– David Calderón: retratos de una Granada entre lo real y lo onírico.
Es la Granada de siempre, pero diferente. Los tópicos del paisaje urbano claudican ante lo vanguardista gracias a los cambios del punto de vista. El realismo del estilo se aleja de lo fotográfico para conceder preponderancia a lo pictórico, que no quiere difuminarse ni por la parte técnica ni por el subjetivismo del punto de vista. í‰stas son algunas de las claves del éxito de la exposición que el joven pintor jienense David Calderón exhibe hasta el 22 de mayo en la Galería Jesús Puerto.
La muestra, que lleva por título Arás, está compuesta de 22 acrílicos sobre lienzo de pequeño y mediano formato, una selección de sus trabajos de los últimos seis meses. Calderón explica que ha elegido el acrílico por la limpieza de esta técnica. La misma limpieza que destilan sus cuadros: paisajes urbanos en los que la mirada se centra en lo arquitectónico, aunque introduzca siempre algún elemento orgánico para evitar la frialdad.
Y, en este sentido, el artista consigue su propósito porque los cuadros que configuran Arás destilan pulcritud por lo preciso de sus líneas pero saben captar la atención de un público por los encuadres sorpresivos. El mecanismo que emplea para lograr esta cualidad es apoyar sus cuadros en lo exacto del dibujo el otro lenguaje plástico que, junto con la pintura, conforma la forma de expresión de este joven jienense licenciado en Bellas Artes en la Universidad de Granada- pero cambiando la perspectiva. Porque, en sus obras, el horizonte suele quedar en la parte superior. Y sólo con situar el punto de vista a ras del suelo -de ahí el título de la muestra- Calderón consigue atrapar la mirada del espectador, sorprendido por la novedad del ángulo con el que se retratan lugares muy conocidos.
Son lugares muy transitados, pero a la vez alejados de lo común en la pintura del paisaje urbano granadino. Calderón, en Arás, se centra en pintar sólo unos pocos sitios: Puerta Real, la Calle Reyes Católicos, Plaza Nueva, alguna bocacalle de la Acera del Darro, la Plaza Einstein y el Palacio de Congresos.
Aunque el joven utiliza la fotografía que toma previamente de estos rincones para realizar sus cuadros, huye del retrato fiel de la realidad. No quiero hacer obras hiperrealistas porque me gusta que en mis cuadros se perciba la pintura, por eso considero que mi estilo es sólo realista.
Para logar que el uso de la técnica pictórica quede patente, Calderón juega con los enfoques. Puedo dejar más suelta la pintura del primer plano y resaltar los detalles del fondo. Sólo con este cambio el cuadro vibra más que si está todo contado, explica el creador.
Esta burla a la visión humana la aplica tanto al primer y segundo plano del cuadro, como a una división horizontal. Así, el artista detalla al completo la parte derecha de un cuadro, dejando la izquierda más suelta, sin precisar. Calderón se atreve a utilizar este sistema aunque eso suponga reflejar en el espejo de un escaparate el dibujo de las losetas de una acera que en la otra mitad aparece desdibujada.
Otras veces el juego de enfoques es simular el objetivo de la lente fotográfica: los paisajes urbanos aparecen así enmarcados en unos círculos que, en ocasiones, dejan traslucir el fondo pero en otros son una tinta plana.
Sin ninguna figura humana que distraiga la atención, Calderón pinta una Granada conocida, precisa y real, pero vista a través de las brumas de lo onírico. Una ciudad vacía, en la que predominan los grises azulados pero bañada por los dorados de la luz del atardecer o la claridad de los fuertes contraste del mediodía, y una Granada en la que ojo del espectador queda pegado a ras del suelo.
Muestra. David Calderón exhibe en la Galería Jesús Puerto una selección de sus últimos trabajos, una colección de obras realistas que lleva por título Arás y en la que retrata Granada situando el punto de vista casi a nivel del suelo