altercados sufridos por políticos en actos públicos celebrados en la institución académica
La UGR reconoce la dificultad de evitar incidentes en actos públicos
La Universidad estudia adoptar medidas preventivas al tiempo que defiende el formato abierto de los actos académicos
maría de la cruz
conferencia. Un momento de la conferencia de Manuel Fraga, que fue abucheado por alborotadores.
ÁLVARO CALLEJA
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granada. El incidente protagonizado por un grupo de alborotadores que trató de boicotear la conferencia del senador del PP Manuel Fraga Iribarne en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, deja en evidencia los problemas que tiene la Universidad de Granada para evitar altercados en actos que son abiertos al público.
El vicerrector de Relaciones Institucionales de la Universidad de Granada, Manuel Díaz Carrillo, testigo directo de los insultos que profirieron medio centenar de exaltados al fundador del PP, reconoció ayer la dificultad para controlar el acceso a las personas que acuden a un acto público con intención de reventar la intervención de los invitados.
La bronca a Fraga Iribarne no deja de ser un episodio más de una película que se repite en los últimos años en distintas facultades de la Universidad. Juan José Ibarretxe, Manuel Chaves y Santiago Carrillo sufrieron, con anterioridad a Fraga, las iras de exaltados.
Ante esa situación de crispación que Díaz Carrillo hace extensible al clima de intolerancia que se respira en el resto de España, la Universidad se plantea medidas preventivas. Aunque el asunto aún no ha sido tratado en el consejo de dirección de la UGR, Díaz Carrillo baraja la posibilidad de reforzar la seguridad interna y tener la prudencia suficiente como para hacer previsiones de actos que pudieran derivar en un clima de intolerancia.
El vicerrector no es partidario de cambiar el formato abierto de los actos académicos que siempre son imprevisibles y en los que no hay necesidad de establecer un control de entrada que obligaría a cursar invitaciones. Cualquier situación de control de entrada y de supervisión previa hubiera limitado las condiciones normales de un acto académico que en principio no deben de establecerse. Otra cosa es actuar en función de un acto buscando las mejores fórmulas para evitar situaciones peores, argumenta el responsable de la Universidad.
A su juicio, lo sucedido debe combatirse desde una posición tranquila pero también segura, no cobarde y, desde luego, contundente, para lo cual solicitó la colaboración de partidos e instituciones. Lo que nos debe preocupar a todos es el clima de intolerancia que se instala y sustituye al diálogo y al debate, añadió.
En ningún caso, consideró conveniente introducir medidas represivas o favorecer la intolerancia con suspensiones de los actos públicos que se desarrollan en la Universidad. Pensamos que la forma de combatir esta carencia democrática a favor de un ambiente más favorable al diálogo y menos de agresión verbal es mantener los actos académicos en su formato actual, sostiene Díaz Carrillo, convencido de que actuó correctamente pese a las críticas de dirigentes del PP que lamentaron la ineficacia de la Universidad para garantizar el desarrollo normal de la conferencia de Fraga.
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