La Antártida, el laboratorio del clima
coordinador. El investigador de la Universidad Andrés Maldonado, ayer en su despacho.
Tras la huella del volcán de Decepción
LOURDES LÓPEZ
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el reportaje
granada. El continente helado esconde bajo sus extensas capas de hielo muchas de las respuestas al incremento de las temperatura que se está produciendo en los últimos años. Su situación geográfica y morfológica lo convierten en gran laboratorio donde analizar si el cambio climático, que acecha a la Tierra en este siglo, será consecuencia de un periodo interglacial natural o por el contrario se deberá a acción del hombre. La solución a esta incógnita está más cerca que nunca, gracias a las muestras de fondo oceánico que ha extraído el grupo de Geodesia de la Universidad de Granada en su expedición científica a la Antártida el pasado mes de diciembre.
A través de estas muestras, que se han obtenido por primera vez después de más de ocho años de investigación, se podrá analizar cómo ha evolucionado el continente en los últimos 31 millones de años y por tanto se podrá determinar si el cambio de la temperatura es consecuencia de un fenómeno natural, como ocurrió entonces, o se debe a otros factores, explica Andrés Maldonado, coordinador del equipo y director del Instituto de Ciencias de la Tierra de la Universidad.
En este sentido, Maldonado recuerda que hace más de treinta millones de años la Antártida y Suramérica, unidas en un mismo continente –el denominado Gond Wana Land– se separaron provocando cambios no sólo geográficos sino también climáticos: Después de esta ruptura aparecieron por primera vez las capas de hielo y los casquetes polares, hasta entonces este continente nunca había estado helado y se especula que la transformación se debe principalmente a que se quedó aislado y rodeado por un océano, cuya circulación de aguas frías dibujó el paisaje actual del continente, señala el investigador.
Aunque el clima no ha variado bruscamente en los últimos 31 millones de años, puede que se esté produciendo un cambio cíclico en la Tierra que esté incidiendo en él –como el que ocurrió en la Antártida– o que la emisiones de CO2 y el efecto invernadero estén consiguiendo provocar el mismo efecto que un fenómeno natural. Lo único que está claro en esta situación, según Maldonado, es que la tendencia natural del planeta en los próximos dos siglos es que vuelva a tener las mismas características que hace treinta millones de años, con lo que eso podría suponer para la Tierra: aumento de las temperaturas, sequías, disminución de las precipitaciones, incremento del nivel del mar, inundaciones…, añade.
Los mares de Scotia y Weddell son los lugares donde se han desarrollado los estudios con un instrumental de alta tecnología que no sólo les ha permitido tomar muestras de sedimentos marinos y rocas del continente para datar y estudiar sus componentes sino que también ha posibilitado la captación de imágenes en relieve del fondo oceánico.
Con todos estos datos, además de determinar la verdadera causa del cambio en el clima y definir las actuaciones que se deberían llevar a cabo para frenarlo, los científicos van a intentar descubrir el momento preciso en el que se produjo la separación de la Antártida y Suramérica para conocer más de cerca los misterios que rodean la evolución de la Tierra.
Pero la expedición que emprendieron a bordo del Hespérides no es la primera ni será la última. Tras ocho años consecutivos visitando el continente helado, el coordinador del equipo asegura que a finales de 2005 tienen la intención de volver a embarcarse en esta aventura científica que además de permitirles ver en directo paisajes y ecosistemas inimaginables, les ha brindado la oportunidad de conocer mejor el planeta para evitar, a través de la ciencia, que algún día desaparezca sólo por una mala actuación del hombre.