– Conde de África.
El artista Jesús Conde presenta Sahel, una muestra de una serie de obras iconográficas inspiradas en sus viajes al continente africano.
EL artista Jesús Conde presenta su particular iconografía de las gentes del África subsahariana a través de una treintena de obras en la Galería de Ceferino Navarro. Los lienzos son fruto de sus viajes por el continente negro, aquellos que realizara en las diversas expediciones artísticas y científicas organizadas por la Universidad de Granada y comandadas por el escritor Manuel Villar Raso.
Los viajeros románticos y los pintores costumbristas del siglo XIX plasmaron en sus lienzos el África musulmana, pero la negritud no dispone de una iconografía pictórica, aunque aparecen raras excepciones como la labor artística de la escritora danesa Karen Blixen, autora de Memorias de África. Muy pocos artistas decimonónicos rebasaron la curva del Níger.
La relación del artista Jesús Conde con el continente negro empezó hace unos catorce años con un primer viaje en busca de las españas perdidas. «Hicimos la travesía del Sahara por Mauritania, Níger, Tombuctú y Gaos». El detonante de esta muestra se encuentra en la imagen de un niño africano, «que ha sido como una especie de magdalena proustiana para iniciar el trabajo de esta exposición», comenta el artista. «De cada uno de los viajes iba tomando apuntes y haciendo bocetos y fotografías que me han servido para llevar a cabo esta serie», señala Jesús Conde.
«Son viajes que te cambian y no sabía cómo pintarlos, pero son escenas e imágenes fuertes que no se te olvidan y con la pintura las he recordado y revivido y he pintado a toda esa gente de África», dice este artista viajero.
Las personas
En esta muestra, Conde cambia su registro habitual, los lienzos en los que predominan los elementos arquitectónicos y abordan el paso del tiempo, el peso del pasado. «En el mundo africano su paisaje es doliente y lo principal son las personas, porque son lo único que mirar, el color, la dignidad, la belleza y ese descubrimiento de cómo piensan», reflexiona el autor.
Jesús Conde se ha decidido por plasmar la alegría humana del africano más que esa imagen de un continente hambriento y tocado por la pobreza y los conflictos bélicos. «Vivo en un barrio donde hay muchos inmigrantes subsaharianos y se muestran contentos con la vida que tienen, pero no los encuentro alegres», comenta Conde. «Sin embargo, en África la gente no está contenta, pero sí tiene una gran alegría. Hay un disfrutar de los coloridos y de todas las personas en las que se traduce esa alegría», añade.
«En estas obras quiero rescatar la mirada de la infancia, de esa imagen de África cargada de nostalgia, donde plasmo la vida cotidiana, las tradiciones y también he querido reflejar ese continente de la sencillez», explica el pintor. «Con esta exposición he recuperado el placer de la pintura por la pintura, y lo he pasado muy bien porque he ido recordando los viajes y los recuerdos de la gente con la que estuve, y ha sido como un desahogo», comenta Jesús Conde.
Uno de los espacios de ese territorio al Sur del Sahara que más llamaron la atención a este pintor fueron los mercados, «porque son otro mundo, unos lugares en los que no te importa perderte, porque tienen una profundidad antropológica, una belleza de lo más original».
En sus viajes atravesó los desiertos más duros del continente africano, el Air y el Teneré, y los cinco países en los que viven esparcidos los tuareg, los hombres del desierto. Muchas de las obras de la muestra recogen las imágenes de estos hombres y mujeres, sus costumbres y modo de vida, y sus magníficos colores.
Las obras de Jesús Conde, además de exhibir esas escenas africanas, tienen un barniz de sensaciones, la intención de comunicar los colores vividos, «como ese azul que se refleja en las pieles negras, la arena del desierto y los brillos del colorido», narra el artista.
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