El próximo martes, pasadas las 12.30 del mediodía, los rectores de cuatro universidades andaluzas -Granada, Málaga, Sevilla y Pablo de Olavide- se examinarán ante un tribunal internacional. Los ministros de Educación, Ángel Gabilondo, e Innovación, Cristina Garmendia, asistirán. También el consejero andaluz de Economía e Innovación, Antonio Ávila. Varios alcaldes de las ciudades citadas también han pedido asiento. ¿Por qué tanta expectación? ¿Qué se juegan los rectores? Muy sencillo, convertir a sus respectivas universidades en campus de excelencia. Las citadas instituciones compiten con tres proyectos -Málaga y Sevilla van unidas- frente a otras 36 y otros 19 planes estratégicos. La comisión internacional de expertos elegirá no más de cinco de ellos para denominarlos Campus de Excelencia Internacional (CEI), y otro número similar con la categoría regional europea. Es el primer paso para encumbrar estas universidades entre las cien mejores europeas y las 300 del mundo. En la actualidad ninguna de ellas aparece en los ranking de las excelentes.
Los ministerios de Educación e Innovación convocaron el pasado año el programa Campus de Excelencia Internacional (CEI), con el fin de conseguir este objetivo, dentro de lo que llamó Estrategia Universidad 2015. La iniciativa está dotada con 150 millones de euros, que el Estado concede a las universidades como un préstamo reembolsable a largo plazo. Las universidades ganadoras, de Barcelona y Madrid, se repartieron el dinero para poner en práctica sus proyectos (de 12 a 21 millones de euros), incluidas mejoras de infraestructuras y dotación para becados e investigadores.
Andalucía, la comunidad con más universidades públicas (Madrid tiene más, pero algunas son privadas), no ha logrado aún este marchamo. La de Granada estuvo a punto el pasado año, ya que quedó entre las seis finalistas, lo mismo que la de Sevilla. A Ambas se les dotó con cuatro millones de euros. Mientras que a la de Córdoba se le concedió una calificación de excelencia regional por un interesante proyecto centrado en agroalimentación, dotado con 7,5 millones de euros.
En los planes del Gobierno está cerrar en 2011 el mapa de CEI con una treintena en toda España. Por ello, Andalucía tiene ya pocas oportunidades. El consejero de Economía e Innovación, Antonio Ávila, está convencido de que esta vez sí toca a Andalucía porque considera que sus propuestas son de las mejores, según ha manifestado en cada una de las presentaciones. Pensar que las tres van a obtener la calificación de excelencia internacional es casi imposible. Este año hay casi el mismo dinero para repartir que el pasado.
Granada
Todos los planes andaluces tienen en común propuestas para convertir sus respectivas universidades y áreas de influencia en referentes especializados en una materia y crear entornos con mejoras medioambientales y en los servicios.
Cada una tiene sus peculiaridades. La Universidad de Granada (UGRA)vuelve a concursar con BioTic, un plan para convertir Andalucía en referente de la biomedicina conectada con las tecnologías de la información y la comunicación. Cuenta con el parque tecnológico Ciencias de la Salud y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas como copromotores, aunque es verdad que el CSIC colabora en todos los proyectos.
El profesor Teodoro Luque, coordinador del campus BioTic, subraya que lleva agregados medio centenar de instituciones y universidades de todo el mundo, entre ellas la famosa Stanford o la academia de Ciencias rusa. Pero la mejor carta de presentación de BioTic son las estadísticas de una universidad de casi cinco siglos con un capital humano de gran prestigio.
Teodoro Luque recuerda que la UGRA representa el 4% de la producción científica en España. Su plan estratégico pone el acento en los casi 9.000 empleados y docentes del área de influencia y en que la UGRA es la institución con mayor impacto económico en Granada, al representar el 4,7% de su PIB. «Creo que nuestro proyecto es el que más efecto multiplicador tiene», dice Luque.
Es también de las universidades con más estudiantes extranjeros, más de cuatro mil. El plan estratégico incluye 190 actuaciones específicas de varios ámbitos, desde el académico al social y patrimonial, entre las que destaca la creación de un instituto de investigación del cáncer o la rehabilitación de sus edificios históricos.
Málaga y Sevilla
El primer aliciente de la propuesta que presentan de forma conjunta las universidades de Málaga y Sevilla es la de desterrar los viejos tópicos localistas de la enemistad entre ambas. Es la propuesta más poderosa en cifras, ya que sólo en estudiantes suman 90.000 y 1.500 investigadores, de los cuales la mitad son doctores. Como recordó Antonio Ávila en su presentación, representan a las dos capitales más pobladas. Apoyadas por los parques tecnológicos de ambas ciudades, el PTA y Cartuja 93, el proyecto Andalucía Tech se basa en las nuevas tecnologías aplicadas a la producción y se desarrolla en seis polos de excelencia, desde el aeroespacial, energía, salud y medio ambiente, hasta el de transporte o turismo, explica José Ángel Narváez, vicerrector de Investigación en la UMA y uno de los dos coordinadores.
Narváez añade que estos polos se crearán con la colaboración de los agentes agregados. En este sentido, Andalucía Tech cuenta con el apoyo de prestigiosas empresas andaluzas, como Abengoa, y otras internacionales, como Oracle o IBM. Bajo la máxima de que «el conocimiento no tiene fronteras», José Ángel Narváez subraya uno de los objetivos que no hay que olvidar, convertir a las universidades en focos de atracción de talentos internacionales, «y que los nuestros también puedan moverse».
Pablo de Olavide
Cambio es el título del plan estratégico que defenderá la Universidad Pablo de Olavide, con la participación de las de Cádiz, Almería, Huelva y Córdoba, la Universidad Internacional y el CSIC. Tiene más de ochenta agregados, con casi todos los organismos andaluces que se relacionan con la investigación del medio ambiente, incluida la Estación Biológica de Doñana.
El vicerrector de Investigación de la Universidad Pablo de Olavide, Manuel Herrero, apunta que la propuesta engloba a las universidades más jóvenes de Andalucía «con la plantilla más joven y dinámica». Y que estos centros están en la zona europea más sensible al cambio climático, lo que les convierte en observatorios privilegiados. Con 30 grupos de investigación involucrados, la propuesta de la UPO incide en promover el desarrollo sostenible basado en el estudio de estas modificaciones ambientales provocadas por la actividad humana.
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