«Soy optimista con la situación de la UGR, aunque el momento es difícil»
Jubilado este curso, recibe hoy un homenaje, pero antes repasa para IDEAL sus 48 años en la Universidad y habla del plan Bolonia y la política granadina
Del departamento que ha dirigido han salido políticos como Andrés Ollero y Antonio Jara. Ha impartido clase a más de 10.000 alumnos y tras 48 años como profesor se ha jubilado. Nicolás López Calera (1938) ha dejado su despacho de la Facultad de Derecho, pero no de trabajar. Sigue investigando en casa y, por eso, dice que «soy pensionista, pero no un jubilado». Referente en la Universidad de Granada (UGR) durante décadas, el profesor López Calera recibe hoy un homenaje. Ha desempeñado varios cargos universitarios y aún sigue siendo consultado por rectores y candidatos. Ha sido maestro de ministros, presidentes de audiencias, magistrados del Supremo y profesor de una de sus hijas. Tiene tres. Esto último lo recuerda con cariño como una anécdota. Autor de 24 libros y cien artículos, dice que su mejor \’producción\’ son sus nietos. La Facultad de Derecho ha sido su segunda casa. En ella también conoció a su mujer, María Luisa Espada. Profesora de Derecho Internacional Público, que también se ha jubilado ya. López Calera es reconocido por la UGR y también por sus alumnos.
-¿Se jubila, pero no se queda de brazos cruzados?
-Soy un pensionista, pero no un jubilado. Voy a seguir trabajando prácticamente lo mismo, sólo que no doy clase. Los profesores eméritos tenemos que dar clase en el doctorado, pero en mi departamento no hay doctorado. Voy a seguir investigando en dos o tres proyectos que tengo.
-¿Sigue yendo a la Facultad de Derecho todos los días?
-No. Despejé y desalojé mi despacho para que lo cojan otros, que yo he estado ya mucho tiempo allí. Ya trabajo en mi casa, cosa que no he hecho nunca. He trabajado 48 años en la facultad.
-Cuarenta y ocho años en la Universidad, ¿cómo los calificaría?
-Muy felices. Me ha ido muy bien. He trabajado en lo que me gustaba, me han pagado y he tenido mucha suerte. He tenido problemas como todos, pero la verdad es que no muchos. He trabajado mucho, pero he sido feliz. Tengo una frase que, además, repito mucho y es que mi placer era mi deber y mi deber era mi placer. Yo iba por allí -Facultad de Derecho- como podía irme a jugar el tenis o ver una buena película.
-¿Se echa de menos la facultad?
-En parte sí porque son muchos años con compañeros, con amigos y con los alumnos. El trato con ellos da vitalidad y cambia los esquemas. No es lo mismo cuando empecé en los años sesenta que ahora, pero eso te hace que te recicles. Eso sí lo echo ya de menos. Por lo demás no. Llega un momento en que quieres cambiar de referentes, relaciones y no estoy tampoco traumatizado.
-Dice que echa de menos a los alumnos porque usted ha sido investigador, gestor y fundamental maestro.
-Sí, dentro de lo que es esa palabra, que es muy solemne lo que puede significar, puedo decir que habré enseñado desde que empecé a dar clase el día 25 o 26 de octubre de 1960 a más 10.000 alumnos. Mi maestro -Agustín de Asís- se puso enfermo de una gripe y me llamó por teléfono y me dijo que me fuera a dar clase a primero de Derecho, Derecho Natural que se llamaba entonces. Le pregunté que qué explicaba y me dijo que Platón. Tenía 22 años.
-Ha tenido alumnos que han llegado a ministros.
-Ministros que recuerde, el más reciente fue Juan Fernando López Aguilar, titular de Justicia con Zapatero. Además, López Aguilar fue un ayudante muy avanzado y formó parte de mi candidatura al Rectorado en 1981. Margarita Mariscal de Gante, que fue ministra de Justicia con Aznar fue otra alumna mía. Serra, que fue alumno mío en Oviedo, fue ministro de Defensa y Educación con Felipe González. También hay magistrados del Supremo, del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, rectores como Morillas, que fue mi alumno, y muchos responsables de tribunales ordinarios.
-Se presentó dos veces a rector, ¿Cómo lo recuerda?
-Le recuerdo bien. Me presenté dos veces. Una fue frente a Gallego Morell, entonces era una candidatura mía de izquierdas, quizás muy de izquierdas para aquella época, por supuesto, por el sistema que había no salí. En la segunda ya me presenté como independiente de izquierdas, pero había candidatos del PSOE y de derechas con más apoyo y no salí. Fue elegido José Vida Soria. Creí que servía para eso y parece que a la la Universidad no. Luego con el paso del tiempo uno piensa que a lo mejor no servía para eso y ha sido bien para la UGR y para mí. Cuando perdí las elecciones no me puse a llorar.
-Usted va a ser modesto, pero ha sido y es uno de los referentes y pilares de la UGR.
-Eso sí es verdad. He estado en casi todas las juntas de gobierno de la Universidad, he sido decano y tras muchos años de experiencia la gente me preguntaba y últimamente cuando ha habido elecciones los candidatos me han llamado para saber qué opinaba yo sobre cómo estaba la situación. He trabajado mucho y en ese sentido me lo han reconocido.
-¿Qué anécdotas recuerda ahora con más cariño?
-Cuando saqué la cátedra yo era muy joven -27 años-, era un pipiolo, y al año y pico fui presidente de un tribunal de selectividad. Estábamos en un aula grande examinando y una de las vocales me vio en el pasillo del aula y me dijo: Usted, ¿qué hace ahí?, siéntese a escribir… y le dije que soy el presidente. Me había confundido. De los alumnos ha habido de todo. ha habido muchos momentos entrañables y reconocimientos.
-¿Cómo calificaría el momento actual de la Universidad?
-Soy optimista. Es un momento interesante y también difícil porque el modelo que se está buscando tiene muchas ambigüedades y muy peligrosas, pero creo que en definitiva el mundo universitario va por una solución más global. El proceso de Bolonia es imparable. Otra cosa es que el proceso de Bolonia tiene dos o tres cosas muy peligrosas y que se están destacando por los movimientos antibolonia. Uno es colocar a la Universidad dentro de unos esquemas más mercantiles y creo que la cultura universitaria no debe ir por esa vía. También es verdad que la Universidad ha pecado en otros momentos de elucubrar e investigar sobre cosas que no sirven para nada. Se están equivocando en valorar demasiado el sentido de la rentabilidad, productividad, eficiencia de la enseñanza universitaria.
-¿Qué medidas se deben tomar?
-Al final debería ser como todo en la vida en general, buscar un punto medio.
-¿Qué opina de las actuaciones de los alumnos antibolonia?
-Creo que son grupos muy radicales antisistema. Lo único que le encuentro a estos grupos es que son flor de un día. Con 20 años que salgan a decir que no quieren una Universidad mercantilista me parece estupendo, pero eso hay que mantenerlo después porque esta gente dentro de años han cambiado totalmente. Quiero gente revolucionaria con notas a pie de página y cincuenta años.
-El profesorado también recibe en algunas ocasiones muchas críticas por su falta de formación y de motivación ¿Las comparte?
-Ha habido un período desde los ochenta en adelante que ha habido mucha facilidad para ser profesor y eso ha hecho que baje el nivel del profesorado. Eso lo digo con todo los respetos.
-La política le gusta e interesa, pero no ha dado el salto ¿Por qué?
-La política me ha llamado y sigue llamando la atención. Intervengo en política desde el punto de vista de opinión. Hubo un momento en la Transición en que estuve muy vinculado al PSOE. Pude ser muchas cosas, pero no me apetecía meterme dentro del engranaje de los partidos políticos.
-¿Corrompe el poder?
-Sí, todo poder puede corromper. Cuanto más poder más posibilidad de corromper. A nivel universitario también. Hay mucha historia.
-De la política de Granada ¿Cómo califica el nivel que hay?
-Siempre he dicho que cualquier tiempo pasado fue peor. Por tanto no me quejo de como está.
-¿Es un optimista como Zapatero?
-Sí, yo a Zapatero lo admiro y lo respeto, aunque tiene también sus puntos débiles. Cabe pensar que podría estar mejor. ¿En qué? Porque creo que todavía no se ha extirpado de esta ciudad esa especie de sentido de autodestrucción y dialéctica enemiga que hace que las cosas se eternicen. Tenemos ejemplos como La Normal, El Rey Chico, el AVE, la autovía de Motril… son cosas que en otras provincias lo han resuelto con los mismos elementos de juego. El sentimiento granadino de pelmazo no se acaba de eliminar.
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