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Pág. 16: Una bacteria, método no tóxico de eliminar la mosca de la fruta
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Investigadores granadinos desarrollan un método no tóxico para acabar con la mosca de la fruta del Mediterráneo

Investigadores granadinos desarrollan un método no tóxico para acabar con la mosca de la fruta del Mediterráneo

El grupo de investigación Bioquímica y Parasitología Molecular, del Instituto de Biotecnología de la Universidad de Granada (UGR), ha logrado desarrollar un bioinsecticida que «podría ser útil» para el control de la plaga de la mosca de la fruta del Mediterráneo.

Este insecto, que utiliza como hospedero cientos de espacies comerciales de frutales, provoca todos los años pérdidas de «miles de millones de euros» a los agricultores españoles, del Norte de África, Iberoamérica, India, Australia o Turquía. Naranjas, chirimoyas, manzanas más de 260 especies de frutos sufren desde hace años este tipo de plaga, según informaron en un comunicado.

La investigadora principal de este proyecto y contratada a través del programa Ramón y Cajal, Susana Vílchez, lleva varios años intentando combatir este tipo de plaga con métodos biológicos –menos tóxicos para la fruta, los agricultores y, por lo tanto, para los consumidores–.

La técnica propuesta consiste en «utilizar otro organismo vivo para combatir al insecto provocando su muerte de una manera natural –sin productos químicos–«. La mosca de la fruta del Mediterráneo utiliza el fruto para su desarrollo, cría sus larvas y destruye el fruto. El problema de este insecto es que es más resistente al frío y por tanto capaz de colonizar zonas más frías que el resto de las moscas de la fruta, por lo que causa pérdidas en la agricultura durante todo el año, saltando de una plantación a otra, según detallaron.

El grupo de Parasitología Molecular de la Universidad de Granada ha conseguido encontrar una bacteria capaz de matar a este insecto de «una manera no tóxica para el ser humano y efectiva». Los investigadores han patentado el uso de esta bacteria para el control de la mosca y en este momento se plantean el objetivo del desarrollo de un producto comercial.

Los investigadores granadinos también trabajan en la actualidad con otras 115 bacterias para intentar desarrollar bioinsecticidas activos frente a los insectos transmisores de algunas enfermedades parasitarias como el \’Mal de Changas\’, que afecta a más de 18 millones de personas en todo el mundo, especialmente «pobres del ámbito rural».
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Investigadores granadinos desarrollan un método no tóxico para acabar con la mosca de la fruta del Mediterráneo

Investigadores granadinos desarrollan un método no tóxico para acabar con la mosca de la fruta del Mediterráneo

Este insecto, que utiliza como hospedero cientos de espacies comerciales de frutales, provoca todos los años pérdidas de \’miles de millones de euros\’ a los agricultores españoles, del Norte de África, Iberoamérica, India, Australia o Turquía. Naranjas, chirimoyas, manzanas más de 260 especies de frutos sufren desde hace años este tipo de plaga, según informaron en un comunicado.

La investigadora principal de este proyecto y contratada a través del programa Ramón y Cajal, Susana Vílchez, lleva varios años intentando combatir este tipo de plaga con métodos biológicos –menos tóxicos para la fruta, los agricultores y, por lo tanto, para los consumidores–.

La técnica propuesta consiste en \’utilizar otro organismo vivo para combatir al insecto provocando su muerte de una manera natural –sin productos químicos–\’. La mosca de la fruta del Mediterráneo utiliza el fruto para su desarrollo, cría sus larvas y destruye el fruto. El problema de este insecto es que es más resistente al frío y por tanto capaz de colonizar zonas más frías que el resto de las moscas de la fruta, por lo que causa pérdidas en la agricultura durante todo el año, saltando de una plantación a otra, según detallaron.

El grupo de Parasitología Molecular de la Universidad de Granada ha conseguido encontrar una bacteria capaz de matar a este insecto de \’una manera no tóxica para el ser humano y efectiva\’. Los investigadores han patentado el uso de esta bacteria para el control de la mosca y en este momento se plantean el objetivo del desarrollo de un producto comercial.

Los investigadores granadinos también trabajan en la actualidad con otras 115 bacterias para intentar desarrollar bioinsecticidas activos frente a los insectos transmisores de algunas enfermedades parasitarias como el \’Mal de Changas\’, que afecta a más de 18 millones de personas en todo el mundo, especialmente \’pobres del ámbito rural\’.
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Investigadores granadinos desarrollan un método no tóxico para acabar con la mosca de la fruta del Mediterráneo

Investigadores granadinos desarrollan un método no tóxico para acabar con la mosca de la fruta del Mediterráneo

El grupo de investigación Bioquímica y Parasitología Molecular, del Instituto de Biotecnología de la Universidad de Granada (UGR), ha logrado desarrollar un bioinsecticida que «podría ser útil» para el control de la plaga de la mosca de la fruta del Mediterráneo.

Este insecto, que utiliza como hospedero cientos de espacies comerciales de frutales, provoca todos los años pérdidas de «miles de millones de euros» a los agricultores españoles, del Norte de África, Iberoamérica, India, Australia o Turquía. Naranjas, chirimoyas, manzanas más de 260 especies de frutos sufren desde hace años este tipo de plaga, según informaron en un comunicado.

La investigadora principal de este proyecto y contratada a través del programa Ramón y Cajal, Susana Vílchez, lleva varios años intentando combatir este tipo de plaga con métodos biológicos –menos tóxicos para la fruta, los agricultores y, por lo tanto, para los consumidores–.

La técnica propuesta consiste en «utilizar otro organismo vivo para combatir al insecto provocando su muerte de una manera natural –sin productos químicos–«. La mosca de la fruta del Mediterráneo utiliza el fruto para su desarrollo, cría sus larvas y destruye el fruto. El problema de este insecto es que es más resistente al frío y por tanto capaz de colonizar zonas más frías que el resto de las moscas de la fruta, por lo que causa pérdidas en la agricultura durante todo el año, saltando de una plantación a otra, según detallaron.

El grupo de Parasitología Molecular de la Universidad de Granada ha conseguido encontrar una bacteria capaz de matar a este insecto de «una manera no tóxica para el ser humano y efectiva». Los investigadores han patentado el uso de esta bacteria para el control de la mosca y en este momento se plantean el objetivo del desarrollo de un producto comercial.

Los investigadores granadinos también trabajan en la actualidad con otras 115 bacterias para intentar desarrollar bioinsecticidas activos frente a los insectos transmisores de algunas enfermedades parasitarias como el \’Mal de Changas\’, que afecta a más de 18 millones de personas en todo el mundo, especialmente «pobres del ámbito rural».
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Investigadores granadinos desarrollan un método no tóxico para acabar con la mosca de la fruta del Mediterráneo

Investigadores granadinos desarrollan un método no tóxico para acabar con la mosca de la fruta del Mediterráneo

El grupo de investigación Bioquímica y Parasitología Molecular, del Instituto de Biotecnología de la Universidad de Granada (UGR), ha logrado desarrollar un bioinsecticida que «podría ser útil» para el control de la plaga de la mosca de la fruta del Mediterráneo.

El grupo de investigación Bioquímica y Parasitología Molecular, del Instituto de Biotecnología de la Universidad de Granada (UGR), ha logrado desarrollar un bioinsecticida que «podría ser útil» para el control de la plaga de la mosca de la fruta del Mediterráneo.

Este insecto, que utiliza como hospedero cientos de espacies comerciales de frutales, provoca todos los años pérdidas de «miles de millones de euros» a los agricultores españoles, del Norte de África, Iberoamérica, India, Australia o Turquía. Naranjas, chirimoyas, manzanas más de 260 especies de frutos sufren desde hace años este tipo de plaga, según informaron en un comunicado.

La investigadora principal de este proyecto y contratada a través del programa Ramón y Cajal, Susana Vílchez, lleva varios años intentando combatir este tipo de plaga con métodos biológicos –menos tóxicos para la fruta, los agricultores y, por lo tanto, para los consumidores–.

La técnica propuesta consiste en «utilizar otro organismo vivo para combatir al insecto provocando su muerte de una manera natural –sin productos químicos–«. La mosca de la fruta del Mediterráneo utiliza el fruto para su desarrollo, cría sus larvas y destruye el fruto. El problema de este insecto es que es más resistente al frío y por tanto capaz de colonizar zonas más frías que el resto de las moscas de la fruta, por lo que causa pérdidas en la agricultura durante todo el año, saltando de una plantación a otra, según detallaron.

El grupo de Parasitología Molecular de la Universidad de Granada ha conseguido encontrar una bacteria capaz de matar a este insecto de «una manera no tóxica para el ser humano y efectiva». Los investigadores han patentado el uso de esta bacteria para el control de la mosca y en este momento se plantean el objetivo del desarrollo de un producto comercial.

Los investigadores granadinos también trabajan en la actualidad con otras 115 bacterias para intentar desarrollar bioinsecticidas activos frente a los insectos transmisores de algunas enfermedades parasitarias como el \’Mal de Changas\’, que afecta a más de 18 millones de personas en todo el mundo, especialmente «pobres del ámbito rural».
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Investigadores granadinos desarrollan un método no tóxico para acabar con la mosca de la fruta del Mediterráneo

Investigadores granadinos desarrollan un método no tóxico para acabar con la mosca de la fruta del Mediterráneo

El grupo de investigación Bioquímica y Parasitología Molecular, del Instituto de Biotecnología de la Universidad de Granada (UGR), ha logrado desarrollar un bioinsecticida que «podría ser útil» para el control de la plaga de la mosca de la fruta del Mediterráneo.

Este insecto, que utiliza como hospedero cientos de espacies comerciales de frutales, provoca todos los años pérdidas de «miles de millones de euros» a los agricultores españoles, del Norte de África, Iberoamérica, India, Australia o Turquía. Naranjas, chirimoyas, manzanas más de 260 especies de frutos sufren desde hace años este tipo de plaga, según informaron en un comunicado.

La investigadora principal de este proyecto y contratada a través del programa Ramón y Cajal, Susana Vílchez, lleva varios años intentando combatir este tipo de plaga con métodos biológicos –menos tóxicos para la fruta, los agricultores y, por lo tanto, para los consumidores–.

La técnica propuesta consiste en «utilizar otro organismo vivo para combatir al insecto provocando su muerte de una manera natural –sin productos químicos–«. La mosca de la fruta del Mediterráneo utiliza el fruto para su desarrollo, cría sus larvas y destruye el fruto. El problema de este insecto es que es más resistente al frío y por tanto capaz de colonizar zonas más frías que el resto de las moscas de la fruta, por lo que causa pérdidas en la agricultura durante todo el año, saltando de una plantación a otra, según detallaron.

El grupo de Parasitología Molecular de la Universidad de Granada ha conseguido encontrar una bacteria capaz de matar a este insecto de «una manera no tóxica para el ser humano y efectiva». Los investigadores han patentado el uso de esta bacteria para el control de la mosca y en este momento se plantean el objetivo del desarrollo de un producto comercial.

Los investigadores granadinos también trabajan en la actualidad con otras 115 bacterias para intentar desarrollar bioinsecticidas activos frente a los insectos transmisores de algunas enfermedades parasitarias como el \’Mal de Changas\’, que afecta a más de 18 millones de personas en todo el mundo, especialmente «pobres del ámbito rural».
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Investigadores granadinos desarrollan un método no tóxico para acabar con la mosca de la fruta del Mediterráneo

Investigadores granadinos desarrollan un método no tóxico para acabar con la mosca de la fruta del Mediterráneo

El grupo de investigación Bioquímica y Parasitología Molecular, del Instituto de Biotecnología de la Universidad de Granada (UGR), ha logrado desarrollar un bioinsecticida que «podría ser útil» para el control de la plaga de la mosca de la fruta del Mediterráneo.

Este insecto, que utiliza como hospedero cientos de espacies comerciales de frutales, provoca todos los años pérdidas de «miles de millones de euros» a los agricultores españoles, del Norte de África, Iberoamérica, India, Australia o Turquía. Naranjas, chirimoyas, manzanas más de 260 especies de frutos sufren desde hace años este tipo de plaga, según informaron en un comunicado.

La investigadora principal de este proyecto y contratada a través del programa Ramón y Cajal, Susana Vílchez, lleva varios años intentando combatir este tipo de plaga con métodos biológicos –menos tóxicos para la fruta, los agricultores y, por lo tanto, para los consumidores–.

La técnica propuesta consiste en «utilizar otro organismo vivo para combatir al insecto provocando su muerte de una manera natural –sin productos químicos–«. La mosca de la fruta del Mediterráneo utiliza el fruto para su desarrollo, cría sus larvas y destruye el fruto. El problema de este insecto es que es más resistente al frío y por tanto capaz de colonizar zonas más frías que el resto de las moscas de la fruta, por lo que causa pérdidas en la agricultura durante todo el año, saltando de una plantación a otra, según detallaron.

El grupo de Parasitología Molecular de la Universidad de Granada ha conseguido encontrar una bacteria capaz de matar a este insecto de «una manera no tóxica para el ser humano y efectiva». Los investigadores han patentado el uso de esta bacteria para el control de la mosca y en este momento se plantean el objetivo del desarrollo de un producto comercial.

Los investigadores granadinos también trabajan en la actualidad con otras 115 bacterias para intentar desarrollar bioinsecticidas activos frente a los insectos transmisores de algunas enfermedades parasitarias como el \’Mal de Changas\’, que afecta a más de 18 millones de personas en todo el mundo, especialmente «pobres del ámbito rural».
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Un documento fechado en 1942 ayudará a encontrar nuevas fosas en San Rafael

Un documento fechado en 1942 ayudará a encontrar nuevas fosas en San Rafael

Un documento con fotografías resultado de un vuelo que el RAF, el ejército aéreo inglés, hizo de Huelva a Cartagena en 1942 podrá ayudar a confirmar la existencia de nuevas fosas en el antiguo cementerio de San Rafael de Málaga, el mayor conjunto de fosas comunes de la Guerra Civil y el franquismo.

Según las asociaciones que trabajan en este asunto, el documento contiene fotografías que, tras estudiarlas y analizarlas, pueden ofrecer un testimonio de las fosas abiertas que había en esa época y de su situación, algo importante ya que, además de las nueve fosas exhumadas en el recinto, se tiene constancia de la existencia de hasta dieciocho.

De esta manera, estas fotografías pueden añadir información al estudio del Instituto de Geofísica de la Universidad de Granada, que es el que ha permitido localizar las fosas sobre las que se ha trabajado hasta ahora.

El objetivo de este viaje del ejército inglés, que contaba con el visto bueno del dictador Francisco Franco, era el desembarco de aliados en las playas andaluzas, una franja en la que se incluía la zona donde su ubica el antiguo cementerio de la ciudad.

El vicepresidente de la Asociación contra el Silencio y el Olvido por la Recuperación de la Memoria Histórica de Málaga, José Galisteo, ha explicado a Efe que el documento lo descubrió en una exposición sobre cartografía de la Guerra Civil y decidió pedirlo al Instituto Cartográfico Andaluz -propietario del mismo- al pensar que el camposanto podría encontrarse en la zona fotografiada.

Aunque aún espera a poder hacerse con la copia, Galisteo ya ha podido trabajar con algunas fotografías y ha descubierto que, tras ampliar las mismas, se ve cómo hay manchas que coinciden en su localización con las fosas ya exhumadas. Una vez que la asociación tenga los documentos, se podrá trabajar con las imágenes desde un estereoscopio para verlas en relieve y poder determinar las fosas que realmente existían en la época.
Líneas de trabajo

Mientras tanto, y una vez concluida la exhumación de restos en las fosas, los cuerpos han sido trasladados al cementerio municipal de San Gabriel, donde se les está haciendo una ficha con las medidas para comparar los datos con los de familiares e identificarlos.

En la zona, las fosas han sido cubiertas por una capa geotextil y rellenas de grava blanca para delimitar su perímetro, además de colocar a sus pies carteles con información de las dimensiones, el número de cuerpos hallados en cada una y la fecha de inicio y fin de la excavación.

Por otra parte, continúa la recogida de muestras de familiares de fusilados y desaparecidos para extraer posteriormente el ADN y cruzarlo con el de los restos encontrados. Esta labor la hace la asociación cada miércoles en la Facultad de Medicina de la Universidad de Málaga y, hasta el momento, se han recogido las muestras de 138 personas, de las cerca de trescientas a las que se espera atender.

Así lo ha hecho José Rico, a cuyo padre asesinaron cuando él tenía solo 7 años, o Rosario Moreno, que busca los restos de su hermano fusilado desde hace más de treinta años. Ellos son los familiares de algunos de los desaparecidos durante la Guerra Civil cuyos restos se espera encontrar entre los 2.840 cuerpos hallados en las fosas, pero otros, sin embargo, se niegan a dar sus datos por el miedo, dicen, a quedar grabados en un archivo.
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Granada Hoy

Pág. 2: La UGR y la Cámara hacen negocios
Pág. 15: Idioma y ocio, otra opción para los viajes de estudios
Pág. 19: De Granada a Copenhague para intentar salvar el planeta
DEPORTES – Pág. 35: El CDU se reencuentra con la victoria en Sevilla
Pág. 36 y 37: Arte joven
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