El Campus acoge las jornadas ‘Vidas en la Frontera’ hasta el sábado

El seminario muestra los resultados de un proyecto con los internos del CETI

El Campus de Melilla acoge hasta el próximo sábado las jornadas ‘Vidas en la Frontera:acción social en la frontera sur’ en las que se mostrará el trabajo realizado con los internos del CETI de Melilla desde el pasado verano.
Francesco Bondnini, coordinador del proyecto de trabajo con los inmigrantes, explicó que se trata de una iniciativa que surge de la cooperación entre Universidad de Granada y la ONG Melilla Acoge. Así, el coordinador señala que a través de los talleres realizados con las personas acogidas en el CETI intentaban mejorar la vida de los internos. 
En este sentido Bondnini apuntó que con este proyecto de acción trataron de realizar las actividades en el espacio público para que los inmigrantes tengan más visibilidad y que hubiera más implicación de la ciudadanía. Ahora con la exposición pretenden llevar a cabo una tarea de sensibilización para que otras personas puedan continuar con la labor que ellos comenzaron.
En total, más de 150 personas participaron en el proyecto durante estos meses, realizando talleres de teatro, pintura o medios de comunicación.
Los impulsores del proyecto de acción social impartirán el miércoles una conferencia en la que explicarán a los asistentes en qué ha consistido este programa. Además tienen previsto otro encuentro el jueves en que los asistentes participarán en un taller con Estibaliz González, que se encargó del curso de teatro dentro del programa con inmigrantes del CETI y que explicará cómo se puede utilizar el teatro en la acción social.
Una semana de actividad social con la que se pretende dar una llamada de atención sobre cómo es la vida en el CETI y cómo toda la sociedad puede contribuir a que el día a día de estas personas sea mejor.
Además de las conferencias todos los que lo deseen podrán visitar la exposición que permanecerá en la primera planta del aulario del Campus hasta el próximo sábado, y en la que a través de paneles y fotografías se puede descubrir en que han consistido todas las actividades de este proyecto de integración.


Cerca del 8 % de los universitarios españoles sufre ‘nomofobia’, miedo irracional a no llevar el móvil

El ocho por ciento de los estudiantes universitarios españoles sufre ‘nomofobia’ (abreviatura de la expresión inglesa ‘no-mobile-phone phobia’), un miedo irracional a no llevar el móvil encima, derivado de un uso patológico de la telefonía móvil.

Así lo ha señalado la experta en adicciones y directora del departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Granada (UGR), Francisca López Torrecillas, quien destaca a su vez que, a pesar de que algunos autores señalan a la nomofobia como una de las últimas enfermedades provocadas por las nuevas tecnologías, ésta es sólo un síntoma más de la adicción al móvil. 

Además, indica que los jóvenes adictos a los móviles se aburren más a la hora de realizar actividades de ocio, son más extrovertidos y buscan más sensaciones nuevas que los no adictos, si bien presentan una autoestima más baja que éstos. 

Como explica López Torrecillas, la adicción al móvil se traduce en una mayor frecuencia en el uso del teléfono móvil en el envío y recepción de e-mail, SMS, y MMS (además de otros programas como Whatsapp); la consulta permanente de noticias y el «mantenimiento» o consulta de su teléfono móvil a la hora de dormir. 

La investigadora destaca que los adictos al móvil suelen presentar algunas características de personalidad comunes, como una baja autoestima, problemas con la aceptación del propio cuerpo y déficit en habilidades sociales y en resolución de conflictos.

La nomofobia se manifiesta en síntomas como ansiedad, malestar general, enfado o inquietud, negación, ocultación y/o minimización del problema, sentimiento de culpa y disminución de la autoestima. 

La experta afirma que, en la actualidad, muchos estudiantes universitarios dependen de sus teléfonos móviles «para obtener información o encontrar el apoyo de sus familias, que en ocasiones están lejos de ellos». 

En este sentido puntualiza que los padres usan el teléfono móvil para supervisar las actividades de los niños a distancia y los adolescentes que viven en el hogar usan el teléfono móvil para obtener su libertad y tener un menor control de los padres. También son muchos los adolescentes (frecuentemente, los más jóvenes) que utilizan el teléfono móvil para evitar la supervisión de los padres. 

De este modo, según señala Francisca López Torrecillas, «el teléfono móvil se convierte en una especie de cordón umbilical entre los estudiantes universitarios y sus familias, especialmente entre los estudiantes y sus madres». 

FRUSTRACION Y ENOJO

La profesora de la UGR destaca que los jóvenes que presentan nomofobia «necesitan estar físicamente junto a su teléfono móvil, y declaran, incluso, que no pueden salir de casa sin el teléfono móvil y que, si lo pierden o se les rompe, se sienten frustrados, enojados 
y aislados». 

La investigadora señala además que, a la hora de diagnosticar este trastorno, se debe tener en cuenta la historia clínica de los universitarios, ya que el haber sufrido trastornos afectivos, ansiedad y abuso de sustancias influye en la presencia de la nomofobia. Así pues, «es necesario centrar los esfuerzos en este colectivo, puesto que estos adolescentes y jóvenes contemporáneos son las primeras generaciones nacidas entre estas herramientas», apostilla.


Cerca del 8 % de los universitarios españoles sufre ‘nomofobia’, miedo irracional a no llevar encima el teléfono móvil

El ocho por ciento de los estudiantes universitarios españoles sufre ‘nomofobia’ (abreviatura de la expresión inglesa ‘no-mobile-phone phobia’), un miedo irracional a no llevar el móvil encima, derivado de un uso patológico de la telefonía móvil.

Así lo ha señalado la experta en adicciones y directora del departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Granada (UGR), Francisca López Torrecillas, quien destaca a su vez que, a pesar de que algunos autores señalan a la nomofobia como una de las últimas enfermedades provocadas por las nuevas tecnologías, ésta es sólo un síntoma más de la adicción al móvil.

Además, indica que los jóvenes adictos a los móviles se aburren más a la hora de realizar actividades de ocio, son más extrovertidos y buscan más sensaciones nuevas que los no adictos, si bien presentan una autoestima más baja que éstos.

Como explica López Torrecillas, la adicción al móvil se traduce en una mayor frecuencia en el uso del teléfono móvil en el envío y recepción de e-mail, SMS, y MMS (además de otros programas como Whatsapp); la consulta permanente de noticias y el «mantenimiento» o consulta de su teléfono móvil a la hora de dormir.

La investigadora destaca que los adictos al móvil suelen presentar algunas características de personalidad comunes, como una baja autoestima, problemas con la aceptación del propio cuerpo y déficit en habilidades sociales y en resolución de conflictos. La nomofobia se manifiesta en síntomas como ansiedad, malestar general, enfado o inquietud, negación, ocultación y/o minimización del problema, sentimiento de culpa y disminución de la autoestima.

La experta afirma que, en la actualidad, muchos estudiantes universitarios dependen de sus teléfonos móviles «para obtener información o encontrar el apoyo de sus familias, que en ocasiones están lejos de ellos».

En este sentido puntualiza que los padres usan el teléfono móvil para supervisar las actividades de los niños a distancia y los adolescentes que viven en el hogar usan el teléfono móvil para obtener su libertad y tener un menor control de los padres. También son muchos los adolescentes (frecuentemente, los más jóvenes) que utilizan el teléfono móvil para evitar la supervisión de los padres.

De este modo, según señala Francisca López Torrecillas, «el teléfono móvil se convierte en una especie de cordón umbilical entre los estudiantes universitarios y sus familias, especialmente entre los estudiantes y sus madres».

FRUSTRACIÓN Y ENOJO

La profesora de la UGR destaca que los jóvenes que presentan nomofobia «necesitan estar físicamente junto a su teléfono móvil, y declaran, incluso, que no pueden salir de casa sin el teléfono móvil y que, si lo pierden o se les rompe, se sienten frustrados, enojados y aislados».

La investigadora señala además que, a la hora de diagnosticar este trastorno, se debe tener en cuenta la historia clínica de los universitarios, ya que el haber sufrido trastornos afectivos, ansiedad y abuso de sustancias influye en la presencia de la nomofobia. Así pues, «es necesario centrar los esfuerzos en este colectivo, puesto que estos adolescentes y jóvenes contemporáneos son las primeras generaciones nacidas entre estas herramientas», apostilla.


El 8% tiene miedo irracional a no llevar el teléfono móvil

El ocho por ciento de los estudiantes universitarios españoles sufre ‘nomofobia’ (abreviatura de la expresión inglesa ‘no-mobile-phone phobia’), un miedo irracional a no llevar el móvil encima, derivado de un uso patológico de la telefonía móvil.

Así lo ha señalado la experta en adicciones y directora del departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Granada (UGR), Francisca López Torrecillas, quien destaca a su vez que, a pesar de que algunos autores señalan a la nomofobia como una de las últimas enfermedades provocadas por las nuevas tecnologías, ésta es sólo un síntoma más de la adicción al móvil.

Además, indica que los jóvenes adictos a los móviles se aburren más a la hora de realizar actividades de ocio, son más extrovertidos y buscan más sensaciones nuevas que los no adictos, si bien presentan una autoestima más baja que éstos.

Como explica López Torrecillas, la adicción al móvil se traduce en una mayor frecuencia en el uso del teléfono móvil en el envío y recepción de e-mail, SMS, y MMS (además de otros programas como Whatsapp); la consulta permanente de noticias y el «mantenimiento» o consulta de su teléfono móvil a la hora de dormir.

La investigadora destaca que los adictos al móvil suelen presentar algunas características de personalidad comunes, como una baja autoestima, problemas con la aceptación del propio cuerpo y déficit en habilidades sociales y en resolución de conflictos. La nomofobia se manifiesta en síntomas como ansiedad, malestar general, enfado o inquietud, negación, ocultación y/o minimización del problema, sentimiento de culpa y disminución de la autoestima.

La experta afirma que, en la actualidad, muchos estudiantes universitarios dependen de sus teléfonos móviles «para obtener información o encontrar el apoyo de sus familias, que en ocasiones están lejos de ellos».

En este sentido puntualiza que los padres usan el teléfono móvil para supervisar las actividades de los niños a distancia y los adolescentes que viven en el hogar usan el teléfono móvil para obtener su libertad y tener un menor control de los padres. También son muchos los adolescentes (frecuentemente, los más jóvenes) que utilizan el teléfono móvil para evitar la supervisión de los padres.

De este modo, según señala Francisca López Torrecillas, «el teléfono móvil se convierte en una especie de cordón umbilical entre los estudiantes universitarios y sus familias, especialmente entre los estudiantes y sus madres».

FRUSTRACIÓN Y ENOJO

La profesora de la UGR destaca que los jóvenes que presentan nomofobia «necesitan estar físicamente junto a su teléfono móvil, y declaran, incluso, que no pueden salir de casa sin el teléfono móvil y que, si lo pierden o se les rompe, se sienten frustrados, enojados y aislados».

La investigadora señala además que, a la hora de diagnosticar este trastorno, se debe tener en cuenta la historia clínica de los universitarios, ya que el haber sufrido trastornos afectivos, ansiedad y abuso de sustancias influye en la presencia de la nomofobia. Así pues, «es necesario centrar los esfuerzos en este colectivo, puesto que estos adolescentes y jóvenes contemporáneos son las primeras generaciones nacidas entre estas herramientas», apostilla.


El 8% de universitarios españoles sufre miedo irracional a no llevar el móvil

El 8 % de los estudiantes universitarios españoles sufre nomofobia, un miedo irracional a no llevar el teléfono móvil encima derivado de un uso patológico de la telefonía móvil, según un estudio de la Universidad de Granada.
Además, los jóvenes adictos a los teléfonos móviles se aburren más a la hora de realizar actividades de ocio, son más extrovertidos y buscan más sensaciones nuevas que los no adictos, aunque presentan una autoestima más baja que éstos.
Así lo ha señalado la experta en adicciones y directora del departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Granada, Francisca López Torrecillas, quien destaca que, a pesar de que algunos autores señalan a la nomofobia como una de las últimas enfermedades provocadas por las nuevas tecnologías, ésta es sólo un síntoma más de la adicción al móvil.
Según ha informado hoy la Universidad de Granada, la adicción al móvil se traduce en una mayor frecuencia en el uso del teléfono en el envío y recepción de email, SMS, y MMS (además de otros programas como WhatsApp), la consulta permanente de noticias y el «mantenimiento» o consulta de su teléfono móvil a la hora de dormir.
Según la investigadora, los adictos al móvil suelen presentar algunas características de personalidad comunes, como una baja autoestima, problemas con la aceptación del propio cuerpo y déficit en habilidades sociales y en resolución de conflictos.
La nomofobia se manifiesta en síntomas como ansiedad, malestar general, enfado o inquietud, negación, ocultación o minimización del problema, sentimiento de culpa y disminución de la autoestima.
En la actualidad, muchos estudiantes universitarios dependen de sus teléfonos móviles «para obtener información o encontrar el apoyo de sus familias, que en ocasiones están lejos de ellos».
Los padres usan el teléfono móvil para supervisar las actividades de los niños a distancia y los adolescentes que viven en el hogar usan el teléfono móvil para obtener su libertad y tener un menor control de los padres.
También son muchos los adolescentes, sobre todos los más jóvenes, que usan el teléfono móvil para evitar la supervisión de los padres.
Según López Torrecillas, «el teléfono móvil se convierte en una especie de cordón umbilical entre los estudiantes universitarios y sus familias, especialmente entre los estudiantes y sus madres».
La profesora explica que los jóvenes que sufren nomofobia «necesitan estar físicamente junto a su teléfono móvil, y declaran, incluso, que no pueden salir de casa sin él».
Si lo pierden o se les rompe, se sienten «frustrados, enojados y aislados».
La investigadora dice que, a la hora de diagnosticar este trastorno, se debe tener en cuenta la historia clínica de los universitarios, ya que el haber sufrido trastornos afectivos, ansiedad y abuso de sustancias influye en la presencia de la nomofobia. EFE


Cerca del 8 % de los universitarios españoles sufre ‘nomofobia’, miedo irracional a no llevar encima el teléfono móvil

El ocho por ciento de los estudiantes universitarios españoles sufre ‘nomofobia’ (abreviatura de la expresión inglesa ‘no-mobile-phone phobia’), un miedo irracional a no llevar el móvil encima, derivado de un uso patológico de la telefonía móvil.

Así lo ha señalado la experta en adicciones y directora del departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Granada (UGR), Francisca López Torrecillas, quien destaca a su vez que, a pesar de que algunos autores señalan a la nomofobia como una de las últimas enfermedades provocadas por las nuevas tecnologías, ésta es sólo un síntoma más de la adicción al móvil.

Además, indica que los jóvenes adictos a los móviles se aburren más a la hora de realizar actividades de ocio, son más extrovertidos y buscan más sensaciones nuevas que los no adictos, si bien presentan una autoestima más baja que éstos.

Como explica López Torrecillas, la adicción al móvil se traduce en una mayor frecuencia en el uso del teléfono móvil en el envío y recepción de e-mail, SMS, y MMS (además de otros programas como Whatsapp); la consulta permanente de noticias y el «mantenimiento» o consulta de su teléfono móvil a la hora de dormir.

La investigadora destaca que los adictos al móvil suelen presentar algunas características de personalidad comunes, como una baja autoestima, problemas con la aceptación del propio cuerpo y déficit en habilidades sociales y en resolución de conflictos. La nomofobia se manifiesta en síntomas como ansiedad, malestar general, enfado o inquietud, negación, ocultación y/o minimización del problema, sentimiento de culpa y disminución de la autoestima.

La experta afirma que, en la actualidad, muchos estudiantes universitarios dependen de sus teléfonos móviles «para obtener información o encontrar el apoyo de sus familias, que en ocasiones están lejos de ellos».

En este sentido puntualiza que los padres usan el teléfono móvil para supervisar las actividades de los niños a distancia y los adolescentes que viven en el hogar usan el teléfono móvil para obtener su libertad y tener un menor control de los padres. También son muchos los adolescentes (frecuentemente, los más jóvenes) que utilizan el teléfono móvil para evitar la supervisión de los padres.

De este modo, según señala Francisca López Torrecillas, «el teléfono móvil se convierte en una especie de cordón umbilical entre los estudiantes universitarios y sus familias, especialmente entre los estudiantes y sus madres».

FRUSTRACIÓN Y ENOJO

La profesora de la UGR destaca que los jóvenes que presentan nomofobia «necesitan estar físicamente junto a su teléfono móvil, y declaran, incluso, que no pueden salir de casa sin el teléfono móvil y que, si lo pierden o se les rompe, se sienten frustrados, enojados y aislados».

La investigadora señala además que, a la hora de diagnosticar este trastorno, se debe tener en cuenta la historia clínica de los universitarios, ya que el haber sufrido trastornos afectivos, ansiedad y abuso de sustancias influye en la presencia de la nomofobia. Así pues, «es necesario centrar los esfuerzos en este colectivo, puesto que estos adolescentes y jóvenes contemporáneos son las primeras generaciones nacidas entre estas herramientas», apostilla.

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El Campus pone en marcha un seminario sobre inmigración

‘Vidas en la frontera: acción social en la frontera sur’ es el título del seminario que el pasado lunes arrancó en el Campus Universitario y que hasta el día 17 pretende, a través de fotos, charlas y talleres, que la sociedad melillense conozca un poco mejor la vida de los inmigrantes que recalan en la ciudad.
El seminario surge del proyecto ‘Reconstruir la vida en la frontera’ que ha dirigido el investigador de la Universidad de Granada, Francisco Bondanini, con la colaboración del Centro de Iniciativas de Cooperación al Desarrollo de la Universidad de Granada y de la oenegé Melilla Acoge. Bondanini resumía en declaraciones a Onda Cero el espíritu del proyecto, destacando que el objetivo primordial de esta iniciativa es visibilizar a los inmigrantes que llegan a Melilla. Además de la exposición fotográfica que se inauguró en el Campus y que permanecerá abierta hasta el día 17, hoy a las 17.00 horas habrá una conferencia a cargo del propio Bondanini y del profesor José Luis Villena en la que se hablará en detalle del proyecto. Un día después tendrá lugar un taller sobre cómo el teatro puede ayudar a los inmigrantes a integrarse. Con este seminario se pretende también que la sociedad en general, aunque muy especialmente la comunidad universitaria, sepa que con los inmigrantes se puede trabajar .


Un 8% de los universitarios temen no llevar encima el móvil

No-mobile-phone phobia» es la expresión inglesa que da nombre a la nomofobia, un nuevo síntoma detectado en el 8% de los jóvenes universitarios que se traduce en un miedo irracional a no llevar encima el teléfono móvil. 

«Tener una baja autoestima, ansiedad y déficit en habilidades sociales o en resolución de conflictos favorecen la aparición de este trastorno», explicó ayer la profesora Francisca López Torrecillas, directora del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Granada (UGR). 

Según la experta en adicciones, «los jóvenes adictos a los teléfonos móviles se aburren más a la hora de realizar actividades de ocio, son más extrovertidos y buscan más sensaciones nuevas que los no adictos, si bien presentan una autoestima más baja que éstos». Éstas son algunas conclusiones del estudio que está elaborando su departamento tras dos años de investigación entre más de 300 estudiantes de la UGR. 

Algunos autores señalan que la nomofobia es una de las últimas enfermedades provocadas por las nuevas tecnologías, aunque López Torrecillas afirma que es sólo un síntoma más de la adicción al móvil. 

Los que padecen nomofobia dan un mayor uso al teléfono móvil en el envío y recepción de e-mail, SMS, y MMS (sobre todo con la aparición de programas como Whatsapp); en la consulta permanente de noticias y el «mantenimiento» de su teléfono móvil a la hora de dormir. 

«Estas personas le dedican más de cuatro horas diarias a la consulta y uso del móvil, robándole tiempo no sólo al día, sino a la noche cuando no pueden conciliar el sueño», apuntó la docente. La nomofobia se manifiesta en síntomas como ansiedad, malestar general, enfado o inquietud, negación, ocultación, minimización del problema, sentimiento de culpa y disminución de la autoestima. Y la manera de contrarrestarla es «con la búsqueda de alternativas, como el ejercicio físico o actividades de ocio». 

La experta afirmó que muchos estudiantes dependen de sus móviles para encontrar el apoyo de sus familias cuando están lejos de ellos.


Aterrados sin el móvil

«No-mobile-phone phobia» es la expresión inglesa que da nombre a la nomofobia, un nuevo síntoma detectado en el 8% de los jóvenes universitarios de Granada que se traduce en un miedo irracional a no llevar encima el teléfono móvil. «Tener una baja autoestima, ansiedad y déficit en habilidades sociales o en resolución de conflictos favorecen la aparición de este trastorno», explica la profesora Francisca López Torrecillas, directora del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Granada.

 

Según la experta en adicciones, «los jóvenes adictos a los teléfonos móviles se aburren más a la hora de realizar actividades de ocio, son más extrovertidos y buscan más sensaciones nuevas que los no adictos, si bien presentan una autoestima más baja que éstos». Estas son algunas conclusiones del estudio que está elaborando su departamento tras dos años de investigación entre más de 300 estudiantes de la UGR.

Algunos autores señalan que la nomofobia es una de las últimas enfermedades provocadas por las nuevas tecnologías, aunque López Torrecillas afirma que es sólo un síntoma más de la adicción al móvil.

Los que padecen nomofobia dan un mayor uso al teléfono móvil en el envío y recepción de e-mail, SMS, y MMS (sobre todo con la aparición de programas como Whatsapp); en la consulta permanente de noticias y el «mantenimiento» de su teléfono móvil a la hora de dormir.

«Estas personas le dedican más de cuatro horas diarias a la consulta y uso del móvil, robándole tiempo no sólo al día, sino a la noche cuando no pueden conciliar el sueño», apunta la docente.

La nomofobia se manifiesta en síntomas como ansiedad, malestar general, enfado o inquietud, negación, ocultación, minimización del problema, sentimiento de culpa y disminución de la autoestima. Y la manera de contrarrestarlo es «con la búsqueda de alternativas, como el ejercicio físico o actividades de ocio».

La experta afirma que muchos estudiantes dependen de sus móviles para encontrar el apoyo de sus familias cuando están lejos de ellos. «El teléfono móvil se convierte en un cordón umbilical entre los estudiantes universitarios y sus familias», concluye.


Granada cuenta con los primeros 12 docentes españoles especializados en enseñanza de lengua de signos a distancia

Andalucía se convierte en la primera comunidad que garantiza la teleformación en este lenguaje

 

Un grupo de 12 personas sordas de Granada se han convertido en los primeros docentes de España que se han especializado en la enseñanza de la lengua de signos en la modalidad a distancia. Se trata de los alumnos del taller de empleo «Profesores de Lengua de Signos Española en la Web», financiado por la Consejería de Empleo de la Junta de Andalucía e impartido por la Fundación Andalucía Accesible, y «que se ha convertido en todo un referente a nivel nacional al permitir, por primera vez, la teleformación de la lengua de signos», según ha señalado la delegada de la Consejería de Empleo en Granada, Marina Martín.

«Gracias a este taller, no solo han aumentado sus posibilidades laborales 12 personas que estaban desempleadas y que necesitaban formación, sino que además hemos dado un salto de gigante al ser la primera comunidad que garantiza, con profesionales en el mercado laboral, la formación de la lengua de signos sin que la distancia sea una barrera», ha apuntado la delegada. Esta medida coincide además con la aprobación el pasado 23 de noviembre por parte del Parlamento andaluz de la ley que regula en Andalucía el uso de la lengua de signos española.

Los alumnos de este taller de empleo, compuesto en su totalidad por personas sordas, han realizado sus prácticas como especialistas en lengua de signos en la modalidad de teleformación y han impartido cursos contratados por la Federación Andaluza de Municipios y Provincias (FAMP), la Diputación de La Coruña o de la Consejería de Empleo. Lo han hecho a través del espacio reservado por Andalucía Accesible en su plataforma de teleformación «MundoSigno» en el que, además, han volcado el diseño y los contenidos del curso «Especialistas en Lengua de Signos Española y Web 2.0» elaborado por ellos mismos.

Marina Martín ha adelantado que el primer grupo docente de lengua de signos, que también ha recibido formación en la modalidad presencial, cuenta ya varios proyectos y ofertas de colaboración laboral de distintas entidades e instituciones, entre las que se encuentra la Universidad de Granada.

Además, ha subrayado que tras la aprobación de la ley «se abre un importante nicho de mercado para estas personas gracias a las novedades» que introduce la nueva legislación, entre las que destaca la regularización de los servicios de teleinterpretación, que facilitan la comunicación y la traducción entre la lengua de signos y la lengua oral a través de la videotelefonía.


Nomofobia o el miedo a no llevar el móvil

Investigación. El 8% de los estudiantes universitarios españoles sufre nomofobia, un miedo irracional a no llevar el teléfono móvil encima derivado de un uso patológico de la telefonía móvil, según un estudio de la Universidad de Granada, que añade que estos jóvenes también presentan una autoestima más baja.

 

EFE GRANADA
El estudio de la Universidad de Granada señala, además, que los jóvenes adictos a los teléfonos móviles se aburren más a la hora de realizar actividades de ocio, son más extrovertidos y buscan más sensaciones nuevas que los no adictos, aunque presentan una autoestima más baja que éstos.
Así lo ha señalado la experta en adicciones y directora del departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Granada, Francisca López Torrecillas, quien destaca que, a pesar de que algunos autores señalan a la nomofobia como una de las últimas enfermedades provocadas por las nuevas tecnologías, ésta es sólo un síntoma más de la adicción al móvil.
Según ha informado la Universidad de Granada, la adicción al móvil se traduce en una mayor frecuencia en el uso del teléfono en el envío y recepción de email, SMS, y MMS (además de otros programas como WhatsApp), la consulta permanente de noticias y el «mantenimiento» o consulta de su teléfono móvil a la hora de dormir.
Según la investigadora, los adictos al móvil suelen presentar algunas características de personalidad comunes, como una baja autoestima, problemas con la aceptación del propio cuerpo y déficit en habilidades sociales y en resolución de conflictos.
La nomofobia se manifiesta en síntomas como ansiedad, malestar general, enfado o inquietud, negación, ocultación o minimización del problema, sentimiento de culpa y disminución de la autoestima.
En la actualidad, muchos estudiantes universitarios dependen de sus teléfonos móviles «para obtener información o encontrar el apoyo de sus familias, que en ocasiones están lejos de ellos».
Los padres usan el teléfono móvil para supervisar las actividades de los niños a distancia y los adolescentes que viven en el hogar usan el teléfono móvil para obtener su libertad y tener un menor control de los padres.
También son muchos los adolescentes, sobre todos los más jóvenes, que usan el teléfono móvil para evitar la supervisión de los padres. Según López Torrecillas, «el teléfono móvil se convierte en una especie de cordón umbilical entre los estudiantes universitarios y sus familias, especialmente entre los estudiantes y sus madres».
La profesora explica que los jóvenes que sufren nomofobia «necesitan estar físicamente junto a su teléfono móvil, y declaran, incluso, que no pueden salir de casa sin él». Si lo pierden o se les rompe, se sienten «frustrados, enojados y aislados». La investigadora dice que, a la hora de diagnosticar este trastorno, se debe tener en cuenta la historia clínica de los universitarios, ya que influye haber sufrido trastornos afectivos, ansiedad y abuso de sustancias.


«Eligen España por la gente, por la cultura y por el clima»

Alvaro Muñoz (29 años) es licenciado en Derecho por la Universidad de Jaén (UJA) y fue erasmus en la ciudad universitaria de Coimbra, Portugal. Desde hace seis años, es el presidente de Erasmus España.

 

¿Ser presidente de ESN España es ser el anfitrión de miles de extranjeros que vienen a disfrutar de las tapas, las fiestas y las playas de nuestro país? ¿En qué consiste exactamente su trabajo?
Nos encargamos de la organización y de la estructuración de todas las secciones locales que hay repartidas por toda España, marcando unas pautas comunes de trabajo y que éstas plasman en sus propias ciudades.

¿Cómo empezó todo?
Como la gran mayoría de la gente que está dentro de esta asociación, cuando te vas de erasmus y abres la mente.

¿Quiénes organizáis ESN España y cuántos son?
ESN España esta formada por una Junta de 9 personas. Esta Junta representa a todas las secciones locales, ya que han sido éstas las que han votado la Junta.

Formar parte de ESN, ¿le ha llevado a tener amigos de los cinco continentes?
Desde luego. Conoces a mucha gente de todo el mundo y a través de las redes sociales seguimos manteniendo el contacto. Te podría citar a Eric de Costa Rica, Andrés de Chile, Judy de Polonia, Beija de China, Roberta de Italia, etc.

¿Qué ventajas, servicios, prestaciones ofrecen a los erasmus?
Al haber sido también erasmus, conocemos perfectamente las necesidades de los estudiantes extranjeros que llegan a nuestras ciudades. Les damos un primera atención prestándoles ayuda en el alojamiento, papeleos en la Universidad, les organizamos tour por las ciudades, les preparamos viajes y multitud de actividades.

Las becas erasmus, ¿qué ventajas ofrece?
Te abren la mente a otra cultura, otro idioma, hace que la gente piense de una manera diferente al haber estado conviviendo con gente de distintos países y culturas. Personalmente enriquece muchísimo a la persona, dándole una madurez y un punto de vista que en su ciudad no conseguiría.

¿Por qué un erasmus elige España y no Francia o Inglaterra?
Ellos mismos nos lo dicen: por la gente, la cultura, el clima y el idioma.

Si un erasmus anda un poco perdido, ¿a quién tiene que acudir?
Que pregunten en la oficina de relaciones internacionales de su ciudad de la Asociación ESN y le atenderán sin ningún problema. También nos pueden localizar a través de nuestra web o redes sociales.

El otro día conocí a una chica polaca que en su país estudia Educación Física. En la Complutense no tienen esa titulación y tiene que elegir asignaturas complementarias pero a su parecer, una pérdida de tiempo y de año de estudios…
Lamentablemente esta situación se da con algunas carreras pero nos consta que cada vez menos, mimando no solo las becas, sino también los planes de estudios. No obstante, cada estudiante debe de informarse del plan de estudios actual antes de elegir un país.

Próximas actividades que están a la vista…
Uff, un montón. Cada sección organiza las suyas en función de las circunstancias pero puedo citar entre las más comunes los viajes organizados a distintas ciudades de España, campeonatos de fútbol, karaokes, fiestas temáticas, intercambio lingüístico y visitas a distintas fábricas.

En contra de la imagen irresponsable y festiva del erasmus, ¿qué puede decir?
Es la imagen que vende, pero lo que la gente no sabe es que el erasmus no solo hace fiesta, hace mas cosas, como deporte (el año pasado organizamos el 1º campeonato de fútbol erasmus en España) se hacen campañas sociales (social erasmus) como donación de sangre, algo que ha sido un éxito en muchas ciudades. Muchos intentan aprovechar al máximo para perfeccionar el idioma, aquellos que tienen un nivel mas alto dan clases particulares a niños pequeños, viajan por todo el país, etc.

Granada, la ciudad de los 4.000 Eramus
«Cada año se incrementa el número de estudiantes que llegan a nuestro país, no sabría decir el número exacto pero como referencia podemos tomar la Universidad de Granada que es el centro que más erasmus recibe con cerca de 4.000 estudiantes cada año», confiesa Álvaro Muñoz, presidente de ESN.