El Instituto de Geofí­sica encuadra el terremoto en «la actividad sí­smica normal»

El Instituto de Geofí­sica encuadra el terremoto en la actividad sí­smica normal
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Granada

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15:40 Europa Press. GRANADA. El secretario del Instituto Andaluz de Geofí­sica y profesor de la Universidad de Granada (UGR), Jesús Ibáñez, aseguró hoy que el microterremoto de 4,0 grados en la escala de Richter que se registró esta medianoche en la localidad granadina de Santa Fe y se dejó sentir en varias localidades de la provincia e incluso en algunas poblaciones de Murcia, se enmarca en la misma actividad sí­smica normal que desde hace tiempo se registra y que, por lo tanto, es normal y no ha producido daños. El terremoto pudo durar hasta cinco segundos aunque no se dejó notar con la misma intensidad en todos los puntos de la ciudad.

En declaraciones a Europa Press, el experto reconoció que la alarma se ha dejado sentir en la población, si bien atribuyó este hecho a que ha afectado a una serie de poblaciones bastante grandes de Granada y su cinturón. Además, señaló que desde hace años, los terremotos no se han percibido por parte de la ciudadaní­a, lo que en esta ocasión ha propiciado la llamada de atención de los vecinos.

Así­, según datos del Instituto Andaluz de Geofí­sica, en mayo de 2005 se registraron terremotos de 2.8 de intensidad en Albolote y de tres en Granada capital y pueblos de la Vega, mientras que en verano de ese mismo año se produjeron terremotos similares y con intensidad tres en Atarfe, Albolote, Orce, Galera, Cúllar y Catilléjar. Según explicó, un terremoto no es más que la liberación de energí­a en un proceso de ruptura del interior de la tierra. Así­, según puntualizó, la tierra se rompe como lo hace una roca, y en ese proceso de ruptura libera energí­a, que es la misma que se puede percibir cuando oí­mos el rasguido al romper un papel.

El secretario del Instituto de Geofí­sica relató que la zona del sudeste de España es sí­smicamente activa porque se está acumulando energí­a como producto de un contacto entre el movimiento diferencial Europa-África. Esta acumulación de energí­a, según apuntó, hace que en un momento determinado el terreno se vaya deformando muy lentamente, aunque no sea perceptible por la población.

Cuando esa deformación supera el umbral máximo, entonces rompe en forma de terremoto, que es una liberación de energí­a. Porque llamamos terremoto a la ruptura, y a su vez, a la liberación de energí­a, explicó.

Por último, Jesús Ibáñez precisó que en España y en Granada, la ocurrencia de terremotos de la magnitud del de esta noche es muy normal. Según puntualizó, al año pueden ocurrir desde dos a diez terremotos de nivel cuatro, siendo o no percibidos por la población.

Aunque el cientí­fico subrayó que es imposible predecir la ocurrencia de terremotos, sí­ se puede prevenir los efectos de los mismos. No sabemos cuando habrá un terremoto, pero si somos capaces de educarnos de una manera adecuada, cuando ocurra, sólo producirá sensación de miedo, aseguró.

En este sentido, explicó que si un terremoto de magnitud siete ocurre en Japón, éste puede provocar un fallecimiento por susto. Sin embargo, un terremoto de la misma magnitud en lugares que no estén preparados, pueden provocar miles de muertes. Por ello, la mejora de la tipologí­a constructiva y la forma de educar a la ciudadaní­a son factores esenciales, según valoró.

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La exposición sobre el Titanic recibe más de 320.000 visitas a una semana de su cierre

TITANIC-EXPOSICIÓN
La exposición sobre el Titanic recibe más de 320.000 visitas a una semana de su cierre
07/01/2007 – 19:03
EP.

Titanic the exhibition, la exposición sobre el mítico transatlántico que acoge desde hace nueve meses el Parque de las Ciencias de Granada ha recibido ya la visita de 328.865 personas, a falta de una semana para su clausura, que tendrá lugar el próximo día 14, informó hoy la organización.

De las visitas recibidas, el 36 por ciento procedía de fuera de Andalucía y de éstos, el 12 por ciento fueron turistas extranjeros, principalmente franceses, ingleses e italianos.

Por comunidades autonómicas, Valencia, Madrid, Castilla La Mancha, Baleares y Cataluña fueron las que más visitantes aportaron a la exposición, según la organización.

Los visitantes destacan en su mayoría el montaje de la exposición, que incluye objetos y documentos originales, recreaciones del pasillo y los camarotes de primera clase y una maqueta gigante y abierta del transatlántico que trasladan al público a 1912, cuando zarpó el conocido como buque de los sueños.

El 98 por ciento de los encuestados declararon sentirse altamente satisfechos de la visita, que definieron como una experiencia emocionante, según la organización.

El próximo domingo 14 de enero comenzará el desmontaje de la exposición en el Parque de las Ciencias y su traslado a la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, donde se inaugurará el 1 de marzo y permanecerá más de un año para exhibirse después en Madrid.

Desde hoy se pueden adquirir en toda España los cupones para el sorteo especial de la ONCE dedicado al Titanic, que se celebrará el próximo 12 de enero y está dotado con seis millones de euros.

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Clonación en la granja

EEUU declara seguros los productos de animales clonados
Clonación en la granja
En la tierra del «fast food» lo último es la chuleta de ternera o la leche de cabra clonadas. Por ahora no se encuentra en los supermercados, pero en un futuro son pocos los que dudan de que lo hará. La agencia de control sanitario de EEUU acaba de calificar de «seguros» los productos derivados de animales clonados. Existen ya ejemplares «copiados» de distintas especies ganaderas, pero faltaba el visto bueno a su comercio para alimentación. Ahora lo tiene y abre la puerta a un novedoso mercado que, sin embargo, todavía deberá esperar años para competir, al menos, con los transgénicos.

GASTEIZ

En mayo de 2002, investigadores israelíes nos sorprendían con la presentación en sociedad de un pollo sin plumas, un animal, argumentaban, capaz de crecer en ambientes cálidos y de esta forma facilitar su crianza. Su imagen, a dos patas y desplumado, estremeció más de un estómago. De inmediato, surgió el debate sobre la comida que llegará a nuestros platos en un futuro, quién sabe si no muy lejano. Una inquietud que en los últimos tiempos no baja la guardia de la mano de la inacabada discusión sobre los organismos modificados genéticamente en la alimentación. Pero hace sólo unos días, la todopoderosa Agencia de Alimentos y Medicamentos de EEUU (FDA) confirmaba de manera oficial una noticia que se barruntaba desde hacia meses y que supone un nuevo hito: la carne y la leche de vacas, cerdos y cabras clonados y sus crías es «tan segura» para el consumo como la de los animales de granja tradicionales. Un veredicto de 800 páginas tomado tras cinco años de estudios ­la Academia Nacional de Ciencias del país ya concluyó en los mismos términos una investigación propia en 2002­ y que abre la puerta a la comercialización de este tipo de productos.

La clonación de animales no es nueva. La malograda oveja Dolly no fue la primera (1996), aunque sí estrenó una nueva forma de hacer las cosas. Uno de los objetivos últimos del grupo de Ian Wilmut, uno de los padres de la famosa criatura, era conseguir que clonación e ingeniería genética se dieran la mano al objeto de producir medicamentos o productos susceptibles de ser comercializados. Es decir, aunque transgénicos y clonados no sean lo mismo, la idea es que una vez obtenido un animal modificado genéticamente, digamos una oveja o una vaca con una leche rica en caseína (proteína de la leche), ese ejemplar sirviera de molde para fabricar más ejemplares clónicos. Una opción que muchos grupos científicos están ya investigando en todo el mundo. Hace sólo unos meses, investigadores estadounidenses anunciaban la creación de cerdos transgénicos clonados ricos en omega 3, un ácido muy valorado que se encuentran en animales como el salmón o el atún.

Clonar un buen chuletón

Pero no es ésta la única puerta que esta resolución de Estados Unidos abre a la producción de ganado clonado. Enrique Ibáñez Pareja, profesor de Biotecnología de la Universidad de Granada, apunta otra no menos interesante. «Sería asegurar copias de un ejemplar que haya mostrado buenos rendimientos, de carne, de leche… La clonación evitaría que su buena combinación de genes se diluyera al cruzarlo sexualmente con otro».

Una posibilidad de mercado que no acaba ahí, ya que la clonación tendría también un campo abonado a partir de animales sacrificados cuya carne, por ejemplo, hubiera resultado de gran calidad, algo que no puede saberse antes de su muerte. ¿Se imaginan poder clonar aquella ternera cuya chuleta que tan rica nos supo en el plato? Y es que, como aseguraba hace unos meses una experta estadounidense en producción animal, un clon es «una copia de los animales que ya hemos comido».

Cada clon es una réplica genética del animal al que pertenecía la célula que se utilizó para su creación. Lo que hacen los científicos es utilizar una única célula del animal que quieren replicar, la cual es cultivada en laboratorio. El embrión resultante se transfiere al útero de un animal en el que se desarrolla una cría, copia genética del animal del que se tomó prestada la célula inicial.

Stephen Sundlof, jefe veterinario de la Agencia de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos y quien se encargó de dar la noticia el pasado 28 de diciembre, declaró que la carne de una de las cientos de vacas ya clonadas en algunas granjas del país, o su leche, o la de sus terneras, «es tan seguras como los alimentos que comemos todos los días». Y añadió, como argumento, que lo avala «la ciencia».

La decisión ya está tomada. La pregunta es ¿para cuándo pueden estar estos productos en nuestras estanterías? La moratoria impuesta en Estados Unidos acaba en abril próximo. Sin embargo, como matiza el propio experto en biotecnología Enrique Ibáñez, «como suele ocurrir con muchos avances científicos de vanguardia, aquí puede que también se hayan exagerado las posibles derivaciones prácticas inmediatas, aunque no cabe duda de que a medio y largo plazo podría encontrar numerosos campos de aplicación».

Porque lo que parece evidente es que el posible desarrollo de esta técnica de clonación en las granjas no será algo inmediato ni a corto plazo. Los costos actuales por cada ejemplar clonado se sitúan entre los 12.000 y 20.000 dólares, por lo que los supermercados pueden respirar tranquilos.

Otras noticias, en cambio, también recientes no son tan halagüeñas. En setiembre se supo que China ultima estudios para la producción masiva de cerdos mediante clonación, tras recopilar el material genético de 92 variedades porcinas del país. La intención es duplicar una cabaña que ya es la primera del mundo. También avanzaron los investigadores que han tomado muestras de yaks, bovinos y caprinos para objetivos similares.

Todo apunta, además, a que la decisión de la FDA será respaldada por informes similares. Para este mes de enero se esperan las conclusiones del Centro de Investigación Animal del Departamento de Agricultura estadounidense basado en 400 animales, más de la mitad crías de clones. Sólo en uno de ellos se detectaron irregularidades tras analizar hasta 14.000 características.

Etiquetado o no etiquetado

Pero una de las polémicas que se han suscitado de inmediato ha sido también la del etiquetado o no de estos futuros productos. La FDA defiende que dado que son seguros y que para nada se altera o elimina el ADN del animal, no es necesario un distintivo propio. Sin duda, esto es lo que más ha inquietado a los consumidores.

En cualquier caso, todo indica que mercados como el de la Unión Europea deberán legislar a futuro ante estos alimentos, ya que por ahora sólo lo ha hecho frente a los productos modificados genéticamente, con normativas mucho más estrictas que en cualquier otro lugar del planeta, y todo por el rechazo que los OMG suscitan entre la mayoría de los consumidores europeos a este tipo de productos modificados.

Cuestionamientos éticos y de ataque a la biodiversidad

GASTEIZ

Los primeros en elevar una voz crítica contra la posible futura llegada a los mercados de carne o derivados de animales clonados han sido los propios consumidores estadounidenses. Las últimas encuestas en aquel país revelan que la mayoría de los consultados no está por la labor de llevar a su mesa estos productos. Todo indica que los organismos que agrupan a los ciudadanos presionarán para que la moratoria vaya más allá de abril próximo, plazo hasta el cual los ciudadanos tienen tendrán tiempo para presentar opiniones.

Más cerca, hemos escuchado la opinión del director general de Greenpeace en el Estado español, Juan López de Uralde, quien se mostró en contra de permitir la comercialización de estos alimentos porque «supone un empobrecimiento de la biodiversidad» y «sólo es una beneficio para las grandes corporaciones».

Contemporizador se ha mostrado el presidenta de la Sociedad Internacional de Bioética, el español Marcelo Palacios, quien reclamó controles tanto antes como después de una hipotética autorización de venta al público. Defendió la necesidad de un etiquetado, de manera que el consumidor «decida si consumir o no», si bien aceptó la decisión de las autoridades sanitarias estadounidenses si todos los controles de seguridad han resultado positivos. Sí matizó que debería informarse si los animales clonados provienen de ejemplares transgénicos, aunque, a su juicio, ello no suponga tampoco un impedimento para el consumo.

María Iraburu, profesora de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Navarra, reconoce las múltiples aplicaciones de la clonación animal, desde «contar con un gran número de los animales más adecuados», a la aplicación en los aún incipientes xenotrasplantes, pasando por la ampliación de las posibilidades de manipulación genética o disponer de copias animales para investigación. Sin embargo, admite la existencia de «objeciones éticas».

Entre estos peros, detalla el impacto medioambiental y su consiguiente «empobrecimiento del patrimonio genético de las especies». En cualquier caso, la profesora María Iraburu confía en que «la propia complejidad de la clonación asegure que los animales clonados no se producirían indiscriminadamente».

No hay duda de que las reticencias éticas tendrán mucho que ver en este debate, aunque también habrá que despejar incógnitas como las de si cabe la posibilidad de que el proceso de clonación genere anormalidades genéticas y, por ende, pueda afectar a la salud humana. Pero como con los transgénicos, el principal escollo será la actitud de los consumidores.

Pie de foto

Peligra el 20% de las razas domésticas
GASTEIZ

El próximo mes de setiembre, la FAO celebrará en Suiza su primera Conferencia internacional sobre Recursos Genéticos Animales, donde presentará un informe sobre el estado de los recursos zoogenéticos del mundo. Sin embargo, no habrá que esperar hasta entonces para conocer sus conclusiones. Las ha adelantado hace sólo unos días: El 20% de las razas domésticas está en peligro de extinción, con una raza desapareciendo cada mes. Unas 60 de ellas de vacas, cabras, cerdos, caballos y aves de corral se han perdido en los últimos cinco años.

Este organismo dependiente de la ONU tiene claro que «la globalización de la industria ganadera es la mayor amenaza para la diversidad genética». La ganadería contribuye a la subsistencia de mil millones de personas en todo el mundo y cerca del 70% de los más desfavorecidos del planeta dependen en gran medida de ella. Lo que parece evidente es que la clonación animal iría en detrimento de la diversidad genética, ya que se tendería a la uniformidad, como ya sucede en la agricultura.

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La adicción a las compras, otro efecto de la depresión

Más en Navidad
La adicción a las compras, otro efecto de la depresión

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El consumismo navideño en exceso se asocia a un trastorno depresivo, aunque las manifestaciones son distintas según el sexo del sujeto, explica Francisca López, investigadora del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Granada en un comunicado de la institución.

CF

La experta señala que este trastorno, similar a otras adicciones como la ludopatí­a o la adicción a internet y que puede afectar a una de cada diez personas, se manifiesta en los hombres por desencanto laboral mientras que en las mujeres se debe a una baja autoestima. Tras las compras exageradas, estas personas sufren un fuerte sentimiento de culpabilidad al comprobar el dinero gastado.
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La aplicación de la norma ISO a la atención farmacéutica mejora su puesta en práctica

La obtención de registros y el establecimiento de indicadores permiten medir la calidad de la asistencia
La aplicación de la norma ISO a la atención farmacéutica mejora su puesta en práctica

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La aplicación de las normas ISO para la gestión de la calidad a la atención farmacéutica (AF) permite estandarizar las actuaciones que realiza el farmacéutico en esta materia, adaptarlas a la legalidad vigente y demostrar externamente los resultados que se obtienen con ella. í‰stas son algunas de las conclusiones de una tesis doctoral defendida por la farmacéutica sevillana Lourdes Gutiérrez en la Universidad de Granada y calificada con sobresaliente cum laude.

Mario Vaillo. mvaillom@recoletos.es

La tesis se centra en la obtención de registros e indicadores de calidad asistencial de acuerdo con el Documento de Consenso sobre atención farmacéutica impulsado por el Ministerio de Sanidad y propone un cartera de servicios adaptada a las necesidades de la población y una serie de pautas profesionales para desarrollar cada uno de los servicios (seguimiento farmacoterapéutico, indicación farmacéutica, dispensación) contenidos en la AF. Así­, la autora señala que cada servicio debe incluir objetivos, requisitos, procedimientos normalizados de trabajo (que especifiquen su objeto, ámbito de aplicación, responsabilidades del personal involucrado, etc.) y una evaluación.

REGISTROS

Para medir la actividad asistencial, Gutiérrez hace hincapié en la importancia de contar con registros e indicadores. Para medir la actividad asistencial es fundamental la obtención de registros que permitan seguir la trazabilidad del proceso desde el principio al fin, señala. Y añade: También los indicadores dan una medida de la calidad asistencial, ya que a través de ellos se va a evaluar el servicio y se podrá hacer un análisis de las actuaciones, pudiendo someter todas las actividades a una mejora continua.

Entre esos registros e indicadores posibles, Gutiérrez propone varios para cada uno de los servicios. Así­, para la dispensación señala, entre otros, registros como los informes de derivación a otro profesional cuando se necesite; para la consulta farmacéutica, documentos realizados para la educación sanitaria y el uso racional de medicamentos; para el seguimiento, las estadí­sticas mensuales del programa Dáder; para la farmacovigilancia, las tarjetas amarillas; para la actividad docente, las evaluaciones de los alumnos en prácticas tuteladas, y para la investigación, la elaboración de protocolos y artí­culos, entre otros.

Además, la tesis ofrece una serie de indicadores (ver cuadro) que pueden ir implantándose de forma progresiva: Lo ideal serí­a que todas las farmacias tuvieran unos indicadores previamente establecidos por una organización de certificación sanitaria, aunque pueda haber otros particulares de cada farmacia, señala Gutiérrez, quien asegura que la aplicación de las normas de calidad a la AF darí­a concreción a lo que hoy por hoy es poco más que una entelequia y facilitarí­a a cualquiera que quiera o tenga la obligación de seguir este camino su puesta en práctica.

Indicadores para medir la AF
Algunos de los indicadores propuestos para cada proceso que forman parte de la atención farmacéutica.

Dispensación: número de dispensaciones realizadas/número de operaciones totales.

Consulta o indicación: número de pacientes derivados al médico/número total de consultas con indicación de medicamentos.

Seguimiento: ingresos en el servicio al año.

Farmacovigilancia: número de tarjetas amarillas enviadas/número de problemas relacionados con el medicamento notificables.

Docencia: número de alumnos que participan en las prácticas tuteladas al año.

Investigadores: artí­culos publicados al año.

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El Parque de las Ciencias de Granada, integrado en un programa de rutas científicas por España

El Parque de las Ciencias de Granada, integrado en un programa de rutas científicas por España
El proyecto, impulsado desde el Ministerio de Educación y Ciencia, pretende divulgar entre los jóvenes los estudios científicos-técnicos

Andalucía, 5 de enero de 2007

El Ministerio de Educación y Ciencia ha integrado al Parque de las Ciencias de Granada en el programa Rutas científicas por España, una iniciativa que pretende que los jóvenes se interesen por las ciencias y aumentar la matriculación en los estudios científico-técnicos a través de la visita a espacios en los que se desarrolla la investigación de nueve comunidades autónomas: Andalucía, Castilla León, Castilla La Mancha, la Comunidad Valenciana, Madrid, Aragón, Asturias, Canarias y Navarra.

En el programa participarán alumnos de Bachillerato y Ciclos Formativos Superiores de centros educativos de toda España. Los estudiantes viajarán en grupos de 25 y realizarán durante siete días la ruta por los centros donde se hace y se aplica la ciencia usando las últimas tecnologías. A través de estas rutas, en la que también colabora la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía, se amplían los conocimientos científicos de los alumnos y se despierta en ellos el interés por la ciencia mostrando la trascendental importancia del trabajo de los investigadores en un país y descubriendo futuras salidas profesionales

En Andalucía, el itinerario incluye la visita a laboratorios, centros de investigación, museos de ciencias y Parques Naturales. Así los cuatro grupos procedentes de distintas comunidades autónomas españolas que participan en esta ruta podrán conocer, bajo el título de Ciencia a tope, la biodiversidad y los ecosistemas de la Estación Biológica de Doñana, la Biología marina, oceanografía y cultivos marinos en la Facultad de Ciencias del Mar de Cádiz; la historia de la Astronomía en el Real Observatorio de la Armada en Cádiz; el concepto de investigación y desarrollo en el Parque Tecnológico de Málaga; la divulgación de la ciencia en el Parque de las Ciencias y el Museo de Ciencia Principia, la Cosmología y la investigación astrofísica en el Instituto de Astrofísica de Andalucía y el Centro hispano-alemán de Calar Alto y las aplicaciones y desarrollo de las energías renovables en la Plataforma Solar de Almería.

Paseo por la Biología y la Geología en Aragón; Asturias, la ruta del buen ambiente en Asturias; Ruta científica por Gran Canaria y Tenerife en Canarias; Exploradores del agua, la tierra y el viento en Castilla la Mancha; El Canal de Castilla en Castilla y León; Desde la Comunidad de Madrid … al cielo en Madrid; Paseos por la naturaleza y la ciencia en Navarra y Panorámica de la ciencia valenciana: de la investigación pura a las áreas aplicadas de Valencia son los otros itinerarios que conforman el programa Rutas Científicas impulsado por el Ministerio de Educación y Ciencia para despertar vocaciones científicas entre los más jóvenes.

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La UGR mueve tres millones de euros con los programas de prácticas en empresa

GRANADA
La UGR mueve tres millones de euros con los programas de prácticas en empresa
Aumenta el número de becarios y se sitúa este curso por encima de los 2.400 A través del Andalucía Orienta la Universidad ha ayudado a otros 1.905 universitarios
ANDREA G. PARRA/GRANADA
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El Centro de Promoción de Empleo y Prácticas de la Universidad de Granada (UGR) sigue engordando sus estadísticas en número de alumnos y de dinero. De esto último menos. No obstante, el centro realiza una importante labor de ayuda con los universitarios para que se inserten en el mercado laboral. En el caso de las prácticas en empresa no se les proporciona un trabajo, pero sí se les abre una puerta para que puedan conseguir un contrato.

En este curso y la mitad del anterior han realizado prácticas a través de los programas de prácticas de la Junta de Andalucía, plan de formación interna y plan propio 2.418 alumnos. Según los datos de la memoria de gestión del vicerrectorado de Estudiantes de la Universidad granadina, en el anterior ejercicio fueron 2.072. Este año tampoco han conseguido una plaza como becario todos los estudiantes que la solicitaron. Sólo a través del programa Ícaro se realizaron en los once primeros meses 4.472 inscripciones. Se puede decir así que casi la mitad de los universitarios se han quedado sin prácticas.

La financiación en becas también se ha incrementado, aunque en menor medida. Se han movido casi tres millones de euros. El programa en el que la aportación económica ha sido mayor ha resultado el plan propio, más de dos millones de euros. Se han firmado 382 convenios y el número de becarios ha superado los 1.890. Las ofertas gestionadas han sido 1.094 y han beneficiado a menos hombres (930) que a mujeres (961).

Los más demandados

En el caso del programa de prácticas de la Junta de Andalucía las becas han costado más de 367.000 euros y los gastos en gestión 10.000 euros. Las ofertas gestionadas han sido 251 y los becarios 413 en total. Los convenios vigentes han resultado ser 189. En el plan de formación interna las cifras son menores. La aportación del vicerrectorado es de más de 55.000 euros y la de los propios centros 78.000 euros. Los becarios que se ha acogido este plan durante 2006 han sido 114, durante una media de seis meses. Por lo que el dinero directo, de los tres planes han sido tres millones de euros, pero si se tuvieran en cuenta otras variantes de rendimiento… la cifra sería mucho más abultada.

En el plan propio y en el Praem las titulaciones que aportan más alumnos a estas prácticas son la diplomatura de Empresariales, Administración y Dirección de Empresas, Arquitecto Técnico, Economía e Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos.

Al margen de los becarios en prácticas -a estas habría que sumar otra serie de becas que convocan otros vicerrectorados e instituciones-, en el Centro de Promoción de Empleo y Prácticas de la UGR también se desarrollan programas como el Andalucía Orienta que ha atendido en 2006 a 1.905 jóvenes, se desarrollan programas como el Univertecna (sesenta alumnas) o como la teleorientación que ha comenzado a funcionar hace unas pocas semanas.
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Los estudiantes animan las bolsas electrónicas de libros y apuntes con nuevos títulos e intercambios

GRANADA
Los estudiantes animan las bolsas electrónicas de libros y apuntes con nuevos títulos e intercambios
A. G. P./GRANADA
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Los universitarios utilizan cada vez más internet para intercambiar libros, apuntes e incluso coche. Las bolsas electrónicas de libros, apuntes y trabajos y la de transporte se van animando. El número de ofertas y demandas crece poco a poco y cada vez son más los que se animan a colaborar y beneficiarse de estos servicios que puso en marcha el secretariado de Información y Participación Estudiantil del vicerrectorado de Estudiantes de la Universidad de Granada (UGR).

En la bolsa de libros -este sistema funcionaba en la UGR, pero a través de fichas y llevando el libro al vicerrectorado- ya hay más de siete pantallas -un promedio de veinte y veinticinco títulos cada una- en la que se ofertan y se demandan una importante variedad de manuales.

En lo que respecta a la oferta electrónica de apuntes y trabajos, la comunidad universitaria está empezando a interactuar más. Ya hay cuatro pantallas. En la bolsa de transporte, la oferta y demanda es menor, pero también ha aumentado. Si bien, la proporción entre alumnos y bolsa es aún bastante ridícula. Es la que tiene menos movimiento. Las propuestas son tanto para pueblos del Cinturón como para viajar a otras ciudades.

Todas las bolsas electrónicas en http://ve.ugr.es
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El baúl de la libre configuración

El baúl de la libre configuración
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Andalucí­a

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10:23 A. Almárcegui. Sevilla. El baúl que contiene las asignaturas y actividades de libre configuración universitarias parece no tener fondo. En sus compartimentos cabe desde un curso sobre Manolo Escobar (Universidad de Almerí­a) a un análisis de la sexualidad en la Prehistoria (Sevilla), pasando por el estudio de la importancia y trascendencia del sentimiento sevillista (Pablo de Olavide) o de la Historia de la Mierda (Huelva).

También hay espacio más que suficiente para las actividades diversas que antaño se realizaban sin obtener ninguna contrapartida oficial y que hoy dí­a tienen reconocimiento académico: pertenecer a los órganos de representación universitaria (Cádiz); participar en competiciones deportivas de alto nivel (Granada y Sevilla); ayudar a los alumnos de primero a dar sus primeros pasos en la carrera de Farmacia (Sevilla); participar en actividades de voluntariado ambiental (Málaga) o asistir a un festival de cine (Pablo de Olavide e Hispalense).

El sistema de la libre configuración, establecido en 1987 como una oportunidad única para que los estudiantes pudiesen completar su currí­culum con asignaturas de su interés aunque no estuviesen contenidas en su plan de estudios, se ha ido extendiendo con el paso del tiempo y, a menudo, también pervirtiendo.

Algunos universitarios, obligados para finalizar su carrera a computar un porcentaje de créditos de libre configuración que nunca llega al diez por ciento de la carga lectiva global de su plan de estudios, aplican la ley del mí­nimo esfuerzo. Entre las tres opciones que tienen a su disposición: matricularse en asignaturas regladas; inscribirse en materias incluidas en el extenso catálogo de libre configuración de cada universidad (sirva como ejemplo que el de Granada suma más de 350 ) o participar en actividades varias –conferencias, congresos, cursos de verano y un largo etcétera–, eligen ví­as rápidas que poco o nada tienen que ver con su carrera. Así­, se producen paradojas como la acaecida en un curso especializado en propiedad horizontal en la sede sevillana de la UIMP, en el que entre los 75 alumnos matriculados menos de una decena eran de Derecho, mientras que el resto procedí­an de carreras alejadas de la materia como Biologí­a, Medicina e Historia del Arte.

El problema de esta ampliación del concepto de la libre configuración es que cuando se da cabida a cursos cuanto menos llamativos se produce una lectura muy negativa de la enseñanza superior. La universidad proyecta en estos casos una imagen social muy mala, valora César Hornero Méndez, profesor de Derecho Civil de la Pablo de Olavide. En su opinión, la universidad debe ser un sitio abierto culturalmente en el que se puede hacer de todo; otra cosa bien diferente es que a todas las actividades se les otorgue un reconocimiento académico, explica. Este profesor ve un efecto contraproducente en la dinámica actual de la libre configuración, que fomenta la idea de todos los esfuerzos deben ser retribuidos, rompiendo con la tradición de trabajar para los demás por el mero gusto de hacerlo. La universidad debe velar por la calidad de todas sus propuestas y no dejarse llevar por compromisos con otras instituciones para aprobar cursos con un nivel poco contrastado, advierte este profesor.

Gabriel Cardenete, vicerrector de Ordenación Académica de la Universidad de Granada, asegura que en buena medida, los alumnos aprovechan bien la oportunidad que les brinda la libre configuración. Sin embargo, reconoce que no existe ningún estudio sobre el uso que los estudiantes realizan de estos créditos, de modo que resulta difí­cil saber cuáles son complementarios a su formación y cuáles no. Estoy de acuerdo en que no todas las actividades deben tener reconocimiento académico. Aunque también ocurre que las universidades utilizan este mecanismo para poner en marcha polí­ticas de potenciación de valores como el fomento del deporte, explica.

La Universidad de Cádiz es pionera en reconocer con créditos de libre configuración la participación de estudiantes en órganos de representación universitaria. Estas actividades tienen un valor formativo muy importante, justifica David Almorza, vicerrector de Alumnos de la institución gaditana. Este reconocimiento no ha sido aprobado con el objetivo de fomentar la participación, que ha caí­do en picado en los últimos años, sino como una medida educativa. Para elevar la presencia de alumnos en los órganos de representación hemos puesto en marcha otras propuestas como concentrar todas las elecciones en el mismo dí­a, concluye Almorza.

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10:23 A. Almárcegui. Sevilla. El baúl que contiene las asignaturas y actividades de libre configuración universitarias parece no tener fondo. En sus compartimentos cabe desde un curso sobre Manolo Escobar (Universidad de Almerí­a) a un análisis de la sexualidad en la Prehistoria (Sevilla), pasando por el estudio de la importancia y trascendencia del sentimiento sevillista (Pablo de Olavide) o de la Historia de la Mierda (Huelva).

También hay espacio más que suficiente para las actividades diversas que antaño se realizaban sin obtener ninguna contrapartida oficial y que hoy dí­a tienen reconocimiento académico: pertenecer a los órganos de representación universitaria (Cádiz); participar en competiciones deportivas de alto nivel (Granada y Sevilla); ayudar a los alumnos de primero a dar sus primeros pasos en la carrera de Farmacia (Sevilla); participar en actividades de voluntariado ambiental (Málaga) o asistir a un festival de cine (Pablo de Olavide e Hispalense).

El sistema de la libre configuración, establecido en 1987 como una oportunidad única para que los estudiantes pudiesen completar su currí­culum con asignaturas de su interés aunque no estuviesen contenidas en su plan de estudios, se ha ido extendiendo con el paso del tiempo y, a menudo, también pervirtiendo.

Algunos universitarios, obligados para finalizar su carrera a computar un porcentaje de créditos de libre configuración que nunca llega al diez por ciento de la carga lectiva global de su plan de estudios, aplican la ley del mí­nimo esfuerzo. Entre las tres opciones que tienen a su disposición: matricularse en asignaturas regladas; inscribirse en materias incluidas en el extenso catálogo de libre configuración de cada universidad (sirva como ejemplo que el de Granada suma más de 350 ) o participar en actividades varias –conferencias, congresos, cursos de verano y un largo etcétera–, eligen ví­as rápidas que poco o nada tienen que ver con su carrera. Así­, se producen paradojas como la acaecida en un curso especializado en propiedad horizontal en la sede sevillana de la UIMP, en el que entre los 75 alumnos matriculados menos de una decena eran de Derecho, mientras que el resto procedí­an de carreras alejadas de la materia como Biologí­a, Medicina e Historia del Arte.

El problema de esta ampliación del concepto de la libre configuración es que cuando se da cabida a cursos cuanto menos llamativos se produce una lectura muy negativa de la enseñanza superior. La universidad proyecta en estos casos una imagen social muy mala, valora César Hornero Méndez, profesor de Derecho Civil de la Pablo de Olavide. En su opinión, la universidad debe ser un sitio abierto culturalmente en el que se puede hacer de todo; otra cosa bien diferente es que a todas las actividades se les otorgue un reconocimiento académico, explica. Este profesor ve un efecto contraproducente en la dinámica actual de la libre configuración, que fomenta la idea de todos los esfuerzos deben ser retribuidos, rompiendo con la tradición de trabajar para los demás por el mero gusto de hacerlo. La universidad debe velar por la calidad de todas sus propuestas y no dejarse llevar por compromisos con otras instituciones para aprobar cursos con un nivel poco contrastado, advierte este profesor.

Gabriel Cardenete, vicerrector de Ordenación Académica de la Universidad de Granada, asegura que en buena medida, los alumnos aprovechan bien la oportunidad que les brinda la libre configuración. Sin embargo, reconoce que no existe ningún estudio sobre el uso que los estudiantes realizan de estos créditos, de modo que resulta difí­cil saber cuáles son complementarios a su formación y cuáles no. Estoy de acuerdo en que no todas las actividades deben tener reconocimiento académico. Aunque también ocurre que las universidades utilizan este mecanismo para poner en marcha polí­ticas de potenciación de valores como el fomento del deporte, explica.

La Universidad de Cádiz es pionera en reconocer con créditos de libre configuración la participación de estudiantes en órganos de representación universitaria. Estas actividades tienen un valor formativo muy importante, justifica David Almorza, vicerrector de Alumnos de la institución gaditana. Este reconocimiento no ha sido aprobado con el objetivo de fomentar la participación, que ha caí­do en picado en los últimos años, sino como una medida educativa. Para elevar la presencia de alumnos en los órganos de representación hemos puesto en marcha otras propuestas como concentrar todas las elecciones en el mismo dí­a, concluye Almorza.

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El baúl de la libre configuración

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10:23 A. Almárcegui. Sevilla. El baúl que contiene las asignaturas y actividades de libre configuración universitarias parece no tener fondo. En sus compartimentos cabe desde un curso sobre Manolo Escobar (Universidad de Almerí­a) a un análisis de la sexualidad en la Prehistoria (Sevilla), pasando por el estudio de la importancia y trascendencia del sentimiento sevillista (Pablo de Olavide) o de la Historia de la Mierda (Huelva).

También hay espacio más que suficiente para las actividades diversas que antaño se realizaban sin obtener ninguna contrapartida oficial y que hoy dí­a tienen reconocimiento académico: pertenecer a los órganos de representación universitaria (Cádiz); participar en competiciones deportivas de alto nivel (Granada y Sevilla); ayudar a los alumnos de primero a dar sus primeros pasos en la carrera de Farmacia (Sevilla); participar en actividades de voluntariado ambiental (Málaga) o asistir a un festival de cine (Pablo de Olavide e Hispalense).

El sistema de la libre configuración, establecido en 1987 como una oportunidad única para que los estudiantes pudiesen completar su currí­culum con asignaturas de su interés aunque no estuviesen contenidas en su plan de estudios, se ha ido extendiendo con el paso del tiempo y, a menudo, también pervirtiendo.

Algunos universitarios, obligados para finalizar su carrera a computar un porcentaje de créditos de libre configuración que nunca llega al diez por ciento de la carga lectiva global de su plan de estudios, aplican la ley del mí­nimo esfuerzo. Entre las tres opciones que tienen a su disposición: matricularse en asignaturas regladas; inscribirse en materias incluidas en el extenso catálogo de libre configuración de cada universidad (sirva como ejemplo que el de Granada suma más de 350 ) o participar en actividades varias –conferencias, congresos, cursos de verano y un largo etcétera–, eligen ví­as rápidas que poco o nada tienen que ver con su carrera. Así­, se producen paradojas como la acaecida en un curso especializado en propiedad horizontal en la sede sevillana de la UIMP, en el que entre los 75 alumnos matriculados menos de una decena eran de Derecho, mientras que el resto procedí­an de carreras alejadas de la materia como Biologí­a, Medicina e Historia del Arte.

El problema de esta ampliación del concepto de la libre configuración es que cuando se da cabida a cursos cuanto menos llamativos se produce una lectura muy negativa de la enseñanza superior. La universidad proyecta en estos casos una imagen social muy mala, valora César Hornero Méndez, profesor de Derecho Civil de la Pablo de Olavide. En su opinión, la universidad debe ser un sitio abierto culturalmente en el que se puede hacer de todo; otra cosa bien diferente es que a todas las actividades se les otorgue un reconocimiento académico, explica. Este profesor ve un efecto contraproducente en la dinámica actual de la libre configuración, que fomenta la idea de todos los esfuerzos deben ser retribuidos, rompiendo con la tradición de trabajar para los demás por el mero gusto de hacerlo. La universidad debe velar por la calidad de todas sus propuestas y no dejarse llevar por compromisos con otras instituciones para aprobar cursos con un nivel poco contrastado, advierte este profesor.

Gabriel Cardenete, vicerrector de Ordenación Académica de la Universidad de Granada, asegura que en buena medida, los alumnos aprovechan bien la oportunidad que les brinda la libre configuración. Sin embargo, reconoce que no existe ningún estudio sobre el uso que los estudiantes realizan de estos créditos, de modo que resulta difí­cil saber cuáles son complementarios a su formación y cuáles no. Estoy de acuerdo en que no todas las actividades deben tener reconocimiento académico. Aunque también ocurre que las universidades utilizan este mecanismo para poner en marcha polí­ticas de potenciación de valores como el fomento del deporte, explica.

La Universidad de Cádiz es pionera en reconocer con créditos de libre configuración la participación de estudiantes en órganos de representación universitaria. Estas actividades tienen un valor formativo muy importante, justifica David Almorza, vicerrector de Alumnos de la institución gaditana. Este reconocimiento no ha sido aprobado con el objetivo de fomentar la participación, que ha caí­do en picado en los últimos años, sino como una medida educativa. Para elevar la presencia de alumnos en los órganos de representación hemos puesto en marcha otras propuestas como concentrar todas las elecciones en el mismo dí­a, concluye Almorza.

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10:23 A. Almárcegui. Sevilla. El baúl que contiene las asignaturas y actividades de libre configuración universitarias parece no tener fondo. En sus compartimentos cabe desde un curso sobre Manolo Escobar (Universidad de Almerí­a) a un análisis de la sexualidad en la Prehistoria (Sevilla), pasando por el estudio de la importancia y trascendencia del sentimiento sevillista (Pablo de Olavide) o de la Historia de la Mierda (Huelva).

También hay espacio más que suficiente para las actividades diversas que antaño se realizaban sin obtener ninguna contrapartida oficial y que hoy dí­a tienen reconocimiento académico: pertenecer a los órganos de representación universitaria (Cádiz); participar en competiciones deportivas de alto nivel (Granada y Sevilla); ayudar a los alumnos de primero a dar sus primeros pasos en la carrera de Farmacia (Sevilla); participar en actividades de voluntariado ambiental (Málaga) o asistir a un festival de cine (Pablo de Olavide e Hispalense).

El sistema de la libre configuración, establecido en 1987 como una oportunidad única para que los estudiantes pudiesen completar su currí­culum con asignaturas de su interés aunque no estuviesen contenidas en su plan de estudios, se ha ido extendiendo con el paso del tiempo y, a menudo, también pervirtiendo.

Algunos universitarios, obligados para finalizar su carrera a computar un porcentaje de créditos de libre configuración que nunca llega al diez por ciento de la carga lectiva global de su plan de estudios, aplican la ley del mí­nimo esfuerzo. Entre las tres opciones que tienen a su disposición: matricularse en asignaturas regladas; inscribirse en materias incluidas en el extenso catálogo de libre configuración de cada universidad (sirva como ejemplo que el de Granada suma más de 350 ) o participar en actividades varias –conferencias, congresos, cursos de verano y un largo etcétera–, eligen ví­as rápidas que poco o nada tienen que ver con su carrera. Así­, se producen paradojas como la acaecida en un curso especializado en propiedad horizontal en la sede sevillana de la UIMP, en el que entre los 75 alumnos matriculados menos de una decena eran de Derecho, mientras que el resto procedí­an de carreras alejadas de la materia como Biologí­a, Medicina e Historia del Arte.

El problema de esta ampliación del concepto de la libre configuración es que cuando se da cabida a cursos cuanto menos llamativos se produce una lectura muy negativa de la enseñanza superior. La universidad proyecta en estos casos una imagen social muy mala, valora César Hornero Méndez, profesor de Derecho Civil de la Pablo de Olavide. En su opinión, la universidad debe ser un sitio abierto culturalmente en el que se puede hacer de todo; otra cosa bien diferente es que a todas las actividades se les otorgue un reconocimiento académico, explica. Este profesor ve un efecto contraproducente en la dinámica actual de la libre configuración, que fomenta la idea de todos los esfuerzos deben ser retribuidos, rompiendo con la tradición de trabajar para los demás por el mero gusto de hacerlo. La universidad debe velar por la calidad de todas sus propuestas y no dejarse llevar por compromisos con otras instituciones para aprobar cursos con un nivel poco contrastado, advierte este profesor.

Gabriel Cardenete, vicerrector de Ordenación Académica de la Universidad de Granada, asegura que en buena medida, los alumnos aprovechan bien la oportunidad que les brinda la libre configuración. Sin embargo, reconoce que no existe ningún estudio sobre el uso que los estudiantes realizan de estos créditos, de modo que resulta difí­cil saber cuáles son complementarios a su formación y cuáles no. Estoy de acuerdo en que no todas las actividades deben tener reconocimiento académico. Aunque también ocurre que las universidades utilizan este mecanismo para poner en marcha polí­ticas de potenciación de valores como el fomento del deporte, explica.

La Universidad de Cádiz es pionera en reconocer con créditos de libre configuración la participación de estudiantes en órganos de representación universitaria. Estas actividades tienen un valor formativo muy importante, justifica David Almorza, vicerrector de Alumnos de la institución gaditana. Este reconocimiento no ha sido aprobado con el objetivo de fomentar la participación, que ha caí­do en picado en los últimos años, sino como una medida educativa. Para elevar la presencia de alumnos en los órganos de representación hemos puesto en marcha otras propuestas como concentrar todas las elecciones en el mismo dí­a, concluye Almorza.

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