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El Parlamento Europeo ha bloqueado el empleo de trombina, una enzima procedente de vacas y cerdos porque puede engañar al consumidor y hacerle creer que adquiere un solomillo cuando sólo son varios filetes pegados
De producto innovador a fraude para el consumidor. El pleno del Parlamento Europeo ha bloqueado la autorización de la trombina, una sustancia procendente de vacas y cerdos, para sellar carne, por considerar que puede confundir al consumidor y hacerle creer que adquiere un filete, cuando en realidad está comprado trozos aglomerados. Esta decisión se produce a raíz de que la Comisión Europea autorizara a finales del mes de abril, la comercialización en los países de la Unión Europea de Fibrimex, un producto a base de enzimas animales que une, como si de un pegamento se tratara, distintos trozos de carne y los une entre sí. La única condición que debían tener los alimentos que emplearan este «pegamento» era que tenían que estar etiquetados para que el consumidor no se lleve a engaños. Sin embargo, la Eurocámara ha echado por la borda la propuesta de la Comisión Europea y su empleo como aditivo alimentario, pese a que se especifique en el producto que se trata de carne mezclada, porque debía aprobarse de forma conjunta por el Parlamento Europeo y por el Consejo de Ministros de la Unión Europea.
En cuanto al proceso de elaboración, en el matadero se recoge el plasma del cerdo o de la vaca y se extraen el fibrinógeno y la fibrina de la sangre. Después, la trombina transforma el fibrinógeno en fibrina y ésta interactúa con el colágeno de la carne y, al igual que haría un pegamento, consigue unir los diferentes trozos de carne. Fibrimex, cuya patente procede de un organismo público de investigación holandés, es inodoro, insípido e inapreciables para el consumidor. Desde hace más de quince años, Estados Unidos y Holanda lo emplean en sus productos cárnicos. Gracias a este producto se consigue la unión de dos proteínas naturales, el fibrinógeno y la trombina, presentes en distintos tipos de carnes y mariscos. En concreto, se emplea en el proceso de transformación de algunos alimentos como albóndigas o barritas de pollo en países como Alemania o Países Bajos, pero su presencia desaparece en el producto final, tal y como sucede, por ejemplo, con la levadura de pan.
Fraude
Hace justo cinco años, la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria dio su aprobación al producto afirmando que «no tenía problemas desde el punto de vista de la seguridad alimentaria». En realidad, el proceso de pegado al que se somente a la carne se produce con un sellado natural entre dos trozos separados, como si de una cicatriz se tratase. Sin embargo, no todos los países comunitarios están de acuerdo y Suecia se opuso a su autorización porque lo considera una «traición al consumidor».
Para el catedrático de Fisiología y director del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Granada, Emilio Martínez de Victoria, el empleo de trombina se traduce «en un fraude al consumidor dándole carne de baja calidad. Incluso, mezclar vaca y cerdo y venderlo a precio de solomillo lleva a confusión y a engaño a quien lo adquiere». Ileana Izverniceanu, portavoz de la Organización de Consumidores y Usuarios aplaude la decisión del Parlamento Europeo porque «el empleo de trombina puede inducir a error al consumidor y creer que la pieza que compra es de mayor calidad, cuando no es así». Por su parte, el presidente de la comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo, Jo Leinen,ha asegurado esta semana que «los consumidores europeos deben estar seguros de que compran un verdadero filete o una loncha de jamón y no trozos de carne pegados».
Por tanto, la única forma de no engañar al cliente reside, según el tecnólogo de los alimentos y miembro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), José Flores, «en elaborar productos cárnicos más baratos, pero igual de seguros y sin mentir en su composición». Asimismo, durante el pleno del Parlamento Europeo, Bruselas planteó, además, la prohibición de servir en restaurantes tal producto, aunque los eurodiputados consideran que en la práctica esta medida sería difícil de evitar. Pese a todo, sus inventores la consideran una ventaja para el consumidor por las inmensas aplicaciones que posee y que carece de riesgo alguno para la salud. Sin embargo, otra de las razones que ha manifestado el Parlamento Europeo para prohibir el empleo de trombina se halla en que los productos manipulados con esta enzima presentan un riesgo «elevado» de infección por bacterias patógenas.
Según la Eurocámara, su empleo en frío y sin añadir sal y sin un calentamiento posterior «aumenta de forma significativa la superficie susceptible de infección» y, por tanto, impide que pueda garantizarse la seguridad alimentaria. A este respecto, Flores advierte de que «los componenentes de la carne suponen un caldo de cultivo para las bacterias». Asimismo, Martínez de Victoria advierte de que «aunque no se ha descrito ningún riesgo alimentario, sí se ha observado un mayor riesgo de contaminación, ya que la superficie disponible en los productos que se elaboran con trombina es mayor. Al tratarse de trozos pegados posee una mayor superficie que si fuera una sola pieza».
Un total de 48 hombres condenados por malos tratos se someten en estos momentos a un terapia de rehabilitación comprendida en un programa piloto de reeducación de maltratadores que desarrolla Andalucía junto con otras CCAA a través de un convenio firmado con el Ministerio de Igualdad.
Según explicó la directora general de Violencia de Género de la Junta de Andalucía, Soledad Ruiz, en una entrevista con Europa Press, estos 48 hombres, condenados por una pena menor de maltrato que no implica su ingreso en prisión, participan en una terapia grupal en Sevilla y Granada que se extiende durante unos seis meses con el objetivo de evitar que vuelvan a reproducir los mismos comportamientos violentos.
Ruiz indicó que esta iniciativa se incluye dentro de un programa de reeducación que se ensaya de manera experimental en el territorio español desde finales del pasado año y en el que Andalucía participa, además, con un plus: evaluar el efecto que tiene sobre las víctimas de violencia de género este plan de rehabilitación.
Tal y como señaló, la Consejería para la Igualdad y el Bienestar Social, en colaboración con la Universidad de Granada y la Universidad de Sevilla, medirán el impacto que tiene en la víctima que sus agresores acudan a programas de rehabilitación. Para ello, así como para desarrollar el resto del plan, cuentan con un presupuesto de más de 200.000 euros.
«Sabemos que el agresor normalmente se pone en contacto con la víctima cuando tienen alguna experiencia de rehabilitación y queremos saber como lo viven ellas para obtener indicadores que nos ayuden a diseñar terapias más eficaces», aclaró, señalando que se trata de una iniciativa pionera que nunca antes se ha llevado a cabo en España.
No obstante, Ruiz advirtió de que, cuando un penado por maltrato inicia un programa de este tipo, es obligatorio ponerse en contacto con la víctima para avisarla de que «no baje la guardia y mantenga el alejamiento, ya que el hecho de que se someta a terapia no implica que esa persona vaya a desistir de su comportamiento».
«NO SON CONSCIENTES DEL DAÑO QUE HACEN»
Tal y como explicó, la intervención consiste en la asistencia a terapias grupales impartidas por profesionales que ya han desarrollado esta experiencia en instituciones penitenciarias. En las sesiones, unas 25 y que se celebran a lo largo de seis meses dos veces por semana, se trabaja en distintos niveles psicológicos y cognitivos.
Al comenzar el programa, al agresor se le hace un test para saber cuál es su situación psicológica y si están dispuestos a reconocer que han hecho un daño, ya que la mayoría, según indicó Ruiz, «piensa que lo que ha ocurrido no es culpa suya». Una vez finaliza la terapia, vuelven a someterse a un test para determinar qué grado de evolución ha tenido.
La directora general reconoció que «no se puede confiar al cien por cien en la efectividad de estas terapias, ya que «no suelen ser conscientes del daño que hacen», pero insistió en que en violencia de género «todo lo que se haga es poco y cualquier iniciativa que mejore en lo más mínimo la situación de las víctimas merece la pena».
Un total de 48 hombres condenados por malos tratos se someten en estos momentos a un terapia de rehabilitación comprendida en un programa piloto de reeducación de maltratadores que desarrolla Andalucía junto con otras CCAA a través de un convenio firmado con el Ministerio de Igualdad.
Según explicó la directora general de Violencia de Género de la Junta de Andalucía, Soledad Ruiz, en una entrevista con Europa Press, estos 48 hombres, condenados por una pena menor de maltrato que no implica su ingreso en prisión, participan en una terapia grupal en Sevilla y Granada que se extiende durante unos seis meses con el objetivo de evitar que vuelvan a reproducir los mismos comportamientos violentos.
Ruiz indicó que esta iniciativa se incluye dentro de un programa de reeducación que se ensaya de manera experimental en el territorio español desde finales del pasado año y en el que Andalucía participa, además, con un plus: evaluar el efecto que tiene sobre las víctimas de violencia de género este plan de rehabilitación.
Tal y como señaló, la Consejería para la Igualdad y el Bienestar Social, en colaboración con la Universidad de Granada y la Universidad de Sevilla, medirán el impacto que tiene en la víctima que sus agresores acudan a programas de rehabilitación. Para ello, así como para desarrollar el resto del plan, cuentan con un presupuesto de más de 200.000 euros.
«Sabemos que el agresor normalmente se pone en contacto con la víctima cuando tienen alguna experiencia de rehabilitación y queremos saber como lo viven ellas para obtener indicadores que nos ayuden a diseñar terapias más eficaces», aclaró, señalando que se trata de una iniciativa pionera que nunca antes se ha llevado a cabo en España.
No obstante, Ruiz advirtió de que, cuando un penado por maltrato inicia un programa de este tipo, es obligatorio ponerse en contacto con la víctima para avisarla de que «no baje la guardia y mantenga el alejamiento, ya que el hecho de que se someta a terapia no implica que esa persona vaya a desistir de su comportamiento».
«NO SON CONSCIENTES DEL DAÑO QUE HACEN»
Tal y como explicó, la intervención consiste en la asistencia a terapias grupales impartidas por profesionales que ya han desarrollado esta experiencia en instituciones penitenciarias. En las sesiones, unas 25 y que se celebran a lo largo de seis meses dos veces por semana, se trabaja en distintos niveles psicológicos y cognitivos.
Al comenzar el programa, al agresor se le hace un test para saber cuál es su situación psicológica y si están dispuestos a reconocer que han hecho un daño, ya que la mayoría, según indicó Ruiz, «piensa que lo que ha ocurrido no es culpa suya». Una vez finaliza la terapia, vuelven a someterse a un test para determinar qué grado de evolución ha tenido.
La directora general reconoció que «no se puede confiar al cien por cien en la efectividad de estas terapias, ya que «no suelen ser conscientes del daño que hacen», pero insistió en que en violencia de género «todo lo que se haga es poco y cualquier iniciativa que mejore en lo más mínimo la situación de las víctimas merece la pena».
Un total de 48 hombres condenados por malos tratos se someten en estos momentos a un terapia de rehabilitación comprendida en un programa piloto de reeducación de maltratadores que desarrolla Andalucía junto con otras CCAA a través de un convenio firmado con el Ministerio de Igualdad.
Según explicó la directora general de Violencia de Género de la Junta de Andalucía, Soledad Ruiz, en una entrevista con Europa Press, estos 48 hombres, condenados por una pena menor de maltrato que no implica su ingreso en prisión, participan en una terapia grupal en Sevilla y Granada que se extiende durante unos seis meses con el objetivo de evitar que vuelvan a reproducir los mismos comportamientos violentos.
Ruiz indicó que esta iniciativa se incluye dentro de un programa de reeducación que se ensaya de manera experimental en el territorio español desde finales del pasado año y en el que Andalucía participa, además, con un plus: evaluar el efecto que tiene sobre las víctimas de violencia de género este plan de rehabilitación.
Tal y como señaló, la Consejería para la Igualdad y el Bienestar Social, en colaboración con la Universidad de Granada y la Universidad de Sevilla, medirán el impacto que tiene en la víctima que sus agresores acudan a programas de rehabilitación. Para ello, así como para desarrollar el resto del plan, cuentan con un presupuesto de más de 200.000 euros.
«Sabemos que el agresor normalmente se pone en contacto con la víctima cuando tienen alguna experiencia de rehabilitación y queremos saber como lo viven ellas para obtener indicadores que nos ayuden a diseñar terapias más eficaces», aclaró, señalando que se trata de una iniciativa pionera que nunca antes se ha llevado a cabo en España.
No obstante, Ruiz advirtió de que, cuando un penado por maltrato inicia un programa de este tipo, es obligatorio ponerse en contacto con la víctima para avisarla de que «no baje la guardia y mantenga el alejamiento, ya que el hecho de que se someta a terapia no implica que esa persona vaya a desistir de su comportamiento».
«NO SON CONSCIENTES DEL DAÑO QUE HACEN»
Tal y como explicó, la intervención consiste en la asistencia a terapias grupales impartidas por profesionales que ya han desarrollado esta experiencia en instituciones penitenciarias. En las sesiones, unas 25 y que se celebran a lo largo de seis meses dos veces por semana, se trabaja en distintos niveles psicológicos y cognitivos.
Al comenzar el programa, al agresor se le hace un test para saber cuál es su situación psicológica y si están dispuestos a reconocer que han hecho un daño, ya que la mayoría, según indicó Ruiz, «piensa que lo que ha ocurrido no es culpa suya». Una vez finaliza la terapia, vuelven a someterse a un test para determinar qué grado de evolución ha tenido.
La directora general reconoció que «no se puede confiar al cien por cien en la efectividad de estas terapias, ya que «no suelen ser conscientes del daño que hacen», pero insistió en que en violencia de género «todo lo que se haga es poco y cualquier iniciativa que mejore en lo más mínimo la situación de las víctimas merece la pena».
Un total de 48 hombres condenados por malos tratos se someten en estos momentos a un terapia de rehabilitación comprendida en un programa piloto de reeducación de maltratadores que desarrolla Andalucía junto con otras CCAA a través de un convenio firmado con el Ministerio de Igualdad.
Según explicó la directora general de Violencia de Género de la Junta de Andalucía, Soledad Ruiz, en una entrevista con Europa Press, estos 48 hombres, condenados por una pena menor de maltrato que no implica su ingreso en prisión, participan en una terapia grupal en Sevilla y Granada que se extiende durante unos seis meses con el objetivo de evitar que vuelvan a reproducir los mismos comportamientos violentos.
Ruiz indicó que esta iniciativa se incluye dentro de un programa de reeducación que se ensaya de manera experimental en el territorio español desde finales del pasado año y en el que Andalucía participa, además, con un plus: evaluar el efecto que tiene sobre las víctimas de violencia de género este plan de rehabilitación.
Tal y como señaló, la Consejería para la Igualdad y el Bienestar Social, en colaboración con la Universidad de Granada y la Universidad de Sevilla, medirán el impacto que tiene en la víctima que sus agresores acudan a programas de rehabilitación. Para ello, así como para desarrollar el resto del plan, cuentan con un presupuesto de más de 200.000 euros.
«Sabemos que el agresor normalmente se pone en contacto con la víctima cuando tienen alguna experiencia de rehabilitación y queremos saber como lo viven ellas para obtener indicadores que nos ayuden a diseñar terapias más eficaces», aclaró, señalando que se trata de una iniciativa pionera que nunca antes se ha llevado a cabo en España.
No obstante, Ruiz advirtió de que, cuando un penado por maltrato inicia un programa de este tipo, es obligatorio ponerse en contacto con la víctima para avisarla de que «no baje la guardia y mantenga el alejamiento, ya que el hecho de que se someta a terapia no implica que esa persona vaya a desistir de su comportamiento».
«NO SON CONSCIENTES DEL DAÑO QUE HACEN»
Tal y como explicó, la intervención consiste en la asistencia a terapias grupales impartidas por profesionales que ya han desarrollado esta experiencia en instituciones penitenciarias. En las sesiones, unas 25 y que se celebran a lo largo de seis meses dos veces por semana, se trabaja en distintos niveles psicológicos y cognitivos.
Al comenzar el programa, al agresor se le hace un test para saber cuál es su situación psicológica y si están dispuestos a reconocer que han hecho un daño, ya que la mayoría, según indicó Ruiz, «piensa que lo que ha ocurrido no es culpa suya». Una vez finaliza la terapia, vuelven a someterse a un test para determinar qué grado de evolución ha tenido.
La directora general reconoció que «no se puede confiar al cien por cien en la efectividad de estas terapias, ya que «no suelen ser conscientes del daño que hacen», pero insistió en que en violencia de género «todo lo que se haga es poco y cualquier iniciativa que mejore en lo más mínimo la situación de las víctimas merece la pena».
Un total de 48 hombres condenados por malos tratos se someten en estos momentos a un terapia de rehabilitación comprendida en un programa piloto de reeducación de maltratadores que desarrolla Andalucía junto con otras CCAA a través de un convenio firmado con el Ministerio de Igualdad.
Según explicó la directora general de Violencia de Género de la Junta de Andalucía, Soledad Ruiz, en una entrevista con Europa Press, estos 48 hombres, condenados por una pena menor de maltrato que no implica su ingreso en prisión, participan en una terapia grupal en Sevilla y Granada que se extiende durante unos seis meses con el objetivo de evitar que vuelvan a reproducir los mismos comportamientos violentos.
Ruiz indicó que esta iniciativa se incluye dentro de un programa de reeducación que se ensaya de manera experimental en el territorio español desde finales del pasado año y en el que Andalucía participa, además, con un plus: evaluar el efecto que tiene sobre las víctimas de violencia de género este plan de rehabilitación.
Tal y como señaló, la Consejería para la Igualdad y el Bienestar Social, en colaboración con la Universidad de Granada y la Universidad de Sevilla, medirán el impacto que tiene en la víctima que sus agresores acudan a programas de rehabilitación. Para ello, así como para desarrollar el resto del plan, cuentan con un presupuesto de más de 200.000 euros.
«Sabemos que el agresor normalmente se pone en contacto con la víctima cuando tienen alguna experiencia de rehabilitación y queremos saber como lo viven ellas para obtener indicadores que nos ayuden a diseñar terapias más eficaces», aclaró, señalando que se trata de una iniciativa pionera que nunca antes se ha llevado a cabo en España.
No obstante, Ruiz advirtió de que, cuando un penado por maltrato inicia un programa de este tipo, es obligatorio ponerse en contacto con la víctima para avisarla de que «no baje la guardia y mantenga el alejamiento, ya que el hecho de que se someta a terapia no implica que esa persona vaya a desistir de su comportamiento».
«NO SON CONSCIENTES DEL DAÑO QUE HACEN»
Tal y como explicó, la intervención consiste en la asistencia a terapias grupales impartidas por profesionales que ya han desarrollado esta experiencia en instituciones penitenciarias. En las sesiones, unas 25 y que se celebran a lo largo de seis meses dos veces por semana, se trabaja en distintos niveles psicológicos y cognitivos.
Al comenzar el programa, al agresor se le hace un test para saber cuál es su situación psicológica y si están dispuestos a reconocer que han hecho un daño, ya que la mayoría, según indicó Ruiz, «piensa que lo que ha ocurrido no es culpa suya». Una vez finaliza la terapia, vuelven a someterse a un test para determinar qué grado de evolución ha tenido.
La directora general reconoció que «no se puede confiar al cien por cien en la efectividad de estas terapias, ya que «no suelen ser conscientes del daño que hacen», pero insistió en que en violencia de género «todo lo que se haga es poco y cualquier iniciativa que mejore en lo más mínimo la situación de las víctimas merece la pena».
Un total de 48 hombres condenados por malos tratos se someten en estos momentos a un terapia de rehabilitación comprendida en un programa piloto de reeducación de maltratadores que desarrolla Andalucía junto con otras CCAA a través de un convenio firmado con el Ministerio de Igualdad.
Según explicó la directora general de Violencia de Género de la Junta de Andalucía, Soledad Ruiz, en una entrevista con Europa Press, estos 48 hombres, condenados por una pena menor de maltrato que no implica su ingreso en prisión, participan en una terapia grupal en Sevilla y Granada que se extiende durante unos seis meses con el objetivo de evitar que vuelvan a reproducir los mismos comportamientos violentos.
Ruiz indicó que esta iniciativa se incluye dentro de un programa de reeducación que se ensaya de manera experimental en el territorio español desde finales del pasado año y en el que Andalucía participa, además, con un plus: evaluar el efecto que tiene sobre las víctimas de violencia de género este plan de rehabilitación.
Tal y como señaló, la Consejería para la Igualdad y el Bienestar Social, en colaboración con la Universidad de Granada y la Universidad de Sevilla, medirán el impacto que tiene en la víctima que sus agresores acudan a programas de rehabilitación. Para ello, así como para desarrollar el resto del plan, cuentan con un presupuesto de más de 200.000 euros.
«Sabemos que el agresor normalmente se pone en contacto con la víctima cuando tienen alguna experiencia de rehabilitación y queremos saber como lo viven ellas para obtener indicadores que nos ayuden a diseñar terapias más eficaces», aclaró, señalando que se trata de una iniciativa pionera que nunca antes se ha llevado a cabo en España.
No obstante, Ruiz advirtió de que, cuando un penado por maltrato inicia un programa de este tipo, es obligatorio ponerse en contacto con la víctima para avisarla de que «no baje la guardia y mantenga el alejamiento, ya que el hecho de que se someta a terapia no implica que esa persona vaya a desistir de su comportamiento».
«NO SON CONSCIENTES DEL DAÑO QUE HACEN»
Tal y como explicó, la intervención consiste en la asistencia a terapias grupales impartidas por profesionales que ya han desarrollado esta experiencia en instituciones penitenciarias. En las sesiones, unas 25 y que se celebran a lo largo de seis meses dos veces por semana, se trabaja en distintos niveles psicológicos y cognitivos.
Al comenzar el programa, al agresor se le hace un test para saber cuál es su situación psicológica y si están dispuestos a reconocer que han hecho un daño, ya que la mayoría, según indicó Ruiz, «piensa que lo que ha ocurrido no es culpa suya». Una vez finaliza la terapia, vuelven a someterse a un test para determinar qué grado de evolución ha tenido.
La directora general reconoció que «no se puede confiar al cien por cien en la efectividad de estas terapias, ya que «no suelen ser conscientes del daño que hacen», pero insistió en que en violencia de género «todo lo que se haga es poco y cualquier iniciativa que mejore en lo más mínimo la situación de las víctimas merece la pena».
El Salón Rojo del Hospital Real de Granada acogerá mañana lunes la presentación del Seminario Permanente de Historia del Arte Melilla Modernista: “Enrique Nieto y su época” (Segunda edición), que estará presidida por el vicerrector de Extensión Universitaria y Cooperación al Desarrollo de la Universidad de Granada, Miguel Gómez Oliver, y contará la presencia de María Elena Martín-Vivaldi Caballero, decana de la Facultad de Filosofía y Letras; Ignacio Henares Cuéllar, director del Departamento de Historia del Arte y Música; Salvador Gallego Aranda, director del Seminario y los alumnos del Máster “Historia del Arte: conocimiento y tutela del Patrimonio histórico
El Seminario, que se celebrará del 24 al 29 de mayo, se enmarca dentro del Convenio Marco de colaboración entre ambas Instituciones y se desarrollará en Granada, Málaga y, fundamentalmente, en Melilla.
Entre otras cosas, se analizará la figura del arquitecto barcelonés Enrique Nieto en el espacio y en el tiempo, resaltando su marcada personalidad y, sobre todo, el legado arquitectónico modernista que ha dejado en la ciudad norteafricana. Factores económicos, sociales, interculturales, mercantiles, turísticos, educativos, geográficos, políticos, religiosos, literarios e históricos se tratarán, a su vez, con el objeto de contextualizar su obra e, inherentemente, la realidad pasada, presente y futura, de esta urbe que aspira a convertirse en “Ciudad Patrimonio de la Humanidad”.
Un grupo de investigadores de los departamentos de Protección Ambiental y de Fisiología y Bioquímica de la Nutrición Animal de la Estación Experimental del Zaidín (EEZ-CSIC) de Granada, y del departamento de Edafología y Química Agrícola de la Universidad de Granada, liderados por Rogelio Nogales Vargas-Machuca, reutilizarán las cenizas procedentes de la biomasa residual con fines energéticos para obtener nuevos productos y materiales, contribuyendo al desarrollo sostenible de los sectores agrícola, ganadero, medioambiental e industrial.
Andalucía Innova explica que los expertos comenzaron un proyecto de excelencia, que la Consejería de Economía, Innovación y Ciencia financió con 381.668 euros, en el que desarrollan alternativas y tecnologías de bajo coste que les permitirán reciclar las cenizas, evitar apilamientos y vertidos indiscriminados.
Métodos físicos
Los investigadores caracterizarán las cenizas mediante métodos físicos, mineralógicos, morfológicos y químicos; y analizarán los efectos de su aplicación sobre el suelo. Entre los objetivos del estudio se encuentra comprobar su efectividad como fertilizantes para uso agrícola y evaluar la capacidad de esas cenizas como adsorbentes en tecnologías de inmovilización de contaminantes orgánicos e inorgánicos del suelo, y en la descontaminación de aguas.
«Los resultados que se obtengan del proyecto de excelencia tendrán un carácter pionero y un indudable beneficio para los sectores agrícolas, ganadero y medioambiental; como también para el sector empresarial involucrado en el desarrollo de energías renovables», explicó el responsable del proyecto, Rogelio Nogales.