– Seis mil euros por curso
Matrícula, piso, transporte, libros y fotocopias es lo básico y su precio está al alza En los colegios mayores y dependiendo de la ciudad la cantidad se dispara.
La Universidad de Granada (UGR) oferta más de setenta titulaciones diferentes -primer y segundo ciclo-, pero no todos los alumnos granadinos tienen una plaza en ella. Unos porque no les da la nota para lo que quieren estudiar y otros porque la carrera que quieren hacer no se imparte. En esta coyuntura se ha encontrado un número importante de familias estos días. Al final algunos se irán fuera y otros se decantarán por una carrera que no es su preferida. Los motivos pueden ser variados, pero uno de los que más pesa es la economía familiar que no puede permitirse que el niño se vaya a otra ciudad. Los gastos al final de curso son más que importantes. Estudiar en una ciudad no muy cara y aprovechando las ofertas más baratas puede costar unos seis mil euros.
Hay ofertas para todos los gustos y todos los bolsillos. Esa cantidad se la gastan algunos sólo en el colegio mayor y en muchas de las ocasiones no les llega. Esos seis mil euros serían en el caso de que el el universitario elija una carrera en el que la matrícula cueste unos ochocientos euros y el alquiler del piso unos 170. A esto habría que sumar unos cincuenta euros mensuales en transporte, unos veinte en luz, agua y basura, unos cien mensuales en comida -comprando lo más barato y haciendo de comer él- algo más de quinientos euros en libros y fotocopias a lo largo del curso y pocos gastos extras para ropa y para actividades de ocio.
Tampoco es lo mismo que un alumno se vaya a hacer Enfermería a Jaén porque en Granada no le ha llegado la nota que tenga que irse a Sevilla a hacer una titulación técnica o a Madrid o Salamanca cualquier otra carrera. En la capital jienense, al margen de estar más cerca de casa, el estudiante va a encontrar alquileres de una habitación en un piso compartido incluso por 120 euros.. Aquí es posible bajar de los seis mil euros al curso. Estos alquileres en zonas, además, céntricas como puede ser la estación de autobuses. Al ser una ciudad pequeña el alumno también puede ahorrarse mucho dinero en transporte porque puede ir caminando al campus universitario.
Lo más caro
Otra cosa bien distinta es matricularse en alguna de las universidades madrileñas. En este caso los alquileres en los pisos compartidos es muy fácil que superen los trescientos euros. Madrid no es tampoco Jaén o cualquier ciudad de tamaño pequeño o medio. El dinero que haya que destinar a transporte será mayor. Si la elección es uno de los colegios mayores o residencias universitarias, la cuota mensual va a ser mucho más cara. Por menos de seiscientos euros va a ser complicado encontrar algo. Eso más el IVA y, además, seguro que serán habitaciones compartidas. Lo más habitual es que estos precios estén cercanos a los novecientos euros. Bien es cierto, que en esta cantidad suele ir incluida la luz, electricidad, basura, comida y poco más.
En otros colegios mayores no ocurre esto. En Salamanca, por ejemplo, hay algún colegio mayor que suma a los setecientos u ochocientos euros mensuales, gastos adicionales como son los consumos de agua, nueve euros al mes; gas, 26 euros al mes; y electricidad , 17 euros al mes. A esto hay que sumar las llamadas telefónicas que también se cobrarán.
Todo esto teniendo en cuenta que en la Universidad en la que se matricula el estudiante es pública porque en el caso de ser privada la matrícula es mucho más elevada. La matrícula no se queda en los ochocientos, mil o mil doscientos euros que pueda costar en una institución pública. Hay que tener en cuenta que dependiendo de la comunidad autónoma el precio es diferente. En Andalucía el precio del crédito público por asignatura si es similar en todos las provincias, pero si se sale a Murcia, Valencia… cambia.
Con estos números no es de extrañar que el alumno que obtuvo una mayor nota media en la selectividad y bachillerato este curso, dijera que antes de saber si se podría ir a Sevilla a hacer la carrera que le gusta sus padres tenían que hacer números. En esta etapa en la que el lobo de la crisis tiene a más de uno con el corazón encogido pocos se atreven a aventurarse y los bancos tampoco son ya tan esplendorosos a la hora de dar créditos.
En algunos casos, que un hijo se vaya a estudiar fuera cuesta más que una letra de un coche o una hipoteca en el caso de ser baja. Cada familia hace cuentas y pone encima de la mesa cuáles son sus prioridades.
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