investigación aplicación de nuevas tecnologías a la conservación y restauración de manuscritos
Las letras que atrapa el tiempo
BLANCA DURÁN
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granada. Unas malas condiciones de conservación, los excesos de temperatura y humedad, la actuación de agentes biológicos externos o, simplemente, el paso del tiempo son algunos de los principales enemigos de los documentos históricos. Mapas y manuscritos, que testifican el pasado del ser humano, se convierten así en un material imprescindible para el estudio de la historia más reciente, donde tan sólo una adecuada restauración determinará su conservación futura.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Granada liderado por Teresa Espejo (Pintura) y José Luis Vílchez (Química Analítica) trabaja desde hace tres años en el proyecto Aplicación de nuevas tecnologías a la conservación y restauración del documento gráfico y material de archivo, que en este tiempo ha desarrollado nuevas técnicas de análisis del estado de manuscritos de los archivos de la Diputación, la Real Chancillería y la Abadía del Sacromonte para garantizar una adecuada restauración de todos ellos.
El método de análisis –que cuenta con la colaboración de algunos de los principales archivos documentales de la ciudad, el Instituto de Ciencias de los Materiales del CSIC y empresas privadas dedicadas a la conservación y la restauración del Patrimonio– permite obtener todo tipo de información acerca de los componentes orgánicos de los documentos mediante una mínima toma de muestras que no daña el documento original.
Es fundamental conocer en profundidad los materiales para determinar su envejecimiento, seleccionar las mejores técnicas de intervención y asegurar su posterior conservación sin temor de que después pueda haber reacciones secundarias o alteraciones y degradaciones de los documentos intervenidos, explica Teresa Espejo.
El estudio de identificación de los principales colorantes orgánicos y aglutinantes proteínicos y vegetales se está llevando a cabo en documentos reales procedentes de la colección de mapas de la Real Chancillería realizados entre los siglos XVI y XIX y una serie de 22 manuscritos árabes de la Abadía del Sacromonte, que han sido utilizados para crear los primeros patrones de color e identificar los materiales utilizados. Así, la investigación ha desvelado el uso en estos documentos de colorantes como el carmín, índigo, goma guta, azafrán, alizarín y purpurín, así como la presencia de goma arábiga en las tintas empleadas en algunos de estos manuscritos.
La toma de muestras es uno de los aspectos más relevantes del proyecto, para el que se han desarrollado técnicas que se apoyan en el uso de disolventes y micropinceles y que afectan de una forma visualmente imperceptible al documento. Hace unos años, la toma de muestras se hacía raspando con un bisturí, con lo que no sólo se podía contaminar la muestra, sino dañar de forma irreversible el documento original, señala la investigadora.
Junto a ellos, el proceso de análisis de las muestras y su paralelo estudio documental y codicológico han determinado algunas características de los patrones que seguían los manuscritos y los métodos más adecuados para su posterior restauración y conservación. El estudio de las muestras determina la metología de trabajo que es necesario aplicar a la hora de conservar o restaurar. En los documentos se han utilizado todo tipo de metodologías debido a que algunos ejemplares, como los manuscritos árabes, estaban muy deteriorado, frente a otros que tan sólo necesitaban asegurar su perdurabilidad, apostilla José Luis Vílchez.
Los resultados de las primeras tomas de muestras han servido para crear una base de datos con todos los colorantes que podrán servir de patrón al restaurador para comparar su trabajo ya que, según afirma Teresa Espejo, el restaurador debe conocer en profundidad la composición de los materiales y las técnicas que constituyen cada uno de los documentos para asegurar una adecuada conservación en las futuras generaciones.
La investigación, que continúa estudiando nuevos documentos e investigando técnicas más avanzadas para la conservación de los materiales, permitirá desarrollar en un futuro muy inmediato nuevos protocolos de muestreo en función del tipo de análisis y la técnica utilizada en los distintos materiales. Asimismo, se podrá establecer de forma inequívoca la naturaleza de los materiales de los distintos documentos y las técnicas de creación artística utilizadas en ellas, que pueden servir de gran ayuda para su datación.
Los resultados de la investigación han puesto de manifiesto la potencialidad de las nuevas tecnologías para el estudio y diagnóstico de los documentos y ya han sido trasladados a la comunidad científica a través de congresos y publicaciones en revistas especializadas.
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