Febrero, dichoso mes…
Después de unas vacaciones en Navidad, los estudiantes universitarios se preparan para afrontar los exámenes cuatrimestrales del curso. Una carrera de fondo en la que cada estudiante se presentará a una media de 4 o 5 pruebas durante el periodo oficial establecido, que comenzará el próximo sábado y finaliza el 14 de febrero.
Empieza la cuenta atrás. Durante un mes los universitarios deberán demostrar sus conocimientos a través de un folio en blanco. Para algunos no será demasiado complicado pues llevan meses preparándose con antelación a esta prueba. Pero para otros, quizás más rezagados, comienza una auténtica carrera contrarreloj en la que el tiempo será su peor enemigo y los litros de café y bebidas energéticas sus aliados. Carmen Tovar, estudiante de 3º de magisterio de inglés, se sitúa dentro de este último grupo: “Me va a faltar tiempo para prepararme los exámenes, cada año me hago la promesa de llevar las materias al día pero es algo que siempre cae en saco roto… en esta época me espera el atracón de apuntes pero confío en salir bien parada un año más”, comenta.
Para los estudiantes más noctámbulos, la Universidad de Granada (UGR) habilita un año más cinco salas de estudio: desde el 24 de enero, el aulario de la Facultad de Derecho, la Escuela de Informática y Telecomunicaciones y la facultad de Ciencias abrirán sus puertas de 08:00 a 06:00 de la mañana, sábados y domingos incluido. Por otra parte, la Escuela Universitaria de Arquitectura Técnica mantendrá el horario de 21:00 a 06:00 durante todo el periodo de exámenes. Sin embargo, la biblioteca Biosanitaria abrirá su sala de estudio de 08:00 a 06:00 del 16 de enero al 13 de febrero. Cristina Aguilera, estudiante de 5º de farmacia, es una de las universitarias que deciden estudiar en estas aulas: “Suelo estudiar mejor por las noches, por lo tanto, las salas de estudio son la mejor opción: no estás en tu habitación y es más fácil evitar la tentación de irse a la cama, te entretienes menos porque el ambiente de estudio que allí se crea influye en tu propia concentración. Además de esto, si vas a estudiar con compañeros de clase, se pueden comentar las posibles dudas que surjan y resolverlas más fácilmente”.
Muchos son los universitarios que se decantan por esta forma de estudio. En plenos exámenes las salas habilitadas se llenan de apuntes, libros y vasos de café. Una auténtica odisea para quien no consigue una silla libre a primera hora de la mañana. Mercedes Ortega, técnico de biblioteca de la facultad de Caminos, Canales y Puertos, observa desde su puesto de trabajo la gran afluencia de estudiantes en esta época del año: “Ahora empiezan a llegar muchos más alumnos, hasta el punto que las tres salas de estudio que tenemos disponibles se encuentran abarrotadas. Ya a primera hora la mayoría de los puestos están ocupados y las taquillas completas. Además de esto, algunos jóvenes guardan sitio para sus amigos, algo que no está permitido, y esto provoca un sinfín de protestas por parte del resto de estudiantes. Y lo peor aun está por llegar…”.
Los nervios están a flor de piel, comienzan a aparecer los ataques de ansiedad y agobio que provocan, en ocasiones, el bloqueo mental de los alumnos. Durante la época de exámenes aumenta el consumo de tranquilizantes, así como de vitaminas o estimulantes que ayuden al estudiante a enfrentarse a las pruebas en las mejores condiciones posibles. Concepción González, psicóloga, es de la opinión que “los chicos se enfrentan a una situación que supone una gran responsabilidad para ellos. Un sector importante de los estudiantes universitarios sufre un estado de nerviosismo constante que se puede transformar en sudoraciones o palpitaciones, lo que les dificulta la concentración y el rendimiento a la hora de ponerse a estudiar. Unas de las posibles soluciones a este temido problema es autocontrolarse y practicar técnicas de relajación que les ayude a superarlo”.
Los universitarios buscan mantenerse despiertos para poder estudiar el máximo de horas posible, algo que puede llegar a jugarles una mala pasada, pues el rendimiento y la concentración a veces se ven afectados. Y es que, las consecuencias de dejar el trabajo para última hora y pegarse el atracón siempre se dejan sentir.
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