Miles de estudiantes granadinos, concretamente 6.151, apuran las últimas jornadas antes de los exámenes de Selectividad, que en Granada se desarrollarán desde el próximo martes en 23 sedes. Muy probablemente, muchos de estos jóvenes intenten predecir qué preguntas caerán en el examen de Lengua, qué tipo de problemas habrá que resolver en el de Matemáticas o sobre qué autor versará el examen de Historia de la Filosofía. Todas las preguntas se guardan estos días celosamente en la Universidad de Granada, en una habitación habilitada específicamente para ello en el Complejo Administrativo Triunfo, bajo llave y con la garantía que dan las paredes de hormigón y una puerta blindada, explica el coordinador de Relaciones con los Centros de Secundaria de la UGR, Ceferino Ruiz.
Antes de llegar a las manos de los 6.151 aspirantes a universitarios los exámenes habrán completado un largo recorrido. Las preguntas de cada una de las 29 materias han sido diseñadas por una ponencia compuesta por 18 profesores: nueve universitarios -uno por cada Universidad pública andaluza- y nueve de los institutos -uno por provincia más uno designado por la Consejería de Educación-. En sucesivas reuniones a lo largo del curso se perfilan las directrices de lo que va a ser la Selectividad y cómo van a ser los modelos de exámenes, y ya en el mes de abril, cada uno de los ponentes plantea qué preguntas deberían componer la prueba. Una subcomisión dentro de cada ponencia decide los doce modelos ‘finalistas’ a ser examen de Selectividad. La decisión sobre qué examen irá a junio y cuál queda para septiembre es por sorteo. Además, se eligen dos exámenes de reserva, que entran en escena en el caso de que a algún alumno le coincidan dos materias en el mismo horario -y por lo tanto quede emplazado a examinarse el cuarto día- o de que se produzca alguna incidencia.
Durante el proceso de gestión de los exámenes todas las precauciones son pocas para evitar filtraciones. Cada año, una de las nueve universidades públicas andaluzas se encarga de dar forma física a las pruebas. Durante la impresión de las preguntas, incluso se cierra la imprenta. El soporte informático en el que van los exámenes es vigilado en todo momento y, una vez finalizado el proceso, todo el material que pueda dar pistas sobre el contenido de las pruebas se retira, incluidas las planchas empleadas en el proceso de impresión.
Una vez en papel, las preguntas se guardan en sobres sellados, que se almacenan en cajas precintadas. Así viajan a las nueve Universidades. Sólo saldrán de su actual refugio el próximo lunes, cuando cada uno de los responsables de las sedes recojan en persona las cajas para llevarlas a las facultades que acogerán las pruebas. Una vez en la sede también se guardan bajo llave hasta el momento del reparto.
El mimo con el que se custodian las preguntas sólo se puede equiparar con el cuidado con el que se gestionan las respuestas. Una vez concluidos los exámenes -que tienen como única identificación un código de barras, uno por alumno- se recogen y se llevan a una de las tres sedes de corrección: Ciencias, Filosofía y Letras y el Complejo Administrativo Triunfo. Se corrige desde el jueves hasta el martes de la semana siguiente, con el único paréntesis del domingo. Cada profesor -al que también se le asigna un código numérico- se encargará de corregir unos 200 exámenes. En la primera corrección el profesor empleará un bolígrafo rojo. Si el alumno reclama, habrá una segunda corrección, que se hará con tinta azul. Si es necesaria una tercera evaluación -entre la primera corrección y la segunda no puede haber más de dos puntos de diferencia- se recurrirá a un bolígrafo verde. Aún es posible una cuarta revisión, que se hará en negro.
Tras la corrección, la ansiada nota pasa a una aplicación informática que, gracias a un lector de códigos, asigna a cada uno de los 6.151 estudiantes inscritos en Granada su correspondiente calificación, que podrá, finalmente, ser consultada a través de internet.