investigación
Desarrollan un método que detecta las mezclas del aceite
El sistema, creado por investigadores de la Universidad de Granada, relaciona el color del producto con las mezclas que se hacen mediante aceites refinados
esther falcón
investigadora. Ana María Pérez Moreno, responsable de estudio.
Colores del aceite en las dos orillas
I. GARCÍA
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granada. Cuando un consumidor elige un aceite una de las primeras características que mira es su color. Del verde al amarillo hay muchos matices que se asocian a su acidez o su sabor. Aunque el Comité Oleícola Internacional no lo considera una de las características que miden la calidad del producto, el color dice mucho de un aceite: no es el mismo el de uno virgen extra que otro refinado.
En España, el más vendido es el aceite de oliva, una mezcla de aceite virgen y refinado –el que se obtiene utilizando procesos químicos–. Pero en el producto no se establece la proporción de ambos –en muchos casos se limitan a indicar el sabor: suave, intenso…–, por no hablar de los casos en que se vende aceite de oliva como virgen extra.
Ana María Pérez Gómez, investigadora de la Universidad de Granada, ha desarrollado un método que establece la relación entre el color y la mezcla del aceite de oliva. La finalidad del trabajo es conocer, a partir de las características colorimétricas del producto, los porcentajes de aceite de oliva virgen y refinado, resume. Los resultados preliminares se presentaron en el congreso científico internacional celebrado recientemente en Expoliva (Jaén).
¿Cómo se establecen las características del color de un aceite? Como cualquier otro elemento, el aceite se comporta de una determinada manera cuando es iluminado. Así se puede estudiar su capacidad para absorber la luz o su capacidad para reflejarla. Lo que sí varía son los instrumentos: mientras que para medir la absorción de luz se utiliza un espectrofotómetro –un aparato frecuente en los laboratorios industriales–, para analizar la luz reflejada hay que utilizar un espectrorradiómetro, mucho más caro, pero también más rápido. Los dos sistemas son válidos, aunque nosotros hemos utilizado el último porque resulta más cómodo, comenta la investigadora. Ambos instrumentos facilitan unos valores numéricos que determinan las coordenadas de cromaticidad, valores que sitúan el color del alimento dentro de la gama de colores que el ser humano puede captar. Estos sistemas de medida son los que se emplean habitualmente para medir los colores de cualquier cosa. La novedad del trabajo llevado a cabo por la profesora de la UGR es que establece unas ecuaciones matemáticas que relacionan estas características con la mezcla de aceites.
Este sistema permitirá medir de forma rápida la proporción de cada tipo de aceite, que sí está relacionada con el sabor y la calidad. Esto se hacía antes a ojo, confiando en los expertos catadores del color del aceite. Ana María Pérez cree que el sistema es aplicable a la industria, y, en principio, a cualquier tipo de alimento líquido.
El estudio parte de una iniciativa del laboratorio agroalimentario de la Junta de Andalucía en la localidad de Atarfe y ha analizado aceites de las provincias orientales de Andalucía, Granada y Jaén principalmente. Para establecer las características del color del aceite hay que tener en cuenta factores como la variedad de aceituna, la época de recogida o su almacenamiento. Si se conoce el aceite virgen se pueden conocer los porcentajes de mezcla posteriores, sugiere la investigadora.
El color del aceite se debe a dos pigmentos de las aceitunas, los carotenos –responsables del color amarillo– y las clorofilas –que aportan la tonalidad verdosa–. Las diferencias de color se notan al principio, cuando se mezcla el aceite refinado con el virgen, lo que diluye el color. Sería necesario incluir el color como una de las variables que afectan a la calidad del aceite porque el consumidor sí lo tiene en cuenta, concluye la científica.