Un software reduce el riesgo ante terremotos de edificios y puentes

La empresa almeriense Decisiones Geoconstructivas está desarrollando un software para optimizar la resistencia frente a terremotos de edificios y obra civil sin aumentar los costes de construcción o mantenimiento.

Bajo el nombre de Sismomed, la empresa ha desarrollado una metodología para el cálculo de estructuras de edificación y puentes basada en la adecuada simulación dinámica del suelo y la estructura, ha informado la Corporación Tecnológica de Andalucía (CTA), que financia parte de este proyecto.

Este sistema permitirá reducir prácticamente a cero el riesgo de fallo por sismo de las nuevas estructuras optimizando los costes de construcción.

El software combina la información de la acción sísmica específica de la zona, con datos del movimiento concreto del terreno y la respuesta real de la estructura, y en función de todos estos datos propone el diseño óptimo de la estructura para conseguir la máxima resistencia ante terremotos.

Para medir el comportamiento esperable del terreno, esta empresa cuenta con tecnología propia de alta precisión.

El proyecto, con un presupuesto superior a 1,5 millones de euros, cuenta con la colaboración de tres grupos de investigación universitarios: dos de la Universidad de Granada (Sismología y geofísica y Mecánica de sólidos y estructuras) y uno de la Universidad de Almería (Geofísica aplicada).

En su desarrollo, participa un equipo de veinte físicos, ingenieros, arquitectos y geólogos de referencia internacional.

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Un proyecto de la UGR consigue reunificar a 317 familias

Los análisis de ADN llevados a cabo con el programa DNA-Prokids, impulsado desde el Laboratorio de Identificación Genética de la Universidad de Granada, han permitido reunificar a 317 familias de países como Guatemala, Brasil, Tailandia o Paraguay que tenían alguno de sus miembros desaparecidos por razones de diversa índole, como desastres naturales y delitos relacionados con el tráfico de menores.

El DNA-Prokids es un programa internacional nacido en 2004 para luchar contra el tráfico de seres humanos, especialmente niños, mediante la identificación genética de personas en situación de indefensión y de familiares que hayan denunciado una desaparición, según ha informado a Europa Press el director del programa, José Antonio Lorente.

La iniciativa, desarrollada en colaboración con la Universidad del Norte de Texas, se está tratando de implantar a nivel internacional y en colaboración con organismos policiales y de la Justicia, como Fiscalías Generales, que a su vez se coordinan con ONG y organismos de la infancia para garantizar su eficacia.

Ya funciona de un modo activo en lugares como México, Guatemala, El Salvador, Perú, Paraguay, Brasil, Filipinas, Sri Lanka, Tailandia e Indonesia, donde las desapariciones de menores son frecuentes.

Según ha relatado Lorente, «poco a poco estamos superando los problemas que vamos encontrado para la ejecución del programa», ya sean técnicos o de coordinación. Por una parte, algunos de los países implicados en el programa no tienen laboratorios de AND o no cuentan con dinero suficiente para ponerlos en marcha, así que remiten las muestras genéticas codificadas para mantener el anonimato a la Universidad de Granada o a la del Norte de Texas y allí se analizan y se le envían los resultados.

«Dado que la mayoría de los países y muchos tratados internacionales son contrarios a la existencia de bases de datos genéticos universales» a los que puedan acudir los países interesados en resolver una desaparición, el programa DNA-Prokis está proponiendo que los datos genéticos de cada país se puedan comparar de modo automatizado y automático, como ya se hace en algunos casos a través de la Interpol. Esto, a juicio de Lorente, es equivalente a una base de datos universal, ya que aunque todas las muestras de ADN no estén juntas se podrían comparar sistemáticamente.

Para ello, se están alcanzando acuerdos con la comunidad científica para usar perfiles de ADN de uso universal, lo que supone un gran avance en la lucha contra el tráfico de seres humanos, un delito que afecta a alrededor un millón de personas anualmente.

El programa DNA-funciona gracias a las aportaciones de diversas fundaciones privadas como el Marcelino Botín, Banco Santander y BBVA en España, y la Life Technologies Foundation de EE.UU. Tiene igualmente el apoyo estratégico de la Junta de Andalucía y de la AECID- Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación del Gobierno de España.

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Los inmigrantes sustituyen las consultas de especialistas por las Urgencias

Los inmigrantes residentes en España sustituyen la asistencia médica especializada por la de Urgencias, servicio para el que parece existir una barrera de acceso menor, según ha concluido una investigación realizada por la Universidad de Granada (UGR) y la London School of Economics, publicada en el «European Journal of Health Economics».

«Existen diferencias importantes en el uso de servicios sanitarios en España en función del país de nacimiento de los individuos. En términos generales, los inmigrantes usan más los servicios hospitalarios y, sobre todo, las Urgencias», ha explicado en declaraciones a SINC y recogidas por Europa Press la investigadora de la UGR que lidera el estudio, Dolores Jiménez.

Para el análisis, los investigadores compararon los datos de la Encuesta Nacional de Salud de 2003 (año en el que se comenzó a clasificar a los encuestados según su nacionalidad) y 2006. «Los españoles usan más los servicios del médico de cabecera y del especialista. Sin embargo, los inmigrantes los visitan menos porque tienen mejor salud y son más jóvenes, en términos generales, que la población española», ha apuntado Jiménez.

Según el estudio, las diferencias que los científicos encuentran en el uso de los servicios del especialista, hospital y Urgencias según la nacionalidad se deben a factores «no observables». Así, la limitación del uso de los servicios del especialista se debería a distintas barreras, como las diferencias en el tratamiento de los pacientes en función de la nacionalidad, la falta de comunicación con el médico de cabecera, los horarios y otros aspectos culturales asociados al paciente.

En general, las personas con mayores ingresos tienden más a acudir al hospital y a los servicios de Urgencia que los que tienen recursos económicos más limitados. Además, un nivel de estudios inferior al universitario aumenta la probabilidad de visitar al médico de cabecera y de Urgencias y disminuye la de acudir al especialista.

Por otro lado, la edad parece reducir la visita a todo tipo de servicios de salud, excepto al médico de cabecera. La probabilidad de acudir a los servicios especializados disminuye después de los 65 años. «A medida que las personas envejecen, tienden a sufrir dolencias más crónicas y, una vez diagnosticadas, el tratamiento puede requerir un contacto frecuente con un médico de cabecera», ha indicado el estudio.

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Un software reduce el riesgo ante terremotos de edificios y puentes

La empresa almeriense Decisiones Geoconstructivas está desarrollando un software para optimizar la resistencia frente a terremotos de edificios y obra civil sin aumentar los costes de construcción o mantenimiento.

Bajo el nombre de Sismomed, la empresa ha desarrollado una metodología para el cálculo de estructuras de edificación y puentes basada en la adecuada simulación dinámica del suelo y la estructura, ha informado la Corporación Tecnológica de Andalucía (CTA), que financia parte de este proyecto.

Este sistema permitirá reducir prácticamente a cero el riesgo de fallo por sismo de las nuevas estructuras optimizando los costes de construcción.

El software combina la información de la acción sísmica específica de la zona, con datos del movimiento concreto del terreno y la respuesta real de la estructura, y en función de todos estos datos propone el diseño óptimo de la estructura para conseguir la máxima resistencia ante terremotos.

Para medir el comportamiento esperable del terreno, esta empresa cuenta con tecnología propia de alta precisión.

El proyecto, con un presupuesto superior a 1,5 millones de euros, cuenta con la colaboración de tres grupos de investigación universitarios: dos de la Universidad de Granada (Sismología y geofísica y Mecánica de sólidos y estructuras) y uno de la Universidad de Almería (Geofísica aplicada).

En su desarrollo, participa un equipo de veinte físicos, ingenieros, arquitectos y geólogos de referencia internacional.

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PROFESORES DE LA UNIVERSIDAD DE GRANADA SE CONCENTRAN EN DEFENSA DE SU DERECHO A UN CONTRATO INDEFINIDO

Ayer jueves 28 de abril, se celebró en la Universidad de Granada una nueva concentración de profesores para reivindicar un contrato indefinido tras más de diez años de trabajo. Según Celia Ordóñez, miembro del Comité de Empresa por CCOO, las movilizaciones seguirán mientras no se cumpla el compromiso adquirido por el Rector tras la primera movilización realizada en enero.

Ayer jueves 28 de abril, con ocasión de la celebración del Patrón de la Facultad de Filosofía y Letras, a cuyos actos tenía previsto acudir el Rector, se concentró un grupo de profesores para reivindicar su derecho a un contrato indefinido tras más de 10 años de trabajo en la universidad. Ante la ausencia del Rector las personas concentradas transmitieron su preocupación a su representante.

En el mes de enero este colectivo realizó una primera concentración en el Hospital Real. Pocos días después el Rector recibió a una delegación del profesorado afectado, comprometiéndose a que la UGR pondría en marcha los mecanismos necesarios para estabilizar al menos a una parte de quienes se encontraban en esta situación.

Sin embargo, han pasado casi tres meses sin que se hayan dado pasos en este sentido, por lo que el profesorado afectado, apoyado por los miembros del Comité de Empresa recién elegidos en las listas de CCOO, han decidido reanudar sus movilizaciones, hasta conseguir la estabilización de todo el colectivo.

Celia Ordóñez, miembro del Comité de Empresa por CCOO, señala que no hay causa que justifique que este profesorado siga teniendo contrato temporal. Estos profesores y profesoras -una nueva edición de los antiguos PNNs-, que llevan años trabajando para la universidad, imparten clases en todas las carreras y másteres de la Universidad de Granada a plena satisfacción. Además, toda su actividad universitaria (docencia, investigación y gestión) ha sido exhaustivamente analizada por la Agencia Nacional de Evaluación, que les ha concedido la acreditación necesaria para alcanzar una categoría con contrato fijo. Pese a todo ello la Universidad de Granada se niega a reconocerles esa categoría fija.

También denuncia la representante sindical que este profesorado está siendo objeto de un trato discriminatorio por parte de la Universidad de Granada pues en el resto de las universidades andaluzas, todas ellas sometidas al mismo convenio colectivo, por el que el acceso a la estabilidad laboral se produce una vez se consigue la acreditación necesaria.

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Profesores de la UGR se concentran en defensa de su derecho a un contrato indefinido

Ayer jueves 28 de abril, se celebró en la Universidad de Granada una nueva concentración de profesores para reivindicar un contrato indefinido tras más de diez años de trabajo. Según Celia Ordóñez, miembro del Comité de Empresa por CCOO, las movilizaciones seguirán mientras no se cumpla el compromiso adquirido por el Rector tras la primera movilización realizada en enero.

Ayer jueves 28 de abril, con ocasión de la celebración del Patrón de la Facultad de Filosofía y Letras, a cuyos actos tenía previsto acudir el Rector, se concentró un grupo de profesores para reivindicar su derecho a un contrato indefinido tras más de 10 años de trabajo en la universidad. Ante la ausencia del Rector las personas concentradas transmitieron su preocupación a su representante.

En el mes de enero este colectivo realizó una primera concentración en el Hospital Real. Pocos días después el Rector recibió a una delegación del profesorado afectado, comprometiéndose a que la UGR pondría en marcha los mecanismos necesarios para estabilizar al menos a una parte de quienes se encontraban en esta situación.

Sin embargo, han pasado casi tres meses sin que se hayan dado pasos en este sentido, por lo que el profesorado afectado, apoyado por los miembros del Comité de Empresa recién elegidos en las listas de CCOO, han decidido reanudar sus movilizaciones, hasta conseguir la estabilización de todo el colectivo.

Celia Ordóñez, miembro del Comité de Empresa por CCOO, señala que no hay causa que justifique que este profesorado siga teniendo contrato temporal. Estos profesores y profesoras -una nueva edición de los antiguos PNNs-, que llevan años trabajando para la universidad, imparten clases en todas las carreras y másteres de la Universidad de Granada a plena satisfacción.

Además, toda su actividad universitaria (docencia, investigación y gestión) ha sido exhaustivamente analizada por la Agencia Nacional de Evaluación, que les ha concedido la acreditación necesaria para alcanzar una categoría con contrato fijo. Pese a todo ello la Universidad de Granada se niega a reconocerles esa categoría fija.

También denuncia la representante sindical que este profesorado está siendo objeto de un trato discriminatorio por parte de la Universidad de Granada pues en el resto de las universidades andaluzas, todas ellas sometidas al mismo convenio colectivo, por el que el acceso a la estabilidad laboral se produce una vez se consigue la acreditación necesaria.

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El 40% de los estudiantes de la UGR usa ya libro electrónico

Casi seis de cada diez estudiantes universitarios de Granada, un 57 por ciento, no utilizan «todavía el libro electrónico como soporte de lectura, ni desde el punto de vista académico ni de ocio», mientras que los que lo han usado alguna vez, en su mayoría ha sido de forma ocasional, según las conclusiones del proyecto de investigación ‘Lectura y uso de dispositivos electrónicos’ en la Universidad de Granada (UGR) que está llevando a cabo el grupo granadino e-Infosfera, dirigido por la catedrática de Documentación María Pinto, y en el que colaboran, desde la Universidad de Salamanca, José Antonio Cordón y Cristina Pouliot.

   En una nota, Andalucía Innova indica que la creciente implantación del libro electrónico como dispositivo de lectura y su presencia y utilidades académicas han llevado a la doctora María Pinto y a su equipo a plantear este proyecto de análisis. «Los libros electrónicos están emergiendo como la última frontera que editores, bibliotecas y centros de información han de traspasar para acomodar sus recursos a la revolución digital», asegura Pinto.

   El objetivo general de este trabajo es «analizar las pautas de lectura de libros electrónicos de los estudiantes universitarios y su actitud ante éstos» identificando la frecuencia de lectura en diferentes soportes; los perfiles de los «e-lectores»; o los canales de acceso al libro electrónico. Estos expertos han buscado la opinión que tienen los universitarios acerca de la lectura de libros electrónicos con relación a la lectura tradicional de los textos impresos en cuanto a beneficios y desventajas, así como en relación a mejoras o cambios que consideran que podrían facilitar la generalización de lectura de e-books.

   Así, han empezado pro Granada pero su intención es hacer una cartografía de la lectura digital en el ámbito universitario español lo más completa posible con el apoyo de la Red de Universidades Lectoras (RUL) que ha patrocinado la investigación.

   A través de un modelo de cuestionario de sondeo de opinión diseñado ex profeso para este programa, los investigadores han obtenido resultados que en su mayoría, se ajustan a los datos nacionales relacionados con la penetración del libro electrónico.

   De este trabajo se desprende que la lectura de contenidos digitales alcanza unas tasas elevadas entre los estudiantes de la Universidad de Granada, en consonancia con las estadísticas nacionales de lectura, según las cuales (hábitos de compra y lectura de libros 2010) el 80 por ciento de la población entre los 14 y 24 años lee frecuentemente en soporte digital. Sin embargo, en lectura en general aún sigue prevaleciendo el soporte impreso.

   Además, afirma que para las lecturas de contenidos digitales se sigue utilizando más el ordenador que el libro electrónico. «Estos resultados están justificados porque el ordenador sigue siendo el dispositivo utilizado preferentemente por los usuarios, un 46,5 por ciento lo utilizan para la lectura, frente a un 1,3% que emplea los e-readers», explican.

   En cuanto al perfil, predominan los hombres como usuarios del e-book que acceden mayoritariamente a libros electrónicos a través de Google Books; y los estudiantes de Humanidades y de Ciencias Aplicadas, sobre los de otras disciplinas.

   En el primer caso, se explica por «ser la lectura de libros parte consustancial de los estudios humanísticos y formar parte éstos del currículum formativo. Esta circunstancia hace razonable que los estudiantes de estas áreas de conocimiento se sientan inclinados hacia las diferentes formas de lectura». En el caso de las Ciencias Aplicadas hay «una fuerte tradición en el uso de material de naturaleza digital, como bases de datos, revistas electrónicas, entre otros».

   Entre los pros y contras del libro electrónico, los estudiantes destacan el beneficio del medio ambiente, la facilidad de búsqueda de información y la facilidad para guardar y conservar ésta. Para los investigadores «las contestaciones no guardan relación con la experiencia real de los usuarios al manifestar en su mayoría no poseer un dispositivo de lectura y creemos que son proyecciones de lo leído acerca de ellos». De hecho, «no mencionan ni el subrayado ni la anotación ni el poco peso como ventajas interesantes, pero reclaman mayor gratuidad en los libros electrónicos lo que refleja en cierto modo el desconocimiento de una gran cantidad de obras de dominio público que están disponibles con carácter gratuito».

   Otro problema que mencionan los estudiantes es el de la disponibilidad de títulos. «La falta de colecciones numerosas, variadas y actualizadas, es imputable a un sector editorial tímido e indeciso en los proyectos de digitalización de sus fondos», añade. En el ámbito académico, los investigadores de la UGR señalan la iniciativa UNE (Unión de Editoriales Universitarias) que ha creado el portal Unebook para la difusión de los libros electrónicos creados en el seno de las Universidades españolas.

   Este grupo de investigación cree que la aún escasa presencia de libros electrónicos en la universidad hace necesarias «campañas de alfabetización que muestren los usos académicos de este tipo de libro»; recomiendan a los profesores «empezar a introducir en sus recomendaciones bibliográficas este nuevo tipo de documentos» y animan a las bibliotecas al «préstamo» o descarga de estos textos «con sistemas DRM (Digital Right Management) que supriman el archivo una vez transcurrido el tiempo de préstamo, evitando de esta manera al lector el engorroso sistema de préstamo y devolución inherente al libro analógico».

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El 40% de los estudiantes de la UGR usa ya libro electrónico

Casi seis de cada diez estudiantes universitarios de Granada, un 57 por ciento, no utilizan «todavía el libro electrónico como soporte de lectura, ni desde el punto de vista académico ni de ocio», mientras que los que lo han usado alguna vez, en su mayoría ha sido de forma ocasional, según las conclusiones del proyecto de investigación ‘Lectura y uso de dispositivos electrónicos’ en la Universidad de Granada (UGR) que está llevando a cabo el grupo granadino e-Infosfera, dirigido por la catedrática de Documentación María Pinto, y en el que colaboran, desde la Universidad de Salamanca, José Antonio Cordón y Cristina Pouliot.

En una nota, Andalucía Innova indica que la creciente implantación del libro electrónico como dispositivo de lectura y su presencia y utilidades académicas han llevado a la doctora María Pinto y a su equipo a plantear este proyecto de análisis. «Los libros electrónicos están emergiendo como la última frontera que editores, bibliotecas y centros de información han de traspasar para acomodar sus recursos a la revolución digital», asegura Pinto.

El objetivo general de este trabajo es «analizar las pautas de lectura de libros electrónicos de los estudiantes universitarios y su actitud ante éstos» identificando la frecuencia de lectura en diferentes soportes; los perfiles de los «e-lectores»; o los canales de acceso al libro electrónico. Estos expertos han buscado la opinión que tienen los universitarios acerca de la lectura de libros electrónicos con relación a la lectura tradicional de los textos impresos en cuanto a beneficios y desventajas, así como en relación a mejoras o cambios que consideran que podrían facilitar la generalización de lectura de e-books.

Así, han empezado pro Granada pero su intención es hacer una cartografía de la lectura digital en el ámbito universitario español lo más completa posible con el apoyo de la Red de Universidades Lectoras (RUL) que ha patrocinado la investigación.

A través de un modelo de cuestionario de sondeo de opinión diseñado ex profeso para este programa, los investigadores han obtenido resultados que en su mayoría, se ajustan a los datos nacionales relacionados con la penetración del libro electrónico.

De este trabajo se desprende que la lectura de contenidos digitales alcanza unas tasas elevadas entre los estudiantes de la Universidad de Granada, en consonancia con las estadísticas nacionales de lectura, según las cuales (hábitos de compra y lectura de libros 2010) el 80 por ciento de la población entre los 14 y 24 años lee frecuentemente en soporte digital. Sin embargo, en lectura en general aún sigue prevaleciendo el soporte impreso.

Además, afirma que para las lecturas de contenidos digitales se sigue utilizando más el ordenador que el libro electrónico. «Estos resultados están justificados porque el ordenador sigue siendo el dispositivo utilizado preferentemente por los usuarios, un 46,5 por ciento lo utilizan para la lectura, frente a un 1,3% que emplea los e-readers», explican.

En cuanto al perfil, predominan los hombres como usuarios del e-book que acceden mayoritariamente a libros electrónicos a través de Google Books; y los estudiantes de Humanidades y de Ciencias Aplicadas, sobre los de otras disciplinas.

En el primer caso, se explica por «ser la lectura de libros parte consustancial de los estudios humanísticos y formar parte éstos del currículum formativo. Esta circunstancia hace razonable que los estudiantes de estas áreas de conocimiento se sientan inclinados hacia las diferentes formas de lectura». En el caso de las Ciencias Aplicadas hay «una fuerte tradición en el uso de material de naturaleza digital, como bases de datos, revistas electrónicas, entre otros».

Entre los pros y contras del libro electrónico, los estudiantes destacan el beneficio del medio ambiente, la facilidad de búsqueda de información y la facilidad para guardar y conservar ésta. Para los investigadores «las contestaciones no guardan relación con la experiencia real de los usuarios al manifestar en su mayoría no poseer un dispositivo de lectura y creemos que son proyecciones de lo leído acerca de ellos». De hecho, «no mencionan ni el subrayado ni la anotación ni el poco peso como ventajas interesantes, pero reclaman mayor gratuidad en los libros electrónicos lo que refleja en cierto modo el desconocimiento de una gran cantidad de obras de dominio público que están disponibles con carácter gratuito».

Otro problema que mencionan los estudiantes es el de la disponibilidad de títulos. «La falta de colecciones numerosas, variadas y actualizadas, es imputable a un sector editorial tímido e indeciso en los proyectos de digitalización de sus fondos», añade. En el ámbito académico, los investigadores de la UGR señalan la iniciativa UNE (Unión de Editoriales Universitarias) que ha creado el portal Unebook para la difusión de los libros electrónicos creados en el seno de las Universidades españolas.

Este grupo de investigación cree que la aún escasa presencia de libros electrónicos en la universidad hace necesarias «campañas de alfabetización que muestren los usos académicos de este tipo de libro»; recomiendan a los profesores «empezar a introducir en sus recomendaciones bibliográficas este nuevo tipo de documentos» y animan a las bibliotecas al «préstamo» o descarga de estos textos «con sistemas DRM (Digital Right Management) que supriman el archivo una vez transcurrido el tiempo de préstamo, evitando de esta manera al lector el engorroso sistema de préstamo y devolución inherente al libro analógico».

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El 40% de los estudiantes de la UGR usa ya libro electrónico

Casi seis de cada diez estudiantes universitarios de Granada, un 57 por ciento, no utilizan «todavía el libro electrónico como soporte de lectura, ni desde el punto de vista académico ni de ocio», mientras que los que lo han usado alguna vez, en su mayoría ha sido de forma ocasional, según las conclusiones del proyecto de investigación ‘Lectura y uso de dispositivos electrónicos’ en la Universidad de Granada (UGR) que está llevando a cabo el grupo granadino e-Infosfera, dirigido por la catedrática de Documentación María Pinto, y en el que colaboran, desde la Universidad de Salamanca, José Antonio Cordón y Cristina Pouliot.

En una nota, Andalucía Innova indica que la creciente implantación del libro electrónico como dispositivo de lectura y su presencia y utilidades académicas han llevado a la doctora María Pinto y a su equipo a plantear este proyecto de análisis. «Los libros electrónicos están emergiendo como la última frontera que editores, bibliotecas y centros de información han de traspasar para acomodar sus recursos a la revolución digital», asegura Pinto.

El objetivo general de este trabajo es «analizar las pautas de lectura de libros electrónicos de los estudiantes universitarios y su actitud ante éstos» identificando la frecuencia de lectura en diferentes soportes; los perfiles de los «e-lectores»; o los canales de acceso al libro electrónico. Estos expertos han buscado la opinión que tienen los universitarios acerca de la lectura de libros electrónicos con relación a la lectura tradicional de los textos impresos en cuanto a beneficios y desventajas, así como en relación a mejoras o cambios que consideran que podrían facilitar la generalización de lectura de e-books.

Así, han empezado pro Granada pero su intención es hacer una cartografía de la lectura digital en el ámbito universitario español lo más completa posible con el apoyo de la Red de Universidades Lectoras (RUL) que ha patrocinado la investigación.

A través de un modelo de cuestionario de sondeo de opinión diseñado ex profeso para este programa, los investigadores han obtenido resultados que en su mayoría, se ajustan a los datos nacionales relacionados con la penetración del libro electrónico.

De este trabajo se desprende que la lectura de contenidos digitales alcanza unas tasas elevadas entre los estudiantes de la Universidad de Granada, en consonancia con las estadísticas nacionales de lectura, según las cuales (hábitos de compra y lectura de libros 2010) el 80 por ciento de la población entre los 14 y 24 años lee frecuentemente en soporte digital. Sin embargo, en lectura en general aún sigue prevaleciendo el soporte impreso.

Además, afirma que para las lecturas de contenidos digitales se sigue utilizando más el ordenador que el libro electrónico. «Estos resultados están justificados porque el ordenador sigue siendo el dispositivo utilizado preferentemente por los usuarios, un 46,5 por ciento lo utilizan para la lectura, frente a un 1,3% que emplea los e-readers», explican.

En cuanto al perfil, predominan los hombres como usuarios del e-book que acceden mayoritariamente a libros electrónicos a través de Google Books; y los estudiantes de Humanidades y de Ciencias Aplicadas, sobre los de otras disciplinas.

En el primer caso, se explica por «ser la lectura de libros parte consustancial de los estudios humanísticos y formar parte éstos del currículum formativo. Esta circunstancia hace razonable que los estudiantes de estas áreas de conocimiento se sientan inclinados hacia las diferentes formas de lectura». En el caso de las Ciencias Aplicadas hay «una fuerte tradición en el uso de material de naturaleza digital, como bases de datos, revistas electrónicas, entre otros».

Entre los pros y contras del libro electrónico, los estudiantes destacan el beneficio del medio ambiente, la facilidad de búsqueda de información y la facilidad para guardar y conservar ésta. Para los investigadores «las contestaciones no guardan relación con la experiencia real de los usuarios al manifestar en su mayoría no poseer un dispositivo de lectura y creemos que son proyecciones de lo leído acerca de ellos». De hecho, «no mencionan ni el subrayado ni la anotación ni el poco peso como ventajas interesantes, pero reclaman mayor gratuidad en los libros electrónicos lo que refleja en cierto modo el desconocimiento de una gran cantidad de obras de dominio público que están disponibles con carácter gratuito».

Otro problema que mencionan los estudiantes es el de la disponibilidad de títulos. «La falta de colecciones numerosas, variadas y actualizadas, es imputable a un sector editorial tímido e indeciso en los proyectos de digitalización de sus fondos», añade. En el ámbito académico, los investigadores de la UGR señalan la iniciativa UNE (Unión de Editoriales Universitarias) que ha creado el portal Unebook para la difusión de los libros electrónicos creados en el seno de las Universidades españolas.

Este grupo de investigación cree que la aún escasa presencia de libros electrónicos en la universidad hace necesarias «campañas de alfabetización que muestren los usos académicos de este tipo de libro»; recomiendan a los profesores «empezar a introducir en sus recomendaciones bibliográficas este nuevo tipo de documentos» y animan a las bibliotecas al «préstamo» o descarga de estos textos «con sistemas DRM (Digital Right Management) que supriman el archivo una vez transcurrido el tiempo de préstamo, evitando de esta manera al lector el engorroso sistema de préstamo y devolución inherente al libro analógico».

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El 40% de los estudiantes de la UGR usa ya libro electrónico

Casi seis de cada diez estudiantes universitarios de Granada, un 57 por ciento, no utilizan ‘todavía el libro electrónico como soporte de lectura, ni desde el punto de vista académico ni de ocio’, mientras que los que lo han usado alguna vez, en su mayoría ha sido de forma ocasional, según las conclusiones del proyecto de investigación ‘Lectura y uso de dispositivos electrónicos’ en la Universidad de Granada (UGR) que está llevando a cabo el grupo granadino e-Infosfera, dirigido por la catedrática de Documentación María Pinto, y en el que colaboran, desde la Universidad de Salamanca, José Antonio Cordón y Cristina Pouliot.

En una nota, Andalucía Innova indica que la creciente implantación del libro electrónico como dispositivo de lectura y su presencia y utilidades académicas han llevado a la doctora María Pinto y a su equipo a plantear este proyecto de análisis. ‘Los libros electrónicos están emergiendo como la última frontera que editores, bibliotecas y centros de información han de traspasar para acomodar sus recursos a la revolución digital’, asegura Pinto.

El objetivo general de este trabajo es ‘analizar las pautas de lectura de libros electrónicos de los estudiantes universitarios y su actitud ante éstos’ identificando la frecuencia de lectura en diferentes soportes; los perfiles de los ‘e-lectores’; o los canales de acceso al libro electrónico. Estos expertos han buscado la opinión que tienen los universitarios acerca de la lectura de libros electrónicos con relación a la lectura tradicional de los textos impresos en cuanto a beneficios y desventajas, así como en relación a mejoras o cambios que consideran que podrían facilitar la generalización de lectura de e-books.

Así, han empezado pro Granada pero su intención es hacer una cartografía de la lectura digital en el ámbito universitario español lo más completa posible con el apoyo de la Red de Universidades Lectoras (RUL) que ha patrocinado la investigación.

A través de un modelo de cuestionario de sondeo de opinión diseñado ex profeso para este programa, los investigadores han obtenido resultados que en su mayoría, se ajustan a los datos nacionales relacionados con la penetración del libro electrónico.

De este trabajo se desprende que la lectura de contenidos digitales alcanza unas tasas elevadas entre los estudiantes de la Universidad de Granada, en consonancia con las estadísticas nacionales de lectura, según las cuales (hábitos de compra y lectura de libros 2010) el 80 por ciento de la población entre los 14 y 24 años lee frecuentemente en soporte digital. Sin embargo, en lectura en general aún sigue prevaleciendo el soporte impreso.

Además, afirma que para las lecturas de contenidos digitales se sigue utilizando más el ordenador que el libro electrónico. ‘Estos resultados están justificados porque el ordenador sigue siendo el dispositivo utilizado preferentemente por los usuarios, un 46,5 por ciento lo utilizan para la lectura, frente a un 1,3% que emplea los e-readers’, explican.

En cuanto al perfil, predominan los hombres como usuarios del e-book que acceden mayoritariamente a libros electrónicos a través de Google Books; y los estudiantes de Humanidades y de Ciencias Aplicadas, sobre los de otras disciplinas.

En el primer caso, se explica por ‘ser la lectura de libros parte consustancial de los estudios humanísticos y formar parte éstos del currículum formativo. Esta circunstancia hace razonable que los estudiantes de estas áreas de conocimiento se sientan inclinados hacia las diferentes formas de lectura’. En el caso de las Ciencias Aplicadas hay ‘una fuerte tradición en el uso de material de naturaleza digital, como bases de datos, revistas electrónicas, entre otros’.

Entre los pros y contras del libro electrónico, los estudiantes destacan el beneficio del medio ambiente, la facilidad de búsqueda de información y la facilidad para guardar y conservar ésta. Para los investigadores ‘las contestaciones no guardan relación con la experiencia real de los usuarios al manifestar en su mayoría no poseer un dispositivo de lectura y creemos que son proyecciones de lo leído acerca de ellos’. De hecho, ‘no mencionan ni el subrayado ni la anotación ni el poco peso como ventajas interesantes, pero reclaman mayor gratuidad en los libros electrónicos lo que refleja en cierto modo el desconocimiento de una gran cantidad de obras de dominio público que están disponibles con carácter gratuito’.

Otro problema que mencionan los estudiantes es el de la disponibilidad de títulos. ‘La falta de colecciones numerosas, variadas y actualizadas, es imputable a un sector editorial tímido e indeciso en los proyectos de digitalización de sus fondos’, añade. En el ámbito académico, los investigadores de la UGR señalan la iniciativa UNE (Unión de Editoriales Universitarias) que ha creado el portal Unebook para la difusión de los libros electrónicos creados en el seno de las Universidades españolas.

Este grupo de investigación cree que la aún escasa presencia de libros electrónicos en la universidad hace necesarias ‘campañas de alfabetización que muestren los usos académicos de este tipo de libro’; recomiendan a los profesores ‘empezar a introducir en sus recomendaciones bibliográficas este nuevo tipo de documentos’ y animan a las bibliotecas al ‘préstamo’ o descarga de estos textos ‘con sistemas DRM (Digital Right Management) que supriman el archivo una vez transcurrido el tiempo de préstamo, evitando de esta manera al lector el engorroso sistema de préstamo y devolución inherente al libro analógico’.

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El 40% de los estudiantes de la UGR usa ya libro electrónico

Casi seis de cada diez estudiantes universitarios de Granada, un 57 por ciento, no utilizan «todavía el libro electrónico como soporte de lectura, ni desde el punto de vista académico ni de ocio», mientras que los que lo han usado alguna vez, en su mayoría ha sido de forma ocasional, según las conclusiones del proyecto de investigación ‘Lectura y uso de dispositivos electrónicos’ en la Universidad de Granada (UGR) que está llevando a cabo el grupo granadino e-Infosfera, dirigido por la catedrática de Documentación María Pinto, y en el que colaboran, desde la Universidad de Salamanca, José Antonio Cordón y Cristina Pouliot.

En una nota, Andalucía Innova indica que la creciente implantación del libro electrónico como dispositivo de lectura y su presencia y utilidades académicas han llevado a la doctora María Pinto y a su equipo a plantear este proyecto de análisis. «Los libros electrónicos están emergiendo como la última frontera que editores, bibliotecas y centros de información han de traspasar para acomodar sus recursos a la revolución digital», asegura Pinto.

El objetivo general de este trabajo es «analizar las pautas de lectura de libros electrónicos de los estudiantes universitarios y su actitud ante éstos» identificando la frecuencia de lectura en diferentes soportes; los perfiles de los «e-lectores»; o los canales de acceso al libro electrónico. Estos expertos han buscado la opinión que tienen los universitarios acerca de la lectura de libros electrónicos con relación a la lectura tradicional de los textos impresos en cuanto a beneficios y desventajas, así como en relación a mejoras o cambios que consideran que podrían facilitar la generalización de lectura de e-books.

Así, han empezado pro Granada pero su intención es hacer una cartografía de la lectura digital en el ámbito universitario español lo más completa posible con el apoyo de la Red de Universidades Lectoras (RUL) que ha patrocinado la investigación.

A través de un modelo de cuestionario de sondeo de opinión diseñado ex profeso para este programa, los investigadores han obtenido resultados que en su mayoría, se ajustan a los datos nacionales relacionados con la penetración del libro electrónico.

De este trabajo se desprende que la lectura de contenidos digitales alcanza unas tasas elevadas entre los estudiantes de la Universidad de Granada, en consonancia con las estadísticas nacionales de lectura, según las cuales (hábitos de compra y lectura de libros 2010) el 80 por ciento de la población entre los 14 y 24 años lee frecuentemente en soporte digital. Sin embargo, en lectura en general aún sigue prevaleciendo el soporte impreso.

Además, afirma que para las lecturas de contenidos digitales se sigue utilizando más el ordenador que el libro electrónico. «Estos resultados están justificados porque el ordenador sigue siendo el dispositivo utilizado preferentemente por los usuarios, un 46,5 por ciento lo utilizan para la lectura, frente a un 1,3% que emplea los e-readers», explican.

En cuanto al perfil, predominan los hombres como usuarios del e-book que acceden mayoritariamente a libros electrónicos a través de Google Books; y los estudiantes de Humanidades y de Ciencias Aplicadas, sobre los de otras disciplinas.

En el primer caso, se explica por «ser la lectura de libros parte consustancial de los estudios humanísticos y formar parte éstos del currículum formativo. Esta circunstancia hace razonable que los estudiantes de estas áreas de conocimiento se sientan inclinados hacia las diferentes formas de lectura». En el caso de las Ciencias Aplicadas hay «una fuerte tradición en el uso de material de naturaleza digital, como bases de datos, revistas electrónicas, entre otros».

Entre los pros y contras del libro electrónico, los estudiantes destacan el beneficio del medio ambiente, la facilidad de búsqueda de información y la facilidad para guardar y conservar ésta. Para los investigadores «las contestaciones no guardan relación con la experiencia real de los usuarios al manifestar en su mayoría no poseer un dispositivo de lectura y creemos que son proyecciones de lo leído acerca de ellos». De hecho, «no mencionan ni el subrayado ni la anotación ni el poco peso como ventajas interesantes, pero reclaman mayor gratuidad en los libros electrónicos lo que refleja en cierto modo el desconocimiento de una gran cantidad de obras de dominio público que están disponibles con carácter gratuito».

Otro problema que mencionan los estudiantes es el de la disponibilidad de títulos. «La falta de colecciones numerosas, variadas y actualizadas, es imputable a un sector editorial tímido e indeciso en los proyectos de digitalización de sus fondos», añade. En el ámbito académico, los investigadores de la UGR señalan la iniciativa UNE (Unión de Editoriales Universitarias) que ha creado el portal Unebook para la difusión de los libros electrónicos creados en el seno de las Universidades españolas.

Este grupo de investigación cree que la aún escasa presencia de libros electrónicos en la universidad hace necesarias «campañas de alfabetización que muestren los usos académicos de este tipo de libro»; recomiendan a los profesores «empezar a introducir en sus recomendaciones bibliográficas este nuevo tipo de documentos» y animan a las bibliotecas al «préstamo» o descarga de estos textos «con sistemas DRM (Digital Right Management) que supriman el archivo una vez transcurrido el tiempo de préstamo, evitando de esta manera al lector el engorroso sistema de préstamo y devolución inherente al libro analógico».

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El 40% de los estudiantes de la UGR usa ya libro electrónico

Casi seis de cada diez estudiantes universitarios de Granada, un 57 por ciento, no utilizan «todavía el libro electrónico como soporte de lectura, ni desde el punto de vista académico ni de ocio», mientras que los que lo han usado alguna vez, en su mayoría ha sido de forma ocasional, según las conclusiones del proyecto de investigación ‘Lectura y uso de dispositivos electrónicos’ en la Universidad de Granada (UGR) que está llevando a cabo el grupo granadino e-Infosfera, dirigido por la catedrática de Documentación María Pinto, y en el que colaboran, desde la Universidad de Salamanca, José Antonio Cordón y Cristina Pouliot.

En una nota, Andalucía Innova indica que la creciente implantación del libro electrónico como dispositivo de lectura y su presencia y utilidades académicas han llevado a la doctora María Pinto y a su equipo a plantear este proyecto de análisis. «Los libros electrónicos están emergiendo como la última frontera que editores, bibliotecas y centros de información han de traspasar para acomodar sus recursos a la revolución digital», asegura Pinto.

El objetivo general de este trabajo es «analizar las pautas de lectura de libros electrónicos de los estudiantes universitarios y su actitud ante éstos» identificando la frecuencia de lectura en diferentes soportes; los perfiles de los «e-lectores»; o los canales de acceso al libro electrónico. Estos expertos han buscado la opinión que tienen los universitarios acerca de la lectura de libros electrónicos con relación a la lectura tradicional de los textos impresos en cuanto a beneficios y desventajas, así como en relación a mejoras o cambios que consideran que podrían facilitar la generalización de lectura de e-books.

Así, han empezado pro Granada pero su intención es hacer una cartografía de la lectura digital en el ámbito universitario español lo más completa posible con el apoyo de la Red de Universidades Lectoras (RUL) que ha patrocinado la investigación.

A través de un modelo de cuestionario de sondeo de opinión diseñado ex profeso para este programa, los investigadores han obtenido resultados que en su mayoría, se ajustan a los datos nacionales relacionados con la penetración del libro electrónico.

De este trabajo se desprende que la lectura de contenidos digitales alcanza unas tasas elevadas entre los estudiantes de la Universidad de Granada, en consonancia con las estadísticas nacionales de lectura, según las cuales (hábitos de compra y lectura de libros 2010) el 80 por ciento de la población entre los 14 y 24 años lee frecuentemente en soporte digital. Sin embargo, en lectura en general aún sigue prevaleciendo el soporte impreso.

Además, afirma que para las lecturas de contenidos digitales se sigue utilizando más el ordenador que el libro electrónico. «Estos resultados están justificados porque el ordenador sigue siendo el dispositivo utilizado preferentemente por los usuarios, un 46,5 por ciento lo utilizan para la lectura, frente a un 1,3% que emplea los e-readers», explican.

En cuanto al perfil, predominan los hombres como usuarios del e-book que acceden mayoritariamente a libros electrónicos a través de Google Books; y los estudiantes de Humanidades y de Ciencias Aplicadas, sobre los de otras disciplinas.

En el primer caso, se explica por «ser la lectura de libros parte consustancial de los estudios humanísticos y formar parte éstos del currículum formativo. Esta circunstancia hace razonable que los estudiantes de estas áreas de conocimiento se sientan inclinados hacia las diferentes formas de lectura». En el caso de las Ciencias Aplicadas hay «una fuerte tradición en el uso de material de naturaleza digital, como bases de datos, revistas electrónicas, entre otros».

Entre los pros y contras del libro electrónico, los estudiantes destacan el beneficio del medio ambiente, la facilidad de búsqueda de información y la facilidad para guardar y conservar ésta. Para los investigadores «las contestaciones no guardan relación con la experiencia real de los usuarios al manifestar en su mayoría no poseer un dispositivo de lectura y creemos que son proyecciones de lo leído acerca de ellos». De hecho, «no mencionan ni el subrayado ni la anotación ni el poco peso como ventajas interesantes, pero reclaman mayor gratuidad en los libros electrónicos lo que refleja en cierto modo el desconocimiento de una gran cantidad de obras de dominio público que están disponibles con carácter gratuito».

Otro problema que mencionan los estudiantes es el de la disponibilidad de títulos. «La falta de colecciones numerosas, variadas y actualizadas, es imputable a un sector editorial tímido e indeciso en los proyectos de digitalización de sus fondos», añade. En el ámbito académico, los investigadores de la UGR señalan la iniciativa UNE (Unión de Editoriales Universitarias) que ha creado el portal Unebook para la difusión de los libros electrónicos creados en el seno de las Universidades españolas.

Este grupo de investigación cree que la aún escasa presencia de libros electrónicos en la universidad hace necesarias «campañas de alfabetización que muestren los usos académicos de este tipo de libro»; recomiendan a los profesores «empezar a introducir en sus recomendaciones bibliográficas este nuevo tipo de documentos» y animan a las bibliotecas al «préstamo» o descarga de estos textos «con sistemas DRM (Digital Right Management) que supriman el archivo una vez transcurrido el tiempo de préstamo, evitando de esta manera al lector el engorroso sistema de préstamo y devolución inherente al libro analógico».

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