Los expertos destacan la importancia del ruido en la planificación urbanística

– Los expertos destacan la importancia del ruido en la planificación urbanística

Los expertos que han participado esta semana en la Jornada sobre Contaminación Ambiental y Edificación Acústicamente Sostenible, celebrada en la Universidad de Granada, han destacado la importancia de tener en cuenta el ruido a la hora de desarrollar la planificación urbanística de las ciudades.
EFE En el encuentro, que ha tenido lugar en la Escuela Universitaria de Arquitectura Técnica y que ha sido organizado por el Consejo General de Colegios Oficiales de Ingenieros Industriales y la Sociedad Española de Acústica (SEA), los participantes han analizado las nuevas leyes y normativas sobre esta materia.

Según ha informado a Efe Antonio Pérez-López, presidente de la SEA, la contaminación acústica-ambiental es un tema que actualmente está muy avanzado en cuanto a legislación, puesto que España ha sido uno de los primeros países en adaptar una directiva europea sobre el ruido.

Al respecto, ha destacado que España además ha ampliado esta norma, que tienen que ahora que desarrollar las comunidades autónomas y los ayuntamientos, para todas aquellas situaciones de contaminación acústica referentes a nuevos proyectos e incluso en las ya existentes.

Aunque en este tipo de contaminación todos somos responsables, Pérez-López ha incidido en la labor de vigilancia y control que ejercen las administraciones, así como en la formación con la que han de contar los técnicos.

Precisamente lo que pretende la SEA es tratar de dar las herramientas y los conocimientos a estos profesionales para que conozcan unas normativas generalmente complejas y que deben saber aplicar.

El presidente de la Sociedad Española de Acústica ha manifestado que el desarrollo urbanístico es, en este asunto, muy importante para evitar las molestias de los ruidos que se generan sobre las viviendas.

Respecto a ese desarrollo urbanístico, la normativa establece unas zonas con niveles y usos que no se puede sobrepasar, pese a que hasta ahora había sido muy frecuente, por ejemplo, que se construyera al lado de un aeropuerto o muy cerca de vías de ferrocarril o carreteras, sin respetar sus zonas de servidumbre.

Lo fundamental, a su juicio, es que en la nueva normativa considera que debe ser tenido en cuenta en los planes urbanísticos el ruido, que tiene que ser considerado en cualquier aplicación, diseño o licencia de apertura.

Por su parte, Plácido Perera, funcionario del Ayuntamiento de Madrid, ha declarado a Efe que, si se ponen en marcha los mecanismos para cumplir con la nueva legislación, en un futuro inmediato las ciudades volverán a no estar contaminadas acústicamente.

Al respecto, se ha mostrado partidario, no de contar con ciudades silenciosas, sino que a través de la planificación urbana se diferencien y alejen aquellas zonas donde se genera el ruido de las que se utilizan para descansar.

Para Carlos Girón, de la Oficina Defensor del Pueblo Andaluz, que también ha participado en la Jornada, los ruidos suponen para la mayoría de los ciudadanos un problema de primer orden, que afecta y se percibe como algo que acontece en sus propias viviendas.

En su opinión, el gran reto será ahora afrontar los problemas que ya existen respecto a la contaminación acústica y cómo reconducir una situación heredada.
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La Fundación del PTS de Granada se reúne mañana para abordar su ampliación definitiva

– La Fundación del PTS de Granada se reúne mañana para abordar su ampliación definitiva

El Patronato de la Fundación del Parque Tecnológico de Ciencias de la Salud (PTS) de Granada mantendrá mañana, a partir de las 11:00 horas, en el Hospital Real, una reunión para decidir la ampliación definitiva del parque, han informado a Efe fuentes del PTS.
EFE El pasado mes de noviembre, el Patronato aprobó por mayoría de sus miembros su ampliación, en una primera fase, en los 289.000 metros cuadrados que prevé el Plan de Ordenación Territorial de la Aglomeración Urbana de Granada (POTAUG) en Ogíjares.

La propuesta contó con el rechazo del Ayuntamiento de Granada, que condicionó su voto a favor a que al acuerdo acompañara el compromiso por escrito del Patronato de que la ampliación del PTS se completara en los municipios de Granada y Armilla.

Esta petición, no obstante, fue rechazada por el resto de miembros del Patronato, puesto que se trata de terrenos sin calificar, en el caso de Armilla, y calificados como de alta protección, en el caso de la capital, sobre los que es necesario hacer un estudio previo.

El Patronato quedó en reunirse de nuevo para abordar la ampliación completa del Parque, que según lo previsto en el Plan de Ordenación Territorial de la Aglomeración Urbana de Granada (POTAUG), dotará al PTS de un millón de metros cuadrados de superficie total.

En el transcurso de la reunión de mañana, está previsto que se presente el estudio completo del suelo ofrecido, encargado a una empresa externa, para decidir finalmente sobre si la ampliación se hará sobre Granada, Padul, Otura o Las Gabias.

El Patronato de la Fundación del PTS está compuesto por la Junta de Andalucía -a través de las Consejerías de Salud, Obras Públicas e Innovación-; la Universidad de Granada; la Diputación Provincial; los Ayuntamientos de Granada y Armilla; el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC); Caja Granada; Caja Rural; Confederación Granadina de Empresarios y la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Granada.
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Expertos destacan la importancia del ruido en la planificación urbanística

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Los expertos que han participado esta semana en la Jornada sobre Contaminación Ambiental y Edificación Acústicamente Sostenible, celebrada en la Universidad de Granada, han destacado la importancia de tener en cuenta el ruido a la hora de desarrollar la planificación urbanística de las ciudades.

En el encuentro, que ha tenido lugar en la Escuela Universitaria de Arquitectura Técnica y que ha sido organizado por el Consejo General de Colegios Oficiales de Ingenieros Industriales y la Sociedad Española de Acústica (SEA), los participantes han analizado las nuevas leyes y normativas sobre esta materia.

Según ha informado Antonio Pérez-López, presidente de la SEA, la contaminación acústica-ambiental es un tema que actualmente está muy avanzado en cuanto a legislación, puesto que España ha sido uno de los primeros países en adaptar una directiva europea sobre el ruido.

Al respecto, ha destacado que España además ha ampliado esta norma, que tienen que ahora que desarrollar las comunidades autónomas y los ayuntamientos, para todas aquellas situaciones de contaminación acústica referentes a nuevos proyectos e incluso en las ya existentes.

Aunque en este tipo de contaminación todos somos responsables, Pérez-López ha incidido en la labor de vigilancia y control que ejercen las administraciones, así como en la formación con la que han de contar los técnicos.

Precisamente lo que pretende la SEA es tratar de dar las herramientas y los conocimientos a estos profesionales para que conozcan unas normativas generalmente complejas y que deben saber aplicar.

El presidente de la Sociedad Española de Acústica ha manifestado que el desarrollo urbanístico es, en este asunto, muy importante para evitar las molestias de los ruidos que se generan sobre las viviendas.

Respecto a ese desarrollo urbanístico, la normativa establece unas zonas con niveles y usos que no se puede sobrepasar, pese a que hasta ahora había sido muy frecuente, por ejemplo, que se construyera al lado de un aeropuerto o muy cerca de vías de ferrocarril o carreteras, sin respetar sus zonas de servidumbre.

Lo fundamental, a su juicio, es que en la nueva normativa considera que debe ser tenido en cuenta en los planes urbanísticos el ruido, que tiene que ser considerado en cualquier aplicación, diseño o licencia de apertura.

Por su parte, Plácido Perera, funcionario del Ayuntamiento de Madrid, ha declarado a Efe que, si se ponen en marcha los mecanismos para cumplir con la nueva legislación, en un futuro inmediato las ciudades volverán a no estar contaminadas acústicamente.

Al respecto, se ha mostrado partidario, no de contar con ciudades silenciosas, sino que a través de la planificación urbana se diferencien y alejen aquellas zonas donde se genera el ruido de las que se utilizan para descansar.

Para Carlos Girón, de la Oficina Defensor del Pueblo Andaluz, que también ha participado en la Jornada, los ruidos suponen para la mayoría de los ciudadanos un problema de primer orden, que afecta y se percibe como algo que acontece en sus propias viviendas.

En su opinión, el gran reto será ahora afrontar los problemas que ya existen respecto a la contaminación acústica y cómo reconducir una situación heredada.
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La Fundación del PTS se reúne mañana para abordar su ampliación definitiva

– La Fundación del PTS se reúne mañana para abordar su ampliación definitiva

El Patronato de la Fundación del Parque Tecnológico de Ciencias de la Salud (PTS) de Granada mantendrá mañana, a partir de las 11:00 horas, en el Hospital Real, una reunión para decidir la ampliación definitiva del parque, han informado a Efe fuentes del PTS.

El pasado mes de noviembre, el Patronato aprobó por mayoría de sus miembros su ampliación, en una primera fase, en los 289.000 metros cuadrados que prevé el Plan de Ordenación Territorial de la Aglomeración Urbana de Granada (POTAUG) en Ogíjares.

La propuesta contó con el rechazo del Ayuntamiento de Granada, que condicionó su voto a favor a que al acuerdo acompañara el compromiso por escrito del Patronato de que la ampliación del PTS se completara en los municipios de Granada y Armilla.

Esta petición, no obstante, fue rechazada por el resto de miembros del Patronato, puesto que se trata de terrenos sin calificar, en el caso de Armilla, y calificados como de alta protección, en el caso de la capital, sobre los que es necesario hacer un estudio previo.

El Patronato quedó en reunirse de nuevo para abordar la ampliación completa del Parque, que según lo previsto en el Plan de Ordenación Territorial de la Aglomeración Urbana de Granada (POTAUG), dotará al PTS de un millón de metros cuadrados de superficie total.

En el transcurso de la reunión de mañana, está previsto que se presente el estudio completo del suelo ofrecido, encargado a una empresa externa, para decidir finalmente sobre si la ampliación se hará sobre Granada, Padul, Otura o Las Gabias.

El Patronato de la Fundación del PTS está compuesto por la Junta de Andalucía -a través de las Consejerías de Salud, Obras Públicas e Innovación-; la Universidad de Granada; la Diputación Provincial; los Ayuntamientos de Granada y Armilla; el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC); Caja Granada; Caja Rural; Confederación Granadina de Empresarios y la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Granada.
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A fusilar

– A fusilar

UN grupo de profesores de la Universidad de Granada, no muy numeroso de momento, ha constituido una plataforma contra el plagio. Quieren controlar o, más modestamente, avergonzar -o disuadir- a los muchos miembros de la comunidad universitaria que practican rutinariamente -y sin sentido de culpa y arropados por un silencio espeso y cómplice- el plagio. Los docentes sugieren que en todos los estamentos hay individuos prestos a fusilar investigaciones, artículos, memorias, tratados, monografías y, por hacer un guiño a la dialéctica, tesis, síntesis y antítesis. Copian profesores, estudiantes, doctorandos y doctorados. Cada uno a su modo.

Los profesores que pretenden que el Rectorado ponga en marcha el primer centro de control del plagio de la Universidad española precisan que desconocen cuál es el porcentaje de producción científica hurtada pero recuerdan que en el ámbito universitario casi todo el mundo a lo largo de la carrera ha conocido algún caso. En Granada, por no abandonar la provincia, se dio el caso de un catedrático que fue juzgado por plagiar y convertir en apuntes un libro canónico de Derecho Romano de un colega de Madrid. El proceso de producción de la copia pudo ser el siguiente: el primer catedrático escribió el libro; el segundo catedrático lo copió para sus apuntes; algunos de los alumnos del segundo catedrático lo fusilaron para un trabajo de investigación; el trabajo de investigación fue copiado subrepticiamente por otro alumno de otro curso, que lo presentó como original al segundo catedrático que, cuando reconoció los párrafos que él había pirateado al primer catedrático, cerró los ojos comprensivamente.

Es muy probable, por añadidura, que muchos de los trabajos pertenecientes a esta serie imaginaria (pero probable) de copias formen parte ahora de ese inmenso reposadero (finito pero ilimitado) de erudición, tan falsa como auténtica, que regula el buscador Google y que sigue fertilizando los trabajos de otros copiadores.

Esta caída en el proceloso laberinto del plagio no es lo peor. Lo peor, según los profesores de la plataforma universitaria, son las consecuencias: el descenso de la calidad de la producción académica; el desprestigio de la Universidad; la falta de motivación de los investigadores y la consolidación de un fraude que todos conocen pero que ninguno (o muy pocos) están dispuesto a a atajar. La única razón que encuentro para explicar por qué este tipo de piratería auténticamente intelectual sigue impune y otras, como la de la música, es perseguida, es la de los derechos económicos. Lo más profundo del hombre sigue siendo el forro del bolsillo.
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A fusilar

– A fusilar

UN grupo de profesores de la Universidad de Granada, no muy numeroso de momento, ha constituido una plataforma contra el plagio. Quieren controlar o, más modestamente, avergonzar -o disuadir- a los muchos miembros de la comunidad universitaria que practican rutinariamente -y sin sentido de culpa y arropados por un silencio espeso y cómplice- el plagio. Los docentes sugieren que en todos los estamentos hay individuos prestos a fusilar investigaciones, artículos, memorias, tratados, monografías y, por hacer un guiño a la dialéctica, tesis, síntesis y antítesis. Copian profesores, estudiantes, doctorandos y doctorados. Cada uno a su modo.

Los profesores que pretenden que el Rectorado ponga en marcha el primer centro de control del plagio de la Universidad española precisan que desconocen cuál es el porcentaje de producción científica hurtada pero recuerdan que en el ámbito universitario casi todo el mundo a lo largo de la carrera ha conocido algún caso. En Granada, por no abandonar la provincia, se dio el caso de un catedrático que fue juzgado por plagiar y convertir en apuntes un libro canónico de Derecho Romano de un colega de Madrid. El proceso de producción de la copia pudo ser el siguiente: el primer catedrático escribió el libro; el segundo catedrático lo copió para sus apuntes; algunos de los alumnos del segundo catedrático lo fusilaron para un trabajo de investigación; el trabajo de investigación fue copiado subrepticiamente por otro alumno de otro curso, que lo presentó como original al segundo catedrático que, cuando reconoció los párrafos que él había pirateado al primer catedrático, cerró los ojos comprensivamente.

Es muy probable, por añadidura, que muchos de los trabajos pertenecientes a esta serie imaginaria (pero probable) de copias formen parte ahora de ese inmenso reposadero (finito pero ilimitado) de erudición, tan falsa como auténtica, que regula el buscador Google y que sigue fertilizando los trabajos de otros copiadores.

Esta caída en el proceloso laberinto del plagio no es lo peor. Lo peor, según los profesores de la plataforma universitaria, son las consecuencias: el descenso de la calidad de la producción académica; el desprestigio de la Universidad; la falta de motivación de los investigadores y la consolidación de un fraude que todos conocen pero que ninguno (o muy pocos) están dispuesto a a atajar. La única razón que encuentro para explicar por qué este tipo de piratería auténticamente intelectual sigue impune y otras, como la de la música, es perseguida, es la de los derechos económicos. Lo más profundo del hombre sigue siendo el forro del bolsillo.
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– A fusilar

UN grupo de profesores de la Universidad de Granada, no muy numeroso de momento, ha constituido una plataforma contra el plagio. Quieren controlar o, más modestamente, avergonzar -o disuadir- a los muchos miembros de la comunidad universitaria que practican rutinariamente -y sin sentido de culpa y arropados por un silencio espeso y cómplice- el plagio. Los docentes sugieren que en todos los estamentos hay individuos prestos a fusilar investigaciones, artículos, memorias, tratados, monografías y, por hacer un guiño a la dialéctica, tesis, síntesis y antítesis. Copian profesores, estudiantes, doctorandos y doctorados. Cada uno a su modo.

Los profesores que pretenden que el Rectorado ponga en marcha el primer centro de control del plagio de la Universidad española precisan que desconocen cuál es el porcentaje de producción científica hurtada pero recuerdan que en el ámbito universitario casi todo el mundo a lo largo de la carrera ha conocido algún caso. En Granada, por no abandonar la provincia, se dio el caso de un catedrático que fue juzgado por plagiar y convertir en apuntes un libro canónico de Derecho Romano de un colega de Madrid. El proceso de producción de la copia pudo ser el siguiente: el primer catedrático escribió el libro; el segundo catedrático lo copió para sus apuntes; algunos de los alumnos del segundo catedrático lo fusilaron para un trabajo de investigación; el trabajo de investigación fue copiado subrepticiamente por otro alumno de otro curso, que lo presentó como original al segundo catedrático que, cuando reconoció los párrafos que él había pirateado al primer catedrático, cerró los ojos comprensivamente.

Es muy probable, por añadidura, que muchos de los trabajos pertenecientes a esta serie imaginaria (pero probable) de copias formen parte ahora de ese inmenso reposadero (finito pero ilimitado) de erudición, tan falsa como auténtica, que regula el buscador Google y que sigue fertilizando los trabajos de otros copiadores.

Esta caída en el proceloso laberinto del plagio no es lo peor. Lo peor, según los profesores de la plataforma universitaria, son las consecuencias: el descenso de la calidad de la producción académica; el desprestigio de la Universidad; la falta de motivación de los investigadores y la consolidación de un fraude que todos conocen pero que ninguno (o muy pocos) están dispuesto a a atajar. La única razón que encuentro para explicar por qué este tipo de piratería auténticamente intelectual sigue impune y otras, como la de la música, es perseguida, es la de los derechos económicos. Lo más profundo del hombre sigue siendo el forro del bolsillo.
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A fusilar

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UN grupo de profesores de la Universidad de Granada, no muy numeroso de momento, ha constituido una plataforma contra el plagio. Quieren controlar o, más modestamente, avergonzar -o disuadir- a los muchos miembros de la comunidad universitaria que practican rutinariamente -y sin sentido de culpa y arropados por un silencio espeso y cómplice- el plagio. Los docentes sugieren que en todos los estamentos hay individuos prestos a fusilar investigaciones, artículos, memorias, tratados, monografías y, por hacer un guiño a la dialéctica, tesis, síntesis y antítesis. Copian profesores, estudiantes, doctorandos y doctorados. Cada uno a su modo.

Los profesores que pretenden que el Rectorado ponga en marcha el primer centro de control del plagio de la Universidad española precisan que desconocen cuál es el porcentaje de producción científica hurtada pero recuerdan que en el ámbito universitario casi todo el mundo a lo largo de la carrera ha conocido algún caso. En Granada, por no abandonar la provincia, se dio el caso de un catedrático que fue juzgado por plagiar y convertir en apuntes un libro canónico de Derecho Romano de un colega de Madrid. El proceso de producción de la copia pudo ser el siguiente: el primer catedrático escribió el libro; el segundo catedrático lo copió para sus apuntes; algunos de los alumnos del segundo catedrático lo fusilaron para un trabajo de investigación; el trabajo de investigación fue copiado subrepticiamente por otro alumno de otro curso, que lo presentó como original al segundo catedrático que, cuando reconoció los párrafos que él había pirateado al primer catedrático, cerró los ojos comprensivamente.

Es muy probable, por añadidura, que muchos de los trabajos pertenecientes a esta serie imaginaria (pero probable) de copias formen parte ahora de ese inmenso reposadero (finito pero ilimitado) de erudición, tan falsa como auténtica, que regula el buscador Google y que sigue fertilizando los trabajos de otros copiadores.

Esta caída en el proceloso laberinto del plagio no es lo peor. Lo peor, según los profesores de la plataforma universitaria, son las consecuencias: el descenso de la calidad de la producción académica; el desprestigio de la Universidad; la falta de motivación de los investigadores y la consolidación de un fraude que todos conocen pero que ninguno (o muy pocos) están dispuesto a a atajar. La única razón que encuentro para explicar por qué este tipo de piratería auténticamente intelectual sigue impune y otras, como la de la música, es perseguida, es la de los derechos económicos. Lo más profundo del hombre sigue siendo el forro del bolsillo.
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UN grupo de profesores de la Universidad de Granada, no muy numeroso de momento, ha constituido una plataforma contra el plagio. Quieren controlar o, más modestamente, avergonzar -o disuadir- a los muchos miembros de la comunidad universitaria que practican rutinariamente -y sin sentido de culpa y arropados por un silencio espeso y cómplice- el plagio. Los docentes sugieren que en todos los estamentos hay individuos prestos a fusilar investigaciones, artículos, memorias, tratados, monografías y, por hacer un guiño a la dialéctica, tesis, síntesis y antítesis. Copian profesores, estudiantes, doctorandos y doctorados. Cada uno a su modo.

Los profesores que pretenden que el Rectorado ponga en marcha el primer centro de control del plagio de la Universidad española precisan que desconocen cuál es el porcentaje de producción científica hurtada pero recuerdan que en el ámbito universitario casi todo el mundo a lo largo de la carrera ha conocido algún caso. En Granada, por no abandonar la provincia, se dio el caso de un catedrático que fue juzgado por plagiar y convertir en apuntes un libro canónico de Derecho Romano de un colega de Madrid. El proceso de producción de la copia pudo ser el siguiente: el primer catedrático escribió el libro; el segundo catedrático lo copió para sus apuntes; algunos de los alumnos del segundo catedrático lo fusilaron para un trabajo de investigación; el trabajo de investigación fue copiado subrepticiamente por otro alumno de otro curso, que lo presentó como original al segundo catedrático que, cuando reconoció los párrafos que él había pirateado al primer catedrático, cerró los ojos comprensivamente.

Es muy probable, por añadidura, que muchos de los trabajos pertenecientes a esta serie imaginaria (pero probable) de copias formen parte ahora de ese inmenso reposadero (finito pero ilimitado) de erudición, tan falsa como auténtica, que regula el buscador Google y que sigue fertilizando los trabajos de otros copiadores.

Esta caída en el proceloso laberinto del plagio no es lo peor. Lo peor, según los profesores de la plataforma universitaria, son las consecuencias: el descenso de la calidad de la producción académica; el desprestigio de la Universidad; la falta de motivación de los investigadores y la consolidación de un fraude que todos conocen pero que ninguno (o muy pocos) están dispuesto a a atajar. La única razón que encuentro para explicar por qué este tipo de piratería auténticamente intelectual sigue impune y otras, como la de la música, es perseguida, es la de los derechos económicos. Lo más profundo del hombre sigue siendo el forro del bolsillo.
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UN grupo de profesores de la Universidad de Granada, no muy numeroso de momento, ha constituido una plataforma contra el plagio. Quieren controlar o, más modestamente, avergonzar -o disuadir- a los muchos miembros de la comunidad universitaria que practican rutinariamente -y sin sentido de culpa y arropados por un silencio espeso y cómplice- el plagio. Los docentes sugieren que en todos los estamentos hay individuos prestos a fusilar investigaciones, artículos, memorias, tratados, monografías y, por hacer un guiño a la dialéctica, tesis, síntesis y antítesis. Copian profesores, estudiantes, doctorandos y doctorados. Cada uno a su modo.

Los profesores que pretenden que el Rectorado ponga en marcha el primer centro de control del plagio de la Universidad española precisan que desconocen cuál es el porcentaje de producción científica hurtada pero recuerdan que en el ámbito universitario casi todo el mundo a lo largo de la carrera ha conocido algún caso. En Granada, por no abandonar la provincia, se dio el caso de un catedrático que fue juzgado por plagiar y convertir en apuntes un libro canónico de Derecho Romano de un colega de Madrid. El proceso de producción de la copia pudo ser el siguiente: el primer catedrático escribió el libro; el segundo catedrático lo copió para sus apuntes; algunos de los alumnos del segundo catedrático lo fusilaron para un trabajo de investigación; el trabajo de investigación fue copiado subrepticiamente por otro alumno de otro curso, que lo presentó como original al segundo catedrático que, cuando reconoció los párrafos que él había pirateado al primer catedrático, cerró los ojos comprensivamente.

Es muy probable, por añadidura, que muchos de los trabajos pertenecientes a esta serie imaginaria (pero probable) de copias formen parte ahora de ese inmenso reposadero (finito pero ilimitado) de erudición, tan falsa como auténtica, que regula el buscador Google y que sigue fertilizando los trabajos de otros copiadores.

Esta caída en el proceloso laberinto del plagio no es lo peor. Lo peor, según los profesores de la plataforma universitaria, son las consecuencias: el descenso de la calidad de la producción académica; el desprestigio de la Universidad; la falta de motivación de los investigadores y la consolidación de un fraude que todos conocen pero que ninguno (o muy pocos) están dispuesto a a atajar. La única razón que encuentro para explicar por qué este tipo de piratería auténticamente intelectual sigue impune y otras, como la de la música, es perseguida, es la de los derechos económicos. Lo más profundo del hombre sigue siendo el forro del bolsillo.
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Cultura limpia

– Cultura limpia

SALGO del Rectorado de la Universidad, abro el coche, me siento y pongo el cinturón, arranco, la radio se enciende y oigo la acostumbrada voz de Fernando Argenta que hoy, miércoles, está especialmente alegre y comenta bonitas melodías de músicos optimistas, Rossini entre ellos, excelente compositor de partituras y casi igual de buen cocinero. Y, de pronto, Argenta difunde la noticia de que el gobierno de la República Popular China ha invitado al pianista Guillermo González para participar en las actividades de la otra olimpiada, la de la cultura, entre los veinte mejores pianistas del mundo y como único representante del mundo hispánico.

Argenta presumía de haber sido alumno y ser amigo del pianista, estaba que reventaba de un gozo que me contagió instantáneamente porque, si no puedo presumir de alumno, sí de amigo del pianista más generoso que ha dado España en toda su historia, generoso con los compositores, dadivoso de sí, impulsor y asesor de la Orquesta de Cámara de la Universidad de Granada, ejecutando gratis un programa dificilísimo sobre un piano mojado en el patio de los Arrayanes y en homenaje a Elena Martín Vivaldi, editor y revisor de la Iberia de Albéniz.

Llego a casa, pongo el televisor, consulto todos los teletextos, páginas de sociedad y cultura, para ver si hay más datos sobre la noticia. Pero esa noticia no está. Nuestra cultura se limita a la detención de una red de ladrones de pisos, a la redada contra un montón de pederastas, a una mancha de petróleo que amenaza la playa de la Malvarrosa en Valencia. Nuestra cultura se reduce a la banalización del delito, las chorradas de politiquillos cuyo poder no puede sostenerse sino sobre las corruptelas y las tiranías interiores, el cotilleo inmundo sobre el sexo de menganita y el antisexo de zutanito. ¿Cultura, para qué?

Cultura para respirar, para ser más personas, para no descender ¡y cuánto!, en esa dura escala / que desde el animal lleva hasta el hombre como dijo Luis Cernuda. Para limpiarse el alma.

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