A fusilar

– A fusilar

UN grupo de profesores de la Universidad de Granada, no muy numeroso de momento, ha constituido una plataforma contra el plagio. Quieren controlar o, más modestamente, avergonzar -o disuadir- a los muchos miembros de la comunidad universitaria que practican rutinariamente -y sin sentido de culpa y arropados por un silencio espeso y cómplice- el plagio. Los docentes sugieren que en todos los estamentos hay individuos prestos a fusilar investigaciones, artículos, memorias, tratados, monografías y, por hacer un guiño a la dialéctica, tesis, síntesis y antítesis. Copian profesores, estudiantes, doctorandos y doctorados. Cada uno a su modo.

Los profesores que pretenden que el Rectorado ponga en marcha el primer centro de control del plagio de la Universidad española precisan que desconocen cuál es el porcentaje de producción científica hurtada pero recuerdan que en el ámbito universitario casi todo el mundo a lo largo de la carrera ha conocido algún caso. En Granada, por no abandonar la provincia, se dio el caso de un catedrático que fue juzgado por plagiar y convertir en apuntes un libro canónico de Derecho Romano de un colega de Madrid. El proceso de producción de la copia pudo ser el siguiente: el primer catedrático escribió el libro; el segundo catedrático lo copió para sus apuntes; algunos de los alumnos del segundo catedrático lo fusilaron para un trabajo de investigación; el trabajo de investigación fue copiado subrepticiamente por otro alumno de otro curso, que lo presentó como original al segundo catedrático que, cuando reconoció los párrafos que él había pirateado al primer catedrático, cerró los ojos comprensivamente.

Es muy probable, por añadidura, que muchos de los trabajos pertenecientes a esta serie imaginaria (pero probable) de copias formen parte ahora de ese inmenso reposadero (finito pero ilimitado) de erudición, tan falsa como auténtica, que regula el buscador Google y que sigue fertilizando los trabajos de otros copiadores.

Esta caída en el proceloso laberinto del plagio no es lo peor. Lo peor, según los profesores de la plataforma universitaria, son las consecuencias: el descenso de la calidad de la producción académica; el desprestigio de la Universidad; la falta de motivación de los investigadores y la consolidación de un fraude que todos conocen pero que ninguno (o muy pocos) están dispuesto a a atajar. La única razón que encuentro para explicar por qué este tipo de piratería auténticamente intelectual sigue impune y otras, como la de la música, es perseguida, es la de los derechos económicos. Lo más profundo del hombre sigue siendo el forro del bolsillo.
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A fusilar

– A fusilar

UN grupo de profesores de la Universidad de Granada, no muy numeroso de momento, ha constituido una plataforma contra el plagio. Quieren controlar o, más modestamente, avergonzar -o disuadir- a los muchos miembros de la comunidad universitaria que practican rutinariamente -y sin sentido de culpa y arropados por un silencio espeso y cómplice- el plagio. Los docentes sugieren que en todos los estamentos hay individuos prestos a fusilar investigaciones, artículos, memorias, tratados, monografías y, por hacer un guiño a la dialéctica, tesis, síntesis y antítesis. Copian profesores, estudiantes, doctorandos y doctorados. Cada uno a su modo.

Los profesores que pretenden que el Rectorado ponga en marcha el primer centro de control del plagio de la Universidad española precisan que desconocen cuál es el porcentaje de producción científica hurtada pero recuerdan que en el ámbito universitario casi todo el mundo a lo largo de la carrera ha conocido algún caso. En Granada, por no abandonar la provincia, se dio el caso de un catedrático que fue juzgado por plagiar y convertir en apuntes un libro canónico de Derecho Romano de un colega de Madrid. El proceso de producción de la copia pudo ser el siguiente: el primer catedrático escribió el libro; el segundo catedrático lo copió para sus apuntes; algunos de los alumnos del segundo catedrático lo fusilaron para un trabajo de investigación; el trabajo de investigación fue copiado subrepticiamente por otro alumno de otro curso, que lo presentó como original al segundo catedrático que, cuando reconoció los párrafos que él había pirateado al primer catedrático, cerró los ojos comprensivamente.

Es muy probable, por añadidura, que muchos de los trabajos pertenecientes a esta serie imaginaria (pero probable) de copias formen parte ahora de ese inmenso reposadero (finito pero ilimitado) de erudición, tan falsa como auténtica, que regula el buscador Google y que sigue fertilizando los trabajos de otros copiadores.

Esta caída en el proceloso laberinto del plagio no es lo peor. Lo peor, según los profesores de la plataforma universitaria, son las consecuencias: el descenso de la calidad de la producción académica; el desprestigio de la Universidad; la falta de motivación de los investigadores y la consolidación de un fraude que todos conocen pero que ninguno (o muy pocos) están dispuesto a a atajar. La única razón que encuentro para explicar por qué este tipo de piratería auténticamente intelectual sigue impune y otras, como la de la música, es perseguida, es la de los derechos económicos. Lo más profundo del hombre sigue siendo el forro del bolsillo.
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UN grupo de profesores de la Universidad de Granada, no muy numeroso de momento, ha constituido una plataforma contra el plagio. Quieren controlar o, más modestamente, avergonzar -o disuadir- a los muchos miembros de la comunidad universitaria que practican rutinariamente -y sin sentido de culpa y arropados por un silencio espeso y cómplice- el plagio. Los docentes sugieren que en todos los estamentos hay individuos prestos a fusilar investigaciones, artículos, memorias, tratados, monografías y, por hacer un guiño a la dialéctica, tesis, síntesis y antítesis. Copian profesores, estudiantes, doctorandos y doctorados. Cada uno a su modo.

Los profesores que pretenden que el Rectorado ponga en marcha el primer centro de control del plagio de la Universidad española precisan que desconocen cuál es el porcentaje de producción científica hurtada pero recuerdan que en el ámbito universitario casi todo el mundo a lo largo de la carrera ha conocido algún caso. En Granada, por no abandonar la provincia, se dio el caso de un catedrático que fue juzgado por plagiar y convertir en apuntes un libro canónico de Derecho Romano de un colega de Madrid. El proceso de producción de la copia pudo ser el siguiente: el primer catedrático escribió el libro; el segundo catedrático lo copió para sus apuntes; algunos de los alumnos del segundo catedrático lo fusilaron para un trabajo de investigación; el trabajo de investigación fue copiado subrepticiamente por otro alumno de otro curso, que lo presentó como original al segundo catedrático que, cuando reconoció los párrafos que él había pirateado al primer catedrático, cerró los ojos comprensivamente.

Es muy probable, por añadidura, que muchos de los trabajos pertenecientes a esta serie imaginaria (pero probable) de copias formen parte ahora de ese inmenso reposadero (finito pero ilimitado) de erudición, tan falsa como auténtica, que regula el buscador Google y que sigue fertilizando los trabajos de otros copiadores.

Esta caída en el proceloso laberinto del plagio no es lo peor. Lo peor, según los profesores de la plataforma universitaria, son las consecuencias: el descenso de la calidad de la producción académica; el desprestigio de la Universidad; la falta de motivación de los investigadores y la consolidación de un fraude que todos conocen pero que ninguno (o muy pocos) están dispuesto a a atajar. La única razón que encuentro para explicar por qué este tipo de piratería auténticamente intelectual sigue impune y otras, como la de la música, es perseguida, es la de los derechos económicos. Lo más profundo del hombre sigue siendo el forro del bolsillo.
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UN grupo de profesores de la Universidad de Granada, no muy numeroso de momento, ha constituido una plataforma contra el plagio. Quieren controlar o, más modestamente, avergonzar -o disuadir- a los muchos miembros de la comunidad universitaria que practican rutinariamente -y sin sentido de culpa y arropados por un silencio espeso y cómplice- el plagio. Los docentes sugieren que en todos los estamentos hay individuos prestos a fusilar investigaciones, artículos, memorias, tratados, monografías y, por hacer un guiño a la dialéctica, tesis, síntesis y antítesis. Copian profesores, estudiantes, doctorandos y doctorados. Cada uno a su modo.

Los profesores que pretenden que el Rectorado ponga en marcha el primer centro de control del plagio de la Universidad española precisan que desconocen cuál es el porcentaje de producción científica hurtada pero recuerdan que en el ámbito universitario casi todo el mundo a lo largo de la carrera ha conocido algún caso. En Granada, por no abandonar la provincia, se dio el caso de un catedrático que fue juzgado por plagiar y convertir en apuntes un libro canónico de Derecho Romano de un colega de Madrid. El proceso de producción de la copia pudo ser el siguiente: el primer catedrático escribió el libro; el segundo catedrático lo copió para sus apuntes; algunos de los alumnos del segundo catedrático lo fusilaron para un trabajo de investigación; el trabajo de investigación fue copiado subrepticiamente por otro alumno de otro curso, que lo presentó como original al segundo catedrático que, cuando reconoció los párrafos que él había pirateado al primer catedrático, cerró los ojos comprensivamente.

Es muy probable, por añadidura, que muchos de los trabajos pertenecientes a esta serie imaginaria (pero probable) de copias formen parte ahora de ese inmenso reposadero (finito pero ilimitado) de erudición, tan falsa como auténtica, que regula el buscador Google y que sigue fertilizando los trabajos de otros copiadores.

Esta caída en el proceloso laberinto del plagio no es lo peor. Lo peor, según los profesores de la plataforma universitaria, son las consecuencias: el descenso de la calidad de la producción académica; el desprestigio de la Universidad; la falta de motivación de los investigadores y la consolidación de un fraude que todos conocen pero que ninguno (o muy pocos) están dispuesto a a atajar. La única razón que encuentro para explicar por qué este tipo de piratería auténticamente intelectual sigue impune y otras, como la de la música, es perseguida, es la de los derechos económicos. Lo más profundo del hombre sigue siendo el forro del bolsillo.
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UN grupo de profesores de la Universidad de Granada, no muy numeroso de momento, ha constituido una plataforma contra el plagio. Quieren controlar o, más modestamente, avergonzar -o disuadir- a los muchos miembros de la comunidad universitaria que practican rutinariamente -y sin sentido de culpa y arropados por un silencio espeso y cómplice- el plagio. Los docentes sugieren que en todos los estamentos hay individuos prestos a fusilar investigaciones, artículos, memorias, tratados, monografías y, por hacer un guiño a la dialéctica, tesis, síntesis y antítesis. Copian profesores, estudiantes, doctorandos y doctorados. Cada uno a su modo.

Los profesores que pretenden que el Rectorado ponga en marcha el primer centro de control del plagio de la Universidad española precisan que desconocen cuál es el porcentaje de producción científica hurtada pero recuerdan que en el ámbito universitario casi todo el mundo a lo largo de la carrera ha conocido algún caso. En Granada, por no abandonar la provincia, se dio el caso de un catedrático que fue juzgado por plagiar y convertir en apuntes un libro canónico de Derecho Romano de un colega de Madrid. El proceso de producción de la copia pudo ser el siguiente: el primer catedrático escribió el libro; el segundo catedrático lo copió para sus apuntes; algunos de los alumnos del segundo catedrático lo fusilaron para un trabajo de investigación; el trabajo de investigación fue copiado subrepticiamente por otro alumno de otro curso, que lo presentó como original al segundo catedrático que, cuando reconoció los párrafos que él había pirateado al primer catedrático, cerró los ojos comprensivamente.

Es muy probable, por añadidura, que muchos de los trabajos pertenecientes a esta serie imaginaria (pero probable) de copias formen parte ahora de ese inmenso reposadero (finito pero ilimitado) de erudición, tan falsa como auténtica, que regula el buscador Google y que sigue fertilizando los trabajos de otros copiadores.

Esta caída en el proceloso laberinto del plagio no es lo peor. Lo peor, según los profesores de la plataforma universitaria, son las consecuencias: el descenso de la calidad de la producción académica; el desprestigio de la Universidad; la falta de motivación de los investigadores y la consolidación de un fraude que todos conocen pero que ninguno (o muy pocos) están dispuesto a a atajar. La única razón que encuentro para explicar por qué este tipo de piratería auténticamente intelectual sigue impune y otras, como la de la música, es perseguida, es la de los derechos económicos. Lo más profundo del hombre sigue siendo el forro del bolsillo.
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UN grupo de profesores de la Universidad de Granada, no muy numeroso de momento, ha constituido una plataforma contra el plagio. Quieren controlar o, más modestamente, avergonzar -o disuadir- a los muchos miembros de la comunidad universitaria que practican rutinariamente -y sin sentido de culpa y arropados por un silencio espeso y cómplice- el plagio. Los docentes sugieren que en todos los estamentos hay individuos prestos a fusilar investigaciones, artículos, memorias, tratados, monografías y, por hacer un guiño a la dialéctica, tesis, síntesis y antítesis. Copian profesores, estudiantes, doctorandos y doctorados. Cada uno a su modo.

Los profesores que pretenden que el Rectorado ponga en marcha el primer centro de control del plagio de la Universidad española precisan que desconocen cuál es el porcentaje de producción científica hurtada pero recuerdan que en el ámbito universitario casi todo el mundo a lo largo de la carrera ha conocido algún caso. En Granada, por no abandonar la provincia, se dio el caso de un catedrático que fue juzgado por plagiar y convertir en apuntes un libro canónico de Derecho Romano de un colega de Madrid. El proceso de producción de la copia pudo ser el siguiente: el primer catedrático escribió el libro; el segundo catedrático lo copió para sus apuntes; algunos de los alumnos del segundo catedrático lo fusilaron para un trabajo de investigación; el trabajo de investigación fue copiado subrepticiamente por otro alumno de otro curso, que lo presentó como original al segundo catedrático que, cuando reconoció los párrafos que él había pirateado al primer catedrático, cerró los ojos comprensivamente.

Es muy probable, por añadidura, que muchos de los trabajos pertenecientes a esta serie imaginaria (pero probable) de copias formen parte ahora de ese inmenso reposadero (finito pero ilimitado) de erudición, tan falsa como auténtica, que regula el buscador Google y que sigue fertilizando los trabajos de otros copiadores.

Esta caída en el proceloso laberinto del plagio no es lo peor. Lo peor, según los profesores de la plataforma universitaria, son las consecuencias: el descenso de la calidad de la producción académica; el desprestigio de la Universidad; la falta de motivación de los investigadores y la consolidación de un fraude que todos conocen pero que ninguno (o muy pocos) están dispuesto a a atajar. La única razón que encuentro para explicar por qué este tipo de piratería auténticamente intelectual sigue impune y otras, como la de la música, es perseguida, es la de los derechos económicos. Lo más profundo del hombre sigue siendo el forro del bolsillo.
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La Fundación del PTS se reúne mañana para abordar su ampliación definitiva

– La Fundación del PTS se reúne mañana para abordar su ampliación definitiva

El Patronato de la Fundación del Parque Tecnológico de Ciencias de la Salud (PTS) de Granada mantendrá mañana, a partir de las 11:00 horas, en el Hospital Real, una reunión para decidir la ampliación definitiva del parque, han informado a Efe fuentes del PTS.

El pasado mes de noviembre, el Patronato aprobó por mayoría de sus miembros su ampliación, en una primera fase, en los 289.000 metros cuadrados que prevé el Plan de Ordenación Territorial de la Aglomeración Urbana de Granada (POTAUG) en Ogíjares.

La propuesta contó con el rechazo del Ayuntamiento de Granada, que condicionó su voto a favor a que al acuerdo acompañara el compromiso por escrito del Patronato de que la ampliación del PTS se completara en los municipios de Granada y Armilla.

Esta petición, no obstante, fue rechazada por el resto de miembros del Patronato, puesto que se trata de terrenos sin calificar, en el caso de Armilla, y calificados como de alta protección, en el caso de la capital, sobre los que es necesario hacer un estudio previo.

El Patronato quedó en reunirse de nuevo para abordar la ampliación completa del Parque, que según lo previsto en el Plan de Ordenación Territorial de la Aglomeración Urbana de Granada (POTAUG), dotará al PTS de un millón de metros cuadrados de superficie total.

En el transcurso de la reunión de mañana, está previsto que se presente el estudio completo del suelo ofrecido, encargado a una empresa externa, para decidir finalmente sobre si la ampliación se hará sobre Granada, Padul, Otura o Las Gabias.

El Patronato de la Fundación del PTS está compuesto por la Junta de Andalucía -a través de las Consejerías de Salud, Obras Públicas e Innovación-; la Universidad de Granada; la Diputación Provincial; los Ayuntamientos de Granada y Armilla; el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC); Caja Granada; Caja Rural; Confederación Granadina de Empresarios y la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Granada.
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Expertos destacan la importancia del ruido en la planificación urbanística

– Expertos destacan la importancia del ruido en la planificación urbanística

Los expertos que han participado esta semana en la Jornada sobre Contaminación Ambiental y Edificación Acústicamente Sostenible, celebrada en la Universidad de Granada, han destacado la importancia de tener en cuenta el ruido a la hora de desarrollar la planificación urbanística de las ciudades.

En el encuentro, que ha tenido lugar en la Escuela Universitaria de Arquitectura Técnica y que ha sido organizado por el Consejo General de Colegios Oficiales de Ingenieros Industriales y la Sociedad Española de Acústica (SEA), los participantes han analizado las nuevas leyes y normativas sobre esta materia.

Según ha informado Antonio Pérez-López, presidente de la SEA, la contaminación acústica-ambiental es un tema que actualmente está muy avanzado en cuanto a legislación, puesto que España ha sido uno de los primeros países en adaptar una directiva europea sobre el ruido.

Al respecto, ha destacado que España además ha ampliado esta norma, que tienen que ahora que desarrollar las comunidades autónomas y los ayuntamientos, para todas aquellas situaciones de contaminación acústica referentes a nuevos proyectos e incluso en las ya existentes.

Aunque en este tipo de contaminación todos somos responsables, Pérez-López ha incidido en la labor de vigilancia y control que ejercen las administraciones, así como en la formación con la que han de contar los técnicos.

Precisamente lo que pretende la SEA es tratar de dar las herramientas y los conocimientos a estos profesionales para que conozcan unas normativas generalmente complejas y que deben saber aplicar.

El presidente de la Sociedad Española de Acústica ha manifestado que el desarrollo urbanístico es, en este asunto, muy importante para evitar las molestias de los ruidos que se generan sobre las viviendas.

Respecto a ese desarrollo urbanístico, la normativa establece unas zonas con niveles y usos que no se puede sobrepasar, pese a que hasta ahora había sido muy frecuente, por ejemplo, que se construyera al lado de un aeropuerto o muy cerca de vías de ferrocarril o carreteras, sin respetar sus zonas de servidumbre.

Lo fundamental, a su juicio, es que en la nueva normativa considera que debe ser tenido en cuenta en los planes urbanísticos el ruido, que tiene que ser considerado en cualquier aplicación, diseño o licencia de apertura.

Por su parte, Plácido Perera, funcionario del Ayuntamiento de Madrid, ha declarado a Efe que, si se ponen en marcha los mecanismos para cumplir con la nueva legislación, en un futuro inmediato las ciudades volverán a no estar contaminadas acústicamente.

Al respecto, se ha mostrado partidario, no de contar con ciudades silenciosas, sino que a través de la planificación urbana se diferencien y alejen aquellas zonas donde se genera el ruido de las que se utilizan para descansar.

Para Carlos Girón, de la Oficina Defensor del Pueblo Andaluz, que también ha participado en la Jornada, los ruidos suponen para la mayoría de los ciudadanos un problema de primer orden, que afecta y se percibe como algo que acontece en sus propias viviendas.

En su opinión, el gran reto será ahora afrontar los problemas que ya existen respecto a la contaminación acústica y cómo reconducir una situación heredada.
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La Fundación del PTS de Granada se reúne mañana para abordar su ampliación definitiva

– La Fundación del PTS de Granada se reúne mañana para abordar su ampliación definitiva

El Patronato de la Fundación del Parque Tecnológico de Ciencias de la Salud (PTS) de Granada mantendrá mañana, a partir de las 11:00 horas, en el Hospital Real, una reunión para decidir la ampliación definitiva del parque, han informado a Efe fuentes del PTS.
EFE El pasado mes de noviembre, el Patronato aprobó por mayoría de sus miembros su ampliación, en una primera fase, en los 289.000 metros cuadrados que prevé el Plan de Ordenación Territorial de la Aglomeración Urbana de Granada (POTAUG) en Ogíjares.

La propuesta contó con el rechazo del Ayuntamiento de Granada, que condicionó su voto a favor a que al acuerdo acompañara el compromiso por escrito del Patronato de que la ampliación del PTS se completara en los municipios de Granada y Armilla.

Esta petición, no obstante, fue rechazada por el resto de miembros del Patronato, puesto que se trata de terrenos sin calificar, en el caso de Armilla, y calificados como de alta protección, en el caso de la capital, sobre los que es necesario hacer un estudio previo.

El Patronato quedó en reunirse de nuevo para abordar la ampliación completa del Parque, que según lo previsto en el Plan de Ordenación Territorial de la Aglomeración Urbana de Granada (POTAUG), dotará al PTS de un millón de metros cuadrados de superficie total.

En el transcurso de la reunión de mañana, está previsto que se presente el estudio completo del suelo ofrecido, encargado a una empresa externa, para decidir finalmente sobre si la ampliación se hará sobre Granada, Padul, Otura o Las Gabias.

El Patronato de la Fundación del PTS está compuesto por la Junta de Andalucía -a través de las Consejerías de Salud, Obras Públicas e Innovación-; la Universidad de Granada; la Diputación Provincial; los Ayuntamientos de Granada y Armilla; el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC); Caja Granada; Caja Rural; Confederación Granadina de Empresarios y la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Granada.
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Los expertos destacan la importancia del ruido en la planificación urbanística

– Los expertos destacan la importancia del ruido en la planificación urbanística

Los expertos que han participado esta semana en la Jornada sobre Contaminación Ambiental y Edificación Acústicamente Sostenible, celebrada en la Universidad de Granada, han destacado la importancia de tener en cuenta el ruido a la hora de desarrollar la planificación urbanística de las ciudades.
EFE En el encuentro, que ha tenido lugar en la Escuela Universitaria de Arquitectura Técnica y que ha sido organizado por el Consejo General de Colegios Oficiales de Ingenieros Industriales y la Sociedad Española de Acústica (SEA), los participantes han analizado las nuevas leyes y normativas sobre esta materia.

Según ha informado a Efe Antonio Pérez-López, presidente de la SEA, la contaminación acústica-ambiental es un tema que actualmente está muy avanzado en cuanto a legislación, puesto que España ha sido uno de los primeros países en adaptar una directiva europea sobre el ruido.

Al respecto, ha destacado que España además ha ampliado esta norma, que tienen que ahora que desarrollar las comunidades autónomas y los ayuntamientos, para todas aquellas situaciones de contaminación acústica referentes a nuevos proyectos e incluso en las ya existentes.

Aunque en este tipo de contaminación todos somos responsables, Pérez-López ha incidido en la labor de vigilancia y control que ejercen las administraciones, así como en la formación con la que han de contar los técnicos.

Precisamente lo que pretende la SEA es tratar de dar las herramientas y los conocimientos a estos profesionales para que conozcan unas normativas generalmente complejas y que deben saber aplicar.

El presidente de la Sociedad Española de Acústica ha manifestado que el desarrollo urbanístico es, en este asunto, muy importante para evitar las molestias de los ruidos que se generan sobre las viviendas.

Respecto a ese desarrollo urbanístico, la normativa establece unas zonas con niveles y usos que no se puede sobrepasar, pese a que hasta ahora había sido muy frecuente, por ejemplo, que se construyera al lado de un aeropuerto o muy cerca de vías de ferrocarril o carreteras, sin respetar sus zonas de servidumbre.

Lo fundamental, a su juicio, es que en la nueva normativa considera que debe ser tenido en cuenta en los planes urbanísticos el ruido, que tiene que ser considerado en cualquier aplicación, diseño o licencia de apertura.

Por su parte, Plácido Perera, funcionario del Ayuntamiento de Madrid, ha declarado a Efe que, si se ponen en marcha los mecanismos para cumplir con la nueva legislación, en un futuro inmediato las ciudades volverán a no estar contaminadas acústicamente.

Al respecto, se ha mostrado partidario, no de contar con ciudades silenciosas, sino que a través de la planificación urbana se diferencien y alejen aquellas zonas donde se genera el ruido de las que se utilizan para descansar.

Para Carlos Girón, de la Oficina Defensor del Pueblo Andaluz, que también ha participado en la Jornada, los ruidos suponen para la mayoría de los ciudadanos un problema de primer orden, que afecta y se percibe como algo que acontece en sus propias viviendas.

En su opinión, el gran reto será ahora afrontar los problemas que ya existen respecto a la contaminación acústica y cómo reconducir una situación heredada.
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«Los paseíllos no pueden destrozarlos porque es lo poco que nos queda»

– «Los paseíllos no pueden destrozarlos porque es lo poco que nos queda».

Los vecinos y usuarios del vial del campus de Fuentenueva intensifican su campaña para que Junta y Rectorado busquen alternativas al trazado del metro.

Carpeta en mano, aunque no son colegialas ni tienen años para eso porque algunas cuentan ya más de cincuenta y sesenta primaveras, se recorren estos días los paseíllos del campus de Fuentenueva. Piden firmas a jóvenes y mayores para que el metro «no destroce» esta zona verde de la ciudad que «es de lo poco que nos queda». La plataforma a favor de los paseíllos ha intensificado en estos últimos días son actuaciones para que «Junta, Ayuntamiento y Universidad de Granada (UGR) se piensen bien lo que van a hacer».

Encarni Quílez es una de las vecinas que se recorre los paseíllos con su carpeta y su bolígrafo parando a ancianos, jóvenes y quien quiera escucharla. Dice que el de Fuentenueva es un campus pequeño y, por eso, insiste en que se busquen otras alternativas. Ella al igual que María Jesús Blázquez llevan muchos años paseando por esta calle verde. La última comenta con su perro al lado que «hace quince años que paseamos por aquí».

Mayores caminando, niños con los patines, universitarios en las pistas deportivas, ancianos con enfermedades en sillas de ruedas, familias completas disfrutando de este espacio verde… son muchas las personas que usan cada día los paseíllos universitarios. Espacio que dependiendo de la opción que al final se elija quedarán partidos por la mitad con las obras del metro. En este punto, José Jiménez, uno de los usuarios, destaca la gran función social que tiene esta zona verde. Jiménez se ha reunido esta semana con el rector de la UGR, Francisco González Lodeiro. Junto a otro grupo de vecinos le ha hecho llegar su preocupación.

Obras Públicas

La próxima semana, mañana concretamente, Jiménez y otro grupo de la plataforma han quedado con el delegado de Obras Públicas en los propios paseíllos para explicarle y para que vea de primera mano cuál es la situación de este «pulmón verde». En este sentido, Jiménez insiste en la importante función social que hacen los paseíllos de Fuentenueva.

Ángeles Martínez es otra de las mujeres que pide que el metro no acabe con esta zona de recreo. Dice que cuarenta años hace que ella pasea y camina por esta zona. Cuando aún no estaban construidos «la mayoría de los edificios y esto eran huertas, ya estábamos nosotros aquí». Por eso, ahora a esta señora no le parece muy lógico que «quieran que el metro vaya por arriba y las personas deban caminar por el subterráneo, sin que nos dé el sol».

Tienen muchas dudas y fundamentalmente un deseo común, que el metro no acabe con esta zona de esparcimiento en la que cada tarde y cada fin de semana se olvidan del día a día y «podemos escuchar los pajarillos como cantan». Juan de Díos Vílchez es otro de los vecinos que ha disfrutado toda la vida de los paseíllos. «Aquí he venido con mis hijas, que tienen 29 y 25 años, desde pequeñas a jugar», rememora.

Manuela Hernández, Conchi, Encarni, José… todos son usuarios de estos paseíllos en los que cada día ven, además, como pasan cientos de universitarios de la Facultad de Ciencias, las escuelas de Arquitectura Técnica y de Caminos, los profesionales del Centro de Instrumentación Científica o las decenas de alumnos que utilizan las pistas deportivas y la piscina. Dicen que han recogido ya entre tres y cuatro mil firmas para que el metro «no destroce los paseíllos», insisten.

Tienen muchas dudas sobre qué pasará y no entienden muy bien, aunque les digan las autoridades que será silencioso cuando se ponga cómo funcionará o qué medidas se tomarán para que la zona sea segura. Desde la plataforma, que también está compuesta por algunos profesores de la UGR, Jiménez ha hecho hincapié en varias ocasiones en que no están en contra del metro, pero lo que no quieren es que se acabe con los paseíllos.

La Universidad y la Junta tienen ahora la palabra y puede que la respuesta llegue pronto.
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