Esquizofrenia: ocho trastornos genéticos en uno

74041 Científicos de las universidades de Granada (España) y Washington en St Louis (Estados Unidos) han descubierto que no existe un único tipo de esquizofrenia, sino que se trata de un grupo formado por ocho trastornos genéticamente distintos, cada uno de los cuales presenta su propio conjunto de síntomas. Este importante hallazgo, que publica esta semana la prestigiosa revista The American Journal of Psychiatry, podría ser el primer paso hacia un mejor diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad, que afecta aproximadamente al 1% de la población mundial.
Hasta ahora se sabía que aproximadamente el 80 por ciento del riesgo de padecer esquizofrenia es hereditario, si bien los científicos llevan años intentando identificar los genes específicos que la desencadenan.
Esta nueva investigación, en la que han participado 4196 pacientes diagnosticados de esquizofrenia, ha identificado por primera vez las redes de genes distintos que contribuyen a que existan ocho clases diferentes de esquizofrenia. En el trabajo participaron también 3200 pacientes sanos, que actuaron como grupo control.
Los genes funcionan como una orquesta
«Los genes no operan por sí mismos de manera aislada-señala Igor Zwir, investigador de la Universidad de Granada y coautor de este trabajo-, sino que funcionan entre sí como una orquesta. Para entender cómo están trabajando, no sólo debemos conocer cómo son cada uno de los miembros de la orquesta, sino también cómo interactúan entre ellos».
«Lo que hemos hecho con este trabajo, después de una década de frustración en el campo de la genética psiquiátrica, es identificar la manera en que los genes interactúan unos con otros, de manera orquestada en el caso de los pacientes sanos, o desorganizada, como ocurre en las formas que conducen a las distintas clases de esquizofrenia», apuntan los autores.
Así, en algunos pacientes con alucinaciones o delirios, por ejemplo, los investigadores coinciden en que existen distintas redes de genes relacionadas con sus síntomas, lo que demuestra que las variaciones genéticas específicas interactuaron para crear una certeza del 95 por ciento de sufrir esquizofrenia. En otro grupo, encontraron que el discurso incongruente y el comportamiento desorganizado se asocian específicamente con una red de variaciones de ADN que llevan a un riesgo del 100 por cien de padecer esquizofrenia.
Los investigadores dividieron a los pacientes según su tipo y la gravedad de los síntomas positivos (como diferentes tipos de alucinaciones o delirios) o los síntomas negativos (como la falta de iniciativa, problemas para organizar pensamientos o la falta de conexión entre las emociones y pensamientos). Paralelamente, los científicos organizaron los perfiles de estos síntomas en ocho trastornos cualitativamente distintos según las condiciones genéticas subyacentes.
Genes individuales
«En el pasado, los científicos habían estado buscando asociaciones entre genes individuales y la esquizofrenia – señalan los investigadores-. Lo que faltaba era la idea de que estos genes no actúan de forma independiente, sino que trabajan en conjunto para perturbar la estructura y la función del cerebro, dando así lugar a la enfermedad».
Aunque los genes individuales presentan sólo asociaciones débiles e inconsistentes con la esquizofrenia, las redes de interacción de grupos de genes suponen un riesgo extremadamente elevado para padecer la enfermedad, de entre el 70 y el 100%, «lo que hace casi imposible que las personas con esas redes de variaciones genéticas eviten la esquizofrenia».
En total, los investigadores identificaron 42 grupos de genes que influyeron de diversas maneras en el riesgo de padecer esquizofrenia. También replicaron sus hallazgos en dos muestras independientes de personas con esquizofrenia, un indicador de que estas redes son una vía válida para explorar y mejorar el diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad.
El profesor Zwir señala que, identificando estas redes de genes y su adecuación a los síntomas en los pacientes individuales, «pronto será posible determinar un tratamiento localizado para las vías específicas que causan la esquizofrenia», y destaca el hecho de que este trabajo, publicado en la revista de Medicina The American Journal of Psychiatry, «ha sido realizado y diseñado por investigadores del área de Ciencias de la Computación».
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La esquizofrenia no es una enfermedad única

74041 Científicos de las universidades de Granada (España) y Washington en St Louis (Estados Unidos) han descubierto que no existe un único tipo de esquizofrenia, sino que se trata de un grupo formado por ocho trastornos genéticamente distintos, cada uno de los cuales presenta su propio conjunto de síntomas. Este hallazgo, que se publica esta semana «The American Journal of Psychiatry», podría ser el primer paso hacia un mejor diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad, que afecta aproximadamente al 1% de la población mundial.

Hasta ahora se sabía que aproximadamente el 80% del riesgo de padecer esquizofrenia es hereditario, si bien los científicos llevan años intentando identificar los genes específicos que la desencadenan. Esta nueva investigación, en la que han participado 4.196 pacientes diagnosticados de esquizofrenia, ha identificado por primera vez las redes de genes distintos que contribuyen a que existan ocho clases diferentes de esquizofrenia. En el trabajo participaron también 3.200 pacientes sanos, que actuaron como grupo control.

«Los genes no operan por sí mismos de manera aislada -señala Igor Zwir, investigador de la Universidad de Granada y coautor de este trabajo-, sino que funcionan entre sí como una orquesta. Para entender cómo están trabajando, no sólo debemos conocer cómo son cada uno de los miembros de la orquesta, sino también cómo interactúan entre ellos».

Años de frustración

Explica este experto que lo ue se ha hecho en este trabajo, después de una década de frustración en el campo de la genética psiquiátrica, «es identificar la manera en que los genes interactúan unos con otros, de manera orquestada en el caso de los pacientes sanos, o desorganizada, como ocurre en las formas que conducen a las distintas clases de esquizofrenia», apuntan los autores.

Así, en algunos pacientes con alucinaciones o delirios, por ejemplo, los investigadores coinciden en que existen distintas redes de genes relacionadas con sus síntomas, lo que demuestra que las variaciones genéticas específicas interactuaron para crear una certeza del 95% de sufrir esquizofrenia. En otro grupo, encontraron que el discurso incongruente y el comportamiento desorganizado se asocian específicamente con una red de variaciones de ADN que llevan a un riesgo del 100 por cien de padecer esquizofrenia.

Los investigadores dividieron a los pacientes según su tipo y la gravedad de los síntomas positivos (como diferentes tipos de alucinaciones o delirios) o los síntomas negativos (como la falta de iniciativa, problemas para organizar pensamientos o la falta de conexión entre las emociones y pensamientos). Paralelamente, los científicos organizaron los perfiles de estos síntomas en ocho trastornos cualitativamente distintos según las condiciones genéticas subyacentes.

Asociaciones de genes

«En el pasado, los científicos habían estado buscando asociaciones entre genes individuales y la esquizofrenia. Lo que faltaba era la idea de que estos genes no actúan de forma independiente, sino que trabajan en conjunto para perturbar la estructura y la función del cerebro, dando así lugar a la enfermedad», aseguran los investigadores.

Aunque los genes individuales presentan sólo asociaciones débiles e inconsistentes con la esquizofrenia, las redes de interacción de grupos de genes suponen un riesgo extremadamente elevado para padecer la enfermedad, de entre el 70 y el 100%, «lo que hace casi imposible que las personas con esas redes de variaciones genéticas eviten la esquizofrenia.

En total, los investigadores identificaron 42 grupos de genes que influyeron de diversas maneras en el riesgo de padecer esquizofrenia. También replicaron sus hallazgos en dos muestras independientes de personas con esquizofrenia, un indicador de que estas redes son una vía válida para explorar y mejorar el diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad.

El profesor Zwir señala que, identificando estas redes de genes y su adecuación a los síntomas en los pacientes individuales, «pronto será posible determinar un tratamiento localizado para las vías específicas que causan la esquizofrenia», y destaca el hecho de que este trabajo «ha sido realizado y diseñado por investigadores del área de Ciencias de la Computación».

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Entrenamiento de hoy… y ayer

Cuando en la antigua Roma se preconizaba aquello de «nada nuevo bajo el sol» seguramente no imaginaban que siglos después esta máxima podría aplicarse a un entrenamiento, cada vez más popular en los centros deportivos de medio mundo, basado en el trabajo físico por intervalos y de alta intensidad. 

«En realidad no descubrimos nada, sólo ponemos nombre y apellidos a algo que ya se ponía en práctica con los propios gladiadores: entrenamientos cortos e intensos, con descansos prolongados y una dieta hiperproteica», explicó a Ángel Gutiérrez, profesor de la Universidad de Granada y experto en medicina deportiva.

Los considerados entrenamientos de alta intensidad, que en la actualidad cuentan con numerosas variantes, denominaciones e incluso registros comerciales -HIIT, Método Tabata o CrossFit, entre otros- han echado por tierra la creencia extendida de que mayor volumen o más tiempo de ejercicio físico implica al final mejores resultados.

«Más es mejor cuando se trata de mayor intensidad», señaló Gutiérrez, quien considera más eficaz para mantener en forma a un usuario medio el trabajo durante unos 30 minutos a alta intensidad, dos veces por semana, que optar por un entreno más prolongado.

Según detalló, está demostrado científicamente que un entrenamiento de alta intensidad genera «ganancias» en muchos aspectos funcionales de fuerza, resistencia, densidad mineral ósea o potencia, frente a un trabajo de baja intensidad que en general tan sólo mejora cuestiones relacionadas con el consumo de oxígeno.

Incluso horas después de acabar el entreno intenso quien lo pone en práctica continúa quemando calorías al acelerar su metabolismo, lo que hace el entrenamiento muy atractivo para aquellos que, además de disponer de poco tiempo, quieren perder peso o ganar masa muscular, añadió este profesor, que es además director del Área de Medicina Deportiva de ‘Body Global Training’, centro especializado de Granada.

El interés que estas prácticas deportivas de alta intensidad está generando entre miles de usuarios queda reflejado asimismo en la proliferación de centros que, entre su cartera de servicios, incluyen el denominado «entrenamiento funcional cruzado», comercializado en algunos casos bajo la denominación CrossFit.

Sergio Morales, presidente de la Asociación Española de Cross Funtional Training, informó que este colectivo inició recientemente su andadura con la única intención de ayudar a la comunidad que mueve esta práctica, ya sean gimnasios, centros, profesionales o practicantes.

Entre otros aspectos, la asociación se encuentra inmersa en la organización para el próximo mes de octubre en Armilla (Granada) de la I Copa de España de esta disciplina, un evento pensado para competidores.

Lo que empezó siendo un método específico para militares y bomberos, es hoy una técnica que atrae a usuarios de todos los niveles que, además de la alta intensidad, trabajan su cuerpo de forma global, con ejercicios no aislados para activar diferentes cadenas musculares.

Otros expertos como Paulino Padial, profesor titular de Entrenamiento Deportivo de la Facultad de Ciencias del Deporte de Granada, se muestran en cambio algo más escépticos sobre los entrenamientos que incluyen la alta intensidad.

Pese a reconocer sus resultados, advirtió que su problema radica en que no están aconsejados para cualquiera, sino que requieren de cierta forma física y adaptación previas, y que pueden derivar en lesiones musculares o articulares si no se practica correctamente.

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Un estudio vaticina que los futuros jubilados españoles verán muy reducidas sus pensiones con las nuevas reformas del sistema

73999 GRANADA.- Las reformas del sistema público de pensiones en España implementadas por el Gobierno en los años 2011 y 2013 reducirán de forma drástica el desequilibrio presupuestario futuro del mismo, cuyo déficit hubiera crecido hasta alcanzar el 10,5 por ciento del PIB en 2050 si no se hubiera modificado, provocando, por ejemplo, un aumento del IVA hasta el 45,4 por ciento.

Sin embargo, estas reformas provocarán una reducción del valor real de las pensiones, dado que entre 2013 y 2050 el Índice de Revalorización de las Pensiones medio anual real sería un -1 por ciento. Además, esta reducción del valor real de las pensiones implica, a su vez, que se reduciría continuamente también la tasa de reposición, que es la relación entre la pensión media y el salario medio.

Este índice pasaría del 50 por ciento en 2010 al 28 por ciento en 2050: en definitiva, los jubilados actuales más jóvenes así como los futuros jubilados, verán reducida de forma importante el poder de compra de sus pensiones. Por todo ello, las pensiones españolas volverán a reformarse en el futuro.

Así se desprende de un trabajo titulado The Future of Spanish Pensions, realizado por investigadores de la Universidad de Granada y del IESE Business School, en el que han analizado las consecuencias microeconómicas, macroeconómicas, y de bienestar de las últimas reformas del sistema público de pensiones en España.

Para ello, los investigadores utilizaron un simulador de la economía española, calibrado en función de los valores de los principales agregados, ratios y distribuciones de la economía española en 2010, y estudiaron las reformas implementadas por el Gobierno de España en 2011 y 2013.

AUMENTO DEL IVA AL 45,4%

Los resultados de su investigación indican que, dado el progresivo envejecimiento poblacional que tiene y tendrá lugar en España durante las próximas décadas, si no se hubieran implementado estas reformas el sistema de pensiones tendría una serie creciente de déficits hasta alcanzar el 10,5 por ciento del PIB en 2050. Para financiar estos desequilibrios, y en el caso de que se decidiese aumentar el IVA, por ejemplo, dicho impuesto aumentaría hasta alcanzar el 45,4 por ciento.

Por el contrario, las reformas de 2011 y 2013 hacen que el desequilibrio futuro del sistema sea siempre menor al 1 por ciento del PIB de aquí hasta 2050, lo que evitaría modificaciones de calado en los tipos impositivos. Sin embargo, dicha mejora ocurre principalmente a través de una caída en el gasto en pensiones, y debido a dos razones principales. Primero, porque el retraso en las edades de jubilación reduce el número de pensiones en vigor. Segundo, y más importante, porque el valor de la pensión cae significativamente. Esto último se debe a la aplicación del Factor de Equidad Intergeneracional (FEI), y también, y principalmente, a la evolución del Índice de Revalorización de las Pensiones (IRP).

Como explica Julián Díaz Saavedra, profesor del departamento de Teoría e Historia Económica de la UGR y uno de los autores de este trabajo, «esta reducción del valor real de las pensiones implica, a su vez, que se reduce continuamente también la tasa de reposición, que es la relación entre la pensión media y el salario medio. Este índice pasaría del 50 por ciento en 2010 al 28 por ciento en 2050. En definitiva, los jubilados actuales más jóvenes así como los futuros jubilados, verán reducida de forma importante el poder de compra de sus pensiones».

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El beneficio de retrasar dos minutos el corte del cordón umbilical

74018 Retrasar el corte del cordón umbilical de los recién nacidos durante dos minutos produce un mejor desarrollo del bebé durante los primeros días de su vida. Así lo ha demostrado un estudio realizado por científicos de los departamentos de Fisiología y Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Granada y el Hospital Clínico San Cecilio de Granada 

Este trabajo multidisciplinar, publicado en la prestigiosa revista Pediatrics, revela que el tiempo de corte del cordón umbilical, también llamado clampaje del cordón, influye en la resistencia al estrés oxidativo de los neonatos.

Para la investigación, los científicos trabajaron con una muestra formada por 64 mujeres sanas embarazadas que dieron a luz en el Hospital Clínico San Cecilio de Granada. Todas ellas tuvieron un embarazo normal y un parto espontáneo vaginal. A la mitad de los recién nacidos se les cortó el cordón umbilical a los 10 segundos, mientras que en la otra mitad esta operación se realizó más tarde, a los dos minutos.

Aumento de la capacidad antioxidante

Los resultados obtenidos sugieren un efecto beneficioso del corte tardío del cordón umbilical, ya que produjo un aumento en la capacidad antioxidante de los recién nacidos a término y la moderación de los efectos inflamatorios en el caso de los partos inducidos.

El corte del cordón umbilical es una de las intervenciones más practicadas en los humanos y se tiene constancia de esta práctica quirúrgica desde hace siglos. Sin embargo, «el tiempo de corte o clampaje del cordón umbilical es un tema controvertido, que presenta diferencias tanto para la madre como para el neonato», explica el autor principal de este estudio, el profesor de la Universidad de Granada Julio José Ochoa Herrera.

La investigación compara por primera vez la influencia del tiempo de corte del cordón umbilical en el estrés oxidativo y la señal inflamatoria producida durante el parto tanto en la madre como en el neonato. «Nuestro estudio demuestra que el corte tardío del cordón umbilical ejerce un efecto beneficioso en la capacidad antioxidante y reduce la señal inflamatoria inducida durante el parto, lo cual podría mejorar el desarrollo postnatal del recién nacido durante los primeros días de vida», concluye Ochoa.

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No existe un único tipo de esquizofrenia

74041 Científicos de las universidades de Granada (España) y Washington en St Louis (Estados Unidos) han descubierto que no existe un único tipo de esquizofrenia, sino que se trata de un grupo formado por ocho trastornos genéticamente distintos, cada uno de los cuales presenta su propio conjunto de síntomas 

Este importante hallazgo, que publica esta semana la prestigiosa revista ‘The American Journal of Psychiatry’, podría ser el primer paso hacia un mejor diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad, que afecta aproximadamente al uno por ciento de la población mundial.

Hasta ahora se sabía que aproximadamente el 80 por ciento del riesgo de padecer esquizofrenia es hereditario, si bien los científicos llevan años intentando identificar los genes específicos que la desencadenan, informa la Universidad de Granada en una nota.

Esta nueva investigación, en la que han participado 4.196 pacientes diagnosticados de esquizofrenia, ha identificado por primera vez las redes de genes distintos que contribuyen a que existan ocho clases diferentes de esquizofrenia.

En el trabajo participaron también 3.200 pacientes sanos, que actuaron como grupo control.

«Los genes no operan por sí mismos de manera aislada sino que funcionan entre sí como una orquesta. Para entender cómo están trabajando, no sólo debemos conocer cómo son cada uno de los miembros de la orquesta, sino también cómo interactúan entre ellos», señala Igor Zwir, investigador de la Universidad de Granada y coautor de este trabajo.

El investigador ha explicado que con el objetivo de este trabajo, «después de una década de frustración en el campo de la genética psiquiátrica, es identificar la manera en que los genes interactúan unos con otros, de manera orquestada en el caso de los pacientes sanos, o desorganizada, como ocurre en las formas que conducen a las distintas clases de esquizofrenia».

Así, en algunos pacientes con alucinaciones o delirios, por ejemplo, los investigadores coinciden en que existen distintas redes de genes relacionadas con sus síntomas, lo que demuestra que las variaciones genéticas específicas interactuaron para crear una certeza del 95 por ciento de sufrir esquizofrenia.

En otro grupo, encontraron que el discurso incongruente y el comportamiento desorganizado se asocian específicamente con una red de variaciones de ADN que llevan a un riesgo del 100 por cien de padecer esquizofrenia.

Los investigadores dividieron a los pacientes según su tipo y la gravedad de los síntomas positivos (como diferentes tipos de alucinaciones o delirios) o los síntomas negativos (como la falta de iniciativa, problemas para organizar pensamientos o la falta de conexión entre las emociones y pensamientos).

Paralelamente, los científicos organizaron los perfiles de estos síntomas en ocho trastornos cualitativamente distintos según las condiciones genéticas subyacentes.

GENES INDIVIDUALES

«En el pasado, los científicos habían estado buscando asociaciones entre genes individuales y la esquizofrenia. Lo que faltaba era la idea de que estos genes no actúan de forma independiente, sino que trabajan en conjunto para perturbar la estructura y la función del cerebro, dando así lugar a la enfermedad», apuntan los investigadores.

Aunque los genes individuales presentan sólo asociaciones débiles e inconsistentes con la esquizofrenia, las redes de interacción de grupos de genes suponen un riesgo extremadamente elevado para padecer la enfermedad, de entre el 70 y el 100 por cien, «lo que hace casi imposible que las personas con esas redes de variaciones genéticas eviten la esquizofrenia».

En total, los investigadores identificaron 42 grupos de genes que influyeron de diversas maneras en el riesgo de padecer esquizofrenia.

También replicaron sus hallazgos en dos muestras independientes de personas con esquizofrenia, un indicador de que estas redes son una vía válida para explorar y mejorar el diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad.

El profesor Zwir señala que, identificando estas redes de genes y su adecuación a los síntomas en los pacientes individuales, «pronto será posible determinar un tratamiento localizado para las vías específicas que causan la esquizofrenia», y destaca el hecho de que este trabajo, publicado en la revista de Medicina The American Journal of Psychiatry, «ha sido realizado y diseñado por investigadores del área de Ciencias de la Computación».

Fuente: http://www.infosalus.com/

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Retrasar el corte del cordón umbilical mejora el desarrollo del bebé

74018 Retrasar el corte del cordón umbilical mejora el desarrollo del bebé

MADRID(Agencias) Aplazar unos dos minutos el corte del cordón umbilical en el transcurso de un parto (lo que se conoce como clampaje del cordón), tiene consecuencias muy positivas para el desarrollo del recién nacido durante los primeros días de su vida.
Esta es la interesante conclusión de estudio realizado por científicos de la Universidad de Granada y el Hospital Clínico San Cecilio de Granada (España) que recoge la revista Pediatrics.

Para su investigación, los expertos contaron con la participación de 64 mujeres sanas embarazadas cuyos bebés nacieron con parto vaginal espontáneo. A la mitad de los recién nacidos se les cortó el cordón umbilical a los 10 segundos.

A la otra mitad, a los dos minutos. Los resultados revelaron que el retraso en el tiempo de corte del cordón produjo en los recién nacidos un aumento de la capacidad antioxidante y la moderación de los efectos inflamatorios en los partos inducidos, según informa la agencia Sinc.

Se trata de la primera vez que una investigación compara la influencia del tiempo de corte del cordón umbilical en el estrés oxidativo y la señal inflamatoria producida durante el parto tanto en la madre como en el recién nacido.

«Nuestro estudio demuestra que el corte tardío ejerce un efecto beneficioso en la capacidad antioxidante y reduce la señal inflamatoria inducida durante el parto, lo cual podría mejorar el desarrollo postnatal durante los primeros días de vida», afirma Julio José Ochoa Herrera, líder del estudio.

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La esquizofrenia son ocho trastornos genéticos distintos

74041 No existe un único tipo de esquizofrenia. Esta enfermedad mental que afecta a un 1% de la población mundial responde a ocho trastornos genéticos diferentes, cada uno de ellos caracterizado por un conjunto de síntomas asociados distintos, como publican en The American Journal of Psychiatry investigadores de las universidades de Granada y Washington en Saint Louis (Estados Unidos).

El estudio ha rastreado tanto en los datos genéticos –las variaciones en una sola letra de la cadena del ADN, los llamados SNP- como en las manifestaciones clínicas de la enfermedad (delirios, alucinaciones) de 4.196 pacientes y 3.200 personas sanas como grupo control.

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Con toda esta información se agruparon los pacientes en función de las principales alteraciones genéticas observadas –registradas en un centenar de genes- y se compararon con las distintas manifestaciones de la enfermedad. Tras asociar los perfiles genéticos identificados con las diversas expresiones de la enfermedad, los investigadores identificaron ocho tipos de esquizofrenia distintas.

En un extremo, explica, Igor Zwir, investigador de la Universidad de Granada y coautor del artículo, estarían los pacientes con los llamados síntomas positivos, aquellos que sufren alucinaciones y delirios, unas personas que responden mejor a la medicación y suelen tomarla. En el otro extremo estarían aquellos con manifestaciones negativas (falta de iniciativa, problemas para organizar pensamientos, falta de conexión entre emociones y pensamientos), personas con más dificultad de adherencia al tratamiento. «Estos serían los dos extremos, entre estos dos grupos hay otros seis en los que varían tanto los síntomas como su severidad», añade Zwir, cada uno de ellos con sus particularidades genéticas. Hasta un 90% de los enfermos estudiados en el trabajo encajan en esta clasificación, según el investigador de la Universidad de Granada.

«Lo que hemos hecho con este trabajo es identificar la manera en que los genes interactúan unos con otros, de manera orquestada en el caso de los pacientes sanos, o desorganizada como ocurre en las formas que conducen a las distintas clases de esquizofrenia», apunta Zwir.

«En el pasado, los científicos habían estado buscando asociaciones entre genes individuales y la esquizofrenia», apuntan los investigadores, «lo que faltaba era la idea de que estos genes no actúan de forma independiente, sino que lo hacen en conjunto para perturbar la estructura y la función del cerebro, dando así lugar a la enfermedad».

El hecho de conocer mejor la enfermedad, sus alteraciones genéticas concretas y sus manifestaciones clínicas asociadas puede servir en el futuro para diseñar mejores tratamientos en función del tipo de esquizofrenia de cada paciente. En ello confía Zwir. «No se si llegaremos a una terapia individualizada, pero sí más adaptada a las características de cada persona», indica.

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Diario Médico

Pág. 8: La esquizofrenia agrupa ocho trastornos genéticos

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El Progreso

Pág. 44: Expertos españoles y de EE.UU. descubren ocho tipos de esquizofrenia, con sus propios síntomas

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Diario de Pontevedra

Pág. 61: Expertos españoles y de EE.UU. descubren ocho tipos de esquizofrenia

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20 Minutos

Pág. 13: Publicidad: IV CONCURSO DE INICIATIVAS EMPRESARIALES. EMPRENDIMIENTO UNIVERSITARIO 2014

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