El ‘homo’ es el único primate cuyos dientes han decrecido conforme ha aumentado el del cerebro

71114 Una investigación liderada por científicos de la Universidad de Granada ha revelado que el ‘homo’ es el único primate en el que, a lo largo de sus más de 2,5 millones de años de historia, el tamaño de los dientes ha ido decreciendo a medida que aumentaba el tamaño del cerebro.La clave de este fenómeno, que los científicos catalogan de «paradoja evolutiva», podría estar en la evolución de la dieta del ‘Homo’. La digestión acontece, en primera instancia, en la cavidad oral y los dientes son fundamentales para la reducción de los alimentos a partículas de menor tamaño. Por tanto, lo normal sería que si crece el tamaño del cerebro, y con ello las necesidades metabólicas, también lo hagan los dientes.Pero en el caso del género ‘homo’ no ha ocurrido así, según destacan los científicos en un artículo que acaba de ser publicado en la revista BioMed Research International.»Esto significa que debieron operar importantes cambios que permitieron el mantenimiento de esta tendencia», apunta el investigador Juan Manuel Jiménez Arenas, del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada, autor principal de este trabajo.Un cambio en la dieta, con la inclusión de una mayor cantidad de alimento de origen animal, debió ser una de las claves de este fenómeno. El incremento en la calidad de la dieta de los ‘homo’, a través de una mayor ingestión de proteínas animales, grasas y algunos oligoelementos presentes en ellas, es fundamental para el mantenimiento y el funcionamiento correcto del cerebro. Por otra parte, un gran cerebro permite unos desarrollos culturales y sociales mayores, lo que llevó a la consecución de importantes innovaciones tecnológicas.ESTUDIOSPara ello, estos investigadores evaluaron la relación entre el tamaño de la dentición postcanina y el volumen del endocráneo en un conjunto amplio de primates, entre los que se incluye a los principales representantes de los homínidos fósiles.»Hasta este trabajo, era bien conocido que los dientes disminuían de tamaño y el cerebro crecía a lo largo de la evolución de los humanos. Nosotros hemos determinado que se trata de dos tendencias evolutivas opuestas que están vinculadas desde hace 2,5 millones de años, momento en que aparecen en el escenario evolutivo los primeros representantes de nuestro propio linaje, el género homo».Los autores de este trabajo también relacionan estos cambios con la inactivación del gen MYH16, relacionado con la musculatura temporal, que disminuyó de tamaño hace aproximadamente 2,4 millones de años, lo cual supondría la desaparición de un importante impedimento para la encefalización (una musculatura temporal hipertrofiada impide el desarrollo de la bóveda craneana).Igualmente analizaron su relación con la inactivación del gen SRGAP2, lo que contribuyó a la evolución del neocórtex, jugando un papel fundamental en el desarrollo del cerebro humano.Este trabajo se ha realizado gracias a la colaboración de Juan Manuel Jiménez Arenas con tres destacados profesores e investigadores de la Universidad de Málaga: Paul Palmqvist y Juan Antonio Pérez Claros, del Departamento de Ecología y Geología, y Juan Carlos Aledo, del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular.
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El ‘Homo’ es el único primate cuyo tamaño de los dientes decrece al aumentar el del cerebro

71114 Una investigación liderada por la Universidad de Granada india que los representantes del linaje humano, encuadradas en el género Homo: son los únicos primates en los que, a lo largo de sus más de 2,5 millones de años de historia, el tamaño de los dientes ha ido decreciendo a medida que aumentaba el tamaño del cerebro.
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El ‘homo’ es el único primate cuyos dientes han decrecido conforme ha aumentado el del cerebro

71114 Una investigación liderada por científicos de la Universidad de Granada ha revelado que el ‘homo’ es el único primate en el que, a lo largo de sus más de 2,5 millones de años de historia, el tamaño de los dientes ha ido decreciendo a medida que aumentaba el tamaño del cerebro.
GRANADA, 24 (EUROPA PRESS)
La clave de este fenómeno, que los científicos catalogan de «paradoja evolutiva», podría estar en la evolución de la dieta del ‘Homo’. La digestión acontece, en primera instancia, en la cavidad oral y los dientes son fundamentales para la reducción de los alimentos a partículas de menor tamaño. Por tanto, lo normal sería que si crece el tamaño del cerebro, y con ello las necesidades metabólicas, también lo hagan los dientes.
Pero en el caso del género ‘homo’ no ha ocurrido así, según destacan los científicos en un artículo que acaba de ser publicado en la revista BioMed Research International.
«Esto significa que debieron operar importantes cambios que permitieron el mantenimiento de esta tendencia», apunta el investigador Juan Manuel Jiménez Arenas, del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada, autor principal de este trabajo.
Un cambio en la dieta, con la inclusión de una mayor cantidad de alimento de origen animal, debió ser una de las claves de este fenómeno. El incremento en la calidad de la dieta de los ‘homo’, a través de una mayor ingestión de proteínas animales, grasas y algunos oligoelementos presentes en ellas, es fundamental para el mantenimiento y el funcionamiento correcto del cerebro. Por otra parte, un gran cerebro permite unos desarrollos culturales y sociales mayores, lo que llevó a la consecución de importantes innovaciones tecnológicas.
ESTUDIOS
Para ello, estos investigadores evaluaron la relación entre el tamaño de la dentición postcanina y el volumen del endocráneo en un conjunto amplio de primates, entre los que se incluye a los principales representantes de los homínidos fósiles.
«Hasta este trabajo, era bien conocido que los dientes disminuían de tamaño y el cerebro crecía a lo largo de la evolución de los humanos. Nosotros hemos determinado que se trata de dos tendencias evolutivas opuestas que están vinculadas desde hace 2,5 millones de años, momento en que aparecen en el escenario evolutivo los primeros representantes de nuestro propio linaje, el género homo».
Los autores de este trabajo también relacionan estos cambios con la inactivación del gen MYH16, relacionado con la musculatura temporal, que disminuyó de tamaño hace aproximadamente 2,4 millones de años, lo cual supondría la desaparición de un importante impedimento para la encefalización (una musculatura temporal hipertrofiada impide el desarrollo de la bóveda craneana).
Igualmente analizaron su relación con la inactivación del gen SRGAP2, lo que contribuyó a la evolución del neocórtex, jugando un papel fundamental en el desarrollo del cerebro humano.
Este trabajo se ha realizado gracias a la colaboración de Juan Manuel Jiménez Arenas con tres destacados profesores e investigadores de la Universidad de Málaga: Paul Palmqvist y Juan Antonio Pérez Claros, del Departamento de Ecología y Geología, y Juan Carlos Aledo, del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular.
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El ‘homo’ es el único primate cuyos dientes han decrecido conforme ha aumentado el del cerebro

71114 Una investigación liderada por científicos de la Universidad de Granada ha revelado que el ‘homo’ es el único primate en el que, a lo largo de sus más de 2,5 millones de años de historia, el tamaño de los dientes ha ido decreciendo a medida que aumentaba el tamaño del cerebro.

La clave de este fenómeno, que los científicos catalogan de «paradoja evolutiva», podría estar en la evolución de la dieta del ‘Homo’. La digestión acontece, en primera instancia, en la cavidad oral y los dientes son fundamentales para la reducción de los alimentos a partículas de menor tamaño. Por tanto, lo normal sería que si crece el tamaño del cerebro, y con ello las necesidades metabólicas, también lo hagan los dientes.

Pero en el caso del género ‘homo’ no ha ocurrido así, según destacan los científicos en un artículo que acaba de ser publicado en la revista BioMed Research International.

«Esto significa que debieron operar importantes cambios que permitieron el mantenimiento de esta tendencia», apunta el investigador Juan Manuel Jiménez Arenas, del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada, autor principal de este trabajo.

Un cambio en la dieta, con la inclusión de una mayor cantidad de alimento de origen animal, debió ser una de las claves de este fenómeno. El incremento en la calidad de la dieta de los ‘homo’, a través de una mayor ingestión de proteínas animales, grasas y algunos oligoelementos presentes en ellas, es fundamental para el mantenimiento y el funcionamiento correcto del cerebro. Por otra parte, un gran cerebro permite unos desarrollos culturales y sociales mayores, lo que llevó a la consecución de importantes innovaciones tecnológicas.

ESTUDIOS

Para ello, estos investigadores evaluaron la relación entre el tamaño de la dentición postcanina y el volumen del endocráneo en un conjunto amplio de primates, entre los que se incluye a los principales representantes de los homínidos fósiles.

«Hasta este trabajo, era bien conocido que los dientes disminuían de tamaño y el cerebro crecía a lo largo de la evolución de los humanos. Nosotros hemos determinado que se trata de dos tendencias evolutivas opuestas que están vinculadas desde hace 2,5 millones de años, momento en que aparecen en el escenario evolutivo los primeros representantes de nuestro propio linaje, el género homo».

Los autores de este trabajo también relacionan estos cambios con la inactivación del gen MYH16, relacionado con la musculatura temporal, que disminuyó de tamaño hace aproximadamente 2,4 millones de años, lo cual supondría la desaparición de un importante impedimento para la encefalización (una musculatura temporal hipertrofiada impide el desarrollo de la bóveda craneana).

Igualmente analizaron su relación con la inactivación del gen SRGAP2, lo que contribuyó a la evolución del neocórtex, jugando un papel fundamental en el desarrollo del cerebro humano.

Este trabajo se ha realizado gracias a la colaboración de Juan Manuel Jiménez Arenas con tres destacados profesores e investigadores de la Universidad de Málaga: Paul Palmqvist y Juan Antonio Pérez Claros, del Departamento de Ecología y Geología, y Juan Carlos Aledo, del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular.

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La paradoja del «homo»: los dientes más pequeños y el cerebro más grande

71114 Una investigación liderada por científicos de la Universidad de Granada ha revelado que el «homo» es el único primate en el que, a lo largo de sus más de 2,5 millones de años de historia, el tamaño de los dientes ha ido decreciendo a medida que aumentaba el tamaño del cerebro. La clave de este fenómeno, que los científicos catalogan de «paradoja evolutiva», podría estar en la evolución de la dieta del «Homo».

La digestión acontece, en primera instancia, en la cavidad oral y los dientes son fundamentales para la reducción de los alimentos a partículas de menor tamaño. Por tanto, lo normal sería que si crece el tamaño del cerebro, y con ello las necesidades metabólicas, también lo hagan los dientes.

Pero en el caso del género «homo» no ha ocurrido así, según destacan los científicos en un artículo que acaba de ser publicado en la revista BioMed Research International. «Esto significa que debieron operar importantes cambios que permitieron el mantenimiento de esta tendencia», apunta el investigador Juan Manuel Jiménez Arenas, del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada, autor principal de este trabajo.

Un cambio en la dieta, con la inclusión de una mayor cantidad de alimento de origen animal, debió ser una de las claves de este fenómeno. El incremento en la calidad de la dieta de los «homo», a través de una mayor ingestión de proteínas animales, grasas y algunos oligoelementos presentes en ellas, es fundamental para el mantenimiento y el funcionamiento correcto del cerebro.

Por otra parte, un gran cerebro permite unos desarrollos culturales y sociales mayores, lo que llevó a la consecución de importantes innovaciones tecnológicas. Para ello, estos investigadores evaluaron la relación entre el tamaño de la dentición postcanina y el volumen del endocráneo en un conjunto amplio de primates, entre los que se incluye a los principales representantes de los homínidos fósiles.

«Hasta este trabajo, era bien conocido que los dientes disminuían de tamaño y el cerebro crecía a lo largo de la evolución de los humanos. Nosotros hemos determinado que se trata de dos tendencias evolutivas opuestas que están vinculadas desde hace 2,5 millones de años, momento en que aparecen en el escenario evolutivo los primeros representantes de nuestro propio linaje, el género homo».

Los autores de este trabajo también relacionan estos cambios con la inactivación del gen MYH16, relacionado con la musculatura temporal, que disminuyó de tamaño hace aproximadamente 2,4 millones de años, lo cual supondría la desaparición de un importante impedimento para la encefalización (una musculatura temporal hipertrofiada impide el desarrollo de la bóveda craneana).

Igualmente analizaron su relación con la inactivación del gen SRGAP2, lo que contribuyó a la evolución del neocórtex, jugando un papel fundamental en el desarrollo del cerebro humano. Este trabajo se ha realizado gracias a la colaboración de Juan Manuel Jiménez Arenas con tres destacados profesores e investigadores de la Universidad de Málaga: Paul Palmqvist y Juan Antonio Pérez Claros, del Departamento de Ecología y Geología, y Juan Carlos Aledo, del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular.

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La paradoja del «homo»: los dientes más pequeños y el cerebro más grande

71114 Una investigación liderada por científicos de la Universidad de Granada ha revelado que el «homo» es el único primate en el que, a lo largo de sus más de 2,5 millones de años de historia, el tamaño de los dientes ha ido decreciendo a medida que aumentaba el tamaño del cerebro . La clave de este fenómeno, que los científicos catalogan de «paradoja evolutiva» , podría estar en la evolución de la dieta del «Homo».

La digestión acontece, en primera instancia, en la cavidad oral y los dientes son fundamentales para la reducción de los alimentos a partículas de menor tamaño . Por tanto, lo normal sería que si crece el tamaño del cerebro, y con ello las necesidades metabólicas, también lo hagan los dientes.

Pero en el caso del género «homo» no ha ocurrido así, según destacan los científicos en un artículo que acaba de ser publicado en la revista BioMed Research International . «Esto significa que debieron operar importantes cambios que permitieron el mantenimiento de esta tendencia», apunta el investigador Juan Manuel Jiménez Arenas, del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada, autor principal de este trabajo.

Un cambio en la dieta, con la inclusión de una mayor cantidad de alimento de origen animal, debió ser una de las claves de este fenómeno . El incremento en la calidad de la dieta de los «homo», a través de una mayor ingestión de proteínas animales, grasas y algunos oligoelementos presentes en ellas, es fundamental para el mantenimiento y el funcionamiento correcto del cerebro.

Por otra parte, un gran cerebro permite unos desarrollos culturales y sociales mayores, lo que llevó a la consecución de importantes innovaciones tecnológicas. Para ello, estos investigadores evaluaron la relación entre el tamaño de la dentición postcanina y el volumen del endocráneo en un conjunto amplio de primates, entre los que se incluye a los principales representantes de los homínidos fósiles.

«Hasta este trabajo, era bien conocido que los dientes disminuían de tamaño y el cerebro crecía a lo largo de la evolución de los humanos. Nosotros hemos determinado que s e trata de dos tendencias evolutivas opuestas que están vinculadas desde hace 2,5 millones de años, momento en que aparecen en el escenario evolutivo los primeros representantes de nuestro propio linaje, el género homo».

Los autores de este trabajo también relacionan estos cambios con la inactivación del gen MYH16, relacionado con la musculatura temporal, que disminuyó de tamaño hace aproximadamente 2,4 millones de años , lo cual supondría la desaparición de un importante impedimento para la encefalización (una musculatura temporal hipertrofiada impide el desarrollo de la bóveda craneana).

Igualmente analizaron su relación con la inactivación del gen SRGAP2, lo que contribuyó a la evolución del neocórtex, jugando un papel fundamental en el desarrollo del cerebro humano. Este trabajo se ha realizado gracias a la colaboración de Juan Manuel Jiménez Arenas con tres destacados profesores e investigadores de la Universidad de Málaga: Paul Palmqvist y Juan Antonio Pérez Claros, del Departamento de Ecología y Geología, y Juan Carlos Aledo, del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular.

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La paradoja del «homo»: dientes más pequeños y cerebro grande

71114 Una investigación liderada por científicos de la Universidad de Granada ha revelado que el «homo» es el único primate en el que, a lo largo de sus más de 2,5 millones de años de historia, el tamaño de los dientes ha ido decreciendo a medida que aumentaba el tamaño del cerebro. La clave de este fenómeno, que los científicos catalogan de «paradoja evolutiva», podría estar en la evolución de la dieta del «Homo». La digestión acontece, en primera instancia, en la cavidad oral y los dientes son fundamentales para la reducción de los alimentos a partículas de menor tamaño.
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El ‘homo’ es el único primate cuyos dientes han decrecido conforme ha aumentado el del cerebro

71114 La clave de este fenómeno, que los científicos catalogan de «paradoja evolutiva», podría estar en la evolución de la dieta del ‘Homo’. La digestión acontece, en primera instancia, en la cavidad oral y los dientes son fundamentales para la reducción de los alimentos a partículas de menor tamaño. Por tanto, lo normal sería que si crece el tamaño del cerebro, y con ello las necesidades metabólicas, también lo hagan los dientes.
Pero en el caso del género ‘homo’ no ha ocurrido así, según destacan los científicos en un artículo que acaba de ser publicado en la revista BioMed Research International.
«Esto significa que debieron operar importantes cambios que permitieron el mantenimiento de esta tendencia», apunta el investigador Juan Manuel Jiménez Arenas, del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada, autor principal de este trabajo.
Un cambio en la dieta, con la inclusión de una mayor cantidad de alimento de origen animal, debió ser una de las claves de este fenómeno. El incremento en la calidad de la dieta de los ‘homo’, a través de una mayor ingestión de proteínas animales, grasas y algunos oligoelementos presentes en ellas, es fundamental para el mantenimiento y el funcionamiento correcto del cerebro. Por otra parte, un gran cerebro permite unos desarrollos culturales y sociales mayores, lo que llevó a la consecución de importantes innovaciones tecnológicas.
ESTUDIOS
Para ello, estos investigadores evaluaron la relación entre el tamaño de la dentición postcanina y el volumen del endocráneo en un conjunto amplio de primates, entre los que se incluye a los principales representantes de los homínidos fósiles.
«Hasta este trabajo, era bien conocido que los dientes disminuían de tamaño y el cerebro crecía a lo largo de la evolución de los humanos. Nosotros hemos determinado que se trata de dos tendencias evolutivas opuestas que están vinculadas desde hace 2,5 millones de años, momento en que aparecen en el escenario evolutivo los primeros representantes de nuestro propio linaje, el género homo».
Los autores de este trabajo también relacionan estos cambios con la inactivación del gen MYH16, relacionado con la musculatura temporal, que disminuyó de tamaño hace aproximadamente 2,4 millones de años, lo cual supondría la desaparición de un importante impedimento para la encefalización (una musculatura temporal hipertrofiada impide el desarrollo de la bóveda craneana).
Igualmente analizaron su relación con la inactivación del gen SRGAP2, lo que contribuyó a la evolución del neocórtex, jugando un papel fundamental en el desarrollo del cerebro humano.
Este trabajo se ha realizado gracias a la colaboración de Juan Manuel Jiménez Arenas con tres destacados profesores e investigadores de la Universidad de Málaga: Paul Palmqvist y Juan Antonio Pérez Claros, del Departamento de Ecología y Geología, y Juan Carlos Aledo, del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular.
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El ‘Homo’ es el único primate cuyo tamaño de los dientes decrece conforme aumenta el del cerebro

71114 Investigadores andaluces, liderados por la Universidad de Granada, han descubierto que el ‘Homo’ es el único primate en el que, a lo largo de sus más de 2,5 millones de años de historia, el tamaño de los dientes ha ido decreciendo a medida que aumentaba el tamaño del cerebro. La clave de este fenómeno, que los científicos catalogan de «paradoja evolutiva», podría estar en la evolución de la dieta del ‘Homo’. La digestión acontece, en primera instancia, en la cavidad oral y los dientes son fundamentales para la reducción de los alimentos a partículas de menor tamaño. Por tanto, lo normal sería que si crece el tamaño del cerebro, y con ello las necesidades metabólicas, también lo hagan los dientes.

Pero en el caso del género ‘Homo’ no ha ocurrido así, según destacan los científicos en un artículo que acaba de ser publicado en la revista BioMed Research International. «Esto significa que debieron operar importantes cambios que permitieron el mantenimiento de esta tendencia», apunta el investigador Juan Manuel Jiménez Arenas, del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada, autor principal de este trabajo.

Un cambio en la dieta, con la inclusión de una mayor cantidad de alimento de origen animal, debió ser una de las claves de este fenómeno. El incremento en la calidad de la dieta de los ‘Homo’, a través de una mayor ingestión de proteínas animales, grasas y algunos oligoelementos presentes en ellas, es fundamental para el mantenimiento y el funcionamiento correcto del cerebro. Por otra parte, un gran cerebro permite unos desarrollos culturales y sociales mayores, lo que llevó a la consecución de importantes innovaciones tecnológicas.

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El ‘Homo’ es el único primate cuyo tamaño de los dientes decrece conforme aumenta el del cerebro

71114 Investigadores andaluces, liderados por la Universidad de Granada, han descubierto que el ‘Homo’ es el único primate en el que, a lo largo de sus más de 2,5 millones de años de historia, el tamaño de los dientes ha ido decreciendo a medida que aumentaba el tamaño del cerebro. La clave de este fenómeno, que los científicos catalogan de «paradoja evolutiva», podría estar en la evolución de la dieta del ‘Homo’. La digestión acontece, en primera instancia, en la cavidad oral y los dientes son fundamentales para la reducción de los alimentos a partículas de menor tamaño. Por tanto, lo normal sería que si crece el tamaño del cerebro, y con ello las necesidades metabólicas, también lo hagan los dientes.

Pero en el caso del género ‘Homo’ no ha ocurrido así, según destacan los científicos en un artículo que acaba de ser publicado en la revista BioMed Research International. «Esto significa que debieron operar importantes cambios que permitieron el mantenimiento de esta tendencia», apunta el investigador Juan Manuel Jiménez Arenas, del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada, autor principal de este trabajo.

Un cambio en la dieta, con la inclusión de una mayor cantidad de alimento de origen animal, debió ser una de las claves de este fenómeno. El incremento en la calidad de la dieta de los ‘Homo’, a través de una mayor ingestión de proteínas animales, grasas y algunos oligoelementos presentes en ellas, es fundamental para el mantenimiento y el funcionamiento correcto del cerebro. Por otra parte, un gran cerebro permite unos desarrollos culturales y sociales mayores, lo que llevó a la consecución de importantes innovaciones tecnológicas.

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Un fármaco potencia el efecto analgésico de los opioides sin incrementar el estreñimiento

71043 Científicos de la Universidad de Granada han participado, junto con el laboratorio Esteve, en el desarrollo de un nuevo fármaco que multiplica el efecto analgésico de los opioides sin incrementar el estreñimiento, uno de los efectos secundarios más frecuentes de estos medicamentos, entre los que se encuentra la morfina.
21 febrero 2014

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Un estudio liderado por investigadores de la Universidad de Granada (UGR) revela el desarrollo, llevado a cabo en colaboración con expertos del laboratorio Esteve, de un compuesto que optimiza la función analgésica de las sustancias opioides sin aumentar ciertos efectos secundarios, como el estreñimiento.

Este hallazgo, publicado en The Journal of Pharmacology and Experimental Therapeutics, ha sido seleccionado por esta revista como artículo destacado del mes de enero. Hasta la fecha, los científicos de la UGR han hecho públicos los resultados del ensayo de esta molécula en ratones.

Los derivados del opio se han utilizado desde épocas remotas para mitigar el dolor. Actualmente, tanto estos productos como otras sustancias análogas son los fármacos de elección en el tratamiento de diversos tipos de dolor intenso, como el postoperatorio, el canceroso o de tipo visceral.

El problema reside en que la administración mantenida de opioides produce un acusado estreñimiento, lo que supone una traba sustancial a su uso, ya que reduce sustancialmente la calidad de vida de los pacientes.

En el estudio actual se demuestra que el S1RA, un fármaco bloqueante del receptor sigma-1, logra multiplicar únicamente el efecto beneficioso de los opioides, es decir, la analgesia.

El receptor sigma-1 es una proteína muy pequeña que actúa como neuromodulador, uniéndose físicamente a otras proteínas (entre las cuales se encuentran los receptores opioides) y modificando su función.

Como explica Enrique Cobos del Moral, investigador del Instituto de Neurociencias de la UGR y uno de los autores de este trabajo, los opioides son fármacos fundamentalmente de acción central, es decir, que actúan directamente en el cerebro y la médula espinal.

Sin embargo, cuando los opioides se asocian a bloqueantes del receptor sigma-1 producen analgesia actuando en otras localizaciones, concretamente en el sistema nervioso periférico. De esto se deduce que el receptor sigma-1 es un freno biológico que impide la analgesia opioide periférica, y que este freno se puede eliminar mediante el tratamiento farmacológico para así incrementar el potencial analgésico de los opioides.

Según los autores, este avance científico tiene una enorme importancia para el beneficio de los pacientes que sufren dolor, ya que a corto plazo permitirá diseñar medicamentos analgésicos más eficaces y con menos efectos secundarios.

Por su parte, el laboratorio Esteve está desarrollando este medicamento, que en la actualidad se encuentra en Fase Clínica II.

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El ‘Homo’, Único Primate Cuyo Tamaño De Dientes Decrece Conforme Aumenta El Del Cerebro

71114Investigadores andaluces, liderados por la Universidad de Granada, han descubierto una característica peculiar de los representantes del linaje humano, encuadradas en el género Homo: somos los únicos primates en los que, a lo largo de sus más de 2,5 millones de años de historia, el tamaño de los dientes ha ido decreciendo a medida que aumentaba el tamaño del cerebro.

La clave de este fenómeno, que los científicos catalogan de «paradoja evolutiva», podría estar en la evolución de la dieta del Homo. La digestión acontece, en primera instancia, en la cavidad oral, y los dientes son fundamentales para la reducción de los alimentos a partículas de menor tamaño. Por tanto, lo normal sería que si crece el tamaño del cerebro, y con ello las necesidades metabólicas, también lo hagan los dientes.

Pero en el caso del género Homo no ha ocurrido así, según destacan los científicos en un artículo que acaba de ser publicado en la revista BioMed Research International. «Esto significa que debieron operar importantes cambios que permitieron el mantenimiento de esta tendencia», apunta el investigador Juan Manuel Jiménez Arenas, del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada, autor principal de este trabajo.

Un cambio en la dieta, con la inclusión de una mayor cantidad de alimento de origen animal, debió ser una de las claves de este fenómeno. El incremento en la calidad de la dieta de los Homo, a través de una mayor ingestión de proteínas animales, grasas y algunos oligoelementos presentes en ellas, es fundamental para el mantenimiento y el funcionamiento correcto del cerebro. Por otra parte, un gran cerebro permite unos desarrollos culturales y sociales mayores, lo que llevó a la consecución de importantes innovaciones tecnológicas.

Para ello, estos investigadores evaluaron la relación entre el tamaño de la dentición postcanina y el volumen del endocráneo en un conjunto amplio de primates, entre los que se incluye a los principales representantes de los homínidos fósiles. «Hasta este trabajo, era bien conocido que los dientes disminuían de tamaño y el cerebro crecía a lo largo de la evolución de los humanos. Nosotros hemos determinado que se trata de dos tendencias evolutivas opuestas que están vinculadas desde hace 2,5 millones de años, momento en que aparecen en el escenario evolutivo los primeros representantes de nuestro propio linaje, el género Homo».

Estudio genético

Los autores de este trabajo también relacionan estos cambios con la inactivación del gen MYH16, relacionado con la musculatura temporal, que disminuyó de tamaño hace aproximadamente 2,4 millones de años, lo cual supondría la desaparición de un importante impedimento para la encefalización (una musculatura temporal hipertrofiada impide el desarrollo de la bóveda craneana). Igualmente analizaron su relación con la inactivación del gen SRGAP2, lo que contribuyó a la evolución del neocórtex, jugando un papel fundamental en el desarrollo del cerebro humano.

Este trabajo se ha realizado gracias a la colaboración de Juan Manuel Jiménez Arenas con tres destacados profesores e investigadores de la Universidad de Málaga: Paul Palmqvist y Juan Antonio Pérez Claros, del Departamento de Ecología y Geología, y Juan Carlos Aledo, del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular.

Contacto:
Juan Manuel Jiménez Arenas
Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada
Teléfono: 958 248 861
Correo electrónico

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