– Esfuerzo, dinero y desarrollo: asignaturas pendientes para los próximos cuatro años.
La convergencia al Espacio Europeo de Educación seguirá siendo un asunto capital en los próximos años. El modelo de financiación, las becas, los idiomas y la investigación científica protagonzarán la recién estrenada legislatura.
Si la Universidad española fuese sometida a un exhaustivo examen de calidad, puede que no supiésemos con certeza que calificación numérica obtendría. Pero de lo que no cabe ninguna duda es de que, entre las observaciones que aparecerían en el boletín de notas, figuraría un necesita mejorar en letras más que mayúsculas. Tras su victoria en las urnas el pasado domingo, el Partido Socialista volverá a dirigir el timón del Ejecutivo español durante los próximos cuatro años. Por delante le queda un amplio camino en el que tendrá que sortear diversos obstáculos y sondear importantes terrenos, pero pocos tan delicados -y a la par tan relevantes- como el que se refiere a la Educación.
Los posibles cambios en el Sistema de Financiación Universitaria, las nuevas titulaciones adaptadas a Bolonia, las mejoras en Investigación y Desarrollo, el incremento de becas y ayudas al estudio, los avances en la movilidad de estudiantes y docentes… Son sólo algunas de las principales necesidades que hay que tratar de inmediato para poder conseguir una Universidad de mayor calidad y prestigio internacional.
Para poder llevar a cabo un análisis pormenorizado de los principales problemas que afectan a nuestra Educación Superior y plantear posibles soluciones de cara a esta legislatura, CAMPUS ha creado su propio sanedrín, formado por expertos universitarios, que intentarán poner voz a los principales males que afectan a nuestra Universidad y, a través de una crítica constructiva, sacar a la luz posibles propuestas y soluciones para mejorarla.
Como bien recuerda Juan Vázquez, ex presidente de la Conferencia de Rectores (CRUE) y rector de la Universidad de Oviedo, existen objetivos planteados e incumplidos en la pasada legislatura como el de conseguir que el nivel de la financiación universitaria se sitúe, al menos, en el 1,5% del PIB. Algo que ha vuelto a prometer José Luis Rodríguez Zapatero y que muchos esperan que se cumpla a muy corto plazo. Pero éste es sólo uno de los retos. Aumentar y optimizar los esfuerzos -físicos y económicos- que se destinan a la investigación científica y al desarrollo tecnológico, mejorar el nivel de idiomas en estudiantes y profesores o conseguir eliminar la endogamia dentro de la Universidad son otros de los asuntos capitales a los que hay que hacer frente en los próximos cuatro años.
Igual de relevantes, pero repetidos hasta la saciedad, son otras cuestiones que si bien nacen dentro del ámbito universitario, son extrapolables a cualquier parcela de la sociedad. El rector de la Complutense de Madrid, Carlos Berzosa, destaca algunas de ellas: Promover el interés de los jóvenes por la lectura o impulsar una Universidad que lidere la sociedad del conocimiento, la cual sea capaz de señalar las pautas científicas y éticas para que los poderes públicos puedan propiciar un desarrollo sostenible y solidario. Para agilizar el análisis, cada experto tratará un aspecto concreto, lo que no implica que se trate de una valoración personal, ya que muchos de los problemas que se abordan -y sus soluciones-, han sido planteados en conjunto.
1. Financiación. El ex presidente de la Conferencia de Rectores (CRUE) y rector de la Universidad de Oviedo, Juan Vázquez, aboga por una revisión del modelo de financiación y propone un nuevo sistema: Hay que incrementar el conjunto de la financiación, tanto en su componente pública como en la aportación de recursos privados.
Sostiene que este modelo debería atender específicamente a cuatro aspectos: La dotación de becas -en particular las de movilidad-; la disponibilidad de recursos para fomentar la calidad e implantar el Espacio Europeo de Educación; la dotación de recursos para la financiación de la I+D universitaria; y el refuerzo de los incentivos al profesorado y la revisión de sus retribuciones.
2. Investigación. Urge mejorar la investigación, una materia en la que actualmente sólo se invierte el 1,2% del PIB. Fernando Pérez, vicerrector de Investigación de la Universidad de Salamanca, afirma que la gestión de los proyectos es cada vez más farragosa. Denuncia que la justificación de gastos sigue siendo estricta y que el trámite burocrático resta tiempo a la labor investigadora. Propone una evolución de los proyectos basada en los resultados académicos, una mayor flexibilidad en la gestión y más agilidad en la resolución de las convocatorias: Salen en diciembre-enero, se resuelven seis meses después y se incorporan al mes siguiente. Por lo que los alumnos pierden un año esperando.
3. Profesorado. El buen profesor-investigador merece ser tratado mejor. Es una de las propuestas de Andreu Mas-Colell, catedrático de Economía de la Pompeu Fabra a la hora de analizar la situación del profesorado. Defiende que la escala de compensación debería ser más abierta y apoya que la enseñanaza-investigación quede desligada de la función pública.
Ve necesario crear un principio de no endogamia en el que se formen doctores, no para las propias instituciones otorgantes sino con la finalidad de que obtengan empleo externo.
4. Idiomas. El catedrático de Lengua y Lingüística Inglesas de la Universidad de Sevilla Francisco Garrudo, advierte de que los españoles presentan un muy bajo nivel en el dominio de las lenguas internacionales -inglés, francés, alemán- mientras que en otros países europeos la mayoría es capaz de comunicarse en otra lengua aparte de la materna, y en muchos casos, en dos.
Si esto se mantiene, asegura que serán los extranjeros los que se beneficiarán de la posibilidad de formarse en España, más que los nuestros de estudiar o ejercer su profesión en otros países. Por ello, apunta propuestas para solucionar esta situación: incorporar a los planes de estudio dos lenguas extranjeras; actualizar los contenidos y las metodologías en la enseñanza de idiomas; favorecer el intercambio internacional de profesores y la estancia de los alumnos en países de habla nativa; y mejorar las condiciones de los docentes.
5. Movilidad. Para Lioba Simón, asesora de la Agencia de Calidad, Acreditación y Prospectiva de las universidades de Madrid, las carencias en movilidad vienen dadas por dos factores: La escasa o nula cuantía de las becas para cubrir el coste de la vida en el extranjero y la falta de tradición en movilidad, no solo internacional sino interregional: Aquí se busca estudiar lo más cerca de casa posible. La vida universitaria como prolongación del Bachillerato.
Sugiere un cambio de mentalidad, un aumento de las becas y la implantación de préstamos para estudiar fuera. Al referirse a la movilidad del profesorado, advierte de que es necesario fomentarla mediante incentivos, conciliando la vida familiar y la profesional, y ofreciendo una financiación adecuada.
6. Nuevas titulaciones. La adaptación de títulos a Bolonia será otro de los desafíos para esta legislatura. Tras el discreto primer acercamiento en el que únicamente se presentaron 207 planes de estudio -de los más de 2.600 que existen actualmente- las universidades doblan esfuerzos para poder llegar puntuales a la cita continental.
Enrique Bigné, vicerrector de Relaciones Internacionales y Comunicación de la Universidad de Valencia, explica que el reto está en conseguir un cambio de metodología tanto del alumnado como de los docentes: Hay que evolucionar, dejar atrás las clases magistrales y apostar por un modelo educativo mucho más dinámico y participativo.
7. Internacionalización Pese a que el número de estudiantes que emigra al extranjero a complementar sus estudios continúa creciendo -cerca de 23.000 estudiantes Erasmus en 2006-, la Universidad española debe aspirar a institucionalizar esta práctica. Es lo que defiende Ángel Gabilondo, presidente de la CRUE y rector de la Universidad Autónoma de Madrid. Explica que es necesario llevar a cabo una internacionalización efectiva en todos los sentidos con la incorporación de profesores, personal y estudiantes de diferentes países, promoviendo la interculturalidad y dando una adecuada proyección a todas las actividades.
8. Universidad y Empresa. La empresa privada en España financia el 47% de la investigación, mientras que la media europea ronda el 55%, y la de los páises más competitivos el 66%. Por ello, Federico Gutiérrez-Solana, rector de la Universidad de Cantabria, explica que en cuanto a las relaciones de la Universidad con las empresas, éstas deben estar auspiciadas por el Gobierno. Añade: Al Espacio Europeo hay que llegar sabiendo cuáles son las verdaderas necesidades de las compañías y del mercado laboral para que los alumnos tengan más fácil acceder a ellos.
9. Becas y ayudas al estudio. Aumentar la cuantía de las becas de régimen general -cuya ayuda compensatoria ronda los 2.150 euros- y revisar los criterios de asignación de las mismas se ha convertido en otro caballo de batalla. Senén Barro, rector de la Universidad de Santiago de Compostela, apostilla que es necesario replantearse la política de precios públicos para que así, pagase menos quien menos recursos tiene, sobre la base del adecuado rendimiento académico.
10. Competitividad Estas propuestas tienen como fin el crear una Universidad capaz de competir con las del resto de Europa. Algo que, según Gualberto Buela-Casal, catedrático de Psicología de la Universidad de Granada, requiere algunas medidas: Todos los docentes tienen las mismas funciones (…) y un alto porcentaje de ellos realiza muy poca o ninguna investigación.
Plantea que aquéllos que no investiguen impartan más docencia y pide la creación de unidades de calidad y apoyo a la investigación, así como criterio en la admisión de alumnos de posgrado: No por admitir más se consiguen más doctores.
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