ENTREVISTA | ANDRÉS SORIA OLMEDO
«Ian Gibson está usando la muerte de Lorca para vender más libros»
Catedrático de Literatura en la Universidad de Granada
Experto en la obra del genio de Fuentevaqueros y emparentado con él, acusa a autores ávidos de fama y a grupos inmobiliarios de estar detrás de las peticiones de exhumación
FirmaMiguel Ángel Nepomuceno Lugarleón
Pasó brevemente por León para hablar, en la Fundación Sierra Pambley, de un paisano suyo, Lorca, con el que indirectamente está emparentado por matrimonio con una de sus sobrinas-nieta, Laura García Lorca de los Ríos. Andrés Soria, además de catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, es un estudioso del teatro juvenil del autor de Yerma , y un profundo conocedor de su obra. En esta entrevista profundiza sobre uno de los hechos más candentes de estos días, la ley de la Memoria Histórica y su vinculación directa con la exhumación del cadáver de Federico García Lorca.
-¿Qué opina sobre la nueva ley de la Recuperación de la Memoria Histórica y la posibilidad de exhumar los restos de Lorca como apoyan algunos investigadores como Gibson?
-La ley me parece bien, el que haya una conexión entre la posible necesidad de exhumar el cadáver de Lorca y esa ley no creo que sea acertado. En el caso de Gibson lo que dice me parece indignante viniendo de él. Todos los españoles hemos leído, precisamente en su magnífica biografía de Lorca, otra cosa sobre su enterramiento, y él ha sido el primero en dejar a un lado todos esos bulos y esos mitos. A mí me resulta, repito, indignante, que diga esas frases de tipo demagógico alimentando los rumores que él mismo desmintió.
-Existe una teoría según la cual la familia de Lorca, dos días después de su muerte, lo trasladaron a la huerta de San Vicente, donde está enterrado, y por eso ustedes no quieren que se lleve a cabo esa exhumación, para evitar que lo privado se haga público y aquello se convierta en un lugar de peregrinación.
-Yo no me hago portavoz de la familia, aunque esté por matrimonio emparentado con ella, pero como granadino pienso que lo importante para la memoria histórica no es la figura sino el lugar. Está muy claro que hay una operación mediática de proporciones enormes… el que se apunte a eso ya tiene cierta propaganda, y si es escritor como en el caso de Gibson, una forma más de vender cientos de libros. Sí me parece muy interesante una iniciativa de la Ley que se llama Todos los nombres que muestra a las víctimas donde las puso la historia y desde su anonimato protege a esta colectividad. El resto me parece demagógico y oportunista.
-Sin embargo, los familiares de los dos banderilleros y el maestro fusilados con Lorca y enterrados en la fosa común con él insisten en su exhumación.
-Es perfectamente legítima cualquier iniciativa de exhumación cuando vaya a enriquecer lagunas que pueda haber en la memoria pública. Que sus restos mortales estén más allá o más acá dentro del paraje donde se sabe que fue enterrado nada va a aportar a la verdad histórica. Incluso ha habido un señor que ha llegado a decir que ahora tendrá que salir por defecto. Exhumar los cadáveres de personas identificadas ya, enterradas luego en fosas comunes, podría llegar a falsear la historia. La existencia de una fosa común es parte de la verdad histórica. Además, en los tiempos que corren, existe el peligro de que, una vez desenterrados y trasladados los cadáveres, los lugares de las fosas den paso a colonias de chalés. El derecho de los particulares que quieren enterrar a sus muertos en otro sitio es el derecho de la memoria privada.
-¿Qué opina la familia Lorca sobre la petición de exhumación de los otros tres enterrados con él?
-A nuestro juicio es una opción que difumina la potencia de la memoria civil, pública, pues las muertes no fueron privadas sino públicas. Un ejemplo de que todo esto de la exhumación es una iniciativa muy bien orquestada por los que pretenden seguir vendiendo conjeturas es que Manuel Fernández Montesinos, alcalde de Granada, fue asesinado unos días antes y está Hace unos días asistí, en la Fundación Euroárabe de Granada, a la presentación de un libro de hondura, a pesar de llevar por título: “Manual de reflexiones urgentes” (editorial ATRIO) del que es autor Antonio Campos, Catedrático de Histología de la Universidad de Granada y uno de los candidatos actuales a Rector en la universidad granadina. Son cerca de cien páginas escritas con un lenguaje sencillo, pero a la vez profundo, en las que el ensayista reflexiona sobre diversos temas, con marcado sentido humanístico y pensamiento crítico, convirtiéndolo así en un verdadero manual de consulta del que recomiendo su lectura. Tengo que decir que es un libro que no aburre, al que se puede volver de vez en cuando y siempre uno encuentra algo distinto que le insta a interrogarse. Por cierto, en la intervención también subrayó Campos, en el debate, su interés por Ceuta y Melilla como ciudades universitarias; de las que dijo que hay que dotarlas de medios suficientes para que sus estudios se configuren como sinónimo de singularidad y prestigio. En el acto de presentación, Álvaro Salvador y Andrés Neuman, ante un lleno total en el auditorio de la Fundación Euroárabe, (decenas de asistentes tuvieron que seguirle de pie en los aledaños y exteriores), describieron la intensa y extensa trayectoria del autor como hombre de ciencias y letras. A mi juicio, el libro, es un diálogo incesante del autor con el lector. Es un manual de hechos injertado por la palabra exacta y el libre pensamiento. Y es que, Antonio Campos, lleva consigo la curiosidad intelectual como fuerza motora, no sin cierta dosis de humor, y con muchas horas de trabajo continuo y constante. Ya saben: colectividad que no dedica horas a pensar, difícilmente encuentra horas para vivir. “Pensar es más interesante que saber, pero menos interesante que mirar” –dijo Goethe- y es cierto, el autor de esta joya de ideas, es un ejemplo de ese hombre de pensamiento entusiasmado por saber mirar y ver, para luego meditar compartiendo.
Nos alegra que un candidato a Rector como Campos cultive estas dotes estéticas de vanguardia, en un momento en que las universidades españolas se encuentran como agarrotadas, cuando son las que han de liderar la innovación y la creatividad. Es cierto que la universidad necesita de un cambio cultural, la misma sociedad lo pide a gritos, y son las propias universidades las que han de adoptar aquellas decisiones que considere necesarias para que prime el conocimiento por encima de otras políticas. Como dice el autor del libro: “En esta sociedad nuestra tan llena de propuestas y soluciones preestablecidas buscar entre la provocación, la paradoja y la discrepancia una conversación creativa es vivir ya en una de las últimas trincheras, es buscar sin duda, uno de los últimos reductos de la creatividad”. Por ello, también pienso que las universidades deben replantearse con urgencia la manera de abordar la docencia. Acumular conocimientos porque sí, tiene poco sentido, si luego se abandonan otros cultivos de valor que nos humanizan. Campos el día de la presentación de su libro situó a los asistentes en el centro de atención de su libro, los hizo partícipes del mismo; esto, al fin y al cabo, es lo que se necesita también en las aulas universitarias, situar al alumno en el centro del proceso de aprendizaje.
No se le puede excluir. Yo también creo, como el autor del libro, de que nuestra universidad granadina precisa de un nuevo entusiasmo. No se puede vivir de las rentas de la tradición toda la vida. Se precisan, desde luego, personas que propongan pero que también escuchen, que fomenten la participación, para construir esa universidad competitiva pero de igual modo humanística. Sólo así puede estrechar los vínculos que demanda la sociedad en su conjunto. La universidad no puede caer en el aburrimiento que –como dice Campos en su manual- “constituye hoy, para muchos seres humanos, un nuevo modelo de comportamiento y de vida”. El autor, cuando menos a través del libro, nos hace despertar del letargo. En suma, me reafirmo en lo dicho: un libro para leer dos veces, sin caer en el aburrimiento.
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