Investigadores del grupo Oncología Básica y Clínica de la Universidad de Granada, en colaboración con la empresa granadina Ingredientis Biotech, han diseñado una batería de test biológicos para evaluar la actividad hormonal de compuestos de uso alimentario, en el marco de un proyecto de investigación de Excelencia que la Consejería de Economía, Innovación y Ciencia ha incentivado con 251.000 euros.
Los expertos han implementado test biológicos para examinar la actividad hormonal, debida al efecto combinado de compuestos químicos, en muestras de productos naturales destinados a alimentación. La empresa Ingredientis Biotech, dedicada al desarrollo de estos compuestos que otorgan a los alimentos propiedades beneficiosas, ha aportado sus muestras para evaluar si esos componentes tienen consecuencias sobre las hormonas del organismo.
Para comprobarlo, los expertos de la UGR han establecido una batería de bioensayos para detectar la actividad de los estrógenos (hormonas femeninas), los andrógenos (hormonas masculinas) y de las hormonas tiroideas (que regulan el metabolismo del organismo) y así estimar la carga hormonal de compuestos bioactivos destinados a alimentos funcionales.
Según apuntan los expertos, los test no sólo sirven para advertir sobre la presencia de contaminantes en compuestos alimentarios, que puedan afectar a la actividad hormonal; también para el desarrollo de alimentos en los que se pueda aprovechar esa característica.
“Por ejemplo, se puede aplicar el efecto estrogénico de los compuestos en épocas en las que se quiera reforzar el efecto de esta hormona, como en la menopausia”, explica el responsable del proyecto, Nicolás Olea.
Los investigadores destacan que la novedad de estos marcadores biológicos estriba en su capacidad para analizar la actividad hormonal debida al efecto combinado de varios compuestos químicos. Hasta ahora, se medía la actividad de una determinada hormona, pero no se consideraba el efecto conjunto de varias. “Hay que tener en cuenta que en el mundo real la exposición a compuestos que puedan afectar a nuestras hormonas es múltiple y de agentes variados que actúan de forma conjunta, tanto aditiva como antagónicamente”, explica Olea.
Para diseñar las batería de ensayos, los investigadores han implementado una serie de test in vitro, entre los que se encuentran aquellos realizados con líneas celulares humanas a las que se han transferido receptores de andrógenos, estrógenos y de hormonas tiroideas, para ver cómo reaccionan ante la presencia de estas sustancia. En este sentido, los investigadores eliminan el efecto de las hormonas del propio organismo, ya que pueden enmascarar la actividad de las que ellos añaden.
De esta forma, los tests se aplican tanto a muestras biológicas obtenidas de estudios epidemiológicos en los que el grupo de la UGR está implicado, como a muestras complejas procedentes de extractos naturales.
Otras aplicaciones
Además de la aplicación en compuestos de uso alimentario, los test que permiten la caracterización de muestras biológicas complejas se pueden aplicar en otros campos, como en epidemiología, para asociar la actividad hormonal con las enfermedades. “Asimismo, para los investigadores clínicos son de gran utilidad ya que cuentan con marcadores que cuantifican la exposición a compuestos químicos de sus pacientes y se puede conocer el efecto sobre la salud de la combinación de distintos contaminantes”, relata el experto.
De hecho, los tests se convertirán también en un instrumento para la medición a la exposición de varios contaminantes con actividad hormonal en otros proyectos en los que participa el grupo liderado por Olea. Es el caso de CONTAMED, financiado por el VII Programa Marco de la Unión Europea, en el que han demostrado las modificaciones hormonales que provoca el efecto combinado de compuestos que, por sí solos, no resultan activos pero que, en conjunto, sí provocan cambios que inciden en el desarrollo del organismo y en malformaciones neonatales del varón como la criptorquidia o no descenso testicular.