– Un enclave que desafía al cemento.
El complejo de dunas Saladillo-Matas Verdes posee un importante valor ecológico que se extiende a lo largo de tres kilómetros de litoral. Costas ha aumentado la zona de dominio público para proteger esta franja única.
ES un rincón con una identidad propia y única en la costa malagueña. Una fauna rica y variada, con especies protegidas que conviven con importantes yacimientos arqueológicos, en buena parte sumergidos en el mar, hacen del espacio natural Saladillo-Matas Verdes de Estepona uno de los lugares singulares que luchan por sobrevivir al frenético ritmo de construcción de la Costa del Sol.
El valor ecológico del complejo dunar es incuestionable. Sin embargo, esta importancia choca con el escaso estudio sistemático llevado a cabo hasta el momento sobre este ecosistema, que se extiende por unos tres kilómetros del litoral esteponero. Un grupo de investigación de la Universidad de Granada, junto con el Museo Arqueológico Municipal de Estepona, entre otros, se han decidido a indagar en el valor de este particular enclave costero. Los frutos de esta investigación, que culminará dentro de casi un año, pondrán de manifiesto la notable diversidad biológica y geomorfológica de este lugar.
No en vano, es el único espacio dunar del litoral mediterráneo que conjuga, gracias a su cercanía con el Estrecho de Gibraltar, una nutrida representación de biotopos -espacio vital cuyas condiciones ambientales son las adecuadas para que se desarrolle una determinada comunidad de seres vivos- característicos de la zona con rasgos atlánticos. Sobresalen las especies de alcornocal y la coscoja, que crecen detrás de la zona más frondosa de las dunas.
La flora es muy variada y comprende una nutrida representación de especies protegidas, entre las que destaca la planta posidonia, una importante fuente de vida para muchas especies marinas que ayuda a retener la arena de la playa y a evitar la contaminación del agua.
Puesta en valor
El trabajo que lidera la Universidad granadina pretende poner de manifiesto la importancia de este enclave costero para proteger sus ecosistemas y evitar la sobreexplotación de la zona. El investigador que encabeza este estudio, José Gómez Zotano, precisa que uno de los objetivos del trabajo es recoger científicamente el valor de la zona para que pueda llegar a ser considerada por la Junta de Andalucía como la primera reserva natural de la costa esteponera.
Esta calificación evitaría la amenaza que supone el turismo y la actividad humana en el litoral costasoleño. De hecho, este binomio ha provocado destacadas variaciones en los últimos años en el conjunto natural que conforman las dunas y la playa. El cambio ha sido radical si se toma como referencia la mitad del siglo pasado. Hasta entonces el complejo de dunas casi se extendía hasta la actual línea de la autovía A-7.
La construcción de urbanizaciones en la década de los sesenta y setenta arrasó parte de este entorno natural, que se ha quedado limitado a unos 200 metros de anchura. Si bien, existen tramos en los que el desarrollo de las formaciones dunares es tan escaso que prácticamente parecen inapreciables a simple vista. Otra de las principales causas de la degradación se encuentra ahora en el continuo tránsito rodado de vehículos por la zona.
Los temporales de levante que cada año azotan el litoral también han alterado algunos segmentos de este territorio privilegiado de la provincia. La Demarcación de Costas tramita en la actualidad el deslinde de este tramo de litoral esteponero donde se han incorporado importantes novedades respecto al trazado actual elaborado hace décadas; algunas de ellas gracias a las alegaciones que presentó el grupo de investigación que estudia esta zona.
Desde el organismo dependiente del Ministerio de Medio Ambiente explicaron a este periódico que los cambios se deben sobre todo a las variaciones de volumen de arena que han sufrido las dunas por el paso del tiempo y por las inclemencias de la meteorología. Ambas circunstancias han ocasionado que la franja de dominio marítimo-terrestre se haya desplazado hacia el interior del municipio. Según fuentes de la Delegación de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Estepona, esta línea ha avanzado una media que oscila desde los 40 a los 100 metros. Un crecimiento que se reduce bastante (seis metros) hacia el interior del mar. La reforma también ha afectado a la zona de servidumbre de protección, que ha aumentado su influencia unos 190 metros, lo máximo que prevé la Ley de Costas para estos casos.
Estas delimitaciones serán un seguro de vida para este enclave natural. La legislación impide que sobre el límite de dominio marítimo-terrestre se construyan nuevas edificaciones y obliga a derribar las estructuras que se encuentren dentro de esta zona pública, incluidos los chiringuitos.
No obstante, según Costas, el nuevo deslinde del litoral, que se pretende tener finalizado el próximo año, no afecta a muchos propietarios de viviendas del Saladillo. Según indicaron, sólo se han presentado un par de alegaciones a este expediente.
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