– Aire fresco en la UGR
José María Terrés coordina el equipo de ingeniería eólica del Centro Andaluz del Medio Ambiente. El joven profesor ha diseñado el único túnel del viento de capa límite que hay en España.
“Que es mi barco mi tesoro, que es mi dios la libertad, mi ley, la fuerza y el viento, mi única patria, la mar…”. José María Terrés tiene alma de pirata, como la canción de José Espronceda. Este extracto de la famosa letra encabeza el primer trabajo que realizó como ingeniero de Caminos, Canales y Puertos el ahora coordinador de uno de los equipos de científicos del Centro Andaluz de Medio Ambiente (CEAMA) de Granada.
Amante del windsurf, una suave brisa, una corriente que se podría parecer perfectamente a la que empuja a las olas cuando el mar está en calma y que parece que lleva dibujada en las ondas de su flequillo, ha guiado los pasos de su carrera hasta convertirlo en uno de los mejores especialistas de España en la predicción del comportamiento de una estructura de grandes dimensiones ante el empuje de las fuerzas eólicas.
Este agente, tan generador de ruinas como los terremotos, según cuenta, no se empezó a respetar en la ingeniería civil y la construcción hasta después de la década de los años 40 del pasado siglo. Para entender la importancia de la labor que desarrolla el grupo que encabeza Terrés tan sólo hay que refrescar en la mente la mediática imagen del famoso puente de Tacoma –cerca de Seattle, EEUU. El vídeo en el que el coloso de hormigón y acero de 1,6 kilómetros de largo es pulverizado y antes cimbreado como un trozo de caña al antojo de Eolo, resulta difícil de olvidar.
Una imagen vale más que mil palabras. El nefasto ejemplo ilustra a la perfección la utilidad del trabajo de este almeriense, que, entre otras cosas, dedica gran parte de su tiempo a evitar situaciones como éstas en rascacielos, acueductos, presas y otras megaestructuras que unen ciudades, salvan ríos y acercan gentes. Western Ontario. Nacido en 1975 y formado en esta específica ingeniería en una de las instituciones más prestigiosas del mundo –la Universidad de Western Ontario, Canadá–, sabe que su vida podría ir mucho mejor en lo económico. A toda vela. Sin embargo, prefiere dedicarse al estudio, “porque me realiza más”.
Terrés dejó un más que buen puesto en una consultora canadiense para embarcarse en este proyecto de la Universidad de Granada. Una de las primeras cosas que hizo aquí fue diseñar el primer y único túnel del viento de capa límite que existe en España. Es el más completo y permite estudiar los efectos de las corrientes a distinta altura. En el interior de la instalación, similar a un tubo cuadrado con un ventilador gigante, se podía ver ayer un pequeño chisme, que lo cruzaba de lado a lado. Se trata de la maqueta de un puente.
Como puede intuirse, el objetivo es analizar su comportamiento, a escala, ante una fuerza ventosa de considerable intensidad. Si quisieran, podrían provocar algo parecido a un pequeño huracán, pero sin lluvia, para ver qué pasa. Dentro de la habitación mandan ellos. Son los dueños y señores de las condiciones atmosféricas. Parecen gigantes. Mueven, tocan y cambian de sitio pequeños rascacielos, pantanos y otras reproducciones a escala de las colosales moles de hormigón con las que el hombre trata de dominar la naturaleza, sin entender, como apunta José María, “que es ella quien manda sobre nosotros”.
“Nuestra capacidad de transformación es minúscula. Somos como ‘hormiguitas´ frente a los elementos. Por eso, la mejor estrategia es adaptarse a su fuerza. Nunca puedes pensar en ponerte en contra”, explica el investigador, cuya filosofía resume así: “Voy a tratar de construir una estructura de tal forma que la carga del viento sea la menor posible. Que se amolde a él, que sea armónico y no al contrario”. La realización del ensayo sobre una plataforma en miniatura es tan sólo un comienzo. El pequeño modelo se somete a la acción de los agentes. Ha de soportar ciertas perrerías, pero la clave es observar cómo resiste, qué ocurre. Los efectos quedan registrado en ordenadores, que procesan y analizan los datos.
Se realizan complejos cálculos y a partir de aquí los especialistas ya están preparados para aplicar las conclusiones a un proyecto a lo grande, en la vida real. La cosa es bastante más complicada, pero básicamente funciona así. Deben de hacerlo bien, porque les sobran los encargos. Uno de los más recientes ha tenido como protagonista al vanguardista puente del Tercer Milenio, obra de Juan José Arenas, y una de las intervenciones más espectaculares de la Exposición Universal de Zaragoza. Han tenido que determinar las cargas de viento que es capaz de admitir. El equipo del CEAMA ha tocado otros muchos palos.
Han colaborado en los estudios aerodinámicos del Desafío Español, el barco que representó al país durante la pasada Copa América. José María, todo un aficionado a la vela, habla con pasión de aquella tarea: “Utilizamos toda la tecnología para que su rendimiento fuera el más apropiado, con el objetivo de sacarle el máximo partido durante la competición. Son verdaderas máquinas de precisión. Es como trasladar la Fórmula Uno al agua”, comenta el ingeniero, que se sirvió de lo último en el desarrollo de esta iniciativa:“ Un detalle aparentemente insignificante para reducir el rozamiento puede suponer la diferencia entre ganar o perder una décima de nudo”.
Por el habitáculo en el que se aloja el instrumental aparece también una reproducción en corcho de la presa de Rules: “Se trataba de ver cómo afectan las corrientes a la recirculación del agua. Suena un poco raro, pero es importante, porque esto genera consecuencias en el movimiento de los sedimentos, que luego se refleja en la propia calidad de los caudales”. Con todo lo que tiene a su alrededor, es imposible que Terrés pueda pensar si quiera en la monotonía. Tampoco en el aburrimiento.
Su rostro se verá en breve en un spot de la obra social de La Caixa. Una beca de la entidad le permitió formarse en Canadá. Lo del anuncio es cierto. Pero, ¿qué es para él el viento? “Algo mítico, fascinante, caótico, aleatorio, impredecible dentro de un margen. Una fuente de energía, un torrente de fuerza”. Este fin de semana tiene una nueva cita con él. Le hará volar con su tabla en el Cabo de Gata.
Descargar