– Éxito diplomático
Se resume en la extrema cordialidad del saludo de Bush a Zapatero en la cumbre de la OTAN celebrada en Bucarest
En algunas ocasiones, durante los últimos cuatro años, he sido crítico con la gestión de Moratinos al frente de nuestra diplomacia. Rectificar no es de sabios, sino de justos, y hoy me veo en la obligación de hacer justicia. El éxito diplomático se resume en la extrema cordialidad del saludo de Bush a Zapatero en la cumbre de la OTAN celebrada en Bucarest. Hemos ganado un cincuenta por ciento de diálogo con el Presidente de los Estados Unidos, y escribo que un cincuenta por ciento con precisión matemática. En su anterior saludo a Zapatero, Bush empleó dos palabras: «Hola, amigo», en tanto que en Bucarest ha usado tres: «Hola, hola, felicidades». De haber añadido un «hola» más, el triunfo diplomático habría sido total, un cien por cien de desarrollo verbal entre los dos mandatarios, pero bueno es constatar que el avance de un cincuenta por ciento no puede considerarse desdeñable.
Y ello se debe, principalmente, a nuestra punta de lanza con proyección internacional, que se la disputan de mutuo acuerdo el ministro Moratinos y el Secretario de Estado Bernardino León. Y claro, algo habrá hecho en favor del aumento del diálogo el embajador de los Estados Unidos en España, el señor Aguirre, descendiente de españoles y conocedor, como todo buen diplomático, de la importancia que tiene una palabra más en cuatro años, aunque ésta sea repetida.
Este dato fundamental nos hace pensar que Zapatero va a ocuparse con más ahínco si cabe, en la próxima Legislatura, de nuestra política internacional. En su primer ciclo al frente del Gobierno de España ha viajado poco. Canceló un viaje oficial a Polonia porque estaba cansado, que es una justificación muy habitual entre los hombres de Estado. La culpa la tuvo la Alianza de Civilizaciones, que cansa una barbaridad, porque como todo lo imposible, resulta agotador. De ahí que le encomendara a Federico Mayor Zaragoza que se ocupara del asunto, para cansarse menos y tener el tiempo suficiente que toda actividad internacional requiere. En el reciente y muy interesante libro de «Memorias» de Manuel Jiménez de Parga, cuenta éste cómo Mayor Zaragoza, siendo Rector de la Universidad de Granada durante el franquismo, prohibió la intervención de Jiménez de Parga en un ciclo de conferencias organizado por un Colegio Mayor por considerarlo un activo enemigo del Régimen. Que yo creo que ésa, y no otra, es la Alianza de Civilizaciones. Unir a franquistas con socialistas para afrontar el futuro con más tolerancia. Si éste fuera el objetivo, Zapatero lo ha conseguido con creces. Pero me voy por las ramas, cuando el único motivo de mi artículo de hoy es el reconocimiento público a la gran labor de nuestra diplomacia.
Se puede -y se debe-, aplastar mi optimismo con matices discordantes. Por ejemplo, que «Hola, amigo», es saludo más cordial que «Hola, hola, felicidades». Acepto el matiz negativo. Los dirigentes del mundo, cuando de hablar se trata, no dan puntadas sin hilo y atan las moscas por el rabo. Tengo para mí, no obstante, que «Hola, hola, felicidades» es saludo más prometedor que el «Hola, amigo» de años atrás. Y que esa esperanza se la debemos a Moratinos, que ha conseguido, después de cuarenta y ocho meses de esfuerzo, sacarle un palabra más a George Bush. Adelante, pues.
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