El cerebro de los adictos al juego funciona inadecuadamente

67143 PortadaSaludEl cerebro de los adictos al juego funciona inadecuadamente
Martes, 03 de Setiembre 2013 | 8:47 am

El cerebro de los adictos al juego funciona inadecuadamente Créditos: Wikimedia CommonsEstas anomalías están relacionadas con la gravedad del trastorno, y afectan a su capacidad de tomar decisiones.
016
Temas relacionados:cerebroludopatasmemoriacocainadrogasSalud
Las personas adictas a los juegos de azar (ludópatas) presentan anomalías en su funcionamiento cerebral que afectan a su capacidad de tomar decisiones, revela una investigación realizada en la Universidad de Granada.

Para el estudio, los investigadores analizaron las similitudes y diferencias psicológicas y de funcionamiento cerebral que existen entre las personas adictas a la cocaína y los ludópatas.

Según sus resultados, la cocaína tiene la capacidad de generar efectos perjudiciales acumulativos sobre el funcionamiento de áreas del cerebro (cíngulo anterior y parte de la corteza prefrontal) necesarias para el correcto control de impulsos.

Aunque estos efectos negativos sobre el correcto control de impulsos no están presentes en los jugadores, estos sí manifiestan otras anomalías en su funcionamiento cerebral, localizadas también en áreas de la corteza prefrontal.

Estas anomalías están relacionadas con la gravedad del trastorno, y afectan a su capacidad de tomar decisiones.

Además, en los voluntarios que participaron en la investigación se observó también que la tendencia a tomar malas decisiones se incrementa significativamente cuando se experimentan emociones negativas como ansiedad o tristeza.

Descargar


El cerebro de los adictos al juego funciona inadecuadamente

67143 PortadaSaludEl cerebro de los adictos al juego funciona inadecuadamente
Martes, 03 de Setiembre 2013 | 8:47 am

El cerebro de los adictos al juego funciona inadecuadamente Créditos: Wikimedia CommonsEstas anomalías están relacionadas con la gravedad del trastorno, y afectan a su capacidad de tomar decisiones.
016
Temas relacionados:cerebroludopatasmemoriacocainadrogasSalud
Las personas adictas a los juegos de azar (ludópatas) presentan anomalías en su funcionamiento cerebral que afectan a su capacidad de tomar decisiones, revela una investigación realizada en la Universidad de Granada.

Para el estudio, los investigadores analizaron las similitudes y diferencias psicológicas y de funcionamiento cerebral que existen entre las personas adictas a la cocaína y los ludópatas.

Según sus resultados, la cocaína tiene la capacidad de generar efectos perjudiciales acumulativos sobre el funcionamiento de áreas del cerebro (cíngulo anterior y parte de la corteza prefrontal) necesarias para el correcto control de impulsos.

Aunque estos efectos negativos sobre el correcto control de impulsos no están presentes en los jugadores, estos sí manifiestan otras anomalías en su funcionamiento cerebral, localizadas también en áreas de la corteza prefrontal.

Estas anomalías están relacionadas con la gravedad del trastorno, y afectan a su capacidad de tomar decisiones.

Además, en los voluntarios que participaron en la investigación se observó también que la tendencia a tomar malas decisiones se incrementa significativamente cuando se experimentan emociones negativas como ansiedad o tristeza.

Descargar


Los adictos al juego presentan anomalías que afectan a su capacidad de tomar decisiones

67143 Investigadores de la Universidad de Granada han analizado las similitudes y diferencias psicológicas y de funcionamiento cerebral que existen entre las personas adictas a la cocaína y las que son adictas a los juegos de azar. Las conclusiones revelan que las personas adictas al juego presentan anomalías en su funcionamiento cerebral que afectan a su capacidad de tomar decisiones.
Descargar


Los adictos al juego presentan anomalías que afectan a su capacidad de tomar decisiones

67143 Investigadores de la Universidad de Granada han analizado las similitudes y diferencias psicológicas y de funcionamiento cerebral que existen entre las personas adictas a la cocaína y las que son adictas a los juegos de azar. Las conclusiones revelan que las personas adictas al juego presentan anomalías en su funcionamiento cerebral que afectan a su capacidad de tomar decisiones.
Descargar


Dormir ocho horas diarias, ¿sano?

Cada persona es un mundo. Una frase que se oye cada día, cada hora y para todo aunque se aceptan axiomas comunes a todos los mortales. Ahora, nos descubren que también cada uno es un mundo en la cama. A la hora de dormir, se entiende.

 

Gualberto Buela, presidente de la Asociación Española de Psicología Conductual (AEPC) y catedrático de Psicología de la Universidad de Granada, dirige estos días en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo un curso sobre los trastornos del sueño y la ansiedad. Su primera parada es romper un «tópico bastante extendido e incorrecto», como lo define: el de dormir ocho horas diarias.

«Es una media, lo que indica que las necesidades de las personas son distintas. Hay algunas que con cinco o incluso cuatro horas y media de sueño les vale y no tienen somnolencia durante el día», ha afirmado Buela. Es decir, que dormir poco tiempo no es malo ‘per se’, sino que lo es o no en función de lo que cada individuo necesita.

Que aproximadamente un 30% de la población sufra trastornos del sueño, y el hecho de que haya aumentado el porcentaje en los últimos tiempos, guarda relación, también, con los estilos de vida. «Este índice es mayor en la población urbana que en la que vive en contacto con la naturaleza», ha destacado el presidente de AEPC.

Durante los cursos también se están tratando patologías como la apnea del sueño. Para el director del curso, el caracter crónico de esta enfermedad («a quien se le diagnostica apnea es para toda la vida», ha precisado) hace difícil su tratamiento, pero sí ha incidido en ciertos aspectos que mejoran la vida del paciente y en el que colaboran psicólogos con médicos. «Si las personas no fuman, controlan el consumo de alcohol, comen menos grasas y azúcares y hacen ejercicio fisico, la apnea se reduce», ha asegurado Buela. Además, ha valorado positivamente un programa que llevan a cabo, en el que han conseguido que personas que sufren de este mal no sólo reduzcan el número de paradas cardiorespiratorias durante el sueño, sino también el tiempo de estas paradas.

El catedrático ha destacado que las personas que no saben -por suerte- lo que significan estos trastornos «cuiden su sueño para no perderlo». En este sentido, ha mencionado algunas recomendaciones prácticas entre la que sobresale el hecho de «invertir en un buen colchón» porque, como ha remarcado, «dormir es la conducta que más practicamos los humanos».

Lo primero que hay que tener en cuenta es que los ciclos del sueño duran «alrededor de 90 minutos». Por ello, es aconsejable dormir en múltiplos de esta cifra: tres horas, cuatro y media, seis, etcétera porque «nos levantamos mejor si se cumple el ciclo completo que si lo interrumpimos», ha precisado Gualberto Buela. Tener unos hábitos regulares para acostarse y levantarse es otra recomendación, siempre «sin llegar a la obsesión de una hora fija, pero sí una horquilla». Es importante, además, «no estar en la cama más de las horas que necesitemos»; es decir, si con seis horas estás ‘reparado’, no estar por obligación ocho.

Una de las recomendaciones más peculiares la enuncia con cierto humor: «Debería estar prohibido tener televisión en el dormitorio», ha afirmado para destacar que no se debe tener una actividad que ‘despierte’ al organismo como, ejemplificó, «ver un partido de fútbol donde se está implicado emocionalmente en la cama es malo. Si quieres escucharlo, hazlo en el salón», sentencia como si fuese una obviedad de la que nadie se había percatado hasta ahora.

Otro de los factores importantes para conciliar bien el sueño es lo que él denomina «separar los problemas de día de los de noche». Para el psicólogo, «en el momento en el que se entra en la habitación y se apaga la luz se deben acabar los problemas del día o, lo que es lo mismo, no ‘rumiar’ nuestras cosas en la cama».

Algo difícil de lograr porque, como él mismo reconoce, «casi todos los trastornos como depresión o angustia llevan consigo trastornos del sueño».

Eso sí, ha roto una lanza en favor de uno de nuestros productos más exportados y que, por desgracia, no nos reporta beneficio alguno por patente: la siesta. «La siesta está de moda, hasta en países como Suiza hay empresas que ya disponen de salas para que sus ejecutivas duerman 20 minutos, 30 máximo». Para él, la siesta tiene dos ventajas. La primera, que «es reparadora de la fatiga del día» y la segunda, el hecho de que «ayuda a sincronizar el ritmo circadiano».

Buela ha recordado cuando la siesta era utilizada («sobre todo por los anglosajones», apunta) para criticar nuestra forma de vida y afirmar que se trabaja poco en España. Ante esto, ha recordado un estudio de la Universidad de Yale que «encontró que es más frecuente en la mayoría de las culturas dormir la siesta que no dormirla».

En esta ‘desconexión’ poscomida sí se cumple un tópico: la siesta ha de ser de media hora «como máximo». Esto es así porque si se supera este tiempo «se reduce la presión para el sueño nocturno».

Morfeo, dios de los sueños, atiende a lo tópicos -verdaderos o no- y ‘recetas’ del Palacio de la Magdalena. A usted, más terrenal, le deseamos felices sueños. (Con información de elmundo.es)

Descargar


Dormir ocho horas diarias, ¿sano?

Cada persona es un mundo. Una frase que se oye cada día, cada hora y para todo aunque se aceptan axiomas comunes a todos los mortales. Ahora, nos descubren que también cada uno es un mundo en la cama. A la hora de dormir, se entiende.

 

Gualberto Buela, presidente de la Asociación Española de Psicología Conductual (AEPC) y catedrático de Psicología de la Universidad de Granada, dirige estos días en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo un curso sobre los trastornos del sueño y la ansiedad. Su primera parada es romper un «tópico bastante extendido e incorrecto», como lo define: el de dormir ocho horas diarias.

«Es una media, lo que indica que las necesidades de las personas son distintas. Hay algunas que con cinco o incluso cuatro horas y media de sueño les vale y no tienen somnolencia durante el día», ha afirmado Buela. Es decir, que dormir poco tiempo no es malo ‘per se’, sino que lo es o no en función de lo que cada individuo necesita.

Que aproximadamente un 30% de la población sufra trastornos del sueño, y el hecho de que haya aumentado el porcentaje en los últimos tiempos, guarda relación, también, con los estilos de vida. «Este índice es mayor en la población urbana que en la que vive en contacto con la naturaleza», ha destacado el presidente de AEPC.

Durante los cursos también se están tratando patologías como la apnea del sueño. Para el director del curso, el caracter crónico de esta enfermedad («a quien se le diagnostica apnea es para toda la vida», ha precisado) hace difícil su tratamiento, pero sí ha incidido en ciertos aspectos que mejoran la vida del paciente y en el que colaboran psicólogos con médicos. «Si las personas no fuman, controlan el consumo de alcohol, comen menos grasas y azúcares y hacen ejercicio fisico, la apnea se reduce», ha asegurado Buela. Además, ha valorado positivamente un programa que llevan a cabo, en el que han conseguido que personas que sufren de este mal no sólo reduzcan el número de paradas cardiorespiratorias durante el sueño, sino también el tiempo de estas paradas.

El catedrático ha destacado que las personas que no saben -por suerte- lo que significan estos trastornos «cuiden su sueño para no perderlo». En este sentido, ha mencionado algunas recomendaciones prácticas entre la que sobresale el hecho de «invertir en un buen colchón» porque, como ha remarcado, «dormir es la conducta que más practicamos los humanos».

Lo primero que hay que tener en cuenta es que los ciclos del sueño duran «alrededor de 90 minutos». Por ello, es aconsejable dormir en múltiplos de esta cifra: tres horas, cuatro y media, seis, etcétera porque «nos levantamos mejor si se cumple el ciclo completo que si lo interrumpimos», ha precisado Gualberto Buela. Tener unos hábitos regulares para acostarse y levantarse es otra recomendación, siempre «sin llegar a la obsesión de una hora fija, pero sí una horquilla». Es importante, además, «no estar en la cama más de las horas que necesitemos»; es decir, si con seis horas estás ‘reparado’, no estar por obligación ocho.

Una de las recomendaciones más peculiares la enuncia con cierto humor: «Debería estar prohibido tener televisión en el dormitorio», ha afirmado para destacar que no se debe tener una actividad que ‘despierte’ al organismo como, ejemplificó, «ver un partido de fútbol donde se está implicado emocionalmente en la cama es malo. Si quieres escucharlo, hazlo en el salón», sentencia como si fuese una obviedad de la que nadie se había percatado hasta ahora.

Otro de los factores importantes para conciliar bien el sueño es lo que él denomina «separar los problemas de día de los de noche». Para el psicólogo, «en el momento en el que se entra en la habitación y se apaga la luz se deben acabar los problemas del día o, lo que es lo mismo, no ‘rumiar’ nuestras cosas en la cama».

Algo difícil de lograr porque, como él mismo reconoce, «casi todos los trastornos como depresión o angustia llevan consigo trastornos del sueño».

Eso sí, ha roto una lanza en favor de uno de nuestros productos más exportados y que, por desgracia, no nos reporta beneficio alguno por patente: la siesta. «La siesta está de moda, hasta en países como Suiza hay empresas que ya disponen de salas para que sus ejecutivas duerman 20 minutos, 30 máximo». Para él, la siesta tiene dos ventajas. La primera, que «es reparadora de la fatiga del día» y la segunda, el hecho de que «ayuda a sincronizar el ritmo circadiano».

Buela ha recordado cuando la siesta era utilizada («sobre todo por los anglosajones», apunta) para criticar nuestra forma de vida y afirmar que se trabaja poco en España. Ante esto, ha recordado un estudio de la Universidad de Yale que «encontró que es más frecuente en la mayoría de las culturas dormir la siesta que no dormirla».

En esta ‘desconexión’ poscomida sí se cumple un tópico: la siesta ha de ser de media hora «como máximo». Esto es así porque si se supera este tiempo «se reduce la presión para el sueño nocturno».

Morfeo, dios de los sueños, atiende a lo tópicos -verdaderos o no- y ‘recetas’ del Palacio de la Magdalena. A usted, más terrenal, le deseamos felices sueños. (Con información de elmundo.es)

Descargar


Adictos al juego sufren anomalías en el cerebro que afectan a la toma de decisiones

67143 A esa conclusión han llegado tras la elaboración de un trabajo en el que han analizado las similitudes y diferencias psicológicas y de funcionamiento cerebral que existen entre las personas adictas a la cocaína y las que lo son a los juegos de azar, ha informado la Universidad de Granada.

En dos artículos publicados recientemente en la revista «Frontiers in Neuroscience», los científicos han corroborado que la cocaína tiene efectos perjudiciales acumulativos sobre el funcionamiento de áreas del cerebro (cíngulo anterior y parte de la corteza prefrontal) necesarias para el correcto control de impulsos.

Esto se ha comprobado mediante tareas de laboratorio y técnicas de identificación de anomalías de funcionamiento cerebral a través de la electroencefalografía.

Estos efectos negativos sobre el correcto control de impulsos no están presentes en los jugadores, puesto que su adicción no implica el uso de sustancias tóxicas.

Sin embargo, la investigación ha revelado que las personas adictas al juego sí que manifiestan otras anomalías en su funcionamiento cerebral, localizadas también en áreas de la corteza prefrontal.

Estas anomalías están relacionadas con la gravedad del trastorno y afectan a su capacidad de tomar decisiones.

Según los autores principales del trabajo, José César Perales y Ana Torres, del departamento de Psicología Experimental de Granada, «esas malas decisiones afectan al reconocimiento y valoración de las pérdidas que tienen esas personas, aún cuando dichas pérdidas no se refieren a asuntos monetarios».

Además, en los voluntarios que participaron en la investigación se observó también que la tendencia a tomar malas decisiones se incrementa significativamente cuando experimentan emociones negativas como ansiedad o tristeza.

Además, los investigadores han identificado algunos aspectos claves que debe incorporar el tratamiento dirigido a la rehabilitación del juego patológico, especialmente en los casos más graves: tratar directamente los problemas emocionales que disparan la necesidad de jugar, y realizar un entrenamiento específico que permita al individuo aprender a valorar de forma adecuada las pérdidas y sus consecuencias.

Descargar


Adictos al juego sufren anomalías en el cerebro que afectan a la toma de decisiones

67143 A esa conclusión han llegado tras la elaboración de un trabajo en el que han analizado las similitudes y diferencias psicológicas y de funcionamiento cerebral que existen entre las personas adictas a la cocaína y las que lo son a los juegos de azar, ha informado la Universidad de Granada.

En dos artículos publicados recientemente en la revista «Frontiers in Neuroscience», los científicos han corroborado que la cocaína tiene efectos perjudiciales acumulativos sobre el funcionamiento de áreas del cerebro (cíngulo anterior y parte de la corteza prefrontal) necesarias para el correcto control de impulsos.

Esto se ha comprobado mediante tareas de laboratorio y técnicas de identificación de anomalías de funcionamiento cerebral a través de la electroencefalografía.

Estos efectos negativos sobre el correcto control de impulsos no están presentes en los jugadores, puesto que su adicción no implica el uso de sustancias tóxicas.

Sin embargo, la investigación ha revelado que las personas adictas al juego sí que manifiestan otras anomalías en su funcionamiento cerebral, localizadas también en áreas de la corteza prefrontal.

Estas anomalías están relacionadas con la gravedad del trastorno y afectan a su capacidad de tomar decisiones.

Según los autores principales del trabajo, José César Perales y Ana Torres, del departamento de Psicología Experimental de Granada, «esas malas decisiones afectan al reconocimiento y valoración de las pérdidas que tienen esas personas, aún cuando dichas pérdidas no se refieren a asuntos monetarios».

Además, en los voluntarios que participaron en la investigación se observó también que la tendencia a tomar malas decisiones se incrementa significativamente cuando experimentan emociones negativas como ansiedad o tristeza.

Además, los investigadores han identificado algunos aspectos claves que debe incorporar el tratamiento dirigido a la rehabilitación del juego patológico, especialmente en los casos más graves: tratar directamente los problemas emocionales que disparan la necesidad de jugar, y realizar un entrenamiento específico que permita al individuo aprender a valorar de forma adecuada las pérdidas y sus consecuencias.

Descargar


Los adictos al juego sufren anomalías que afectan a la toma de decisiones

67143 Investigadores de la Universidad de Granada han determinado que las personas adictas al juego presentan anomalías en su funcionamiento cerebral que afectan a su capacidad de tomar decisiones.

 

A esa conclusión han llegado tras la elaboración de un trabajo en el que han analizado las similitudes y diferencias psicológicas y de funcionamiento cerebral que existen entre las personas adictas a la cocaína y las que lo son a los juegos de azar, ha informado hoy la Universidad de Granada.

En dos artículos publicados recientemente en la revista «Frontiers in Neuroscience», los científicos han corroborado que la cocaína tiene efectos perjudiciales acumulativos sobre el funcionamiento de áreas del cerebro (cíngulo anterior y parte de la corteza prefrontal) necesarias para el correcto control de impulsos.

Esto se ha comprobado mediante tareas de laboratorio y técnicas de identificación de anomalías de funcionamiento cerebral a través de la electroencefalografía.

Estos efectos negativos sobre el correcto control de impulsos no están presentes en los jugadores, puesto que su adicción no implica el uso de sustancias tóxicas.

Sin embargo, la investigación ha revelado que las personas adictas al juego sí que manifiestan otras anomalías en su funcionamiento cerebral, localizadas también en áreas de la corteza prefrontal.

Estas anomalías están relacionadas con la gravedad del trastorno y afectan a su capacidad de tomar decisiones.

Según los autores principales del trabajo, José César Perales y Ana Torres, del departamento de Psicología Experimental de Granada, «esas malas decisiones afectan al reconocimiento y valoración de las pérdidas que tienen esas personas, aún cuando dichas pérdidas no se refieren a asuntos monetarios».

Además, en los voluntarios que participaron en la investigación se observó también que la tendencia a tomar malas decisiones se incrementa significativamente cuando experimentan emociones negativas como ansiedad o tristeza.

A tenor de los datos, los investigadores consideran necesario tener en cuenta que las alteraciones provocadas por el consumo crónico de la cocaína pueden convertirse a su vez en un obstáculo para el tratamiento, por lo que deben tenerse en cuenta a la hora de establecer un pronóstico.

Además, los investigadores han identificado algunos aspectos claves que debe incorporar el tratamiento dirigido a la rehabilitación del juego patológico, especialmente en los casos más graves: tratar directamente los problemas emocionales que disparan la necesidad de jugar, y realizar un entrenamiento específico que permita al individuo aprender a valorar de forma adecuada las pérdidas y sus consecuencias.

Descargar


Los adictos al juego sufren anomalías que afectan a la toma de decisiones

67143 Investigadores de la Universidad de Granada han determinado que las personas adictas al juego presentan anomalías en su funcionamiento cerebral que afectan a su capacidad de tomar decisiones.

 

A esa conclusión han llegado tras la elaboración de un trabajo en el que han analizado las similitudes y diferencias psicológicas y de funcionamiento cerebral que existen entre las personas adictas a la cocaína y las que lo son a los juegos de azar, ha informado hoy la Universidad de Granada.

En dos artículos publicados recientemente en la revista «Frontiers in Neuroscience», los científicos han corroborado que la cocaína tiene efectos perjudiciales acumulativos sobre el funcionamiento de áreas del cerebro (cíngulo anterior y parte de la corteza prefrontal) necesarias para el correcto control de impulsos.

Esto se ha comprobado mediante tareas de laboratorio y técnicas de identificación de anomalías de funcionamiento cerebral a través de la electroencefalografía.

Estos efectos negativos sobre el correcto control de impulsos no están presentes en los jugadores, puesto que su adicción no implica el uso de sustancias tóxicas.

Sin embargo, la investigación ha revelado que las personas adictas al juego sí que manifiestan otras anomalías en su funcionamiento cerebral, localizadas también en áreas de la corteza prefrontal.

Estas anomalías están relacionadas con la gravedad del trastorno y afectan a su capacidad de tomar decisiones.

Según los autores principales del trabajo, José César Perales y Ana Torres, del departamento de Psicología Experimental de Granada, «esas malas decisiones afectan al reconocimiento y valoración de las pérdidas que tienen esas personas, aún cuando dichas pérdidas no se refieren a asuntos monetarios».

Además, en los voluntarios que participaron en la investigación se observó también que la tendencia a tomar malas decisiones se incrementa significativamente cuando experimentan emociones negativas como ansiedad o tristeza.

A tenor de los datos, los investigadores consideran necesario tener en cuenta que las alteraciones provocadas por el consumo crónico de la cocaína pueden convertirse a su vez en un obstáculo para el tratamiento, por lo que deben tenerse en cuenta a la hora de establecer un pronóstico.

Además, los investigadores han identificado algunos aspectos claves que debe incorporar el tratamiento dirigido a la rehabilitación del juego patológico, especialmente en los casos más graves: tratar directamente los problemas emocionales que disparan la necesidad de jugar, y realizar un entrenamiento específico que permita al individuo aprender a valorar de forma adecuada las pérdidas y sus consecuencias.

Descargar


El cerebro de los ludópatas

67143 Investigadores del Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCyC) de la Universidad de Granada han analizado las similitudes y diferencias psicológicas y de funcionamiento cerebral que existen entre las personas adictas a la cocaína y las ludópatas. Los resultados revelan que las personas adictas a los juegos de azar presentan anomalías en su funcionamiento cerebral que afectan a su capacidad de tomar decisiones.

En dos artículos, publicados recientemente en la revista Frontiers in Neuroscience, los científicos han corroborado mediante electroencefalografía (EEG) que la cocaína tiene efectos perjudiciales acumulativos sobre el funcionamiento de áreas del cerebro (cíngulo anterior y parte de la corteza prefrontal) necesarias para el correcto control de impulsos.

Sin embargo, y aunque estos efectos negativos sobre el correcto control de impulsos no están presentes en los jugadores, puesto que su adicción no implica el uso de sustancias tóxicas, la investigación realizada en la UGR ha revelado que las personas adictas al juego sí que manifiestan otras anomalías en su funcionamiento cerebral, localizadas también en áreas de la corteza prefrontal. Estas anomalías están relacionadas con la gravedad del trastorno, y afectan a su capacidad de tomar decisiones. Concretamente, quienes las sufren toman «malas decisiones afectan al reconocimiento y valoración de las pérdidas que tienen esas personas, aún cuando dichas pérdidas no se refieren a asuntos monetarios», aseguran los autores.

Además, en los voluntarios que participaron en la investigación se observó también que la tendencia a tomar malas decisiones se incrementa significativamente cuando se experimentan emociones negativas como ansiedad o tristeza. / MUY INTERESANTE

Descargar


El cerebro de los ludópatas

67143 Investigadores del Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCyC) de la Universidad de Granada han analizado las similitudes y diferencias psicológicas y de funcionamiento cerebral que existen entre las personas adictas a la cocaína y las ludópatas. Los resultados revelan que las personas adictas a los juegos de azar presentan anomalías en su funcionamiento cerebral que afectan a su capacidad de tomar decisiones.

En dos artículos, publicados recientemente en la revista Frontiers in Neuroscience, los científicos han corroborado mediante electroencefalografía (EEG) que la cocaína tiene efectos perjudiciales acumulativos sobre el funcionamiento de áreas del cerebro (cíngulo anterior y parte de la corteza prefrontal) necesarias para el correcto control de impulsos.

Sin embargo, y aunque estos efectos negativos sobre el correcto control de impulsos no están presentes en los jugadores, puesto que su adicción no implica el uso de sustancias tóxicas, la investigación realizada en la UGR ha revelado que las personas adictas al juego sí que manifiestan otras anomalías en su funcionamiento cerebral, localizadas también en áreas de la corteza prefrontal. Estas anomalías están relacionadas con la gravedad del trastorno, y afectan a su capacidad de tomar decisiones. Concretamente, quienes las sufren toman «malas decisiones afectan al reconocimiento y valoración de las pérdidas que tienen esas personas, aún cuando dichas pérdidas no se refieren a asuntos monetarios», aseguran los autores.

Además, en los voluntarios que participaron en la investigación se observó también que la tendencia a tomar malas decisiones se incrementa significativamente cuando se experimentan emociones negativas como ansiedad o tristeza. / MUY INTERESANTE

Descargar