Los adolescentes valoran el maltrato escolar como algo «natural» y aíslan a la víctima

Los adolescentes valoran el maltrato escolar como algo «natural» y aíslan a la víctima

Califican al agresor como una «persona fuerte, valiente y extrovertida»
Un estudio de la UGR destaca que el alumnado cree que «esto seguirá»

Resultados preocupantes. Los adolescentes creen que el maltrato escolar «ocurre desde siempre y continuará». Eso no es todo, «el maltrato se está incorporando cada vez más al bagaje cotidiano de la interacción entre los grupos de iguales, se considera como algo natural y goza de cierta aprobación social». Los escolares apoyan el comportamiento de los agresores, y dejan aislada y desprotegida a la víctima.
Son parte de las conclusiones de una tesis doctoral realizada en el departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Granada (UGR), que advierte de que, desde un punto de vista de la acción psicopedagógica, «es necesario demostrar al chaval que estos actos no tienen que continuar para siempre, y que se puede hacer algo para terminar con ellos», a través de programas educativos más completos.
Este trabajo, cuyo objetivo era conocer la representación y valoraciones que los adolescentes hacen sobre el fenómeno del maltrato entre iguales, ha sido realizado por la profesora Mª Jesús Caurcel Cara, y dirigido por los profesores Fernando Justicia (UGR), Ana Mª Tomás (Universidade do Minho, Portugal) y Mª del Carmen Pichardo (UGR). Ha sido una tesis europea desarrollada en dos idiomas. Se ha realizado durante más de cuatro años y medio.
Para llevarlo a cabo, los autores encuestaron a 1.237 niños de entre 11 y 16 años de Granada y Braga (Portugal), a quienes se aplicó un cuestionario para conocer su percepción sobre el \’bullying\’. Así, los investigadores constataron que, en los centros escolares estudiados, existen comportamientos de victimización con una tasa de incidencia de 7,3% de víctimas, 8,5% de agresores y 84,1% de niños \’espectadores\’, según se informa en un comunicado.
El cuestionario aplicado a los niños reveló que, para describir a los protagonistas del maltrato, los participantes se sirven de estereotipos sociales, caracterizando a la víctima como una persona pasiva, socialmente incompetente y que experimenta estados emocionales desagradables de ansiedad, depresión e inseguridad. Todo lo contrario ocurre con el agresor, los calificativos son de una persona fuerte, valiente, extrovertida que experimenta estados emocionales agradables -victimizador feliz- que le dan poder y confianza en sí mismo, refuerzan su estatus en el grupo e inhiben otras motivaciones sociales para terminar con los abusos.
La investigación realizada en la UGR también ha demostrado que existen diferencias de sexo en la percepción social que los escolares tienen del maltrato entre iguales. Las chicas condenan los abusos de una forma más crítica, reaccionan ante ellos con emociones desagradables, rechazan este tipo de situaciones y muestran más empatía hacia la víctima.
Por su parte, los chicos resaltaban en sus categorizaciones la vulnerabilidad y responsabilidad moral de la víctima, al afirmar que «debería sentirse culpable y avergonzada».
En función de la edad de los participantes en el estudio, las diferencias más marcadas se encontraron entre los preadolescentes de 11 y 12 años y los de 15, en adelante. «La percepción de la vulnerabilidad de las víctimas y la intensificación del rechazo contra los agresores se acentúan conforme los adolescentes crecen, lo que se debe a una mayor interiorización de las normas sociales por los niños», sentencia Caurcel.
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Acoso escolar: la historia de nunca acabar

Acoso escolar: la historia de nunca acabar

EL acoso escolar es un fenómeno con cierto arraigo entre los estudiantes, que se muestran «resignados y pesimistas» ante este fenómeno, lo que deja pocas puertas abiertas para combatirlo. Al menos es lo que se desprende de un estudio realizado en la Universidad de Granada entre adolescentes españoles y portugueses, en el que se destaca además que la víctima suele ser vista como «socialmente incompetente» frente al estereotipo de persona fuerte y alegre.

El estudio ha sido realizado entre alumnos de Granada y Braga (Portugal) por el departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Granada, y sus resultados han sido publicados en varios medios especializados.
Según la profesora responsable del informe, Maria Jesús Caurcel, la mayoría de los adolescentes cree que el maltrato entre iguales en el ámbito escolar «es algo que ocurre desde siempre y que además va a continuar».
«El acoso o bullying se está incorporando cada vez más al bagaje cotidiano, se considera como algo natural y goza de cierta aprobación social», explica Caurcel, quien subraya que «los escolares apoyan el comportamiento de los agresores, y dejan aislada y desprotegida a la víctima».
Lacra social
En este sentido, el elemento más preocupante es que un elevado número de los más de 1.200 alumnos encuestados presentan «una visión negativa, pesimista y de resignación» ante esta lacra social, por lo que la responsable del informe alerta de las dificultades de los pedagogos para intervenir ante esta situación y ponerle freno.
Por ello, la docente advierte que es necesario «demostrar a los chavales que este tipo de actos no tienen que continuar para siempre, y que se puede hacer algo para terminar con ellos», especialmente a través de programas educativos más completos.
Según los datos aportados por los alumnos de entre 11 y 16 años, los alumnos recurren a estereotipos sociales para describir a los protagonistas del maltrato. Así, representan a la víctima como una persona «pasiva, socialmente incompetente y que experimenta estados emocionales desagradables de ansiedad, depresión e inseguridad».
Por el contrario, el agresor es visto como «una persona fuerte, valiente, extrovertida que experimenta estados emocionales agradables», una especie de «victimizador feliz» en palabras de Caurcel al que sus actos «le dan poder y confianza en sí mismo y refuerzan su estatus en el grupo», aunque inhiben otras motivaciones sociales para terminar con los abusos.
Victimización
Los investigadores han constatado que, en los centros escolares estudiados, existen comportamientos de victimización con una tasa de incidencia de 7,3 por ciento de víctimas, mientras que el 8,5 por ciento son agresores y 84,1 por ciento de niños se limitan a ser espectadores.
El informe pone de manifiesto que existen diferentes percepciones del fenómeno según el sexo y la edad de los alumnos.
Así, las chicas condenan los abusos «de una forma más crítica», reaccionan ante ellos con emociones desagradables. Reflexionan sobre la víctima», ya que la describen con cualidades positivas y «reconocen su sufrimiento». Mientras, los chicos resaltan la vulnerabilidad y responsabilidad moral de la víctima, de la que llegan a señalar que «debería sentirse culpable y avergonzada».
Rechazo
Respecto a la edad, el informe constata que a medida que crecen «se acentúa la idea de vulnerabilidad de las víctimas y se intensifica el rechazo contra los agresores», algo que los investigadores achacan a una mayor interiorización de las normas sociales por parte de los niños.
Caurcel destaca que este informe ha sido una herramienta fundamental para hallar asociaciones, regularidades y factores de riesgo y de protección, que la comunidad educativa podrán usar como punto de partida para buscar una respuesta adecuada y realista al fenómeno del acoso escolar y ayudar a los escolares a salir adelante con sus propios medios.
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Los adolescentes ven el acoso en la escuela como algo natural que «ocurre desde siempre»

Los adolescentes ven el acoso en la escuela como algo natural que «ocurre desde siempre»

El acoso escolar es un fenómeno con cierto arraigo entre los estudiantes, que se muestran «resignados y pesimistas» ante este fenómeno, lo que deja pocas puertas abiertas para combatirlo. Al menos es lo que se desprende de un estudio realizado en la Universidad de Granada entre adolescentes españoles y portugueses, en el que se destaca además que la víctima suele ser vista como «socialmente incompetente» frente al estereotipo de persona fuerte y alegre.

El estudio ha sido realizado entre alumnos de Granada y Braga (Portugal) por el departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Granada, y sus resultados han sido publicados en varios medios especializados. Según la profesora responsable del informe, María Jesús Caurcel, la mayoría de los adolescentes cree que el maltrato entre iguales en el ámbito escolar «es algo que ocurre desde siempre y que además va a continuar».
«El acoso se está incorporando cada vez más al bagaje cotidiano, se considera como algo natural y goza de cierta aprobación social», explica Caurcel, quien subraya que «los escolares apoyan el comportamiento de los agresores, y dejan aislada y desprotegida a la víctima». El elemento más preocupante es que un elevado número de los más de 1.200 alumnos encuestados presentan «una visión negativa, pesimista y de resignación» ante esta lacra social, por lo que la responsable del informe alerta de las dificultades de los pedagogos para intervenir.
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Los adolescentes perciben el acoso escolar como algo natural que ocurre «desde siempre»

Los adolescentes perciben el acoso escolar como algo natural que ocurre «desde siempre»

El acoso escolar es un fenómeno con cierto arraigo entre los estudiantes, que se muestran «resignados y pesimistas» ante este fenómeno, lo que deja pocas puertas abiertas para combatirlo. Al menos eso es lo que se desprende de un estudio realizado en la Universidad de Granada entre adolescentes españoles y portugueses, en el que se destaca, además, que la víctima suele ser vista como «socialmente incompetente» frente al estereotipo de persona fuerte y alegre.

El estudio ha sido realizado entre alumnos de Granada y Braga (Portugal) por el departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Granada, y sus resultados han sido publicados en varios medios especializados. Según la profesora responsable del informe, Maria Jesús Caurcel, la mayoría de los adolescentes cree que el maltrato entre iguales en el ámbito escolar no sólo «es algo que ocurre desde siempre» sino que además va a continuar».
«El acoso o bullying se está incorporando cada vez más al bagaje cotidiano, se considera como algo natural y goza de cierta aprobación social», explica Caurcel, quien subraya que «los escolares apoyan el comportamiento de los agresores, y dejan aislada y desprotegida a la víctima».
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Los escolares ven «natural» el acoso

Los escolares ven «natural» el acoso

El acoso escolar es un fenómeno con cierto arraigo entre los estudiantes, que se muestran «resignados y pesimistas» ante este fenómeno, lo que deja pocas puertas abiertas para combatirlo. Así se desprende de un estudio realizado por la Universidad de Granada entre más de 1.200 adolescentes en el que se destaca que la víctima suele ser vista como una persona «socialmente incompetente», frente al estereotipo de «valiente y extrovertido» del agresor. Según la profesora responsable del informe, María Jesús Caurcel, la mayoría de los alumnos cree que el maltrato entre iguales en el ámbito escolar «es algo que ocurre desde siempre y que además va a continuar».

«El acoso o bullying se está incorporando cada vez más al bagaje cotidiano, se considera como algo natural y goza de cierta aprobación social», explica Caurcel, quien subraya que los estudiantes «apoyan el comportamiento de los agresores, y dejan aislada y desprotegida a la víctima».
En este sentido, el elemento más preocupante es que un elevado número de los más de 1.200 alumnos encuestados presentan «una visión negativa, pesimista y de resignación» ante esta lacra social, por lo que la responsable del informe alerta de las dificultades de los pedagogos para intervenir ante esta situación y ponerle freno. Por ello, la experta advierte de que es necesario «demostrar a los chavales que este tipo de actos no tienen que continuar para siempre, y que se puede hacer algo para terminar con ellos», especialmente a través de programas educativos más completos.
Según los datos aportados por los alumnos de entre 11 y 16 años, éstos recurren a estereotipos sociales para describir a los protagonistas del maltrato. Así, representan a la víctima como una persona «pasiva, socialmente incompetente y que experimenta estados emocionales desagradables de ansiedad, depresión e inseguridad».
Por el contrario, el agresor es visto como «una persona fuerte, valiente, extrovertida que experimenta estados emocionales agradables», una especie de «victimizador feliz» en palabras de Caurcel, al que sus actos «le dan poder y confianza en sí mismo y refuerzan su estatus en el grupo», aunque inhiben otras motivaciones sociales para terminar con los abusos.
Los investigadores han constatado que en los centros escolares estudiados existen comportamientos de victimización con una tasa de incidencia de 7,3% de víctimas, mientras que el 8,5% son agresores y 84,1% de niños se limitan a ser espectadores.
Diferente percepción
El informe pone de manifiesto que existen diferentes percepciones del fenómeno según el sexo y la edad de los alumnos. Así, las chicas condenan los abusos «de una forma más crítica», reaccionan ante ellos con emociones desagradables. Apoyan a la víctima, ya que la describen con cualidades positivas y «reconocen su sufrimiento». Mientras, los chavales resaltan la vulnerabilidad y responsabilidad moral del acosado, del que llegan a decir que «debería sentirse culpable y avergonzado».
Respecto a la edad, el informe constata que a medida que crecen «se acentúa la idea de vulnerabilidad de las víctimas y se intensifica el rechazo contra los agresores», algo que los investigadores achacan a una «mayor interiorización» de las normas sociales por parte de los niños.
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Los adolescentes creen que el maltrato escolar ocurre desde siempre

Los adolescentes creen que el maltrato escolar ocurre desde siempre

La mayoría de los adolescentes cree que el maltrato entre iguales en el ámbito escolar «es algo que ocurre desde siempre y que además va a continuar», y presenta «una visión negativa, pesimista y de resignación» ante esta lacra social, lo que dificulta la intervención y deja pocas esperanzas para su erradicación, según un estudio realizado en el departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Granada.

Este trabajo, cuyo objetivo era conocer la representación que los adolescentes hacen acerca del maltrato entre iguales o bullying, se basa en una encuesta a una muestra de 1.237 niños de entre 11 y 16 años. Así, los investigadores constatan que, en los centros estudiados, existen comportamientos de victimización con una tasa de incidencia del 7,3% de víctimas, 8,5% de agresores y 84,1% de niños que intervienen como espectadores. El estudio advierte, además, de que es necesario demostrar a los chavales que estos actos «no tienen que continuar para siempre, y que se puede hacer algo para terminar con ellos».

Para la autora de la investigación, María Jesús Caurcel, el maltrato se incorpora «cada vez más» al bagaje cotidiano de la interacción entre grupos de iguales, y se considera «como algo natural, que goza de cierta aprobación social». «Los escolares apoyan el comportamiento de los agresores, y dejan aislada y desprotegida a la víctima», alerta.

El cuestionario reveló que los participantes se sirven de estereotipos sociales, caracterizando a la víctima como una persona pasiva, socialmente incompetente y que experimenta estados emocionales desagradables de ansiedad, depresión e inseguridad. Sin embargo, identifican al agresor como alguien fuerte, valiente, extrovertido y que experimenta estados emocionales agradables, que le dan poder.
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Diseñan dispositivos para proteger los edificios frente a los terremotos

Diseñan dispositivos para proteger los edificios frente a los terremotos

Mejorar la construcción de los edificios para minimizar los efectos de los seísmos. Ese es el objetivo que desde hace tiempo se han marcado los Investigadores del Departamento de Estructuras e Ingeniería Hidráulica de la Universidad de Granada (UGR), que acaban de desarrollar el diseño de disipadores de energía, es decir, dispositivos que actúan como los fusibles de una instalación eléctrica durante un terremoto, haciendo que las estructuras de los edificios soporten mejor el movimiento.

En una nota, Andalucía Innova indicó que los expertos de la UGR proponen tecnologías de «bajo coste, fáciles de instalar y con sistemas para evaluar su vida útil». Esta tecnología de disipación pasiva de energía reduce la vulnerabilidad sísmica en estructuras proyectadas con normas sísmicas antiguas, según explicó. Además, en el caso de construcciones de nueva planta, mejora y aumenta los niveles de comportamiento para que, en caso de seísmo, concentren el daño en el disipador y protejan de esta forma al resto de la edificación.
El uso de disipadores de energía está muy extendido en Japón, Estados Unidos y algunos países europeos, «pero no ocurre lo mismo en España». La novedad de los dispositivos que están desarrollando en la Universidad de Granada radica en mejoras como su bajo coste, su facilidad de instalación y la posibilidad de predecir cuándo van a romperse, es decir, su capacidad límite.
La investigación se completa con una línea de actuación centrada en marketing industrial orientada a facilitar la implementación del nuevo producto en el mercado. Según el director del proyecto, Amadeo Benavent, se pretende «plantear un modelo mediante encuestas a profesionales como ingenieros y arquitectos, con el objetivo de crear una tecnología con sello andaluz para exportar al ámbito nacional y extranjero».
Simulación de seísmos
La metodología para desarrollar los nuevos disipadores tiene una parte experimental y otra numérica o de análisis. La primera incluye ensayos dinámicos en la nueva mesa sísmica instalada a finales de 2008 en el Laboratorio de Estructuras de la Universidad de Granada.
Este sistema, único en Andalucía y segundo en España por su tamaño (3×3 metros) y prestaciones, permite simular terremotos reales sobre modelos a escala de edificios y evaluar la eficacia de los disipadores.
Dentro del apartado numérico se incluye el tratamiento avanzado de señales y simulaciones numéricas con un nuevo modelo de daño ideado por los mismos investigadores en trabajos anteriores. Con él se pretende predecir la resistencia sísmica de las construcciones, es decir, qué cantidad de energía son capaces de absorber los edificios sin derrumbarse.
Esta iniciativa constituye un Proyecto de Excelencia de la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa que ha recibido una financiación de 569.668 euros.
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Los propios adolescentes ven difícil acabar con el ‘bullying’ y sostienen que el maltrato escolar existe desde siempre

Los propios adolescentes ven difícil acabar con el ‘bullying’ y sostienen que el maltrato escolar existe desde siempre

La mayor parte de los adolescentes creen que el maltrato entre iguales en el ámbito escolar “es algo que ocurre desde siempre y que, además, va a continuar”. Asimismo, los jóvenes presentan “una visión negativa, pesimista y de resignación” ante esta lacra social, lo que dificulta la intervención y deja pocas esperanzas para la erradicación del ‘bullying’. Así se desprende de una tesis doctoral presentada por el departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Granada, que advierte de que, desde un punto de vista de la acción psicopedagógica, “es necesario demostrar a los chavales que se puede hacer algo para terminar” con este tipo de actos violentos, fundamentalmente a través de programas educativos más completos. No todo está perdido.

Realizado por la profesora María Jesús Caurcel Cara, y dirigido por los profesores Fernando Justicia, Ana María Tomás y María del Carmen Pichardo, el citado trabajo tenía como objetivo conocer la representación que los adolescentes hacen acerca del fenómeno del maltrato entre iguales. Para llevarlo a cabo, los autores del estudio encuestaron a 1.237 menores de entre 11 y 16 años de Granada y Braga (Portugal), a quienes se aplicó un cuestionario para indagar en su percepción sobre el ‘bullying’. De este modo, se pudo constatar que, en los centros docentes estudiados, existen comportamientos de victimización con una tasa de incidencia de 7,3% de víctimas, 8.5% de agresores y 84.1% de niños ‘espectadores’.

Con su investigación, Caurcel ha corroborado que “el maltrato se está incorporando cada vez más al bagaje cotidiano de la interacción entre los grupos de iguales, se considera como algo natural y goza de cierta aprobación social”. Los escolares apoyan el comportamiento de quienes protagonizan los ataques y dejan aislados y desprotegidos a quienes los sufren. Además, el estudio revela que los niños, para describir a los implicados en estos casos, se sirven de estereotipos sociales, caracterizando a la víctima como una persona pasiva, socialmente incompetente y que experimenta estados emocionales desagradables de ansiedad, depresión e inseguridad; y al agresor como una persona fuerte, valiente, extrovertida, que experimenta estados emocionales agradables -victimizador feliz- que le dan poder y confianza en sí mismo, refuerzan su estatus en el grupo e inhiben otras motivaciones sociales para terminar con los abusos.

Diferencias por sexo y por edad

La investigación realizada en la UGR también ha demostrado que existen diferencias de sexo en la percepción social que los estudiantes tienen del ‘bullying’. Las chicas condenan los abusos de una forma más crítica, reaccionan ante ellos con emociones desagradables, rechazan este tipo de situaciones y muestran más empatía hacia la víctima, al describirla con un amplio conjunto de características positivas y reconociendo su sufrimiento y siendo capaces de compartir su estado emocional. Por su parte, los chicos resaltaban en sus categorizaciones la vulnerabilidad y responsabilidad moral de quienes son objeto de las agresiones, al afirmar que “deberían sentirse culpables y avergonzados”.

En cuanto a las diferencias halladas en función de la edad de los participantes en el estudio, las más marcadas se encontraron entre los preadolescentes de 11 y 12 años y los jóvenes de 15 en adelante. “La percepción de la vulnerabilidad de las víctimas y la intensificación del rechazo contra los agresores se acentúan conforme los adolescentes crecen, lo que se debe a una mayor interiorización de las normas sociales por parte de los niños”, explica Caurcel.

El estudio realizado en la UGR ha permitido encontrar asociaciones, regularidades y factores de riesgo y de protección que pueden servir como punto de partida para implementar intervenciones adecuadas, coherentes y realistas en los centros escolares estudiados. Además, ayudará a determinar cuáles deben ser los bloques a trabajar para programas de intervención directa que ayuden a salir de esa espiral de violencia injustificada a los adolescentes por sus propios medios, con el apoyo de toda la comunidad educativa.

Parte de los resultados de la investigación han sido publicados en la Revista Iberoamericana de Diagnóstico y Evaluación Psicológica, Electronical Journal of Research in Educational Psychology, Revista de Educación de la Universidad de Granada, Interamerican Journal of Psychology o European Journal of Education and Psychology.
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Los adolescentes ven natural el acoso escolar, según un estudio

Los adolescentes ven natural el acoso escolar, según un estudio

La Universidad de Granada constata que creen que el agresor es un «valiente»

El acoso escolar es un fenómeno con cierto arraigo entre los estudiantes, que se muestran «resignados y pesimistas» ante este fenómeno, lo que deja pocas puertas abiertas para combatirlo. Al menos es lo que se desprende de un estudio realizado en la Universidad de Granada entre adolescentes españoles y portugueses, en el que se destaca además que la víctima suele ser vista como «socialmente incompetente» frente al estereotipo de persona fuerte y alegre.
El estudio ha sido realizado entre alumnos de Granada y Braga (Portugal) por el departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Granada, y sus resultados han sido publicados en varios medios especializados. Según la profesora responsable del informe, María Jesús Caurcel, la mayoría de los adolescentes cree que el maltrato entre iguales en el ámbito escolar «es algo que ocurre desde siempre y que además va a continuar».
«El acoso o bullying se está incorporando cada vez más al bagaje cotidiano, se considera como algo natural y goza de cierta aprobación social», explica Caurcel, quien subraya que «los escolares apoyan el comportamiento de los agresores, y dejan aislada y desprotegida a la víctima».
«Le dan poder»
En este sentido, el elemento más preocupante es que un elevado número de los más de 1.200 alumnos encuestados presentan «una visión negativa, pesimista y de resignación» ante esta lacra social, por lo que la responsable del informe alerta de las dificultades de los pedagogos para intervenir ante esta situación y ponerle freno. Por ello, la docente advierte que es necesario «demostrar a los chavales que este tipo de actos no tienen que continuar para siempre, y que se puede hacer algo para terminar con ellos», especialmente a través de programas educativos más completos.
Según los datos aportados por los alumnos de entre 11 y 16 años, los alumnos recurren a estereotipos sociales para describir a los protagonistas del maltrato. Así, representan a la víctima como una persona «pasiva, incompetente y que experimenta estados emocionales desagradables de ansiedad, depresión e inseguridad».
El agresor es visto como «una persona fuerte, valiente, extrovertida que experimenta estados emocionales agradables», una especie de «victimizador feliz» en palabras de Caurcel al que sus actos «le dan poder y confianza en sí mismo y refuerzan su estatus en el grupo», aunque inhiben otras motivaciones sociales para terminar con los abusos. Los investigadores han constatado que, en los centros escolares estudiados, existen comportamientos de victimización con una tasa de incidencia de 7,3 por ciento de víctimas, mientras que el 8,5 por ciento son agresores y 84,1 por ciento de niños se limitan a ser espectadores.
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Granada 2015 cierra su dossier para presentar en Bruselas

Granada 2015 cierra su dossier para presentar en Bruselas

El comité organizador de la Universiada de Invierno Granada 2015 ha cerrado hoy el dossier de la candidatura que defenderá el próximo 23 de mayo ante el ejecutivo de la Federación Internacional de Deporte Universitario (FISU) en Bruselas, donde también acudirán los deportistas María José Rienda, Victoria Radial y Ginna Fernández para apoyar la iniciativa.

Las cuatro instituciones que soportan el proyecto deportivo, Universidad de Granada, Ayuntamiento de la capital, Cetursa-Sierra Nevada (en representación de la Junta de Andalucía) y Diputación provincial también desplazarán a sus máximos representantes a Bruselas para exponer las potencialidades de la ciudad para acoger este evento internacional.

Las áreas deportivas de Granada capital, Sierra Nevada y la Ragua, así como las finanzas del proyecto, los aspectos medioambientales de la candidatura, el apoyo social, la promoción deportiva y el legado de infraestructuras deportivas que dejará la Universiada componen el cuerpo básico de la exposición que se desarrollará ante la FISU, que también escogerá el 23 de mayo la sede que acogerá la Universidad de Verano de 2015.

El comité organizador de la Universiada de Invierno delimitó hoy cuestiones relacionadas con el presupuesto del evento, la señal de televisión de la ceremonia del 23 de mayo y otros aspectos formales de la gala, que presentará el periodista granadino de Canal Sur TV Fernando Díaz de la Guardia. Tras la exposición de los detalles de la candidatura a cargo de los responsables de comité organizador local y de las conclusiones por parte de la comisión de evaluación que visitó en abril las sedes de Granada 2015, el comité ejecutivo de la FISU dará a conocer a las 20,00 horas del 23 de mayo las sedes de las competiciones de invierno y verano de 2015.

La candidatura granadina propone la celebración de nueve deportes y más de medio centenar de pruebas; en la capital se desarrollarán las pruebas de hielo en seis escenarios (cinco de nueva construcción) para la disputa del hockey sobre hielo en categoría masculina y femenina y las tres especialidades de patinaje: artístico, sincronizado y velocidad en pista corta, y el \’curling\’.

Sierra Nevada será la sede de ocho pruebas de esquí, \’freestyle\’ y snowboard. La Estación Recreativa de La Ragua acogerá diez pruebas de esquí de fondo y otras diez de biathlon, que están previstas en el circuito de Ferreira y Bayarcal.

El dossier de Granada 2015 establece un calendario provisional para la celebración de las pruebas del 21 de enero al 1 de febrero de 2015.

Junto a los técnicos que detallarán ante la FISU el contenido deportivo de la Universiada, la delegación granadina contará con la presencia de tres deportistas locales, que apoyarán a Granada 2015. Las esquiadoras María José Rienda, y Victoria Radial, esta última componente del equipo español en la Universiada de Harbin 2009 (China) y la más firme promesa del esquí granadino, Ginna Fernández.
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Antropólogos de la UGR continúan analizando los restos de la antigua Plaza de Toros

Antropólogos de la UGR continúan analizando los restos de la antigua Plaza de Toros

El laboratorio de antropología de la Universidad de Granada continua con el análisis de los restos del cementerio musulmán hallados durante la obras de ampliación del aparcamiento del Triunfo, en la avenida de Constitución, en las que también se encontraron los restos de la antigua plaza de toros.

El equipo dirigido por el antropólogo Miguel Botella, centra ahora su trabajo en la recomposición de los restos de los más de mil individuos que se calcula habría enterrados en esta necrópolis y que en su mayoría se encuentran diseminados en centenares de piezas.

Quedan varios años para conocer los primeros resultados de este análisis, pero en principio, ya se sabe que además de musulmanes en este cementerio que funcionó desde el siglo XI al XVI también hay enterrados cristianos. Ambos grupos presentan signos de enfermedades infecciosas, tumores, politraumatismos y síntomas de desnutrición por las hambrunas medievales. Queda mucho trabajo por hacer, ya que esta necrópolis era de una amplia extensión abarcando una zona que como mínimo abarca desde la Calle Real de Cartuja hasta San Juan de Dios.
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Los adolescentes ven el maltrato escolar como algo natural

Los adolescentes ven el maltrato escolar como algo natural

Los adolescentes consideran el maltrato escolar como algo natural, por lo que se está incorporando al bagaje cotidiano de la interacción entre los grupos de iguales, según un estudio efectuado por la Universidad de Granada (UGR) sobre jóvenes de entre once y dieciséis años.

Además, este comportamiento goza de «cierta aprobación social» y los escolares apoyan el comportamiento de los agresores, mientras que dejan aislada y desprotegida a la víctima.

El estudio, hecho sobre una muestra de más de 1.200 niños de Granada y Braga (Portugal), ha revelado que para describir a los participantes en el maltrato aparecen los estereotipos sociales, por lo que se caracteriza a la víctima como una persona pasiva, socialmente incompetente y que experimenta estados emocionales de ansiedad, depresión e inseguridad.

Por su parte, el agresor se ve como una persona fuerte, valiente y extrovertida, que experimenta estados emocionales agradables que le dan poder y confianza en sí mismo.

Las chicas condenan los abusos de una forma más crítica y reaccionan ante ellos con emociones desagradables, mientras que los chicos resaltan la vulnerabilidad y responsabilidad moral de la víctima, al afirmar que «debería sentirse culpable y avergonzada».

La percepción de la vulnerabilidad de las víctimas y el aumento del rechazo hacia los agresores se acentúan a medida que los adolescentes crecen, lo que se debe a una mayor interiorización de las normas sociales por parte de los niños, según el estudio.

Además, la mayoría de los adolescentes creen que el maltrato entre iguales en el ámbito escolar es algo que ocurre desde siempre y que va a continuar, por lo que presentan una visión «negativa, pesimista y de resignación».
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