– Soledad de Lemus (investigadora de la UGR): Las mujeres desencadenan una resistencia automática contra los prejuicios
La ley de igualdad, asignatura de Ciudadanía, creación de la AMPA para completar a la antigua APA… Los políticos, al igual que otros grupos, están luchando por la igualdad entre hombres y mujeres. Un grupo de expertos de la Universidad de Granada ha estudiado los prejuicios asociados al género demostrando se pueden modificar a pesar de ser automáticos: la igualdad es alcanzable.
El motivo principal del estudio, según la doctora Soledad de Lemus Martín, “ha sido el querer comprender mejor cómo percibimos a hombres y mujeres. Tratar de mostrar que las creencias estereotípicas no son algo estable que no se puede cambiar, sino que son de naturaleza algo cambiante y dependiente del contexto”.
Ya habían demostrado anteriores estudios que activamos creencias estereotípicas sobre las personas a las que percibimos, lo que no se sabía es cómo influye el contexto en que se encuentre la persona.
Otra de las conclusiones novedosas que aporta el estudio es que “las mujeres desencadenan una resistencia automática al prejuicio”, como bien explica la doctora, algo que tiene grandes implicaciones frente a la lucha contra la desigualdad de género.
De Lemus explica el desarrollo del estudio: “concretamente, se utiliza un procedimiento conocido como “priming evaluativo” en el cual a los/as participantes se les presentan imágenes seguidas de palabras y se les pide que respondan lo más rápidamente posible clasificando las palabras como positivas o negativas”. Esto lleva a concluir que cuando percibimos a una persona se tiende a evaluarla, de forma más rápida, en términos de sociabilidad, es decir, si es buena o mala, antes que en términos de competencia, si es capaz de llevar a cabo sus intenciones.
También se concluye que “las mujeres universitarias no aceptan una distribución tradicional de los roles de género”, explica De Lemus, es decir, no aceptan al hombre en la oficina y a la mujer cocinando.
La respuesta, una respuesta muy esperada, es afirmativa, sí puede alcanzarse la igualdad. “Nuestra investigación muestra que los esfuerzos políticos y sociales por situar al hombre y a la mujer en igualdad social, por ejemplo, medidas como la paridad en las organizaciones, sí funcionan. Al poner a las mujeres en el lugar que antes ocupaban los hombres en exclusivo cambiamos nuestros estereotipos de ellas. Y viceversa, al ver a los hombres desarrollando tareas que antes estaban relegadas en exclusivo a la mujer, dejamos de ver las tareas como estereotípicamente femeninas y vemos a los hombres como igualmente capaces de desarrollarlas”, dice De Lemus.
Es más, durante el desarrollo del trabajo los expertos observaron que a los participantes les satisfacía ver que las cosas están cambiando un poco, “que los hombres cocinan y las mujeres trabajan fuera del hogar, más que verles en sus roles tradicionales”, comenta la doctora.
Estos prejuicios y estereotipos, además, son extrapolables a otros campos sociales. De Lemus es clara es este aspecto, “la misma lógica se aplica a otros prejuicios raciales, o hacia las personas mayores, hacia los inmigrantes, etc. Hay que ver las condiciones en las cuales se modifican los estereotipos y prejuicios hacia esos grupos y promoverlas”, y además añade que “por ejemplo, la publicidad tiene gran poder comunicativo y persuasivo en este sentido”.
En definitiva, el estudio resulta fascinante porque, de cara a investigaciones futuras, sería interesante ver si las mujeres no solo reaccionan de manera negativa a los intentos por mantener la desigualdad de género, sino que también luchan por crear estrategias de conducta positivas para fomentar la carente igualdad social.
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