Dormir ocho horas diarias, ¿sano?

Cada persona es un mundo. Una frase que se oye cada día, cada hora y para todo aunque se aceptan axiomas comunes a todos los mortales. Ahora, nos descubren que también cada uno es un mundo en la cama. A la hora de dormir, se entiende.

 

Gualberto Buela, presidente de la Asociación Española de Psicología Conductual (AEPC) y catedrático de Psicología de la Universidad de Granada, dirige estos días en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo un curso sobre los trastornos del sueño y la ansiedad. Su primera parada es romper un «tópico bastante extendido e incorrecto», como lo define: el de dormir ocho horas diarias.

«Es una media, lo que indica que las necesidades de las personas son distintas. Hay algunas que con cinco o incluso cuatro horas y media de sueño les vale y no tienen somnolencia durante el día», ha afirmado Buela. Es decir, que dormir poco tiempo no es malo ‘per se’, sino que lo es o no en función de lo que cada individuo necesita.

Que aproximadamente un 30% de la población sufra trastornos del sueño, y el hecho de que haya aumentado el porcentaje en los últimos tiempos, guarda relación, también, con los estilos de vida. «Este índice es mayor en la población urbana que en la que vive en contacto con la naturaleza», ha destacado el presidente de AEPC.

Durante los cursos también se están tratando patologías como la apnea del sueño. Para el director del curso, el caracter crónico de esta enfermedad («a quien se le diagnostica apnea es para toda la vida», ha precisado) hace difícil su tratamiento, pero sí ha incidido en ciertos aspectos que mejoran la vida del paciente y en el que colaboran psicólogos con médicos. «Si las personas no fuman, controlan el consumo de alcohol, comen menos grasas y azúcares y hacen ejercicio fisico, la apnea se reduce», ha asegurado Buela. Además, ha valorado positivamente un programa que llevan a cabo, en el que han conseguido que personas que sufren de este mal no sólo reduzcan el número de paradas cardiorespiratorias durante el sueño, sino también el tiempo de estas paradas.

El catedrático ha destacado que las personas que no saben -por suerte- lo que significan estos trastornos «cuiden su sueño para no perderlo». En este sentido, ha mencionado algunas recomendaciones prácticas entre la que sobresale el hecho de «invertir en un buen colchón» porque, como ha remarcado, «dormir es la conducta que más practicamos los humanos».

Lo primero que hay que tener en cuenta es que los ciclos del sueño duran «alrededor de 90 minutos». Por ello, es aconsejable dormir en múltiplos de esta cifra: tres horas, cuatro y media, seis, etcétera porque «nos levantamos mejor si se cumple el ciclo completo que si lo interrumpimos», ha precisado Gualberto Buela. Tener unos hábitos regulares para acostarse y levantarse es otra recomendación, siempre «sin llegar a la obsesión de una hora fija, pero sí una horquilla». Es importante, además, «no estar en la cama más de las horas que necesitemos»; es decir, si con seis horas estás ‘reparado’, no estar por obligación ocho.

Una de las recomendaciones más peculiares la enuncia con cierto humor: «Debería estar prohibido tener televisión en el dormitorio», ha afirmado para destacar que no se debe tener una actividad que ‘despierte’ al organismo como, ejemplificó, «ver un partido de fútbol donde se está implicado emocionalmente en la cama es malo. Si quieres escucharlo, hazlo en el salón», sentencia como si fuese una obviedad de la que nadie se había percatado hasta ahora.

Otro de los factores importantes para conciliar bien el sueño es lo que él denomina «separar los problemas de día de los de noche». Para el psicólogo, «en el momento en el que se entra en la habitación y se apaga la luz se deben acabar los problemas del día o, lo que es lo mismo, no ‘rumiar’ nuestras cosas en la cama».

Algo difícil de lograr porque, como él mismo reconoce, «casi todos los trastornos como depresión o angustia llevan consigo trastornos del sueño».

Eso sí, ha roto una lanza en favor de uno de nuestros productos más exportados y que, por desgracia, no nos reporta beneficio alguno por patente: la siesta. «La siesta está de moda, hasta en países como Suiza hay empresas que ya disponen de salas para que sus ejecutivas duerman 20 minutos, 30 máximo». Para él, la siesta tiene dos ventajas. La primera, que «es reparadora de la fatiga del día» y la segunda, el hecho de que «ayuda a sincronizar el ritmo circadiano».

Buela ha recordado cuando la siesta era utilizada («sobre todo por los anglosajones», apunta) para criticar nuestra forma de vida y afirmar que se trabaja poco en España. Ante esto, ha recordado un estudio de la Universidad de Yale que «encontró que es más frecuente en la mayoría de las culturas dormir la siesta que no dormirla».

En esta ‘desconexión’ poscomida sí se cumple un tópico: la siesta ha de ser de media hora «como máximo». Esto es así porque si se supera este tiempo «se reduce la presión para el sueño nocturno».

Morfeo, dios de los sueños, atiende a lo tópicos -verdaderos o no- y ‘recetas’ del Palacio de la Magdalena. A usted, más terrenal, le deseamos felices sueños. (Con información de elmundo.es)

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Dormir ocho horas diarias, ¿sano?

Cada persona es un mundo. Una frase que se oye cada día, cada hora y para todo aunque se aceptan axiomas comunes a todos los mortales. Ahora, nos descubren que también cada uno es un mundo en la cama. A la hora de dormir, se entiende.

 

Gualberto Buela, presidente de la Asociación Española de Psicología Conductual (AEPC) y catedrático de Psicología de la Universidad de Granada, dirige estos días en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo un curso sobre los trastornos del sueño y la ansiedad. Su primera parada es romper un «tópico bastante extendido e incorrecto», como lo define: el de dormir ocho horas diarias.

«Es una media, lo que indica que las necesidades de las personas son distintas. Hay algunas que con cinco o incluso cuatro horas y media de sueño les vale y no tienen somnolencia durante el día», ha afirmado Buela. Es decir, que dormir poco tiempo no es malo ‘per se’, sino que lo es o no en función de lo que cada individuo necesita.

Que aproximadamente un 30% de la población sufra trastornos del sueño, y el hecho de que haya aumentado el porcentaje en los últimos tiempos, guarda relación, también, con los estilos de vida. «Este índice es mayor en la población urbana que en la que vive en contacto con la naturaleza», ha destacado el presidente de AEPC.

Durante los cursos también se están tratando patologías como la apnea del sueño. Para el director del curso, el caracter crónico de esta enfermedad («a quien se le diagnostica apnea es para toda la vida», ha precisado) hace difícil su tratamiento, pero sí ha incidido en ciertos aspectos que mejoran la vida del paciente y en el que colaboran psicólogos con médicos. «Si las personas no fuman, controlan el consumo de alcohol, comen menos grasas y azúcares y hacen ejercicio fisico, la apnea se reduce», ha asegurado Buela. Además, ha valorado positivamente un programa que llevan a cabo, en el que han conseguido que personas que sufren de este mal no sólo reduzcan el número de paradas cardiorespiratorias durante el sueño, sino también el tiempo de estas paradas.

El catedrático ha destacado que las personas que no saben -por suerte- lo que significan estos trastornos «cuiden su sueño para no perderlo». En este sentido, ha mencionado algunas recomendaciones prácticas entre la que sobresale el hecho de «invertir en un buen colchón» porque, como ha remarcado, «dormir es la conducta que más practicamos los humanos».

Lo primero que hay que tener en cuenta es que los ciclos del sueño duran «alrededor de 90 minutos». Por ello, es aconsejable dormir en múltiplos de esta cifra: tres horas, cuatro y media, seis, etcétera porque «nos levantamos mejor si se cumple el ciclo completo que si lo interrumpimos», ha precisado Gualberto Buela. Tener unos hábitos regulares para acostarse y levantarse es otra recomendación, siempre «sin llegar a la obsesión de una hora fija, pero sí una horquilla». Es importante, además, «no estar en la cama más de las horas que necesitemos»; es decir, si con seis horas estás ‘reparado’, no estar por obligación ocho.

Una de las recomendaciones más peculiares la enuncia con cierto humor: «Debería estar prohibido tener televisión en el dormitorio», ha afirmado para destacar que no se debe tener una actividad que ‘despierte’ al organismo como, ejemplificó, «ver un partido de fútbol donde se está implicado emocionalmente en la cama es malo. Si quieres escucharlo, hazlo en el salón», sentencia como si fuese una obviedad de la que nadie se había percatado hasta ahora.

Otro de los factores importantes para conciliar bien el sueño es lo que él denomina «separar los problemas de día de los de noche». Para el psicólogo, «en el momento en el que se entra en la habitación y se apaga la luz se deben acabar los problemas del día o, lo que es lo mismo, no ‘rumiar’ nuestras cosas en la cama».

Algo difícil de lograr porque, como él mismo reconoce, «casi todos los trastornos como depresión o angustia llevan consigo trastornos del sueño».

Eso sí, ha roto una lanza en favor de uno de nuestros productos más exportados y que, por desgracia, no nos reporta beneficio alguno por patente: la siesta. «La siesta está de moda, hasta en países como Suiza hay empresas que ya disponen de salas para que sus ejecutivas duerman 20 minutos, 30 máximo». Para él, la siesta tiene dos ventajas. La primera, que «es reparadora de la fatiga del día» y la segunda, el hecho de que «ayuda a sincronizar el ritmo circadiano».

Buela ha recordado cuando la siesta era utilizada («sobre todo por los anglosajones», apunta) para criticar nuestra forma de vida y afirmar que se trabaja poco en España. Ante esto, ha recordado un estudio de la Universidad de Yale que «encontró que es más frecuente en la mayoría de las culturas dormir la siesta que no dormirla».

En esta ‘desconexión’ poscomida sí se cumple un tópico: la siesta ha de ser de media hora «como máximo». Esto es así porque si se supera este tiempo «se reduce la presión para el sueño nocturno».

Morfeo, dios de los sueños, atiende a lo tópicos -verdaderos o no- y ‘recetas’ del Palacio de la Magdalena. A usted, más terrenal, le deseamos felices sueños. (Con información de elmundo.es)

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Adictos al juego sufren anomalías en el cerebro que afectan a la toma de decisiones

67143 A esa conclusión han llegado tras la elaboración de un trabajo en el que han analizado las similitudes y diferencias psicológicas y de funcionamiento cerebral que existen entre las personas adictas a la cocaína y las que lo son a los juegos de azar, ha informado la Universidad de Granada.

En dos artículos publicados recientemente en la revista «Frontiers in Neuroscience», los científicos han corroborado que la cocaína tiene efectos perjudiciales acumulativos sobre el funcionamiento de áreas del cerebro (cíngulo anterior y parte de la corteza prefrontal) necesarias para el correcto control de impulsos.

Esto se ha comprobado mediante tareas de laboratorio y técnicas de identificación de anomalías de funcionamiento cerebral a través de la electroencefalografía.

Estos efectos negativos sobre el correcto control de impulsos no están presentes en los jugadores, puesto que su adicción no implica el uso de sustancias tóxicas.

Sin embargo, la investigación ha revelado que las personas adictas al juego sí que manifiestan otras anomalías en su funcionamiento cerebral, localizadas también en áreas de la corteza prefrontal.

Estas anomalías están relacionadas con la gravedad del trastorno y afectan a su capacidad de tomar decisiones.

Según los autores principales del trabajo, José César Perales y Ana Torres, del departamento de Psicología Experimental de Granada, «esas malas decisiones afectan al reconocimiento y valoración de las pérdidas que tienen esas personas, aún cuando dichas pérdidas no se refieren a asuntos monetarios».

Además, en los voluntarios que participaron en la investigación se observó también que la tendencia a tomar malas decisiones se incrementa significativamente cuando experimentan emociones negativas como ansiedad o tristeza.

Además, los investigadores han identificado algunos aspectos claves que debe incorporar el tratamiento dirigido a la rehabilitación del juego patológico, especialmente en los casos más graves: tratar directamente los problemas emocionales que disparan la necesidad de jugar, y realizar un entrenamiento específico que permita al individuo aprender a valorar de forma adecuada las pérdidas y sus consecuencias.

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Adictos al juego sufren anomalías en el cerebro que afectan a la toma de decisiones

67143 A esa conclusión han llegado tras la elaboración de un trabajo en el que han analizado las similitudes y diferencias psicológicas y de funcionamiento cerebral que existen entre las personas adictas a la cocaína y las que lo son a los juegos de azar, ha informado la Universidad de Granada.

En dos artículos publicados recientemente en la revista «Frontiers in Neuroscience», los científicos han corroborado que la cocaína tiene efectos perjudiciales acumulativos sobre el funcionamiento de áreas del cerebro (cíngulo anterior y parte de la corteza prefrontal) necesarias para el correcto control de impulsos.

Esto se ha comprobado mediante tareas de laboratorio y técnicas de identificación de anomalías de funcionamiento cerebral a través de la electroencefalografía.

Estos efectos negativos sobre el correcto control de impulsos no están presentes en los jugadores, puesto que su adicción no implica el uso de sustancias tóxicas.

Sin embargo, la investigación ha revelado que las personas adictas al juego sí que manifiestan otras anomalías en su funcionamiento cerebral, localizadas también en áreas de la corteza prefrontal.

Estas anomalías están relacionadas con la gravedad del trastorno y afectan a su capacidad de tomar decisiones.

Según los autores principales del trabajo, José César Perales y Ana Torres, del departamento de Psicología Experimental de Granada, «esas malas decisiones afectan al reconocimiento y valoración de las pérdidas que tienen esas personas, aún cuando dichas pérdidas no se refieren a asuntos monetarios».

Además, en los voluntarios que participaron en la investigación se observó también que la tendencia a tomar malas decisiones se incrementa significativamente cuando experimentan emociones negativas como ansiedad o tristeza.

Además, los investigadores han identificado algunos aspectos claves que debe incorporar el tratamiento dirigido a la rehabilitación del juego patológico, especialmente en los casos más graves: tratar directamente los problemas emocionales que disparan la necesidad de jugar, y realizar un entrenamiento específico que permita al individuo aprender a valorar de forma adecuada las pérdidas y sus consecuencias.

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Los adictos al juego sufren anomalías que afectan a la toma de decisiones

67143 Investigadores de la Universidad de Granada han determinado que las personas adictas al juego presentan anomalías en su funcionamiento cerebral que afectan a su capacidad de tomar decisiones.

 

A esa conclusión han llegado tras la elaboración de un trabajo en el que han analizado las similitudes y diferencias psicológicas y de funcionamiento cerebral que existen entre las personas adictas a la cocaína y las que lo son a los juegos de azar, ha informado hoy la Universidad de Granada.

En dos artículos publicados recientemente en la revista «Frontiers in Neuroscience», los científicos han corroborado que la cocaína tiene efectos perjudiciales acumulativos sobre el funcionamiento de áreas del cerebro (cíngulo anterior y parte de la corteza prefrontal) necesarias para el correcto control de impulsos.

Esto se ha comprobado mediante tareas de laboratorio y técnicas de identificación de anomalías de funcionamiento cerebral a través de la electroencefalografía.

Estos efectos negativos sobre el correcto control de impulsos no están presentes en los jugadores, puesto que su adicción no implica el uso de sustancias tóxicas.

Sin embargo, la investigación ha revelado que las personas adictas al juego sí que manifiestan otras anomalías en su funcionamiento cerebral, localizadas también en áreas de la corteza prefrontal.

Estas anomalías están relacionadas con la gravedad del trastorno y afectan a su capacidad de tomar decisiones.

Según los autores principales del trabajo, José César Perales y Ana Torres, del departamento de Psicología Experimental de Granada, «esas malas decisiones afectan al reconocimiento y valoración de las pérdidas que tienen esas personas, aún cuando dichas pérdidas no se refieren a asuntos monetarios».

Además, en los voluntarios que participaron en la investigación se observó también que la tendencia a tomar malas decisiones se incrementa significativamente cuando experimentan emociones negativas como ansiedad o tristeza.

A tenor de los datos, los investigadores consideran necesario tener en cuenta que las alteraciones provocadas por el consumo crónico de la cocaína pueden convertirse a su vez en un obstáculo para el tratamiento, por lo que deben tenerse en cuenta a la hora de establecer un pronóstico.

Además, los investigadores han identificado algunos aspectos claves que debe incorporar el tratamiento dirigido a la rehabilitación del juego patológico, especialmente en los casos más graves: tratar directamente los problemas emocionales que disparan la necesidad de jugar, y realizar un entrenamiento específico que permita al individuo aprender a valorar de forma adecuada las pérdidas y sus consecuencias.

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Los adictos al juego sufren anomalías que afectan a la toma de decisiones

67143 Investigadores de la Universidad de Granada han determinado que las personas adictas al juego presentan anomalías en su funcionamiento cerebral que afectan a su capacidad de tomar decisiones.

 

A esa conclusión han llegado tras la elaboración de un trabajo en el que han analizado las similitudes y diferencias psicológicas y de funcionamiento cerebral que existen entre las personas adictas a la cocaína y las que lo son a los juegos de azar, ha informado hoy la Universidad de Granada.

En dos artículos publicados recientemente en la revista «Frontiers in Neuroscience», los científicos han corroborado que la cocaína tiene efectos perjudiciales acumulativos sobre el funcionamiento de áreas del cerebro (cíngulo anterior y parte de la corteza prefrontal) necesarias para el correcto control de impulsos.

Esto se ha comprobado mediante tareas de laboratorio y técnicas de identificación de anomalías de funcionamiento cerebral a través de la electroencefalografía.

Estos efectos negativos sobre el correcto control de impulsos no están presentes en los jugadores, puesto que su adicción no implica el uso de sustancias tóxicas.

Sin embargo, la investigación ha revelado que las personas adictas al juego sí que manifiestan otras anomalías en su funcionamiento cerebral, localizadas también en áreas de la corteza prefrontal.

Estas anomalías están relacionadas con la gravedad del trastorno y afectan a su capacidad de tomar decisiones.

Según los autores principales del trabajo, José César Perales y Ana Torres, del departamento de Psicología Experimental de Granada, «esas malas decisiones afectan al reconocimiento y valoración de las pérdidas que tienen esas personas, aún cuando dichas pérdidas no se refieren a asuntos monetarios».

Además, en los voluntarios que participaron en la investigación se observó también que la tendencia a tomar malas decisiones se incrementa significativamente cuando experimentan emociones negativas como ansiedad o tristeza.

A tenor de los datos, los investigadores consideran necesario tener en cuenta que las alteraciones provocadas por el consumo crónico de la cocaína pueden convertirse a su vez en un obstáculo para el tratamiento, por lo que deben tenerse en cuenta a la hora de establecer un pronóstico.

Además, los investigadores han identificado algunos aspectos claves que debe incorporar el tratamiento dirigido a la rehabilitación del juego patológico, especialmente en los casos más graves: tratar directamente los problemas emocionales que disparan la necesidad de jugar, y realizar un entrenamiento específico que permita al individuo aprender a valorar de forma adecuada las pérdidas y sus consecuencias.

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El cerebro de los ludópatas

67143 Investigadores del Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCyC) de la Universidad de Granada han analizado las similitudes y diferencias psicológicas y de funcionamiento cerebral que existen entre las personas adictas a la cocaína y las ludópatas. Los resultados revelan que las personas adictas a los juegos de azar presentan anomalías en su funcionamiento cerebral que afectan a su capacidad de tomar decisiones.

En dos artículos, publicados recientemente en la revista Frontiers in Neuroscience, los científicos han corroborado mediante electroencefalografía (EEG) que la cocaína tiene efectos perjudiciales acumulativos sobre el funcionamiento de áreas del cerebro (cíngulo anterior y parte de la corteza prefrontal) necesarias para el correcto control de impulsos.

Sin embargo, y aunque estos efectos negativos sobre el correcto control de impulsos no están presentes en los jugadores, puesto que su adicción no implica el uso de sustancias tóxicas, la investigación realizada en la UGR ha revelado que las personas adictas al juego sí que manifiestan otras anomalías en su funcionamiento cerebral, localizadas también en áreas de la corteza prefrontal. Estas anomalías están relacionadas con la gravedad del trastorno, y afectan a su capacidad de tomar decisiones. Concretamente, quienes las sufren toman «malas decisiones afectan al reconocimiento y valoración de las pérdidas que tienen esas personas, aún cuando dichas pérdidas no se refieren a asuntos monetarios», aseguran los autores.

Además, en los voluntarios que participaron en la investigación se observó también que la tendencia a tomar malas decisiones se incrementa significativamente cuando se experimentan emociones negativas como ansiedad o tristeza. / MUY INTERESANTE

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El cerebro de los ludópatas

67143 Investigadores del Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCyC) de la Universidad de Granada han analizado las similitudes y diferencias psicológicas y de funcionamiento cerebral que existen entre las personas adictas a la cocaína y las ludópatas. Los resultados revelan que las personas adictas a los juegos de azar presentan anomalías en su funcionamiento cerebral que afectan a su capacidad de tomar decisiones.

En dos artículos, publicados recientemente en la revista Frontiers in Neuroscience, los científicos han corroborado mediante electroencefalografía (EEG) que la cocaína tiene efectos perjudiciales acumulativos sobre el funcionamiento de áreas del cerebro (cíngulo anterior y parte de la corteza prefrontal) necesarias para el correcto control de impulsos.

Sin embargo, y aunque estos efectos negativos sobre el correcto control de impulsos no están presentes en los jugadores, puesto que su adicción no implica el uso de sustancias tóxicas, la investigación realizada en la UGR ha revelado que las personas adictas al juego sí que manifiestan otras anomalías en su funcionamiento cerebral, localizadas también en áreas de la corteza prefrontal. Estas anomalías están relacionadas con la gravedad del trastorno, y afectan a su capacidad de tomar decisiones. Concretamente, quienes las sufren toman «malas decisiones afectan al reconocimiento y valoración de las pérdidas que tienen esas personas, aún cuando dichas pérdidas no se refieren a asuntos monetarios», aseguran los autores.

Además, en los voluntarios que participaron en la investigación se observó también que la tendencia a tomar malas decisiones se incrementa significativamente cuando se experimentan emociones negativas como ansiedad o tristeza. / MUY INTERESANTE

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Los adictos al juego toman peores decisiones

67143 El comportamiento del cerebro en aquellos que padecen adicciones es una de las áreas de estudio de la neuropsicología, que avanza en el entendimiento de estos trastornos para poder tratarlos de forma más efectiva.

Investigadores de la Universidad de Granada han confrontado los casos de adictos a la cocaína y a los juegos de azar, buscando qué similitudes y diferencias psicológicas y de funcionamiento cerebral puedan existir. Las conclusiones revelan que las personas adictas al juego presentan anomalías en su funcionamiento cerebral que afectan a su capacidad de tomar decisiones.

Mientras que en el caso de los consumidores de cocaína este mal funcionamiento de algunas áreas del cerebro viene impulsado por los efectos perjudiciales del propio consumo, en el caso del juego no se produce por esta razón, dado que no se ingiere ninguna sustancia.

Y sin embargo, los investigadores de la Universidad de Granada (UGR) han encontrado anomalías cerebrales en las personas ludópatas. De hecho han detectado problemas en áreas de la corteza prefrontal, por lo que queda afectada la capacidad de tomar decisiones.

Como explican los autores principales de este trabajo, José César Perales y Ana Torres, del departamento de Psicología Experimental de la UGR, «esas malas decisiones afectan al reconocimiento y valoración de las pérdidas que tienen esas personas, aún cuando dichas pérdidas no se refieren a asuntos monetarios».

DADOS A TOMAR MALAS DECISIONES
Entre los voluntarios que participaron en la investigación se observó también que la tendencia a tomar malas decisiones se incrementa significativamente cuando estos experimentaban emociones negativas como ansiedad o tristeza.

De los datos obtenidos se derivan «pautas prácticas que tienen una utilidad directa para el tratamiento psicológico de ambas adicciones». Los autores han identificado algunos aspectos claves que debe incorporar el tratamiento dirigido a la rehabilitación del juego patológico, especialmente en los casos más graves: primero, tratar directamente los problemas emocionales que disparan la necesidad de jugar y, a continuación, realizar un entrenamiento específico que permita al individuo aprender a valorar de forma adecuada las pérdidas y sus consecuencias.

Este trabajo ha sido realizado por investigadores pertenecientes al Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCyC), de la Universidad de Granada, con la colaboración de la Asociación Granadina de Jugadores de Azar en Rehabilitación (AGRAJER) y Proyecto Hombre.

LA LUDOPATÍA CRECE EN ESPAÑA
Los problemas con el juego son un fenómeno en alza en España, donde hasta el 5 por ciento de la población podría sufrir de ludopatía, según informa la Asociación Española de Psoquiatría Privada (ASEPP) en octubre de 2012.

Se trata de «un trastorno crónico discapacitante que comporta importante consecuencias para las personas que lo padecen y su entorno», señaló el doctor Alfonso Sanz, miembro de la junta directiva de esta organización. En los últimos años se ha notado un preocupante aumento del fenómeno entre los adolescentes.

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Los adictos al juego toman peores decisiones

67143 El comportamiento del cerebro en aquellos que padecen adicciones es una de las áreas de estudio de la neuropsicología, que avanza en el entendimiento de estos trastornos para poder tratarlos de forma más efectiva.

Investigadores de la Universidad de Granada han confrontado los casos de adictos a la cocaína y a los juegos de azar, buscando qué similitudes y diferencias psicológicas y de funcionamiento cerebral puedan existir. Las conclusiones revelan que las personas adictas al juego presentan anomalías en su funcionamiento cerebral que afectan a su capacidad de tomar decisiones.

Mientras que en el caso de los consumidores de cocaína este mal funcionamiento de algunas áreas del cerebro viene impulsado por los efectos perjudiciales del propio consumo, en el caso del juego no se produce por esta razón, dado que no se ingiere ninguna sustancia.

Y sin embargo, los investigadores de la Universidad de Granada (UGR) han encontrado anomalías cerebrales en las personas ludópatas. De hecho han detectado problemas en áreas de la corteza prefrontal, por lo que queda afectada la capacidad de tomar decisiones.

Como explican los autores principales de este trabajo, José César Perales y Ana Torres, del departamento de Psicología Experimental de la UGR, «esas malas decisiones afectan al reconocimiento y valoración de las pérdidas que tienen esas personas, aún cuando dichas pérdidas no se refieren a asuntos monetarios».

DADOS A TOMAR MALAS DECISIONES
Entre los voluntarios que participaron en la investigación se observó también que la tendencia a tomar malas decisiones se incrementa significativamente cuando estos experimentaban emociones negativas como ansiedad o tristeza.

De los datos obtenidos se derivan «pautas prácticas que tienen una utilidad directa para el tratamiento psicológico de ambas adicciones». Los autores han identificado algunos aspectos claves que debe incorporar el tratamiento dirigido a la rehabilitación del juego patológico, especialmente en los casos más graves: primero, tratar directamente los problemas emocionales que disparan la necesidad de jugar y, a continuación, realizar un entrenamiento específico que permita al individuo aprender a valorar de forma adecuada las pérdidas y sus consecuencias.

Este trabajo ha sido realizado por investigadores pertenecientes al Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCyC), de la Universidad de Granada, con la colaboración de la Asociación Granadina de Jugadores de Azar en Rehabilitación (AGRAJER) y Proyecto Hombre.

LA LUDOPATÍA CRECE EN ESPAÑA
Los problemas con el juego son un fenómeno en alza en España, donde hasta el 5 por ciento de la población podría sufrir de ludopatía, según informa la Asociación Española de Psoquiatría Privada (ASEPP) en octubre de 2012.

Se trata de «un trastorno crónico discapacitante que comporta importante consecuencias para las personas que lo padecen y su entorno», señaló el doctor Alfonso Sanz, miembro de la junta directiva de esta organización. En los últimos años se ha notado un preocupante aumento del fenómeno entre los adolescentes.

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V Coloquio internacional sobre historia de la navegación pública y navegación privada en el Mediterráneo medieval

  • Coordinado por los profesores Antonio Malpica Cuello y Raúl González Arévalo, tendrá lugar en el Salón de Actos de la Residencia Universitaria Corrala de Santiago, los días 5 y 6 de septiembre de 2013, a partir de las 10 horas

El V Coloquio internacional sobre historia de la navegación pública y navegación privada en el Mediterráneo medieval se celebrará en el Salón de Actos de la Residencia Universitaria la Corrala de Santiago de la UGR, los días 5 y 6 de septiembre de 2013, a partir de las 10 horas, coordinado por los profesores Antonio Malpica Cuello y Raúl González Arévalo y organizado por el Grupo de Investigación Toponimia, Historia y Arqueología del Reino de Granada (Hum-162) y financiado por el Grupo, la UGR y la Junta de Andalucía.

La serie comenzó en 1999 con un planteamiento general dedicado a La navegación marítima del Mediterráneo al Atlántico. En 2002 se realizó la segunda convocatoria, Relaciones entre el Mediterráneo cristiano y el Norte de África en época medieval y moderna. En 2005 se celebró la tercera reunión, dedicada a Islas y sistemas de navegación durante las edades media y moderna, y en 2009 llegaría la última convocatoria hasta la fecha, Navegación y puertos en época medieval. En esta ocasión el encuentro se centrará en la Navegación pública y navegación privada en el Mediterráneo medieval.

En el desarrollo de distintos tipos de navegación mediterránea medieval se distingue claramente entre la iniciativa privada, en manos de particulares y sociedades mercantiles, y la iniciativa pública, promovida por los estados y poderes públicos como refuerzo y estímulo de la iniciativa privada. En consecuencia, en esta ocasión se tratarán las opciones de la navegación libre y la navegación estatal, desde el Mediterráneo altomedieval hasta el desarrollo de las marinas italianas y catalana al objeto de trazar un panorama lo más completo posible mediante las contribuciones de un grupo de altos especialistas en la materia, como viene siendo habitual.

El programa del coloquio, y la información completa puede consultarse en el enlace: http://www.tharg.es/noticias/35 Contacto: Profesor Raúl González Arévalo. Departamento de Historia Medieval y Ciencias y Técnicas Historiográficas. Universidad de Granada. Tlf.: 958 244040. Correo electrónico: rgonzalezarevalo@ugr.es


V Coloquio internacional sobre historia de la navegación pública y navegación privada en el Mediterráneo medieval

  • Coordinado por los profesores Antonio Malpica Cuello y Raúl González Arévalo, tendrá lugar en el Salón de Actos de la Residencia Universitaria Corrala de Santiago, los días 5 y 6 de septiembre de 2013, a partir de las 10 horas

El V Coloquio internacional sobre historia de la navegación pública y navegación privada en el Mediterráneo medieval se celebrará en el Salón de Actos de la Residencia Universitaria la Corrala de Santiago de la UGR, los días 5 y 6 de septiembre de 2013, a partir de las 10 horas, coordinado por los profesores Antonio Malpica Cuello y Raúl González Arévalo y organizado por el Grupo de Investigación Toponimia, Historia y Arqueología del Reino de Granada (Hum-162) y financiado por el Grupo, la UGR y la Junta de Andalucía.

La serie comenzó en 1999 con un planteamiento general dedicado a La navegación marítima del Mediterráneo al Atlántico. En 2002 se realizó la segunda convocatoria, Relaciones entre el Mediterráneo cristiano y el Norte de África en época medieval y moderna. En 2005 se celebró la tercera reunión, dedicada a Islas y sistemas de navegación durante las edades media y moderna, y en 2009 llegaría la última convocatoria hasta la fecha, Navegación y puertos en época medieval. En esta ocasión el encuentro se centrará en la Navegación pública y navegación privada en el Mediterráneo medieval.

En el desarrollo de distintos tipos de navegación mediterránea medieval se distingue claramente entre la iniciativa privada, en manos de particulares y sociedades mercantiles, y la iniciativa pública, promovida por los estados y poderes públicos como refuerzo y estímulo de la iniciativa privada. En consecuencia, en esta ocasión se tratarán las opciones de la navegación libre y la navegación estatal, desde el Mediterráneo altomedieval hasta el desarrollo de las marinas italianas y catalana al objeto de trazar un panorama lo más completo posible mediante las contribuciones de un grupo de altos especialistas en la materia, como viene siendo habitual.

El programa del coloquio, y la información completa puede consultarse en el enlace: http://www.tharg.es/noticias/35 Contacto: Profesor Raúl González Arévalo. Departamento de Historia Medieval y Ciencias y Técnicas Historiográficas. Universidad de Granada. Tlf.: 958 244040. Correo electrónico: rgonzalezarevalo@ugr.es