Un ingeniero del CEAMA alerta del futuro «colapso» del estuario del Guadalquivir
El catedrático de Ingeniería Hidráulica de la UGR y miembro del Centro Andaluz de Medio Ambiente (CEAMA), Miguel Ángel Losada, ha asegurado que el estuario del Guadalquivir está «sobrexplotado, desequilibrado y camina hacia el colapso» y que la gestión del agua es «un problema técnico, no político».
«Las decisiones son políticas pero deben tomarse cuantificando el riesgo por el incumplimiento de los objetivos», ha recalcado en una entrevista con Efe Losada, quien lidera actualmente un estudio de la Universidad de Granada (UGR) sobre las consecuencias de las actividades humanas en el Guadalquivir.
Este trabajo ayudará a tomar decisiones sobre los desarrollos socio-económicos y ambientales en su estuario de manera conjunta, «no uno a costa del otro», explica el profesor.
La investigación, que según Losada proporcionará el camino para iniciar «una nueva era» en el uso y gestión de los estuarios andaluces, cuantificará la pérdida de zona inundable en el del Guadalquivir debido a la ocupación y los rellenos, y analizará sus consecuencias.
Entre éstas, el investigador avanza la reducción de la diversidad biológica en la zona, el descenso de la producción pesquera en la desembocadura y en el exterior del estuario o la desertización de las marismas.
«Durante siglos -denuncia Losada- el estuario se ha utilizado, simplemente, como un territorio llano en el que se realizan actividades terrestres, agrícolas, ganaderas y de urbanización», factores de declive a los que el experto añade los cambios en las actividades agrícolas en el valle del Guadalquivir por las que su estuario «está siendo afectado gravemente».
Losada, que dirige el grupo de dinámica de flujos ambientales del CEAMA y ofrece conferencias en universidades de Estados Unidos y Australia, alerta al mismo tiempo de que muchas ramblas y ríos de Andalucía Oriental desembocan en zonas donde han crecido urbanizaciones y se han regenerado las playas, lo que limita «severamente» su capacidad de desagüe en el mar.
En este sentido, el catedrático defiende que la Directiva Marco del Agua comunitaria logrará que la conservación de los sistemas acuáticos sea un objetivo en la gestión fluvial, «a pesar» de que este texto legal «está elaborado pensando, sobre todo, en los ríos del centro y norte de Europa».
Otros de los aspectos más polémicos de la Directiva es la política tarifaria del agua, terreno en el que, si bien Losada admite que la subida del precio «no es el único» modo de concienciar a los ciudadanos sobre la importancia de su buen uso, recuerda que el precio actual del agua «no refleja su valor en ninguno de sus usos, sea agrícola, industrial o doméstico».
Por otra parte, el investigador rechaza la polémica entre una política de agua centrada en los trasvases y otra encaminada a la desalación: «El error es considerar una alternativa concreta como la mejor opción por sí misma», ya que, en su opinión, «en algunos casos, la desalación resultará la opción óptima y en otros no será viable».
Por lo que respecta a la modernización del sector, cree que las empresas «deben colaborar en la I+D reinvirtiendo parte de sus beneficios en desarrollo tecnológico» y que Andalucía «debe liderar» el I+D del sector agua en la Unión Europea, lo que supone a su juicio «una necesidad y también un servicio».
En cuanto a la sensibilización ciudadana con el grado de conservación de los ríos, apela a «la sabiduría» de los antepasados a los que, apunta, «no había que enseñarles que la naturaleza es un bien a preservar».
Descargar