Demuestran que no todas las células madre son igual de eficaces

Científicos de las Universidades de Granada y Alcalá de Henares han demostrado que no todas las células madre que se aislan en un laboratorio tienen la misma eficacia a la hora de emplearlas en medicina regenerativa y en la construcción de tejidos artificiales.

Según ha informado la institución académica en un comunicado, con este trabajo han demostrado que, en contra de los que se pensaba hasta ahora, únicamente un grupo de las células madre extraídas del cordón umbilical y mantenidas en cultivo en el laboratorio son útiles para su posterior aplicación terapéutica.

En la actualidad, el cordón umbilical constituye una importante fuente de células madre para la medicina regenerativa y la construcción de tejidos artificiales.

De los distintos tipos de células madre existentes en el cordón, las denominadas «células madre de la gelatina de Wharton» están despertando un gran interés en la medicina regenerativa debido a su fácil accesibilidad, su gran potencial para diferenciarse hacia tejidos muy distintos y por poseer propiedades inmunológicas privilegiadas.

Mediante una combinación de experimentos que conllevan investigaciones microscópicas y microanalíticas, y el estudio de los genes implicados en la viabilidad celular, los investigadores han establecido que sólo un grupo de las células madre extraídas del cordón y mantenidas en cultivo en el laboratorio son útiles para su aplicación terapéutica.

La importancia del trabajo radica, según sus promotores, en la posibilidad de seleccionar para la ingeniería tisular y la medicina regenerativa las células madre más idóneas y eficaces de la gelatina de Wharton del cordón umbilical.

La investigación explica por qué se han obtenido hasta ahora resultados contradictorios cuando se utilizaban estas células, ya que no se había seleccionado previamente en dicha población el grupo de células más idóneas.

Este trabajo abre además la posibilidad de seleccionar también subgrupos de células en otras poblaciones de células madre de tejidos diferentes para aumentar la eficacia terapéutica en distintos protocolos de medicina regenerativa.

El grupo de investigación de Ingeniería Tisular del departamento de Histología de la Universidad de Granada es el mismo que recientemente ha construido córnea y piel artificial utilizando células madre y nuevos biomateriales desarrollados en Granada.

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Paro técnico en la Facultad de Ciencias en protesta por recortes en Universidades

Hoy martes ha continuado el Paro Técnico en las puertas de los centros de trabajo de la UGR, convocado por los órganos de representación, las organizaciones sindicales y los estudiantes

Un Paro que va dirigido contra la política de recortes a las Universidades Públicas de los gobiernos central, autonómico y de la UGR.

Los representantes de los trabajadores han decidido apoyar cada semana, un día, a uno de los centros universitarios. Esta semana el apoyo ha sido a la Facultad de Ciencias del Deporte.

Estudiantes, Personal de Administración y Servicios y Profesores de la Facultad han participado en un número importante en la concentración en la puerta del centro.

Los miembros de los órganos de representación de la Universidad de Granada (Comité de Empresa y Junta de Personal) han acompañado a los trabajadores y estudiantes durante esta protesta.

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Paro técnico en la Facultad de Ciencias en protesta por recortes en Universidades

Hoy martes ha continuado el Paro Técnico en las puertas de los centros de trabajo de la UGR, convocado por los órganos de representación, las organizaciones sindicales y los estudiantes

Un Paro que va dirigido contra la política de recortes a las Universidades Públicas de los gobiernos central, autonómico y de la UGR.

Los representantes de los trabajadores han decidido apoyar cada semana, un día, a uno de los centros universitarios. Esta semana el apoyo ha sido a la Facultad de Ciencias del Deporte.

Estudiantes, Personal de Administración y Servicios y Profesores de la Facultad han participado en un número importante en la concentración en la puerta del centro.

Los miembros de los órganos de representación de la Universidad de Granada (Comité de Empresa y Junta de Personal) han acompañado a los trabajadores y estudiantes durante esta protesta.

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Ningún mito: las mentiras afectan la nariz

Según una investigación de la Universidad de Granada, provocan cambios en la temperatura de la zona nasal. Ocurre cuando se hace un gran esfuerzo mental o en un ataque de ansiedad

Cuando una persona miente, se produce un efecto gracias al cual la temperatura de la punta de su nariz aumenta o disminuye, y también aumenta su temperatura corporal en la zona del músculo orbital, en la esquina interna del ojo.

Si realizamos un gran esfuerzo mental, desciende la temperatura en nuestra nariz, y ante un ataque de ansiedad, se produce una subida general de la temperatura facial. Estas son algunas de las conclusiones de una investigación pionera sobre termografía realizada en el departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Granada (UGR), que ha descubierto nuevas aplicaciones de esta sugerente técnica.

La termografía es una técnica basada en la detección de la temperatura de los cuerpos que se aplica a multitud de áreas como la industria, la construcción o la medicina. Las cámaras termográficas se emplean para cuestiones tan distintas como medir con exactitud la pérdida de energía de los edificios, o como indicador de enfermedades respiratorias en animales bovinos o de la rabia en mapaches.

En el siglo XX, la termografía experimentó su mayor desarrollo tras la Segunda Guerra Mundial, con el impulso de las investigaciones militares para detectar al enemigo (visión nocturna) que llevaban a cabo en el ejército de Estados Unidos.

Los investigadores de la UGR Emilio Gómez Milán y Elvira Salazar López han aplicado por primera vez esta técnica al ámbito de la Psicología, obteniendo resultados muy novedosos e interesantes. Así, gracias a ella es posible detectar el deseo y la excitación sexual tanto masculina como femenina, ya que se produce un aumento de la temperatura local en la zona pectoral y en la zona genital. Su trabajo ha demostrado que, a nivel fisiológico, hombres y mujeres se excitan en el mismo tiempo, aunque subjetivamente las mujeres indiquen no estarlo o estarlo menos.

Los científicos han descubierto que, ante situaciones en las que un sujeto realiza un esfuerzo mental (enfrentarse a tareas difíciles, al ser evaluado o al mentir sobre hechos), se producen cambios térmicos faciales.

Así, cuando mentimos sobre nuestros sentimientos, estos cambios térmicos se producen en la nariz, y se activa en el cerebro una estructura denominada «ínsula» que forma parte del sistema de recompensa cerebral si hay sentimientos reales (llamados «cualias, pero no se activa cuando no los hay.

«La ínsula interviene en la detección y regulación de la temperatura corporal, de manera que hay una gran correlación negativa entre la actividad de esta estructura y la magnitud del cambio térmico: a más actividad de la ínsula (a mayor sentimiento visceral), menor cambio térmico se produce, y viceversa», destacan los investigadores en la nota de prensa de la Universidad.

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Ningún mito: las mentiras afectan la nariz

Según una investigación de la Universidad de Granada, provocan cambios en la temperatura de la zona nasal. Ocurre cuando se hace un gran esfuerzo mental o en un ataque de ansiedad

Cuando una persona miente, se produce un efecto gracias al cual la temperatura de la punta de su nariz aumenta o disminuye, y también aumenta su temperatura corporal en la zona del músculo orbital, en la esquina interna del ojo.

Si realizamos un gran esfuerzo mental, desciende la temperatura en nuestra nariz, y ante un ataque de ansiedad, se produce una subida general de la temperatura facial. Estas son algunas de las conclusiones de una investigación pionera sobre termografía realizada en el departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Granada (UGR), que ha descubierto nuevas aplicaciones de esta sugerente técnica.

La termografía es una técnica basada en la detección de la temperatura de los cuerpos que se aplica a multitud de áreas como la industria, la construcción o la medicina. Las cámaras termográficas se emplean para cuestiones tan distintas como medir con exactitud la pérdida de energía de los edificios, o como indicador de enfermedades respiratorias en animales bovinos o de la rabia en mapaches.

En el siglo XX, la termografía experimentó su mayor desarrollo tras la Segunda Guerra Mundial, con el impulso de las investigaciones militares para detectar al enemigo (visión nocturna) que llevaban a cabo en el ejército de Estados Unidos.

Los investigadores de la UGR Emilio Gómez Milán y Elvira Salazar López han aplicado por primera vez esta técnica al ámbito de la Psicología, obteniendo resultados muy novedosos e interesantes. Así, gracias a ella es posible detectar el deseo y la excitación sexual tanto masculina como femenina, ya que se produce un aumento de la temperatura local en la zona pectoral y en la zona genital. Su trabajo ha demostrado que, a nivel fisiológico, hombres y mujeres se excitan en el mismo tiempo, aunque subjetivamente las mujeres indiquen no estarlo o estarlo menos.

Los científicos han descubierto que, ante situaciones en las que un sujeto realiza un esfuerzo mental (enfrentarse a tareas difíciles, al ser evaluado o al mentir sobre hechos), se producen cambios térmicos faciales.

Así, cuando mentimos sobre nuestros sentimientos, estos cambios térmicos se producen en la nariz, y se activa en el cerebro una estructura denominada «ínsula» que forma parte del sistema de recompensa cerebral si hay sentimientos reales (llamados «cualias, pero no se activa cuando no los hay.

«La ínsula interviene en la detección y regulación de la temperatura corporal, de manera que hay una gran correlación negativa entre la actividad de esta estructura y la magnitud del cambio térmico: a más actividad de la ínsula (a mayor sentimiento visceral), menor cambio térmico se produce, y viceversa», destacan los investigadores en la nota de prensa de la Universidad.

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Ningún mito: las mentiras afectan la nariz

Según una investigación de la Universidad de Granada, provocan cambios en la temperatura de la zona nasal. Ocurre cuando se hace un gran esfuerzo mental o en un ataque de ansiedad

Cuando una persona miente, se produce un efecto gracias al cual la temperatura de la punta de su nariz aumenta o disminuye, y también aumenta su temperatura corporal en la zona del músculo orbital, en la esquina interna del ojo.

Si realizamos un gran esfuerzo mental, desciende la temperatura en nuestra nariz, y ante un ataque de ansiedad, se produce una subida general de la temperatura facial. Estas son algunas de las conclusiones de una investigación pionera sobre termografía realizada en el departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Granada (UGR), que ha descubierto nuevas aplicaciones de esta sugerente técnica.

La termografía es una técnica basada en la detección de la temperatura de los cuerpos que se aplica a multitud de áreas como la industria, la construcción o la medicina. Las cámaras termográficas se emplean para cuestiones tan distintas como medir con exactitud la pérdida de energía de los edificios, o como indicador de enfermedades respiratorias en animales bovinos o de la rabia en mapaches.

En el siglo XX, la termografía experimentó su mayor desarrollo tras la Segunda Guerra Mundial, con el impulso de las investigaciones militares para detectar al enemigo (visión nocturna) que llevaban a cabo en el ejército de Estados Unidos.

Los investigadores de la UGR Emilio Gómez Milán y Elvira Salazar López han aplicado por primera vez esta técnica al ámbito de la Psicología, obteniendo resultados muy novedosos e interesantes. Así, gracias a ella es posible detectar el deseo y la excitación sexual tanto masculina como femenina, ya que se produce un aumento de la temperatura local en la zona pectoral y en la zona genital. Su trabajo ha demostrado que, a nivel fisiológico, hombres y mujeres se excitan en el mismo tiempo, aunque subjetivamente las mujeres indiquen no estarlo o estarlo menos.

Los científicos han descubierto que, ante situaciones en las que un sujeto realiza un esfuerzo mental (enfrentarse a tareas difíciles, al ser evaluado o al mentir sobre hechos), se producen cambios térmicos faciales.

Así, cuando mentimos sobre nuestros sentimientos, estos cambios térmicos se producen en la nariz, y se activa en el cerebro una estructura denominada «ínsula» que forma parte del sistema de recompensa cerebral si hay sentimientos reales (llamados «cualias, pero no se activa cuando no los hay.

«La ínsula interviene en la detección y regulación de la temperatura corporal, de manera que hay una gran correlación negativa entre la actividad de esta estructura y la magnitud del cambio térmico: a más actividad de la ínsula (a mayor sentimiento visceral), menor cambio térmico se produce, y viceversa», destacan los investigadores en la nota de prensa de la Universidad.

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Confirman ‘Efecto Pinocho’: la nariz revela que mientes

Pinocho, la pequeña marioneta de madera que quería ser un niño de verdad, tenía un problema adicional: no podía mentir. Cada vez que intentaba decir una mentira, pequeña o grande, su nariz crecía y crecía, y Gepetto, su creador, siempre le descubría. Al parecer, despúes de todo, el cuento del italiano Carlo Collodi tenía algo de razón. La nariz delata a las personas cuando mienten. No crece, pero sí cambia de temperatura.

Esto es lo que han descubierto dos investigadores de la Universidad de Granada y lo han denominado el «efecto Pinocho». Cuando una persona miente, la temperatura de la nariz aumenta o disminuye, así como también varía su temperatura corporal en la zona del músculo orbital, en la esquina interna del ojo.

Los investigadores de Psicología Experimental de la Universidad de Granada, Emilio Gómez Milán y Elvira Salazar López, han señalado que cuando los humanos realizan un gran esfuerzo mental, la temperatura de la nariz desciende, y en cambio, cuando se sufre un ataque de ansiedad, se experimenta un ascenso general de la temperatura facial.

Concretamente, los científicos han señalado que cuando se miente sobre los sentimientos, se producen los cambios en la nariz, pero también se activa en el cerebro una estructura llamada «ínsula». Esa ínsula forma parte del sistema de recompensa cerebral cuando hay sentimientos reales o «cualias», pero no se debería activar cuando no hay sentimientos verdaderos.

«La ínsula interviene en la detección y regulación de la temperatura corporal, de manera que hay una gran correlación negativa entre la actividad de esta estructura y la magnitud del cambio térmico: a más actividad de la ínsula (a mayor sentimiento visceral), menor cambio térmico se produce, y viceversa», destacan los investigadores.

Para determinar esto han utilizado la termografía, una técnica basada en la detección de la temperatura de los cuerpos que se aplica a multitud de áreas como la industria, la construcción o la medicina. Se ha usado para medir con mayor precisión la pérdida de energía de los edificios o determinar enfermedades respiratorias en ganado bovino. En la Segunda Guerra Mundial se utilizaba para detectar a los enemigos.

Contagio emocional
Los investigadores han demostrado también que, a nivel fisiológico, los hombres y mujeres experimentan la excitación sexual al mismo tiempo, ya que se produce un aumento de la temperatura local en la zona pectoral y en la zona genital, aunque las mujeres «subjetivamente indiquen no estarlo o estarlo menos».

La diferencia de temperatura o su asimetría se relaciona también con el estado físico, con el estado mental y emocional de la persona. «En este sentido, el termograma nos da un marcador somático de estados subjetivos o mentales, y nos permite ver lo que la persona siente o piensa», señala Salazar en un comunicado oficial.

La termografía también sirve para evaluar las emociones, ya que cada patrón térmico facial es diferente y con esto se determina lo que denominan «contagio emocional». «Las personas con una empatía muy alta, si ven a alguien sufrir, mediante descargas eléctricas en el antebrazo, se contagian y la temperatura de su antebrazo aumenta», apunta Salazar.

Las huellas de temperatura también se manifiestan en el ejercicio aeróbico y en los bailes. «Cuando una persona baila flamenco –explica Elvira Salazar-, desciende la temperatura de los glúteos y aumenta la de los antebrazos. Esta es la huella térmica del flamenco, aunque cada tipo de danza tiene su propia huella».

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Confirman ‘Efecto Pinocho’: la nariz revela que mientes

Pinocho, la pequeña marioneta de madera que quería ser un niño de verdad, tenía un problema adicional: no podía mentir. Cada vez que intentaba decir una mentira, pequeña o grande, su nariz crecía y crecía, y Gepetto, su creador, siempre le descubría. Al parecer, despúes de todo, el cuento del italiano Carlo Collodi tenía algo de razón. La nariz delata a las personas cuando mienten. No crece, pero sí cambia de temperatura.

Esto es lo que han descubierto dos investigadores de la Universidad de Granada y lo han denominado el «efecto Pinocho». Cuando una persona miente, la temperatura de la nariz aumenta o disminuye, así como también varía su temperatura corporal en la zona del músculo orbital, en la esquina interna del ojo.

Los investigadores de Psicología Experimental de la Universidad de Granada, Emilio Gómez Milán y Elvira Salazar López, han señalado que cuando los humanos realizan un gran esfuerzo mental, la temperatura de la nariz desciende, y en cambio, cuando se sufre un ataque de ansiedad, se experimenta un ascenso general de la temperatura facial.

Concretamente, los científicos han señalado que cuando se miente sobre los sentimientos, se producen los cambios en la nariz, pero también se activa en el cerebro una estructura llamada «ínsula». Esa ínsula forma parte del sistema de recompensa cerebral cuando hay sentimientos reales o «cualias», pero no se debería activar cuando no hay sentimientos verdaderos.

«La ínsula interviene en la detección y regulación de la temperatura corporal, de manera que hay una gran correlación negativa entre la actividad de esta estructura y la magnitud del cambio térmico: a más actividad de la ínsula (a mayor sentimiento visceral), menor cambio térmico se produce, y viceversa», destacan los investigadores.

Para determinar esto han utilizado la termografía, una técnica basada en la detección de la temperatura de los cuerpos que se aplica a multitud de áreas como la industria, la construcción o la medicina. Se ha usado para medir con mayor precisión la pérdida de energía de los edificios o determinar enfermedades respiratorias en ganado bovino. En la Segunda Guerra Mundial se utilizaba para detectar a los enemigos.

Contagio emocional
Los investigadores han demostrado también que, a nivel fisiológico, los hombres y mujeres experimentan la excitación sexual al mismo tiempo, ya que se produce un aumento de la temperatura local en la zona pectoral y en la zona genital, aunque las mujeres «subjetivamente indiquen no estarlo o estarlo menos».

La diferencia de temperatura o su asimetría se relaciona también con el estado físico, con el estado mental y emocional de la persona. «En este sentido, el termograma nos da un marcador somático de estados subjetivos o mentales, y nos permite ver lo que la persona siente o piensa», señala Salazar en un comunicado oficial.

La termografía también sirve para evaluar las emociones, ya que cada patrón térmico facial es diferente y con esto se determina lo que denominan «contagio emocional». «Las personas con una empatía muy alta, si ven a alguien sufrir, mediante descargas eléctricas en el antebrazo, se contagian y la temperatura de su antebrazo aumenta», apunta Salazar.

Las huellas de temperatura también se manifiestan en el ejercicio aeróbico y en los bailes. «Cuando una persona baila flamenco –explica Elvira Salazar-, desciende la temperatura de los glúteos y aumenta la de los antebrazos. Esta es la huella térmica del flamenco, aunque cada tipo de danza tiene su propia huella».

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Confirman ‘Efecto Pinocho’: la nariz revela que mientes

Pinocho, la pequeña marioneta de madera que quería ser un niño de verdad, tenía un problema adicional: no podía mentir. Cada vez que intentaba decir una mentira, pequeña o grande, su nariz crecía y crecía, y Gepetto, su creador, siempre le descubría. Al parecer, despúes de todo, el cuento del italiano Carlo Collodi tenía algo de razón. La nariz delata a las personas cuando mienten. No crece, pero sí cambia de temperatura.

Esto es lo que han descubierto dos investigadores de la Universidad de Granada y lo han denominado el «efecto Pinocho». Cuando una persona miente, la temperatura de la nariz aumenta o disminuye, así como también varía su temperatura corporal en la zona del músculo orbital, en la esquina interna del ojo.

Los investigadores de Psicología Experimental de la Universidad de Granada, Emilio Gómez Milán y Elvira Salazar López, han señalado que cuando los humanos realizan un gran esfuerzo mental, la temperatura de la nariz desciende, y en cambio, cuando se sufre un ataque de ansiedad, se experimenta un ascenso general de la temperatura facial.

Concretamente, los científicos han señalado que cuando se miente sobre los sentimientos, se producen los cambios en la nariz, pero también se activa en el cerebro una estructura llamada «ínsula». Esa ínsula forma parte del sistema de recompensa cerebral cuando hay sentimientos reales o «cualias», pero no se debería activar cuando no hay sentimientos verdaderos.

«La ínsula interviene en la detección y regulación de la temperatura corporal, de manera que hay una gran correlación negativa entre la actividad de esta estructura y la magnitud del cambio térmico: a más actividad de la ínsula (a mayor sentimiento visceral), menor cambio térmico se produce, y viceversa», destacan los investigadores.

Para determinar esto han utilizado la termografía, una técnica basada en la detección de la temperatura de los cuerpos que se aplica a multitud de áreas como la industria, la construcción o la medicina. Se ha usado para medir con mayor precisión la pérdida de energía de los edificios o determinar enfermedades respiratorias en ganado bovino. En la Segunda Guerra Mundial se utilizaba para detectar a los enemigos.

Contagio emocional
Los investigadores han demostrado también que, a nivel fisiológico, los hombres y mujeres experimentan la excitación sexual al mismo tiempo, ya que se produce un aumento de la temperatura local en la zona pectoral y en la zona genital, aunque las mujeres «subjetivamente indiquen no estarlo o estarlo menos».

La diferencia de temperatura o su asimetría se relaciona también con el estado físico, con el estado mental y emocional de la persona. «En este sentido, el termograma nos da un marcador somático de estados subjetivos o mentales, y nos permite ver lo que la persona siente o piensa», señala Salazar en un comunicado oficial.

La termografía también sirve para evaluar las emociones, ya que cada patrón térmico facial es diferente y con esto se determina lo que denominan «contagio emocional». «Las personas con una empatía muy alta, si ven a alguien sufrir, mediante descargas eléctricas en el antebrazo, se contagian y la temperatura de su antebrazo aumenta», apunta Salazar.

Las huellas de temperatura también se manifiestan en el ejercicio aeróbico y en los bailes. «Cuando una persona baila flamenco –explica Elvira Salazar-, desciende la temperatura de los glúteos y aumenta la de los antebrazos. Esta es la huella térmica del flamenco, aunque cada tipo de danza tiene su propia huella».

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Solo Algunas Células Madre Son Eficaces Para La Medicina Regenerativa

Científicos de las Universidades de Granada y Alcalá de Henares han demostrado que no todas las células madre que se aíslan en un laboratorio tienen la misma eficacia a la hora de emplearlas en medicina regenerativa y en la construcción de tejidos artificiales. Los expertos han demostrado que, en contra de lo que se pensaba hasta ahora, únicamente un grupo de las células madre extraídas del cordón umbilical y mantenidas en cultivo en el laboratorio son útiles para su posterior aplicación terapéutica.

En la actualidad, el cordón umbilical constituye una importante fuente de células madre para la medicina regenerativa y la construcción de tejidos artificiales.

Las ‘células madre de la gelatina de Wharton’ están despertando un gran interés en la medicina regenerativa

De los distintos tipos de células madre existentes en el cordón, las denominadas ‘células madre de la gelatina de Wharton’ están despertando un gran interés en la medicina regenerativa debido a su fácil accesibilidad, su gran potencial para diferenciarse hacia tejidos muy distintos y por poseer propiedades inmunológicas privilegiadas.

Gracias al estudio de los genes implicados en la viabilidad celular, investigadores de las Universidades de Granada y Alcalá de Henares han establecido que solo un grupo de las células madre extraídas del cordón y mantenidas en cultivo en el laboratorio son útiles para su aplicación terapéutica.

La importancia del trabajo, que la revista Tissue Engineering destaca como el más relevante de su último número, radica en la posibilidad de seleccionar para la ingeniería tisular y la medicina regenerativa las células madre más idóneas y eficaces de la gelatina de Wharton del cordón umbilical.

El artículo explica por qué se han obtenido hasta ahora resultados contradictorios cuando se utilizaban estas células, ya que no se había seleccionado previamente en dicha población el grupo de células más aptas.

La investigación abre la posibilidad de seleccionar también subgrupos de células en otras poblaciones de células madre de tejidos diferentes para aumentar la eficacia terapéutica en distintos protocolos de medicina regenerativa.

El grupo de investigación de Ingeniería Tisular de la Universidad de Granada, que dirige el profesor Antonio Campos Muñoz, es el mismo que recientemente ha construido córnea y piel artificial utilizando células madre y nuevos biomateriales desarrollados en Granada.

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Solo Algunas Células Madre Son Eficaces Para La Medicina Regenerativa

Científicos de las Universidades de Granada y Alcalá de Henares han demostrado que no todas las células madre que se aíslan en un laboratorio tienen la misma eficacia a la hora de emplearlas en medicina regenerativa y en la construcción de tejidos artificiales. Los expertos han demostrado que, en contra de lo que se pensaba hasta ahora, únicamente un grupo de las células madre extraídas del cordón umbilical y mantenidas en cultivo en el laboratorio son útiles para su posterior aplicación terapéutica.

En la actualidad, el cordón umbilical constituye una importante fuente de células madre para la medicina regenerativa y la construcción de tejidos artificiales.

Las ‘células madre de la gelatina de Wharton’ están despertando un gran interés en la medicina regenerativa

De los distintos tipos de células madre existentes en el cordón, las denominadas ‘células madre de la gelatina de Wharton’ están despertando un gran interés en la medicina regenerativa debido a su fácil accesibilidad, su gran potencial para diferenciarse hacia tejidos muy distintos y por poseer propiedades inmunológicas privilegiadas.

Gracias al estudio de los genes implicados en la viabilidad celular, investigadores de las Universidades de Granada y Alcalá de Henares han establecido que solo un grupo de las células madre extraídas del cordón y mantenidas en cultivo en el laboratorio son útiles para su aplicación terapéutica.

La importancia del trabajo, que la revista Tissue Engineering destaca como el más relevante de su último número, radica en la posibilidad de seleccionar para la ingeniería tisular y la medicina regenerativa las células madre más idóneas y eficaces de la gelatina de Wharton del cordón umbilical.

El artículo explica por qué se han obtenido hasta ahora resultados contradictorios cuando se utilizaban estas células, ya que no se había seleccionado previamente en dicha población el grupo de células más aptas.

La investigación abre la posibilidad de seleccionar también subgrupos de células en otras poblaciones de células madre de tejidos diferentes para aumentar la eficacia terapéutica en distintos protocolos de medicina regenerativa.

El grupo de investigación de Ingeniería Tisular de la Universidad de Granada, que dirige el profesor Antonio Campos Muñoz, es el mismo que recientemente ha construido córnea y piel artificial utilizando células madre y nuevos biomateriales desarrollados en Granada.

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Solo Algunas Células Madre Son Eficaces Para La Medicina Regenerativa

Científicos de las Universidades de Granada y Alcalá de Henares han demostrado que no todas las células madre que se aíslan en un laboratorio tienen la misma eficacia a la hora de emplearlas en medicina regenerativa y en la construcción de tejidos artificiales. Los expertos han demostrado que, en contra de lo que se pensaba hasta ahora, únicamente un grupo de las células madre extraídas del cordón umbilical y mantenidas en cultivo en el laboratorio son útiles para su posterior aplicación terapéutica.

En la actualidad, el cordón umbilical constituye una importante fuente de células madre para la medicina regenerativa y la construcción de tejidos artificiales.

Las ‘células madre de la gelatina de Wharton’ están despertando un gran interés en la medicina regenerativa

De los distintos tipos de células madre existentes en el cordón, las denominadas ‘células madre de la gelatina de Wharton’ están despertando un gran interés en la medicina regenerativa debido a su fácil accesibilidad, su gran potencial para diferenciarse hacia tejidos muy distintos y por poseer propiedades inmunológicas privilegiadas.

Gracias al estudio de los genes implicados en la viabilidad celular, investigadores de las Universidades de Granada y Alcalá de Henares han establecido que solo un grupo de las células madre extraídas del cordón y mantenidas en cultivo en el laboratorio son útiles para su aplicación terapéutica.

La importancia del trabajo, que la revista Tissue Engineering destaca como el más relevante de su último número, radica en la posibilidad de seleccionar para la ingeniería tisular y la medicina regenerativa las células madre más idóneas y eficaces de la gelatina de Wharton del cordón umbilical.

El artículo explica por qué se han obtenido hasta ahora resultados contradictorios cuando se utilizaban estas células, ya que no se había seleccionado previamente en dicha población el grupo de células más aptas.

La investigación abre la posibilidad de seleccionar también subgrupos de células en otras poblaciones de células madre de tejidos diferentes para aumentar la eficacia terapéutica en distintos protocolos de medicina regenerativa.

El grupo de investigación de Ingeniería Tisular de la Universidad de Granada, que dirige el profesor Antonio Campos Muñoz, es el mismo que recientemente ha construido córnea y piel artificial utilizando células madre y nuevos biomateriales desarrollados en Granada.

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