Granada Hoy

Pág. 3: El plan B de la Universiada (Lo más visto en internet)

Pág. 21 – Granada es Provincia: La Universidad de Granada catalogará las carreteras provinciales

Pág. 29: El ‘efecto Pinocho’, de mentiras y calentones de nariz

Pág. 10 – Deportes: La Tercera División coge emoción

El SDI Baza, a recuperar la primera plaza del Tourapp

Pág. 11 – Deportes: ‘Arquitectura’ para construir la salvación

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Efecto Pinocho: la nariz puede delatarte cuando mientes según investigadores de la Universidad de Granada

Según el italiano Carlo Collodi, que Pinocho se delatara al mentir no es del todo falso. La nariz pone en evidencia a las personas cuando mienten. No crece, pero sí cambia de temperatura.

Esto es lo que han descubierto dos investigadores de la Universidad de Granada y lo han denominado el «efecto Pinocho». Cuando una persona miente la temperatura de la nariz aumenta o disminuye, así como también varía su temperatura corporal en la zona del músculo orbital, en la esquina interna del ojo.

Los investigadores de Psicología Experimental de la Universidad de Granada, Emilio Gómez Milán y Elvira Salazar López, han señalado que cuando los humanos realizan un gran esfuerzo mental, la temperatura de la nariz desciende, y en cambio, cuando se sufre un ataque de ansiedad, se experimenta un ascenso general de la temperatura facial.

Los científicos han señalado que cuando se miente sobre los sentimientos, se producen los cambios términos en la nariz, pero también se activa en el cerebro una estructura llamada «ínsula». Esa ínsula forma parte del sistema de recompensa cerebral cuando hay sentimiento reales o «cualias», pero no se debería activar cuando no hay sentimientos verdaderos.

«La ínsula interviene en la detección y regulación de la temperatura corporal, de manera que hay una gran correlación negativa entre la actividad de esta estructura y la magnitud del cambio térmico: a más actividad de la ínsula (a mayor sentimiento visceral), menor cambio térmico se produce, y viceversa», resaltaron los investigadores.

Para determinar esto han utilizado la termografía, una técnica basada en la detección de la temperatura de los cuerpos que se aplica a multitud de áreas como la industria, la construcción o la medicina. Se ha usada para medir con mayor precisión la pérdida de energía de los edificios o determinar enfermedades respiratorias en ganado bovino. En la Segunda Guerra Mundial se utilizaba para detectar a los enemigos.

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Efecto Pinocho: la nariz puede delatarte cuando mientes según investigadores de la Universidad de Granada

Según el italiano Carlo Collodi, que Pinocho se delatara al mentir no es del todo falso. La nariz pone en evidencia a las personas cuando mienten. No crece, pero sí cambia de temperatura.

Esto es lo que han descubierto dos investigadores de la Universidad de Granada y lo han denominado el «efecto Pinocho». Cuando una persona miente la temperatura de la nariz aumenta o disminuye, así como también varía su temperatura corporal en la zona del músculo orbital, en la esquina interna del ojo.

Los investigadores de Psicología Experimental de la Universidad de Granada, Emilio Gómez Milán y Elvira Salazar López, han señalado que cuando los humanos realizan un gran esfuerzo mental, la temperatura de la nariz desciende, y en cambio, cuando se sufre un ataque de ansiedad, se experimenta un ascenso general de la temperatura facial.

Los científicos han señalado que cuando se miente sobre los sentimientos, se producen los cambios términos en la nariz, pero también se activa en el cerebro una estructura llamada «ínsula». Esa ínsula forma parte del sistema de recompensa cerebral cuando hay sentimiento reales o «cualias», pero no se debería activar cuando no hay sentimientos verdaderos.

«La ínsula interviene en la detección y regulación de la temperatura corporal, de manera que hay una gran correlación negativa entre la actividad de esta estructura y la magnitud del cambio térmico: a más actividad de la ínsula (a mayor sentimiento visceral), menor cambio térmico se produce, y viceversa», resaltaron los investigadores.

Para determinar esto han utilizado la termografía, una técnica basada en la detección de la temperatura de los cuerpos que se aplica a multitud de áreas como la industria, la construcción o la medicina. Se ha usada para medir con mayor precisión la pérdida de energía de los edificios o determinar enfermedades respiratorias en ganado bovino. En la Segunda Guerra Mundial se utilizaba para detectar a los enemigos.

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La mentira, una cuestión de narices

El ‘efecto Pinocho’ existe y cuando alguien miente, la punta de su nariz se enfría hasta un grado. La empatía o el esfuerzo mental también bajan la temperatura del apéndice nasal.

La desconfianza hacia los políticos es un sentimiento generalizado entre los ciudadanos, que sospechan que sus dirigentes les mienten con frecuencia. Existen técnicas científicas para comprobar la veracidad de sus afirmaciones, como es la termografía.
Los investigadores Emilio Gómez y Elvira Salazar, del Departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Granada, han comprobado mediante termografía que la mentira deja huellas en el rostro. «Cuando una persona miente acerca de sus sentimientos su nariz se enfría y aumenta la temperatura en la zona del músculo orbital, en la esquina interna del ojo», indica Salazar.
«Cuando mentimos sobre nuestros sentimientos, los cambios térmicos se producen en la nariz y se activa en el cerebro la ínsula, una estructura que forma parte del sistema de recompensa cerebral si hay sentimientos reales, pero no se activa cuando no los hay».
La termografía se podría utilizar para comprobar la sinceridad de los políticos
Pero la mentira no es el único sentimiento que se puede ‘visualizar’. Un gran esfuerzo mental, como el que supone enfrentarse a tareas difíciles, también hace bajar la temperatura de la nariz, como también sucede en las personas muy empáticas. Por el contrario, la temperatura facial se eleva ante un ataque de ansiedad.
Según la psicóloga, y autora principal del estudio, esos cambios son imperceptibles a simple vista y al tacto, pero no pasan desapercibidas para la termografía, una técnica basada en la detección de la temperatura de los cuerpos que se aplica a multitud de áreas como la industria, la construcción o la medicina y que se utiliza muy poco en otras áreas, como es la psicología.
Los científicos de la Universidad de Granada han comprobado la utilidad de la termografía para medir la respuesta fisiológica de algunos sentimientos, y para ello han estudiado a lo largo de cinco años a un centenar de personas de diferentes edades, en las que han identificado una serie de reacciones comunes.
Aplicaciones

Además de los cambios de temperatura que generan la mentira, la empatía o la ansiedad, los investigadores han obtenido la huella térmica del ejercicio aeróbico o de distintos tipos de baile, como el ballet o el flamenco. «Cuando una persona baila flamenco baja la temperatura de los glúteos y aumenta la de los antebrazos», explica Salazar.
Los hallazgos anteriores demuestran el extenso campo de aplicación de la termografía, una técnica que experimentó un gran impulso después de la Segunda Guerra Mundial, con las investigaciones militares realizadas por Estados Unidos para detectar al enemigo (visión nocturna).
¿Qué aplicaciones prácticas se derivan del estudio de la Universidad de Granada? Elvira Salazar apunta la posibilidad de «utilizar la termografía para comprobar la sinceridad de nuestros políticos», y asegura que no sería válida en juicios en los que haya que demostrar si una persona miente o no. «Los cambios de temperatura se producen al mentir sobre sentimientos, no por mentiras puntuales». En cualquier caso, «las aplicaciones siempren tienen un retorno positivo».

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La mentira, una cuestión de narices

El ‘efecto Pinocho’ existe y cuando alguien miente, la punta de su nariz se enfría hasta un grado. La empatía o el esfuerzo mental también bajan la temperatura del apéndice nasal.

La desconfianza hacia los políticos es un sentimiento generalizado entre los ciudadanos, que sospechan que sus dirigentes les mienten con frecuencia. Existen técnicas científicas para comprobar la veracidad de sus afirmaciones, como es la termografía.
Los investigadores Emilio Gómez y Elvira Salazar, del Departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Granada, han comprobado mediante termografía que la mentira deja huellas en el rostro. «Cuando una persona miente acerca de sus sentimientos su nariz se enfría y aumenta la temperatura en la zona del músculo orbital, en la esquina interna del ojo», indica Salazar.
«Cuando mentimos sobre nuestros sentimientos, los cambios térmicos se producen en la nariz y se activa en el cerebro la ínsula, una estructura que forma parte del sistema de recompensa cerebral si hay sentimientos reales, pero no se activa cuando no los hay».
La termografía se podría utilizar para comprobar la sinceridad de los políticos
Pero la mentira no es el único sentimiento que se puede ‘visualizar’. Un gran esfuerzo mental, como el que supone enfrentarse a tareas difíciles, también hace bajar la temperatura de la nariz, como también sucede en las personas muy empáticas. Por el contrario, la temperatura facial se eleva ante un ataque de ansiedad.
Según la psicóloga, y autora principal del estudio, esos cambios son imperceptibles a simple vista y al tacto, pero no pasan desapercibidas para la termografía, una técnica basada en la detección de la temperatura de los cuerpos que se aplica a multitud de áreas como la industria, la construcción o la medicina y que se utiliza muy poco en otras áreas, como es la psicología.
Los científicos de la Universidad de Granada han comprobado la utilidad de la termografía para medir la respuesta fisiológica de algunos sentimientos, y para ello han estudiado a lo largo de cinco años a un centenar de personas de diferentes edades, en las que han identificado una serie de reacciones comunes.
Aplicaciones

Además de los cambios de temperatura que generan la mentira, la empatía o la ansiedad, los investigadores han obtenido la huella térmica del ejercicio aeróbico o de distintos tipos de baile, como el ballet o el flamenco. «Cuando una persona baila flamenco baja la temperatura de los glúteos y aumenta la de los antebrazos», explica Salazar.
Los hallazgos anteriores demuestran el extenso campo de aplicación de la termografía, una técnica que experimentó un gran impulso después de la Segunda Guerra Mundial, con las investigaciones militares realizadas por Estados Unidos para detectar al enemigo (visión nocturna).
¿Qué aplicaciones prácticas se derivan del estudio de la Universidad de Granada? Elvira Salazar apunta la posibilidad de «utilizar la termografía para comprobar la sinceridad de nuestros políticos», y asegura que no sería válida en juicios en los que haya que demostrar si una persona miente o no. «Los cambios de temperatura se producen al mentir sobre sentimientos, no por mentiras puntuales». En cualquier caso, «las aplicaciones siempren tienen un retorno positivo».

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Demuestran el ‘efecto pinocho’, la nariz te delata cuando mientes

Pinocho, la pequeña marioneta de madera que quería ser un niño de verdad tenía un problema adicional: no podía mentir. Cada vez que intentaba decir una mentira, pequeña o grande, su nariz crecía y crecía, y Gepetto, su creador, siempre le descubría. Al parecer, despúes de todo, el cuento del italiano Carlo Collodi tenía algo de razón. La nariz delata a las personas cuando mienten. No crece, pero sí cambia de temperatura.

Esto es lo que han descubierto dos investigadores de la Universidad de Granada y lo han denominado el «efecto Pinocho». Cuando una persona miente la temperatura de la nariz aumenta o disminuye, así como también varía su temperatura corporal en la zona del músculo orbital, en la esquina interna del ojo, reseñó la ABC de España.

Los investigadores de Psicología Experimental de la Universidad de Granada, Emilio Gómez Milán y Elvira Salazar López, han señalado que cuando los humanos realizan un gran esfuerzo mental, la temperatura de la nariz desciende, y en cambio, cuando se sufre un ataque de ansiedad, se experimenta un ascenso general de la temperatura facial.

Concretamente, los científicos han señalado que cuando se miente sobre los sentimientos, se producen los cambios términos en la nariz, pero también se activa en el cerebro una estructura llamada«ínsula». Esa ínsula forma parte del sistema de recompensa cerebral cuando hay sentimiento reales o «cualias», pero no se debería activar cuando no hay sentimientos verdaderos.

«La ínsula interviene en la detección y regulación de la temperatura corporal, de manera que hay una gran correlación negativa entre la actividad de esta estructura y la magnitud del cambio térmico: a más actividad de la ínsula (a mayor sentimiento visceral), menor cambio térmico se produce, y viceversa», destacan los investigadores.

Para determinar esto han utilizado la termografía, una técnica basada en la detección de la temperatura de los cuerpos que se aplica a multitud de áreas como la industria, la construcción o la medicina. Se ha usada para medir con mayor precisión la pérdida de energía de los edificios o determinar enfermedades respiratorias en ganado bovino. En la Segunda Guerra Mundial se utilizaba para detectar a los enemigos.
Contagio emocional
Los investigadores han demostrado también que, a nivel fisiológico, los hombres y mujeres experimentan la exitación sexual al mismo tiempo, ya que se produce un aumento de la temperatura local en la zona pectoral y en la zona genital, aunque las mujeres «subjetivamente indiquen no estarlo o estarlo menos».

La diferencia de temperatura o su asimetrías se relaciona también con el estado físico, con el estado mental y emocional de la persona. «En este sentido, el termograma nos da un marcador somático de estados subjetivos o mentales, y nos permite ver lo que la persona siente o piensa», señala Salazar en un comunicado oficial.
La termografía también sirve para evaluar las emociones, ya que cada patrón térmico facial es diferente y con esto se determina lo que denominan «contagio emocional». «Las personas con una empatía muy alta, si ven a alguien sufrir, mediante descargas eléctricas en el antebrazo, se contagian y la temperatura de su antebrazo aumenta», apunta Salazar.

Los huellas de temperatura también se manifiestan en el ejercicio aeróbico y en los bailes. «Cuando una persona baila flamenco –explica Elvira Salazar-, desciende la temperatura de los glúteos y aumenta la de los antebrazos. Esta es la huella térmica del flamenco, aunque cada tipo de danza tiene su propia huella».

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Demuestran el ‘efecto pinocho’, la nariz te delata cuando mientes

Pinocho, la pequeña marioneta de madera que quería ser un niño de verdad tenía un problema adicional: no podía mentir. Cada vez que intentaba decir una mentira, pequeña o grande, su nariz crecía y crecía, y Gepetto, su creador, siempre le descubría. Al parecer, despúes de todo, el cuento del italiano Carlo Collodi tenía algo de razón. La nariz delata a las personas cuando mienten. No crece, pero sí cambia de temperatura.

Esto es lo que han descubierto dos investigadores de la Universidad de Granada y lo han denominado el «efecto Pinocho». Cuando una persona miente la temperatura de la nariz aumenta o disminuye, así como también varía su temperatura corporal en la zona del músculo orbital, en la esquina interna del ojo, reseñó la ABC de España.

Los investigadores de Psicología Experimental de la Universidad de Granada, Emilio Gómez Milán y Elvira Salazar López, han señalado que cuando los humanos realizan un gran esfuerzo mental, la temperatura de la nariz desciende, y en cambio, cuando se sufre un ataque de ansiedad, se experimenta un ascenso general de la temperatura facial.

Concretamente, los científicos han señalado que cuando se miente sobre los sentimientos, se producen los cambios términos en la nariz, pero también se activa en el cerebro una estructura llamada«ínsula». Esa ínsula forma parte del sistema de recompensa cerebral cuando hay sentimiento reales o «cualias», pero no se debería activar cuando no hay sentimientos verdaderos.

«La ínsula interviene en la detección y regulación de la temperatura corporal, de manera que hay una gran correlación negativa entre la actividad de esta estructura y la magnitud del cambio térmico: a más actividad de la ínsula (a mayor sentimiento visceral), menor cambio térmico se produce, y viceversa», destacan los investigadores.

Para determinar esto han utilizado la termografía, una técnica basada en la detección de la temperatura de los cuerpos que se aplica a multitud de áreas como la industria, la construcción o la medicina. Se ha usada para medir con mayor precisión la pérdida de energía de los edificios o determinar enfermedades respiratorias en ganado bovino. En la Segunda Guerra Mundial se utilizaba para detectar a los enemigos.
Contagio emocional
Los investigadores han demostrado también que, a nivel fisiológico, los hombres y mujeres experimentan la exitación sexual al mismo tiempo, ya que se produce un aumento de la temperatura local en la zona pectoral y en la zona genital, aunque las mujeres «subjetivamente indiquen no estarlo o estarlo menos».

La diferencia de temperatura o su asimetrías se relaciona también con el estado físico, con el estado mental y emocional de la persona. «En este sentido, el termograma nos da un marcador somático de estados subjetivos o mentales, y nos permite ver lo que la persona siente o piensa», señala Salazar en un comunicado oficial.
La termografía también sirve para evaluar las emociones, ya que cada patrón térmico facial es diferente y con esto se determina lo que denominan «contagio emocional». «Las personas con una empatía muy alta, si ven a alguien sufrir, mediante descargas eléctricas en el antebrazo, se contagian y la temperatura de su antebrazo aumenta», apunta Salazar.

Los huellas de temperatura también se manifiestan en el ejercicio aeróbico y en los bailes. «Cuando una persona baila flamenco –explica Elvira Salazar-, desciende la temperatura de los glúteos y aumenta la de los antebrazos. Esta es la huella térmica del flamenco, aunque cada tipo de danza tiene su propia huella».

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El teatro más experimental para un tiempo de crisis

«Un escritor autista se enfrenta a sus creaciones en una habitación cerrada», explica una voz de áspero acento chino por la megafonía. «Mientras la vida real le parece cada vez más monótona, el mundo literario se hace más bello y lleno de vida. Y mientras él intenta escaparse al mundo de la ficción, tres de sus personajes intentan cruzar al mundo real».

En el V Festival Internacional de Teatro Universitario de Granada (FITUG) la explicaciones previas hacen falta porque cada cual representa en su idioma. Durante una hora, los actores estudiantes del Home Theatre Group de China representarán en buen mandarín la obra ‘White’, donde el blanco de la hoja se convierte en el del escenario de la Facultad de Filosofía y Letras de Granada. La expresión corporal y la puesta en escena transmitirán el argumento mejor que las palabras.

«La ventaja del teatro universitario es que no está atado al resultadismo del teatro comercial», explica Fernando Dacosta, director del Aula de Teatro Univeristario de la Universidad de Ourense y un veterano de este certamen: de cinco ediciones ha acudido a tres, y él mismo organiza la mucho más compleja ‘Mileu’, la muestra de Ourense en la que el grupo de teatro de la Universidad de Granada (UGR) es un habitual.

«El teatro universitario no puede ser conservador en un sentido artístico», opina Dacosta. «Es un teatro que al mismo tiempo que crea, tiene que formar a actores que son también estudiantes». En esta edición del Fitug, los de Ourense acuden con ‘Un nuevo mundo feliz’, montaje basado en la novela de Huxley pero adaptado a los tiempos de crisis. «El teatro es representación, volver a presentar universales ya conocidos. El mismo Huxley años después de publicarla lamentaba no haber podido añadir las armas nucleares. Nosotros le ponemos nuestro contexto actual».

En Filosofía y Letras, los personajes del autor autista descubren sus propias cuerdas de marionetas. El escritor debe ser consciente de que no podrá comunicarse con ellas mientras no cree él mismo un espacio donde se toquen realidad y ficción.

María José Sánchez Montes, profesora de la UGR y directora del certamen, explica que siempre se eligen «obras donde prime lo visual y lo escénico sobre la palabra». En la edición 2012 «la mayoría de las obras que vienen son versiones. Es algo habitual en las artes escénicas, buscar la vuelta de tuerca. Y forma parte del aprendizaje, porque el teatro universitario es experimentación». En el Fitug «intentamos siempre incorporar nuevas tendencias, si no, tiene poco sentido».

La primera semana, además de la obra de Ourense y de la china, han representado el Thèâtre Universitaire de Lovaine, desde Bélgica, con Les Bones, de Jean Genet, y el Aula de Teatro de la Universidad de Alicante con ‘Aquel Fernando’, de Jerónimo López Pozo. La segunda semana verá el ‘Faust3_Goethe Realoaded’ , de la Universidad alemana de Constanza; ‘Hamlet or three boys and one girl’, del Theatre Laboratory de Bulgaria; ‘Agamenón’, de la Universidad de Santiago de Compostela, y ‘Brecht: Callejón sin salida’, del propio Grupo de Teatro de la Universidad de Granada.

Al final de ‘White’, en la que por el camino algún espectador no ha podido evitar la risa por no entender nada, otros han llorado ante la desesperación en chino de los protagonistas y otros se han marchado, las tres creaciones del autor autista lo han rodeado, dejado ciego, esclavizado y luego atrapado bajo las olas del mundo de la ficción, del que ya no podrá escapar.

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El teatro más experimental para un tiempo de crisis

«Un escritor autista se enfrenta a sus creaciones en una habitación cerrada», explica una voz de áspero acento chino por la megafonía. «Mientras la vida real le parece cada vez más monótona, el mundo literario se hace más bello y lleno de vida. Y mientras él intenta escaparse al mundo de la ficción, tres de sus personajes intentan cruzar al mundo real».

En el V Festival Internacional de Teatro Universitario de Granada (FITUG) la explicaciones previas hacen falta porque cada cual representa en su idioma. Durante una hora, los actores estudiantes del Home Theatre Group de China representarán en buen mandarín la obra ‘White’, donde el blanco de la hoja se convierte en el del escenario de la Facultad de Filosofía y Letras de Granada. La expresión corporal y la puesta en escena transmitirán el argumento mejor que las palabras.

«La ventaja del teatro universitario es que no está atado al resultadismo del teatro comercial», explica Fernando Dacosta, director del Aula de Teatro Univeristario de la Universidad de Ourense y un veterano de este certamen: de cinco ediciones ha acudido a tres, y él mismo organiza la mucho más compleja ‘Mileu’, la muestra de Ourense en la que el grupo de teatro de la Universidad de Granada (UGR) es un habitual.

«El teatro universitario no puede ser conservador en un sentido artístico», opina Dacosta. «Es un teatro que al mismo tiempo que crea, tiene que formar a actores que son también estudiantes». En esta edición del Fitug, los de Ourense acuden con ‘Un nuevo mundo feliz’, montaje basado en la novela de Huxley pero adaptado a los tiempos de crisis. «El teatro es representación, volver a presentar universales ya conocidos. El mismo Huxley años después de publicarla lamentaba no haber podido añadir las armas nucleares. Nosotros le ponemos nuestro contexto actual».

En Filosofía y Letras, los personajes del autor autista descubren sus propias cuerdas de marionetas. El escritor debe ser consciente de que no podrá comunicarse con ellas mientras no cree él mismo un espacio donde se toquen realidad y ficción.

María José Sánchez Montes, profesora de la UGR y directora del certamen, explica que siempre se eligen «obras donde prime lo visual y lo escénico sobre la palabra». En la edición 2012 «la mayoría de las obras que vienen son versiones. Es algo habitual en las artes escénicas, buscar la vuelta de tuerca. Y forma parte del aprendizaje, porque el teatro universitario es experimentación». En el Fitug «intentamos siempre incorporar nuevas tendencias, si no, tiene poco sentido».

La primera semana, además de la obra de Ourense y de la china, han representado el Thèâtre Universitaire de Lovaine, desde Bélgica, con Les Bones, de Jean Genet, y el Aula de Teatro de la Universidad de Alicante con ‘Aquel Fernando’, de Jerónimo López Pozo. La segunda semana verá el ‘Faust3_Goethe Realoaded’ , de la Universidad alemana de Constanza; ‘Hamlet or three boys and one girl’, del Theatre Laboratory de Bulgaria; ‘Agamenón’, de la Universidad de Santiago de Compostela, y ‘Brecht: Callejón sin salida’, del propio Grupo de Teatro de la Universidad de Granada.

Al final de ‘White’, en la que por el camino algún espectador no ha podido evitar la risa por no entender nada, otros han llorado ante la desesperación en chino de los protagonistas y otros se han marchado, las tres creaciones del autor autista lo han rodeado, dejado ciego, esclavizado y luego atrapado bajo las olas del mundo de la ficción, del que ya no podrá escapar.

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«Un escritor autista se enfrenta a sus creaciones en una habitación cerrada», explica una voz de áspero acento chino por la megafonía. «Mientras la vida real le parece cada vez más monótona, el mundo literario se hace más bello y lleno de vida. Y mientras él intenta escaparse al mundo de la ficción, tres de sus personajes intentan cruzar al mundo real».

En el V Festival Internacional de Teatro Universitario de Granada (FITUG) la explicaciones previas hacen falta porque cada cual representa en su idioma. Durante una hora, los actores estudiantes del Home Theatre Group de China representarán en buen mandarín la obra ‘White’, donde el blanco de la hoja se convierte en el del escenario de la Facultad de Filosofía y Letras de Granada. La expresión corporal y la puesta en escena transmitirán el argumento mejor que las palabras.

«La ventaja del teatro universitario es que no está atado al resultadismo del teatro comercial», explica Fernando Dacosta, director del Aula de Teatro Univeristario de la Universidad de Ourense y un veterano de este certamen: de cinco ediciones ha acudido a tres, y él mismo organiza la mucho más compleja ‘Mileu’, la muestra de Ourense en la que el grupo de teatro de la Universidad de Granada (UGR) es un habitual.

«El teatro universitario no puede ser conservador en un sentido artístico», opina Dacosta. «Es un teatro que al mismo tiempo que crea, tiene que formar a actores que son también estudiantes». En esta edición del Fitug, los de Ourense acuden con ‘Un nuevo mundo feliz’, montaje basado en la novela de Huxley pero adaptado a los tiempos de crisis. «El teatro es representación, volver a presentar universales ya conocidos. El mismo Huxley años después de publicarla lamentaba no haber podido añadir las armas nucleares. Nosotros le ponemos nuestro contexto actual».

En Filosofía y Letras, los personajes del autor autista descubren sus propias cuerdas de marionetas. El escritor debe ser consciente de que no podrá comunicarse con ellas mientras no cree él mismo un espacio donde se toquen realidad y ficción.

María José Sánchez Montes, profesora de la UGR y directora del certamen, explica que siempre se eligen «obras donde prime lo visual y lo escénico sobre la palabra». En la edición 2012 «la mayoría de las obras que vienen son versiones. Es algo habitual en las artes escénicas, buscar la vuelta de tuerca. Y forma parte del aprendizaje, porque el teatro universitario es experimentación». En el Fitug «intentamos siempre incorporar nuevas tendencias, si no, tiene poco sentido».

La primera semana, además de la obra de Ourense y de la china, han representado el Thèâtre Universitaire de Lovaine, desde Bélgica, con Les Bones, de Jean Genet, y el Aula de Teatro de la Universidad de Alicante con ‘Aquel Fernando’, de Jerónimo López Pozo. La segunda semana verá el ‘Faust3_Goethe Realoaded’ , de la Universidad alemana de Constanza; ‘Hamlet or three boys and one girl’, del Theatre Laboratory de Bulgaria; ‘Agamenón’, de la Universidad de Santiago de Compostela, y ‘Brecht: Callejón sin salida’, del propio Grupo de Teatro de la Universidad de Granada.

Al final de ‘White’, en la que por el camino algún espectador no ha podido evitar la risa por no entender nada, otros han llorado ante la desesperación en chino de los protagonistas y otros se han marchado, las tres creaciones del autor autista lo han rodeado, dejado ciego, esclavizado y luego atrapado bajo las olas del mundo de la ficción, del que ya no podrá escapar.

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