– Superó la crucifixión
Y es que no gana uno para sorpresas. Tengo que consultar al canónigo coruñés Manuel Espiña y, si se tercia, al abad, también coruñés, Rafael Taboada. Veremos qué me dicen. Asimismo, he de comprarle al entrañable librero Manuel Arenas el libro 42 días, análisis forense de la crucifixión y la resurrección de Jesucristo, editado por Aguilar.
Viene todo esto a cuento porque el médico forense español Miguel Lorente sostiene que Jesucristo no murió durante la crucifixión sino que simplemente cayó en un coma superficial, lo que explicaría de una manera científica lo que se tomó por su resurrección.
Aparentemente muerto, fue descolgado por soldados romanos y la propia acción del descendimiento tuvo efectos rehabilitadores para el cuerpo.
La sábana santa > Lorente toma como prueba principal la Sábana Santa de Turín, de la que no sólo defiende como auténtica, sino que dice que presenta muestras de que la persona a la que un día envolvió no estaba muerta.
Matiza que descolgar a Cristo de la cruz y colocar su cuerpo en posición horizontal facilitó su recuperación, porque la sangre volvió a irrigar todo el organismo. Dice que en la Sábana no hay signos de muerte, por ejemplo la rigidez cadavérica, y sí de vitalidad, como las características de las manchas de sangre.
La sangre > En las manchas de sangre se han visto signos de retracción del coágulo, lo que indica un proceso vital porque la sangre no se licuó, que es lo que ocurre cuando una persona muere. En consecuencia dice que Jesús no murió en la cruz y que sobrevivió, eso sí, de manera excepcional, pese a las torturas a las que fue sometido.
Lorente trabajó 2 años en el Centro de Investigación y Formación Forense de la Academia del FBI en Quantico (Virginia, U.S.A.), es doctor en Medicina y Cirugía y profesor asociado en la Universidad de Granada. O sea, que no es un piernas. El tema va a traer cola, pero no añade ni quita acerca de la ejemplaridad de Jesucristo.
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