– Un forense español afirma que Jesús estaba en coma cuando lo bajaron de la cruz.
El doctor en Medicina y Cirugía Miguel Lorente ha publicado un libro en el que mantiene la tesis de que Jesús no llegó a morir en la cruz.
Lorente, médico forense y profesor asociado de Medicina Legal en la Universidad de Granada, afirma que Jesucristo sufrió un coma superficial que le llevó a padecer una muerte aparente.
42 Días. Análisis forense de la crucifixión y la resurrección, editado por Aguilar, asegura que la acción de descolgar a Jesús de la cruz tuvo efectos rehabilitadores; al tumbar el cuerpo se redistribuyó mejor la sangre y se facilitaron los mecanismos respiratorios.
Resucitación biológica
Lorente mantiene que, más que una resurrección como normalmente se entiende, como retorno de la muerte, se trató de una resucitación biológica, un fenómeno en el fondo natural, pero extraordinario por las circunstancias. Fue extraordinario que Jesús no muriera en la cruz, máxime con todas las torturas que le habían infligido anteriormente, subraya.
El forense afirma, además, que no hay contradicción entre los hechos históricos, tal y como él sostiene que fueron, con la idea de la resurrección como comúnmente la entienden los cristianos.
En este sentido, Lorente aclara que Jesús venció a la muerte en unas circunstancias prácticamente milagrosas, y al reencontrarse con sus discípulos, estos interpretaron como resurrección aquella resucitación biológica. Los hechos históricos y la fe confluyen en ese momento maravilloso, destaca.
Estudio de la Sábana Santa
El forense justifica y documenta su tesis de que Jesús no murió en la cruz con un análisis, desde el punto de vista médico forense, de la Sábana Santa de Turín, que, a su juicio, es auténtica y sería la que envolvió el cuerpo de Jesús, no en el momento del descendimiento de la cruz, sino posteriormente, al ser tendido en el sepulcro para ser lavado.
Lo que nos dice la imagen de la Sábana Santa es que el cuerpo que fue envuelto en ella no era el de una persona fallecida. Hay dos grupos de razones que avalan esta conclusión: no hay signos de muerte en ese cuerpo, como la rigidez cadavérica y otros, y hay señales de vida, como las características de las manchas de sangre o la posición de las manos, afirma.
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