Un documental deja al descubierto la historia de la cuenca minera de Alquife
«La mina olvidada» es un documental sobre la antigua cuenca minera de Alquife (Granada), una de las más grandes de Europa a cielo abierto, que dos directores han rodado para acercar al público la historia de este yacimiento donde a mitad del siglo XX se extraía el 40 por ciento del hierro en España.
Los directores de esta primera aproximación del cine a las minas de Alquife, los andaluces Ernesto Alcázar y Sara Muñoz, presentaron en noviembre su obra al concurso internacional de creación contemporánea sobre la memoria de Andalucía «Imaginera 2008» organizado por el Centro de Estudios Andaluces, y buscan actualmente productoras televisivas interesadas en adquirir los derechos de emisión.
Las minas de Alquife, que llegaron a contar con 2.000 trabajadores directos en la década de los veinte del siglo pasado, despertaron el interés de ambos después de leer la obra del profesor de Geografía Humana de la Universidad de Granada Daron Cohen «Marquesado del Zenete: tierra de minas. Transición al capitalismo y dinámica demográfica».
En este libro, así como en el documental, se muestra la historia de las diferentes empresas inglesas y francesas que explotaron la mina hasta 1996, fecha en que la antigua Compañía Andaluza de Minas cerró definitivamente el yacimiento, dejando tras de sí una zona socialmente deprimida, degradada medioambiental y visualmente.
Según describe Alcázar, en este lugar «da la sensación de estar en mitad del desierto, como si hubiese caído una bomba atómica» y lamenta que «no hay vida ni nada que hacer» en los pueblos de la comarca del Marquesado, integrada por once municipios que, tras estar vinculados durante años a la mina, cuentan en la actualidad con una elevada tasa de emigración.
«Cuando llegas allí, te invade una sensación de tristeza y melancolía», añade Muñoz, quien recalca el «pesimismo» de los vecinos ante el futuro de sus pueblos.
«Han visto pasar durante años el capital extranjero, que generaba una riqueza ficticia y tienen un sentimiento de culpabilidad por no haber aprovechado a tiempo eso», señala.
Las minas representan un ejemplo de «altísimo valor pedagógico» de lo que el profesor Cohen califica en el documental como «una transición al capitalismo frustrada»: «Alquife pasó de su agricultura a una revolución industrial, a un Linares en pequeño».
Pero no siempre fue así, porque durante los años 60 y 70 las compañías propietarias de la mina construyeron poblados para los trabajadores en zonas próximas a la mina con todo tipo de facilidades: viviendas, bares, cines y hasta una iglesia.
Este auge no coincidió, paradójicamente, con un etapa de apogeo del empleo, ya que en las citadas décadas las compañías mineras empezaron a desprenderse de trabajadores: «La intervención de las compañías mineras en la zonas de residencia de los mineros en Alquife es tardía, a diferencia de en otras zonas de España», donde según Cohen estaba muy presente con anterioridad.
Hoy todo el poblado aún conserva el color rojizo del yacimiento, que en los próximos años podría convertirse en un parque temático si finalmente tienen éxito los proyectos actuales de varias firmas extranjeras en estos terrenos.
Preguntada acerca de esta posibilidad, Muñoz reconoce que una actuación de estas características en la zona «impulsaría la economía de la comarca», aunque desconfía «bastante» de empresas foráneas que pueden, en su opinión, carecer de «sensibilidad» con la zona y «crear algo no que no sea sostenible y que no beneficia al pueblo».
Ambos realizadores advierten también de lo «difícil» que sería poner en funcionamiento estas instalaciones, ya que las infraestructuras de la antigua mina se encuentran semiderruidas, a lo que se une el expolio de vagonetas, maquinaria y chatarra que se encontraban en el yacimiento: «Ha quedado muy poco», resume Muñoz.
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