En la antigüedad, el canibalismo fue habitual en Europa y América

– En la antigüedad, el canibalismo fue habitual en Europa y América.

El canibalismo estaba relacionado con determinados rituales sagrados en la Europa y América prehistóricas. La investigación fue llevada a cabo por la Universidad de Granada y expertos mexicanos. Se recabaron recetas de cocina de carne humana.

El canibalismo era una actividad sistemática y ritual en el México prehispánico y durante el Neolítico prácticamente en toda Europa, según afirmó un equipo de antropólogos tras el estudio de las marcas que su práctica dejaba en los huesos humanos. Así lo reveló el director del Laboratorio de Antropología Física de la Universidad de Granada, Miguel Botella, que efectúa esta investigación en colaboración con expertos mexicanos.

Desde finales del 3000 al 2500 a.C, el canibalismo era común en toda la cuenca mediterránea europea y en Finlandia, y la carne de los fallecidos se consumía tras hervirla unas tres o cuatro horas, tal vez para asimilar sus características, dijo Botella.

Los huesos estudiados, con marcas de cuchillos y de dientes humanos y procedentes de hombres, mujeres y niños, aparecieron en basureros mezclados con restos de los animales que conformaban su dieta, lo que constata el canibalismo en el Neolítico, especialmente en un periodo del que apenas se han encontrado sepulturas.

Sólo en Granada se han encontrado once lugares -algunos de ellos en Alfacar, Píñar o Moclín- donde esta práctica era habitual, pero también son numerosos en la fachada mediterránea del resto de España y en Europa.

Sacrificios rituales
En cuanto a las culturas mesoamericanas, los más de 20.000 restos óseos estudiados por estos expertos han demostrado que el canibalismo era sistemático en toda América, lo que posiblemente indica que lo llevaron los humanos que pasaron el estrecho de Bering cuando ocuparon el continente por primera vez.

El antropólogo señaló que en el México prehispánico, tras los sacrificios rituales en los que se ofrecían los corazones de la víctima a las deidades, el resto del cuerpo se cocía con maíz y era repartido entre todos, como en la comunión cristiana.

En la investigación se han recabado recetas de cocina de carne humana que recogieron los frailes españoles durante su labor evangelizadora tras la conquista, que señalan que nunca se tomaba asada y que era habitual añadirla al pozole, un guiso contundente típico mexicano en el que hoy se usa carne de cerdo o de pollo.

Según el testimonio de uno de estos frailes, la carne humana sabía como la del cerdo, de ahí que, tras ser prohibido su consumo durante la cristianización de los indígenas, fuera sustituida por el puerco.

Industria del hueso
La manipulación de los cuerpos humanos para su ingesta -cortes, desuello, descarnado o cocción, entre otros- dejó marcas en los huesos, que han sido analizadas por estos expertos y han permitido determinar toda la metodología utilizada en lo que constituían acontecimientos ritualizados.

Botella subrayó que es interesantísimo comprobar que las descripciones de estos rituales por parte de los frailes españoles se corresponden con las marcas de los huesos estudiados.

Es decir, el cuerpo humano no sólo sirvió para alimentar a esos pueblos, sino que generó una industria del hueso, que era considerado el mejor material para las herramientas.
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PRUEBAS DE CANIBALISMO EN MÉXICO Y ESPAÑA

– PRUEBAS DE CANIBALISMO EN MÉXICO Y ESPAÑA

El canibalismo era una actividad sistemática y ritual en el México prehispánico y durante el Neolítico prácticamente en toda Europa, según constató un equipo de antropólogos tras el estudio de las marcas que su práctica dejaba en los huesos humanos.
Así lo explicó a Efe el director del Laboratorio de Antropología Física de la Universidad española de Granada (sur), Miguel Botella, que efectúa esta investigación en colaboración con expertos de la Universidad Autónoma de México y el Instituto de Antropología mexicano.

Desde finales del 3000 al 2500 antes de Cristo, el canibalismo era común en toda la cuenca mediterránea europea y en Finlandia, y la carne de los fallecidos se tomaba tras hervirla unas tres o cuatro horas, tal vez para asimilar sus características, dijo Botella.

Los huesos estudiados, con marcas de cuchillos y de dientes humanos y procedentes de hombres, mujeres y niños, aparecieron en basureros mezclados con restos de los animales que conformaban su dieta, lo que constata el canibalismo en el Neolítico, especialmente en un periodo del que apenas se han encontrado sepulturas.

Sólo en Granada se han encontrado once lugares donde esta práctica era habitual, pero también son numerosos en la fachada mediterránea del resto de España y en Europa.

En cuanto a las culturas mesoamericanas, los más de 20.000 restos óseos estudiados por estos expertos han demostrado que el canibalismo era sistemático en toda América, lo que posiblemente indica que lo llevaron los humanos que pasaron el estrecho de Bering cuando ocuparon el continente por primera vez.

El antropólogo señaló que en el México prehispánico, tras los sacrificios rituales en los que se ofrecían los corazones de la víctima a las deidades, el resto del cuerpo se cocía con maíz y era repartido entre todos los participantes en el acto como en la comunión cristiana o sólo entre determinados sacerdotes.

Ocurría como en las actuales corridas de toros, donde todo sigue un ritual, pero una vez que muere, el animal es carne, manifestó Botella.

En la investigación se recabaron recetas de cocina de carne humana que recogieron los frailes españoles durante su labor evangelizadora tras la conquista, que señalan que nunca se tomaba asada y que era habitual añadirla al pozole, un guiso típico mexicano en el que hoy se usa carne de cerdo o de pollo.

Según el testimonio de uno de estos frailes, la carne humana sabía como la del cerdo, de ahí que, tras ser prohibido su consumo durante la cristianización de los indígenas, fuera sustituida por el puerco.

La manipulación de los cuerpos humanos para su ingesta -cortes, desuello, descarnado o cocción, entre otros- dejó marcas en los huesos, que han sido analizadas por estos expertos y han permitido determinar toda la metodología utilizada en lo que constituían acontecimientos ritualizados.

Botella subrayó que es interesantísimo comprobar que las descripciones de estos rituales por parte de los frailes españoles se corresponden con las marcas de los huesos estudiados, por lo que concluyó que exageraban bastante menos de lo que se suponía.

El equipo de investigadores, que lleva diez años enfrascado en este estudio, trabaja ahora en unir las celebraciones de las que hablan los frailes españoles con las evidencias de canibalismo.

Se trata de una tarea bastante complicada porque la variedad de sacrificios prehispánicos era enorme y hay que estudiar a qué fiestas o motivos se corresponde cada cual.

Una muestra de que el canibalismo era sistemático es que este antropólogo ha estudiado en Guadalajara (México) más de 2.000 herramientas hechas con huesos humanos, desde punzones a arpones pasando por instrumentos musicales, lo que evidencia una industria artesana establecida.

Es decir, el cuerpo humano no sólo sirvió para alimentar a esos pueblos, sino que generó una industria del hueso, que era considerado el mejor material para las herramientas.
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Estudio confirmó que el canibalismo era común en el México prehispánico

– Estudio confirmó que el canibalismo era común en el México prehispánico

En los sacrificios donde se ofrecían los corazones de las víctimas a los dioses se cocía el resto del cuerpo con maíz, mientras que los huesos eran usados en armas e instrumentos musicales.

El canibalismo era una actividad sistemática y ritual en el México prehispánico y durante el Neolítico prácticamente en toda Europa, según constató un equipo de antropólogos tras el estudio de las marcas que su práctica dejaba en los huesos humanos.

Así lo explicó el director del Laboratorio de Antropología Física de la Universidad española de Granada, Miguel Botella, que efectúa esta investigación en colaboración con expertos de la Universidad Autónoma de México y el Instituto de Antropología mexicano.

Los más de 20.000 restos óseos estudiados por estos expertos han demostrado que el canibalismo era sistemático en toda América, lo que posiblemente indica que lo llevaron los humanos que pasaron el estrecho de Bering cuando ocuparon el continente por primera vez.

El antropólogo señaló que en el México prehispánico, tras los sacrificios rituales en los que se ofrecían los corazones de la víctima a las deidades, el resto del cuerpo se cocía con maíz y era repartido entre todos los participantes en el acto como en la comunión cristiana o sólo entre determinados sacerdotes.

Ocurría como en las actuales corridas de toros, donde todo sigue un ritual, pero una vez que muere, el animal es carne, manifestó Botella.

Sabor a carne de cerdo Arriba:

En la investigación se han recabado recetas de cocina de carne humana que recogieron los frailes españoles durante su labor evangelizadora tras la conquista, que señalan que nunca se tomaba asada y que era habitual añadirla al pozole, un guiso típico mexicano en el que ahora se usa carne de cerdo o de pollo.

Según el testimonio de uno de estos frailes, la carne humana sabía como la del cerdo, de ahí que, tras ser prohibido su consumo durante la cristianización de los indígenas, fuera sustituida por el puerco.

La manipulación de los cuerpos humanos para su ingesta -cortes, desuello, descarnado o cocción, entre otros- dejó marcas en los huesos, que han sido analizadas por estos expertos y han permitido determinar toda la metodología utilizada en lo que constituían acontecimientos ritualizados.

Una muestra de que el canibalismo era sistemático es que este antropólogo ha estudiado en Guadalajara (México) más de 2.000 herramientas hechas con huesos humanos, desde punzones a arpones pasando por instrumentos musicales, lo que evidencia una industria artesanal establecida.

Es decir, el cuerpo humano no sólo sirvió para alimentar a esos pueblos, sino que generó una industria del hueso, que era considerado el mejor material para las herramientas.

También en Europa Arriba:

En Europa, en tanto, desde finales del 3000 al 2500 antes de Cristo, el canibalismo era común en toda la cuenca mediterránea europea y en Finlandia y la carne de los fallecidos se tomaba tras hervirla unas tres o cuatro horas, tal vez para asimilar sus características, dijo Botella.

Los huesos estudiados, con marcas de cuchillos y de dientes humanos y procedentes de hombres, mujeres y niños, aparecieron en basureros mezclados con restos de los animales que conformaban su dieta, lo que constata el canibalismo en el Neolítico, especialmente en un periodo del que apenas se han encontrado sepulturas. (EFE)
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Confirman prácticas de canibalismo en Mesoamérica y Europa neolítica

– Confirman prácticas de canibalismo en Mesoamérica y Europa neolítica.

El canibalismo era una actividad sistemática y ritual en el México prehispánico y durante el Neolítico prácticamente en toda Europa, según ha constatado un equipo de antropólogos tras el estudio de las marcas que su práctica dejaba en los huesos humanos.

Así lo explicó a Efe el director del Laboratorio de Antropología Física de la Universidad española de Granada (sur), Miguel Botella, que efectúa esta investigación en colaboración con expertos de la Universidad Autónoma de México y el Instituto de Antropología mexicano.

Desde finales del 3000 al 2500 antes de Cristo, el canibalismo era común en toda la cuenca mediterránea europea y en Finlandia, y la carne de los fallecidos se tomaba tras hervirla unas tres o cuatro horas, tal vez para asimilar sus características, dijo Botella.

Los huesos estudiados, con marcas de cuchillos y de dientes humanos y procedentes de hombres, mujeres y niños, aparecieron en basureros mezclados con restos de los animales que conformaban su dieta, lo que constata el canibalismo en el Neolítico, especialmente en un periodo del que apenas se han encontrado sepulturas.

Sólo en Granada se han encontrado once lugares donde esta práctica era habitual, pero también son numerosos en la fachada mediterránea del resto de España y en Europa.

En cuanto a las culturas mesoamericanas, los más de 20 mil restos óseos estudiados por estos expertos han demostrado que el canibalismo era sistemático en toda América, lo que posiblemente indica que lo llevaron los humanos que pasaron el estrecho de Bering cuando ocuparon el continente por primera vez.

El antropólogo señaló que en el México prehispánico, tras los sacrificios rituales en los que se ofrecían los corazones de la víctima a las deidades, el resto del cuerpo se cocía con maíz y era repartido entre todos los participantes en el acto como en la comunión cristiana o sólo entre determinados sacerdotes.

Ocurría como en las actuales corridas de toros, donde todo sigue un ritual, pero una vez que muere, el animal es carne, manifestó Botella.

En la investigación se han recabado recetas de cocina de carne humana que recogieron los frailes españoles durante su labor evangelizadora tras la conquista, que señalan que nunca se tomaba asada y que era habitual añadirla al pozole, un guiso típico mexicano en el que hoy se usa carne de cerdo o de pollo.

Según el testimonio de uno de estos frailes, la carne humana sabía como la del cerdo, de ahí que, tras ser prohibido su consumo durante la cristianización de los indígenas, fuera sustituida por el puerco.

La manipulación de los cuerpos humanos para su ingesta -cortes, desuello, descarnado o cocción, entre otros- dejó marcas en los huesos, que han sido analizadas por estos expertos y han permitido determinar toda la metodología utilizada en lo que constituían acontecimientos ritualizados.

Botella subrayó que es interesantísimo comprobar que las descripciones de estos rituales por parte de los frailes españoles se corresponden con las marcas de los huesos estudiados, por lo que concluyó que exageraban bastante menos de lo que se suponía.

El equipo de investigadores, que lleva diez años enfrascado en este estudio, trabaja ahora en unir las celebraciones de las que hablan los frailes españoles con las evidencias de canibalismo.

Se trata de una tarea bastante complicada porque la variedad de sacrificios prehispánicos era enorme y hay que estudiar a qué fiestas o motivos se corresponde cada cual.

Una muestra de que el canibalismo era sistemático es que este antropólogo ha estudiado en Guadalajara (México) más de 2.000 herramientas hechas con huesos humanos, desde punzones a arpones pasando por instrumentos musicales, lo que evidencia una industria artesana establecida.

Es decir, el cuerpo humano no sólo sirvió para alimentar a esos pueblos, sino que generó una industria del hueso, que era considerado el mejor material para las herramientas.
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http://www.lacronica.com/EdicionEnLinea/Notas/CienciayTecnologia/12082007/257139.aspx

– Estudio óseo constata canibalismo en México

El canibalismo era una actividad sistemática y ritual en el México prehispánico y durante el Neolítico prácticamente en toda Europa, según ha constatado un equipo de antropólogos tras el estudio de las marcas que su práctica dejaba en los huesos humanos.

Así lo explicó el director del Laboratorio de Antropología Física de la Universidad española de Granada (sur), Miguel Botella, que efectúa esta investigación en colaboración con expertos de la Universidad Autónoma de México y el Instituto de Antropología mexicano.

Desde finales del 3000 al 2500 antes de Cristo, el canibalismo era común en toda la cuenca mediterránea europea y en Finlandia, y la carne de los fallecidos se tomaba tras hervirla unas tres o cuatro horas, tal vez para asimilar sus características, dijo Botella.

Los huesos estudiados, con marcas de cuchillos y de dientes humanos y procedentes de hombres, mujeres y niños, aparecieron en basureros mezclados con restos de los animales que conformaban su dieta, lo que constata el canibalismo en el Neolítico, especialmente en un periodo del que apenas se han encontrado sepulturas.

Sólo en Granada se han encontrado once lugares donde esta práctica era habitual, pero también son numerosos en la fachada mediterránea del resto de España y en Europa.

En cuanto a las culturas mesoamericanas, los más de 20.000 restos óseos estudiados por estos expertos han demostrado que el canibalismo era sistemático en toda América, lo que posiblemente indica que lo llevaron los humanos que pasaron el estrecho de Bering cuando ocuparon el continente por primera vez.

El antropólogo señaló que en el México prehispánico, tras los sacrificios rituales en los que se ofrecían los corazones de la víctima a las deidades, el resto del cuerpo se cocía con maíz y era repartido entre todos los participantes en el acto como en la comunión cristiana o sólo entre determinados sacerdotes.

Ocurría como en las actuales corridas de toros, donde todo sigue un ritual, pero una vez que muere, el animal es carne, manifestó Botella.

En la investigación se han recabado recetas de cocina de carne humana que recogieron los frailes españoles durante su labor evangelizadora tras la conquista, que señalan que nunca se tomaba asada y que era habitual añadirla al pozole, un guiso típico mexicano en el que hoy se usa carne de cerdo o de pollo.

Según el testimonio de uno de estos frailes, la carne humana sabía como la del cerdo, de ahí que, tras ser prohibido su consumo durante la cristianización de los indígenas, fuera sustituida por el puerco.

La manipulación de los cuerpos humanos para su ingesta -cortes, desuello, descarnado o cocción, entre otros- dejó marcas en los huesos, que han sido analizadas por estos expertos y han permitido determinar toda la metodología utilizada en lo que constituían acontecimientos ritualizados.

Botella subrayó que es interesantísimo comprobar que las descripciones de estos rituales por parte de los frailes españoles se corresponden con las marcas de los huesos estudiados, por lo que concluyó que exageraban bastante menos de lo que se suponía.

El equipo de investigadores, que lleva diez años enfrascado en este estudio, trabaja ahora en unir las celebraciones de las que hablan los frailes españoles con las evidencias de canibalismo.

Se trata de una tarea bastante complicada porque la variedad de sacrificios prehispánicos era enorme y hay que estudiar a qué fiestas o motivos se corresponde cada cual.

Una muestra de que el canibalismo era sistemático es que este antropólogo ha estudiado en Guadalajara (México) más de 2.000 herramientas hechas con huesos humanos, desde punzones a arpones pasando por instrumentos musicales, lo que evidencia una industria artesana establecida.

Es decir, el cuerpo humano no sólo sirvió para alimentar a esos pueblos, sino que generó una industria del hueso, que era considerado el mejor material para las herramientas.
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Créalo: Estudio revela que mexicanos éramos caníbales en la época prehispánica

– Créalo: Estudio revela que mexicanos éramos caníbales en la época prehispánica

Un estudio que realizaron diferentes antropólogos, reveló que México en la época prehispánica, tenía prácticas caníbales así como práctimente en toda Europa durante el Neolítico.

El canibalismo era una actividad sistemática y ritual en el México prehispánico y durante el Neolítico prácticamente en toda Europa, según ha constatado un equipo de antropólogos tras el estudio de las marcas que esta práctica dejaba en los huesos humanos.

Desde finales del 3.000 al 2.500 antes de Cristo, el canibalismo era común en toda la cuenca mediterránea europea y en Finlandia, y la carne de los fallecidos se tomaba tras hervirla unas tres o cuatro horas, tal vez para asimilar sus características, ha explicado el director del Laboratorio de Antropología Física de la Universidad de Granada, Miguel Botella, quien dirige esta investigación en colaboración con expertos de la Universidad Autónoma de México y el Instituto de Antropología mexicano.

Botella ha asegurado que en el México prehispánico, tras los sacrificios rituales en los que se ofrecían los corazones de la víctima a las deidades, el resto del cuerpo se cocía con maíz y era repartido entre todos los participantes en el acto como en la comunión cristiana o sólo entre determinados sacerdotes. Ocurría como en las actuales corridas de toros, donde todo sigue un ritual, pero una vez que muere, el animal es carne, ha explicado Botella.

En la investigación se han recabado recetas de cocina de carne humana que recogieron los frailes españoles durante su labor evangelizadora tras la conquista, que señalan que nunca se tomaba asada y que era habitual añadirla al pozole, un guiso contundente típico mexicano en el que hoy se usa carne de cerdo o de pollo.
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Estudio óseo constata canibalismo en México

– Estudio óseo constata canibalismo en México

El canibalismo era una actividad sistemática y ritual en el México prehispánico y durante el Neolítico prácticamente en toda Europa, según ha constatado un equipo de antropólogos tras el estudio de las marcas que su práctica dejaba en los huesos humanos.

Así lo explicó el director del Laboratorio de Antropología Física de la Universidad española de Granada (sur), Miguel Botella, que efectúa esta investigación en colaboración con expertos de la Universidad Autónoma de México y el Instituto de Antropología mexicano.

Desde finales del 3000 al 2500 antes de Cristo, el canibalismo era común en toda la cuenca mediterránea europea y en Finlandia, y la carne de los fallecidos se tomaba tras hervirla unas tres o cuatro horas, tal vez para asimilar sus características, dijo Botella.

Los huesos estudiados, con marcas de cuchillos y de dientes humanos y procedentes de hombres, mujeres y niños, aparecieron en basureros mezclados con restos de los animales que conformaban su dieta, lo que constata el canibalismo en el Neolítico, especialmente en un periodo del que apenas se han encontrado sepulturas.

Sólo en Granada se han encontrado once lugares donde esta práctica era habitual, pero también son numerosos en la fachada mediterránea del resto de España y en Europa.

En cuanto a las culturas mesoamericanas, los más de 20.000 restos óseos estudiados por estos expertos han demostrado que el canibalismo era sistemático en toda América, lo que posiblemente indica que lo llevaron los humanos que pasaron el estrecho de Bering cuando ocuparon el continente por primera vez.

El antropólogo señaló que en el México prehispánico, tras los sacrificios rituales en los que se ofrecían los corazones de la víctima a las deidades, el resto del cuerpo se cocía con maíz y era repartido entre todos los participantes en el acto como en la comunión cristiana o sólo entre determinados sacerdotes.

Ocurría como en las actuales corridas de toros, donde todo sigue un ritual, pero una vez que muere, el animal es carne, manifestó Botella.

En la investigación se han recabado recetas de cocina de carne humana que recogieron los frailes españoles durante su labor evangelizadora tras la conquista, que señalan que nunca se tomaba asada y que era habitual añadirla al pozole, un guiso típico mexicano en el que hoy se usa carne de cerdo o de pollo.

Según el testimonio de uno de estos frailes, la carne humana sabía como la del cerdo, de ahí que, tras ser prohibido su consumo durante la cristianización de los indígenas, fuera sustituida por el puerco.

La manipulación de los cuerpos humanos para su ingesta -cortes, desuello, descarnado o cocción, entre otros- dejó marcas en los huesos, que han sido analizadas por estos expertos y han permitido determinar toda la metodología utilizada en lo que constituían acontecimientos ritualizados.

Botella subrayó que es interesantísimo comprobar que las descripciones de estos rituales por parte de los frailes españoles se corresponden con las marcas de los huesos estudiados, por lo que concluyó que exageraban bastante menos de lo que se suponía.

El equipo de investigadores, que lleva diez años enfrascado en este estudio, trabaja ahora en unir las celebraciones de las que hablan los frailes españoles con las evidencias de canibalismo.

Se trata de una tarea bastante complicada porque la variedad de sacrificios prehispánicos era enorme y hay que estudiar a qué fiestas o motivos se corresponde cada cual.

Una muestra de que el canibalismo era sistemático es que este antropólogo ha estudiado en Guadalajara (México) más de 2.000 herramientas hechas con huesos humanos, desde punzones a arpones pasando por instrumentos musicales, lo que evidencia una industria artesana establecida.

Es decir, el cuerpo humano no sólo sirvió para alimentar a esos pueblos, sino que generó una industria del hueso, que era considerado el mejor material para las herramientas.
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Un estudio señala que el canibalismo era habitual en Europa durante el Neolítico

– Un estudio señala que el canibalismo era habitual en Europa durante el Neolítico.

Un equipo de antropólogos granadinos confirma, tras analizar las marcas de los huesos, que también se practicaba en el México prehispánico.

Desde finales del 3.000 al 2.500 antes de Cristo, el canibalismo era común en toda la cuenca mediterránea europea y en Finlandia, y la carne de los fallecidos se tomaba tras hervirla unas tres o cuatro horas, tal vez para asimilar sus características, ha explicado el director del Laboratorio de Antropología Física de la Universidad de Granada, Miguel Botella, quien dirige esta investigación en colaboración con expertos de la Universidad Autónoma de México y el Instituto de Antropología mexicano.

Los huesos estudiados, con marcas de cuchillos y de dientes humanos y procedentes de hombres, mujeres y niños, aparecieron en basureros mezclados con restos de los animales que conformaban su dieta, lo que constata el canibalismo en el Neolítico, especialmente en un periodo del que apenas se han encontrado sepulturas. Sólo en Granada se han encontrado once lugares, algunos de ellos en Alfacar, Píñar o Moclín, donde esta práctica era habitual, pero también son numerosos en la fachada mediterránea del resto de España y en Europa.

En cuanto a las culturas mesoamericanas, los más de 20.000 restos óseos estudiados por estos expertos han demostrado que el canibalismo era sistemático en toda América, lo que posiblemente indica que lo llevaron los humanos que pasaron el estrecho de Bering cuando ocuparon el continente por primera vez.

Parte de un ritual

Botella ha asegurado que en el México prehispánico, tras los sacrificios rituales en los que se ofrecían los corazones de la víctima a las deidades, el resto del cuerpo se cocía con maíz y era repartido entre todos los participantes en el acto como en la comunión cristiana o sólo entre determinados sacerdotes. Ocurría como en las actuales corridas de toros, donde todo sigue un ritual, pero una vez que muere, el animal es carne, ha explicado Botella.

En la investigación se han recabado recetas de cocina de carne humana que recogieron los frailes españoles durante su labor evangelizadora tras la conquista, que señalan que nunca se tomaba asada y que era habitual añadirla al pozole, un guiso contundente típico mexicano en el que hoy se usa carne de cerdo o de pollo. Según el testimonio de uno de estos frailes, la carne humana sabía como la del cerdo, de ahí que, tras ser prohibido su consumo durante la cristianización de los indígenas, fuera sustituida por el puerco.

La manipulación de los cuerpos humanos para su ingesta (cortes, desuello, descarnado o cocción, entre otros) dejó marcas en los huesos, que han sido analizadas por estos expertos y han permitido determinar toda la metodología utilizada en lo que constituían acontecimientos ritualizados.

Una muestra de que el canibalismo era sistemático es que este antropólogo ha estudiado en Guadalajara (México) más de 2.000 herramientas hechas con huesos humanos, desde punzones a arpones pasando por instrumentos musicales, lo que evidencia una industria artesana establecida. Es decir, el cuerpo humano no sólo sirvió para alimentar a esos pueblos, sino que generó una industria del hueso, que era considerado el mejor material para las herramientas.

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New System Of Wastewater Treatment Could Reduce The Size Of Treatment Plants By Half

– New System Of Wastewater Treatment Could Reduce The Size Of Treatment Plants By Half

A group of researchers from the University of Granada have come up with a wastewater treatment system which has three clear advantages with respect to systems currently used: it is possible to obtain cheaper water of a higher quality, it considerably reduces the size of treatment plants (by more than half) and it minimizes the resulting mud production.

José Manuel Poyatos Capilla, researcher from the Department of Civil Engineering of the University of Granada, is the main responsible for this work, which has been directed by professor Ernesto Hontoria García, director of the Superior Technical Engineering School of Roads, Channels and Ports of the UGR. Research of Mr Poyatos is particularly interesting if the current global drought is taken into account, as well as the lack of space many municipalities have when the number of inhabitants grows, which makes it impossible to enlarge their water treatment plants.

Mr Poyatos has used a new technology based on membrane bioreactor systems which makes it possible to shorten the water clarification process (by which active mud is separated), eliminating the stage known as “secondary decanting.” The structure of every plant currently has four stages: pre-treatment, primary decanting, biological reactor and secondary decanting. A tertiary treatment can also be added whenever water is used for irrigating.

An advantageous system

Research carried out at the UGR could reduce the size of the biological reactor between 40 and 60%, and would completely eliminate secondary decanting. “In the future – explains the researcher –- we could even suppress the primary decanting stage.” In exchange, scientists from Granada have included a “biological processes” section in their wastewater treatment plant, which could make it possible to separate water from active mud by a membrane filtration process.

This researched and optimized system makes it possible to treat a larger flow of water in a smaller purifier, “and its building would involve a less expensive construction.” Installation is therefore much cheaper than installation of plants with tertiary treatment, and it also makes it possible to use the water immediately after it has been biologically treated.

The work of José Manuel Poyatos was partly carried out at the University of Cranfield in England. Results of his research have been published in the Journal of Environmental Science and Health, Part A and Applied Microbiology and Biotechnology and they were also presented at the Ibero-american Congress on Membrane Science and Technology. They will be soon presented at two international congresses of the International Water Association.
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Low cost system could cut size of wastewater treatment plants by half

– Low cost system could cut size of wastewater treatment plants by half

Madrid : Researchers at the University of Granada in Spain have developed a low cost technology to obtain water of high quality that also claims to reduce unwanted mud production.

The scientists say their wastewater treatment system has three clear advantages with respect to systems currently used: it is possible to obtain cheaper water of a higher quality; it considerably reduces the size of treatment plants by more than half, and it minimizes the resulting mud production.

The technology is based on the membrane bioreactor systems, which makes it possible to shorten the water clarification process (by which active mud is separated), eliminating the stage known as secondary decanting.

The structure of every plant currently has four stages: pre-treatment, primary decanting, biological reactor and secondary decanting. A tertiary treatment can also be added whenever water is used for irrigating.

The research carried out by José Manuel Poyatos Capilla from the universitys Department of Civil Engineering showed that they could reduce the size of the biological reactor between 40 and 60 percent and completely eliminate secondary decanting, replacing the two with a biological process section in their wastewater treatment plant, making it possible to separate water from active mud by a membrane filtration process.

In the future – we could even suppress the primary decanting stage, said Capilla.

This researched and optimized system makes it possible to treat a larger flow of water in a smaller purifier, and its building would involve a less expensive construction. Installation is therefore much cheaper than installation of plants with tertiary treatment, and it also makes it possible to use the water immediately after it has been biologically treated, he said.

The findings appear in the Journal of Environmental and Microbiology & Biotecnology.
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Low cost system could cut size of wastewater treatment plants by half

– Low cost system could cut size of wastewater treatment plants by half

Researchers at the University of Granada in Spain have developed a low cost technology to obtain water of high quality that also claims to reduce unwanted mud production.

The scientists say their wastewater treatment system has three clear advantages with respect to systems currently used: it is possible to obtain cheaper water of a higher quality; it considerably reduces the size of treatment plants by more than half, and it minimizes the resulting mud production.

The technology is based on the membrane bioreactor systems, which makes it possible to shorten the water clarification process (by which active mud is separated), eliminating the stage known as secondary decanting.

The structure of every plant currently has four stages: pre-treatment, primary decanting, biological reactor and secondary decanting. A tertiary treatment can also be added whenever water is used for irrigating.

The research carried out by José Manuel Poyatos Capilla from the universitys Department of Civil Engineering showed that they could reduce the size of the biological reactor between 40 and 60 percent and completely eliminate secondary decanting, replacing the two with a biological process section in their wastewater treatment plant, making it possible to separate water from active mud by a membrane filtration process.

In the future – we could even suppress the primary decanting stage, said Capilla.

This researched and optimized system makes it possible to treat a larger flow of water in a smaller purifier, and its building would involve a less expensive construction. Installation is therefore much cheaper than installation of plants with tertiary treatment, and it also makes it possible to use the water immediately after it has been biologically treated, he said.

The findings appear in the Journal of Environmental and Microbiology and Biotecnology.
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Un estudio óseo constata la existencia de canibalismo en México prehispánico y Europa neolítica

– Un estudio óseo constata la existencia de canibalismo en México prehispánico y Europa neolítica

El canibalismo era una actividad sistemática y ritual en el México prehispánico y durante el Neolítico prácticamente en toda Europa, según ha constatado un equipo de antropólogos tras el estudio de las marcas que su práctica dejaba en los huesos humanos.

Así lo explicó a EFE el director del Laboratorio de Antropología Física de la Universidad de Granada, Miguel Botella, que efectúa esta investigación en colaboración con expertos de la Universidad Autónoma de México y el Instituto de Antropología mexicano.

Desde finales del 3000 al 2500 antes de Cristo, el canibalismo era común en toda la cuenca mediterránea europea y en Finlandia, y la carne de los fallecidos se tomaba tras hervirla unas tres o cuatro horas, tal vez para asimilar sus características, dijo Botella.

Los huesos estudiados, con marcas de cuchillos y de dientes humanos y procedentes de hombres, mujeres y niños, aparecieron en basureros mezclados con restos de los animales que conformaban su dieta, lo que constata el canibalismo en el Neolítico, especialmente en un periodo del que apenas se han encontrado sepulturas.

Sólo en Granada se han encontrado once lugares -algunos de ellos en Alfacar, Píñar o Moclín- donde esta práctica era habitual, pero también son numerosos en la fachada mediterránea del resto de España y en Europa.

En cuanto a las culturas mesoamericanas, los más de 20.000 restos óseos estudiados por estos expertos han demostrado que el canibalismo era sistemático en toda América, lo que posiblemente indica que lo llevaron los humanos que pasaron el estrecho de Bering cuando ocuparon el continente por primera vez.

El antropólogo señaló que en el México prehispánico, tras los sacrificios rituales en los que se ofrecían los corazones de la víctima a las deidades, el resto del cuerpo se cocía con maíz y era repartido entre todos los participantes en el acto como en la comunión cristiana o sólo entre determinados sacerdotes.

Ocurría como en las actuales corridas de toros, donde todo sigue un ritual, pero una vez que muere, el animal es carne, manifestó Botella.

En la investigación se han recabado recetas de cocina de carne humana que recogieron los frailes españoles durante su labor evangelizadora tras la conquista, que señalan que nunca se tomaba asada y que era habitual añadirla al pozole, un guiso contundente típico mexicano en el que hoy se usa carne de cerdo o de pollo.

Según el testimonio de uno de estos frailes, la carne humana sabía como la del cerdo, de ahí que, tras ser prohibido su consumo durante la cristianización de los indígenas, fuera sustituida por el puerco.

La manipulación de los cuerpos humanos para su ingesta -cortes, desuello, descarnado o cocción, entre otros- dejó marcas en los huesos, que han sido analizadas por estos expertos y han permitido determinar toda la metodología utilizada en lo que constituían acontecimientos ritualizados.

Botella subrayó que es interesantísimo comprobar que las descripciones de estos rituales por parte de los frailes españoles se corresponden con las marcas de los huesos estudiados, por lo que concluyó que exageraban bastante menos de lo que se suponía.

El equipo de investigadores, que lleva diez años enfrascado en este estudio, trabaja ahora en unir las celebraciones de las que hablan los frailes españoles con las evidencias de canibalismo.

Se trata de una tarea bastante complicada porque la variedad de sacrificios prehispánicos era enorme y hay que estudiar a qué fiestas o motivos se corresponde cada cual.

Una muestra de que el canibalismo era sistemático es que este antropólogo ha estudiado en Guadalajara (México) más de 2.000 herramientas hechas con huesos humanos, desde punzones a arpones pasando por instrumentos musicales, lo que evidencia una industria artesana establecida.

Es decir, el cuerpo humano no sólo sirvió para alimentar a esos pueblos, sino que generó una industria del hueso, que era considerado el mejor material para las herramientas.
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