas mayores de 60 años sufren soledad en España

En España hay más de siete millones de personas de entre 60 y 90 años y, de ellas, 1,4 millones sufren soledad, una situación que puede darse en muchas etapas del ciclo vital, pero que a esas edades puede responder al hecho de no saber cómo emplear el exceso de tiempo libre.

Así lo explicó a Efe la catedrática de Psicogerontología de la Universidad de Granada Ramona Rubio antes de ofrecer la ponencia «Psicología del Envejecimiento: Afrontar la soledad» en el III Ciclo de Conferencias sobre Envejecimiento Activo que se inaugura hoy en el Centro de Iniciativas de La Caja de Canarias.

Rubio manifestó que la soledad es un sentimiento cuya incidencia varía en función de las edades y de los géneros, de forma que en un joven puede aparecer por la falta de empleo o la dificultad para encontrar un amor, y en un adulto por la sensación de ir distanciándose de la vida, el miedo a enfermedades o dolencias o por la desaparición de personas queridas.

Sin embargo, consideró que en ambos supuestos hay que afrontar esa soledad, que en la mayoría de los casos «surge porque sobra tiempo, empleándolo «para evitar entrar en pensamientos circulares».

«El gran problema de la soledad es que es el pórtico de la depresión y cuanto antes se ataje mejor, de ahí que la intervención, a través de la información, resulte fundamental a la hora de trabajar con mayores», refirió.

Ramona Rubio, que desde la Universidad de Granada estudia desde hace veinte años cómo atender mejor las necesidades de este colectivo de población, advirtió de que antes de emplear el tiempo en el desarrollo de estrategias de desahogo para paliar una sensación de soledad, existen otras pautas que, a largo plazo, pueden generar «nuevos estilos de vida» a partir del uso del tiempo con otras actividades.

«Ahí es cuando hay que empezar a hablar de alternativas y hoy en día los mayores tienen muchísimas opciones, desde coberturas de servicios sociales, a centros de día, programas de preparación a la salud o de envejecimiento activo. El problema es que muchas veces la gente las desconoce», destacó.

Rubio resaltó que lo que más ha llamado su atención en el tiempo que lleva trabajando con mayores es la tendencia que suelen mostrar a «encerrarse en sí mismos y no dejarse ayudar», de ahí que insistiera en la importancia de que «a última hora» el éxito de los programas que se dirigen a ellos depende de que la persona «se decida a dar el paso» de introducir alternativas a su rutina diaria para salvarse de la soledad, lo que requiere de un ejercicio «activo».

En cualquier caso, Ramona Rubio recordó que no toda la soledad es negativa y que «una dimensión importante del hombre, que es la creatividad, necesita de esa soledad», por lo que concluyó que «eliminarla al cien por cien no es bueno», ya que se necesita «para el crecimiento propio del individuo».

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‘Intelectuales de consumo’, un ensayo contra la cultura oficial

«Intelectuales de consumo. Literatura y Cultura de Estado en España (1982-2009)» es el título del nuevo ensayo del profesor de la Universidad de Granada José Antonio Fortes, quien acaba de publicar con Almuzara una monografía contra la cultura oficial posmoderna y las hegemonías literarias.

Este libro, según ha informado la editorial, nace debido a la radical ausencia de debate que hay sobre este tema y quiere dar luz a las «prácticas totalitarias de una facción posmoderna hegemónica» a la que el autor denomina intelectuales de consumo.

Una hegemonía marcada y dirigida por el Estado al que, según Fortes, no «le importan las personas, sino las personificaciones» de categorías políticas e ideológicas y las funciones que este «bloque impenetrable han de cumplir rindiendo cuentas a los intereses del capital que les compra».

«Estos intelectuales están a sueldo y se les paga por los servicios prestados», afirma el autor en un comunicado.

Según este ensayo, el control sobre las prebendas, los cargos políticos, los premios, los circuitos de actos y conmemoraciones culturales se plantean como «un juego entre el poder político y los agentes del mercado para crear un producto de consumo intelectual», de forma que el organismo intermediario de esta compraventa el propio Estado.

El resultado, según este profesor de literatura, es que esta práctica crea un Estado cultural y una cultura de Estado.

Según el profesor, esta obra está sustentada en una visión razonada, hecha a base de experiencias, de acontecimientos vividos y conocidos, de observaciones críticas e investigaciones literarias llevadas a cabo a lo largo de su carrera profesional, y surge como respuesta a la escasez de escritos polémicos sobre lo que desde principios del siglo XX se denomina «guerra literaria».

José Antonio Fortes nació en Vélez (Málaga) en 1949, trabaja como profesor de Literatura Española Contemporánea en el Departamento de Literatura española de la Universidad de Granada y preside la Asociación para la Investigación y Crítica de la Ideología Literaria en España.

Fortes fue noticia el pasado año ya que denunció por injurias al poeta y entonces también profesor de la Universidad de Granada Luis García Montero, que fue condenado por el Juzgado de lo Penal 5 de Granada al pago de una multa de 1.800 euros y a indemnizar con 3.000 euros a su compañero de departamento.

La denuncia se produjo tras un enfrentamiento verbal y la publicación de un artículo de opinión en el diario El País en el que García Montero se refería a Fortes con expresiones como «perturbado» o «tonto indecente».

En dicho artículo, García Montero arremetía contra Fortes por manifestar en sus clases que Federico García Lorca «era un fascista y lo mataron los suyos» o que Francisco Ayala es «un aliado del fascismo.

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1,4 millones de personas mayores de 60 años sufren soledad en España

En España hay más de siete millones de personas de entre 60 y 90 años y, de ellas, 1,4 millones sufren soledad, una situación que puede darse en muchas etapas del ciclo vital, pero que a esas edades puede responder al hecho de no saber cómo emplear el exceso de tiempo libre.

Así lo explicó a Efe la catedrática de Psicogerontología de la Universidad de Granada Ramona Rubio antes de ofrecer la ponencia «Psicología del Envejecimiento: Afrontar la soledad» en el III Ciclo de Conferencias sobre Envejecimiento Activo que se inaugura hoy en el Centro de Iniciativas de La Caja de Canarias.

Rubio manifestó que la soledad es un sentimiento cuya incidencia varía en función de las edades y de los géneros, de forma que en un joven puede aparecer por la falta de empleo o la dificultad para encontrar un amor, y en un adulto por la sensación de ir distanciándose de la vida, el miedo a enfermedades o dolencias o por la desaparición de personas queridas.

Sin embargo, consideró que en ambos supuestos hay que afrontar esa soledad, que en la mayoría de los casos «surge porque sobra tiempo, empleándolo «para evitar entrar en pensamientos circulares».

«El gran problema de la soledad es que es el pórtico de la depresión y cuanto antes se ataje mejor, de ahí que la intervención, a través de la información, resulte fundamental a la hora de trabajar con mayores», refirió.

Ramona Rubio, que desde la Universidad de Granada estudia desde hace veinte años cómo atender mejor las necesidades de este colectivo de población, advirtió de que antes de emplear el tiempo en el desarrollo de estrategias de desahogo para paliar una sensación de soledad, existen otras pautas que, a largo plazo, pueden generar «nuevos estilos de vida» a partir del uso del tiempo con otras actividades.

«Ahí es cuando hay que empezar a hablar de alternativas y hoy en día los mayores tienen muchísimas opciones, desde coberturas de servicios sociales, a centros de día, programas de preparación a la salud o de envejecimiento activo. El problema es que muchas veces la gente las desconoce», destacó.

Rubio resaltó que lo que más ha llamado su atención en el tiempo que lleva trabajando con mayores es la tendencia que suelen mostrar a «encerrarse en sí mismos y no dejarse ayudar», de ahí que insistiera en la importancia de que «a última hora» el éxito de los programas que se dirigen a ellos depende de que la persona «se decida a dar el paso» de introducir alternativas a su rutina diaria para salvarse de la soledad, lo que requiere de un ejercicio «activo».

En cualquier caso, Ramona Rubio recordó que no toda la soledad es negativa y que «una dimensión importante del hombre, que es la creatividad, necesita de esa soledad», por lo que concluyó que «eliminarla al cien por cien no es bueno», ya que se necesita «para el crecimiento propio del individuo».

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Marionetas para enseñar a convivir

Investigadores de la Universidad de Granada (UGR) han desarrollado un programa de intervención, dirigido a niños de tres años, que permite prevenir el comportamiento antisocial cuando sean adultos.

El programa, denominado Aprender a Convivir, ha permitido, en su primer año de aplicación, que un 90% de los niños participantes interaccione más con sus iguales, y que un 86% mejore en factores como la ansiedad/depresión, quejas somáticas, timidez, reactividad emocional o aislamiento social, según informa la UGR.

En el programa, financiado por el Ministerio de Educación, han participado 131 niños y niñas de tres años y se dividió en cuatro bloques temáticos, de tres semanas de duración cada uno. Cada semana se llevaron a cabo dos sesiones de una media hora de duración cada una.

En una primera parte de la sesión, tres marionetas transmitían a los niños los contenidos que iban a trabajar, para posteriormente reforzarlos realizando diversas actividades en pequeños grupos.

La Universidad de Granada sostiene que, «a la luz de los resultados obtenidos, los niños y niñas que participaron en el programa ‘Aprender a Convivir’ son más autónomos, cumplen en mayor medida las normas establecidas, comparten con sus iguales, saben reconocer los sentimientos de los demás y expresar los suyos propios, se ayudan tanto entre ellos como a sus maestros, saben escuchar, pedir perdón, dar las gracias y presentan menos conductas agresivas y violentas que los demás».

Este trabajo de investigación ha sido llevado a cabo por María Fernández Cabezas, del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la UGR, y dirigido por los profesores Fernando Justicia Justicia, Carmen Pichardo Martínez y Trinidad García Berbén.

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1,4 millones de personas mayores de 60 años sufren soledad en España

En España hay más de siete millones de personas de entre 60 y 90 años y, de ellas, 1,4 millones sufren soledad, una situación que puede darse en muchas etapas del ciclo vital, pero que a esas edades puede responder al hecho de no saber cómo emplear el exceso de tiempo libre.

Así lo explicó a Efe la catedrática de Psicogerontología de la Universidad de Granada Ramona Rubio antes de ofrecer la ponencia «Psicología del Envejecimiento: Afrontar la soledad» en el III Ciclo de Conferencias sobre Envejecimiento Activo que se inaugura hoy en el Centro de Iniciativas de La Caja de Canarias.

Rubio manifestó que la soledad es un sentimiento cuya incidencia varía en función de las edades y de los géneros, de forma que en un joven puede aparecer por la falta de empleo o la dificultad para encontrar un amor, y en un adulto por la sensación de ir distanciándose de la vida, el miedo a enfermedades o dolencias o por la desaparición de personas queridas.

Sin embargo, consideró que en ambos supuestos hay que afrontar esa soledad, que en la mayoría de los casos «surge porque sobra tiempo, empleándolo «para evitar entrar en pensamientos circulares».

«El gran problema de la soledad es que es el pórtico de la depresión y cuanto antes se ataje mejor, de ahí que la intervención, a través de la información, resulte fundamental a la hora de trabajar con mayores», refirió.

Ramona Rubio, que desde la Universidad de Granada estudia desde hace veinte años cómo atender mejor las necesidades de este colectivo de población, advirtió de que antes de emplear el tiempo en el desarrollo de estrategias de desahogo para paliar una sensación de soledad, existen otras pautas que, a largo plazo, pueden generar «nuevos estilos de vida» a partir del uso del tiempo con otras actividades.

«Ahí es cuando hay que empezar a hablar de alternativas y hoy en día los mayores tienen muchísimas opciones, desde coberturas de servicios sociales, a centros de día, programas de preparación a la salud o de envejecimiento activo. El problema es que muchas veces la gente las desconoce», destacó.

Rubio resaltó que lo que más ha llamado su atención en el tiempo que lleva trabajando con mayores es la tendencia que suelen mostrar a «encerrarse en sí mismos y no dejarse ayudar», de ahí que insistiera en la importancia de que «a última hora» el éxito de los programas que se dirigen a ellos depende de que la persona «se decida a dar el paso» de introducir alternativas a su rutina diaria para salvarse de la soledad, lo que requiere de un ejercicio «activo».

En cualquier caso, Ramona Rubio recordó que no toda la soledad es negativa y que «una dimensión importante del hombre, que es la creatividad, necesita de esa soledad», por lo que concluyó que «eliminarla al cien por cien no es bueno», ya que se necesita «para el crecimiento propio del individuo».

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‘Intelectuales de consumo’, un ensayo contra la cultura oficial

«Intelectuales de consumo. Literatura y Cultura de Estado en España (1982-2009)» es el título del nuevo ensayo del profesor de la Universidad de Granada José Antonio Fortes, quien acaba de publicar con Almuzara una monografía contra la cultura oficial posmoderna y las hegemonías literarias.

Este libro, según ha informado la editorial, nace debido a la radical ausencia de debate que hay sobre este tema y quiere dar luz a las «prácticas totalitarias de una facción posmoderna hegemónica» a la que el autor denomina «intelectuales de consumo».

Una hegemonía marcada y dirigida por el Estado al que, según Fortes, no «le importan las personas, sino las personificaciones» de categorías políticas e ideológicas y las funciones que este «bloque impenetrable han de cumplir rindiendo cuentas a los intereses del capital que les compra».

«Estos intelectuales están a sueldo y se les paga por los servicios prestados», afirma el autor en un comunicado.

Según este ensayo, el control sobre las prebendas, los cargos políticos, los premios, los circuitos de actos y conmemoraciones culturales se plantean como «un juego entre el poder político y los agentes del mercado para crear un producto de consumo intelectual», de forma que el organismo intermediario de esta compraventa es el propio Estado.

El resultado, según este profesor de literatura, es que esta práctica crea un Estado cultural y una cultura de Estado.

Según el profesor, esta obra está sustentada en una visión razonada, hecha a base de experiencias, de acontecimientos vividos y conocidos, de observaciones críticas e investigaciones literarias llevadas a cabo a lo largo de su carrera profesional, y surge como respuesta a la escasez de escritos polémicos sobre lo que desde principios del siglo XX se denomina «guerra literaria».

José Antonio Fortes nació en Vélez (Málaga) en 1949, trabaja como profesor de Literatura Española Contemporánea en el Departamento de Literatura española de la Universidad de Granada y preside la Asociación para la Investigación y Crítica de la Ideología Literaria en España.

Fortes fue noticia el pasado año ya que denunció por injurias al poeta y entonces también profesor de la Universidad de Granada Luis García Montero, que fue condenado por el Juzgado de lo Penal 5 de Granada al pago de una multa de 1.800 euros y a indemnizar con 3.000 euros a su compañero de departamento.

La denuncia se produjo tras un enfrentamiento verbal y la publicación de un artículo de opinión en el diario El País en el que García Montero se refería a Fortes con expresiones como «perturbado» o «tonto indecente».

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1,4 millones de personas mayores de 60 años sufren soledad en España

En España hay más de siete millones de personas de entre 60 y 90 años y, de ellas, 1,4 millones sufren soledad, una situación que puede darse en muchas etapas del ciclo vital, pero que a esas edades puede responder al hecho de no saber cómo emplear el exceso de tiempo libre.

Así lo explicó a Efe la catedrática de Psicogerontología de la Universidad de Granada Ramona Rubio antes de ofrecer la ponencia «Psicología del Envejecimiento: Afrontar la soledad» en el III Ciclo de Conferencias sobre Envejecimiento Activo que se inaugura hoy en el Centro de Iniciativas de La Caja de Canarias.

Rubio manifestó que la soledad es un sentimiento cuya incidencia varía en función de las edades y de los géneros, de forma que en un joven puede aparecer por la falta de empleo o la dificultad para encontrar un amor, y en un adulto por la sensación de ir distanciándose de la vida, el miedo a enfermedades o dolencias o por la desaparición de personas queridas.

Sin embargo, consideró que en ambos supuestos hay que afrontar esa soledad, que en la mayoría de los casos «surge porque sobra tiempo, empleándolo «para evitar entrar en pensamientos circulares».

«El gran problema de la soledad es que es el pórtico de la depresión y cuanto antes se ataje mejor, de ahí que la intervención, a través de la información, resulte fundamental a la hora de trabajar con mayores», refirió.

Ramona Rubio, que desde la Universidad de Granada estudia desde hace veinte años cómo atender mejor las necesidades de este colectivo de población, advirtió de que antes de emplear el tiempo en el desarrollo de estrategias de desahogo para paliar una sensación de soledad, existen otras pautas que, a largo plazo, pueden generar «nuevos estilos de vida» a partir del uso del tiempo con otras actividades.

«Ahí es cuando hay que empezar a hablar de alternativas y hoy en día los mayores tienen muchísimas opciones, desde coberturas de servicios sociales, a centros de día, programas de preparación a la salud o de envejecimiento activo. El problema es que muchas veces la gente las desconoce», destacó.

Rubio resaltó que lo que más ha llamado su atención en el tiempo que lleva trabajando con mayores es la tendencia que suelen mostrar a «encerrarse en sí mismos y no dejarse ayudar», de ahí que insistiera en la importancia de que «a última hora» el éxito de los programas que se dirigen a ellos depende de que la persona «se decida a dar el paso» de introducir alternativas a su rutina diaria para salvarse de la soledad, lo que requiere de un ejercicio «activo».

En cualquier caso, Ramona Rubio recordó que no toda la soledad es negativa y que «una dimensión importante del hombre, que es la creatividad, necesita de esa soledad», por lo que concluyó que «eliminarla al cien por cien no es bueno», ya que se necesita «para el crecimiento propio del individuo».

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