ES cierto que algunas veces (y no tantas como sería deseable) las instituciones granadinas procuran proteger las Humanidades, fomentar su prestigio, difundir sus logros o ensalzar la figura de aquellos que dedican su tiempo al trabajo humanístico, ya sean pintores, poetas o filósofos. Y, sin embargo, parece que no siempre lo hacen con entusiasmo suficiente, pues con relativa frecuencia descuidan procedimientos y protocolos, no logran que sus iniciativas reúnan un mínimo de rigor o coherencia y, sobre todo, sus actuaciones suelen enredarse en burocracias y expedientes donde sólo rige una regla: las cosas de palacio van despacio. O muy despacio.
El 6 de mayo de 2011, el Departamento de Literatura Española de la Universidad de Granada acordó por unanimidad presentar en el Rectorado la candidatura del poeta Rafael Guillén como Doctor Honoris Causa. En muy pocas semanas se sumaron a esta loable iniciativa los Departamentos de Teoría de la Literatura y de Historia del Arte. Y finalmente, el 26 de mayo, la Junta de la Facultad de Letras inició, acompañándolo de la documentación pertinente, el trámite habitual (solicitar la ratificación de dos Facultades de Humanidades: Traducción y Biblioteconomía) para que la candidatura Rafael Guillén llegara a la Comisión de Doctorado y, tras su estudio y valoración positiva, pudiera ser aprobada por el Consejo de Gobierno de la Universidad. Transcurridos más de dieciséis largos meses, el Consejo Asesor de la Comisión de Doctorado se ha dirigido al Departamento de Literatura Española para comunicarle que la documentación correspondiente a la propuesta de Rafael Guillén como Doctor Honoris Causa no obra en su poder y que habría que remitírsela de nuevo. Supongo que gastar casi un año y medio en un recorrido tan corto podría considerarse un tiempo algo excesivo; y no sé si la persona y la obra de Rafael Guillén merecerían tanta dilación, tanta demora.
Recordemos ahora unos versos de Rafael Guillén, ese poeta que nació en Granada el 27 de abril de 1933 y durante los años 50 formó parte del grupo poético Versos al Aire Libre; que fundó, junto a José G. Ladrón de Guevara, la colección Veleta al Sur y recibió en 1994 el Premio Nacional de Literatura por Los estados transparentes (Barcelona, 1993); que con Las edades del frío (Barcelona, 2002) obtuvo el Premio de la Crítica Andaluza y que recientemente ha visto editada su poesía completa (Obras completas, vol. I, Poesía, Granada, 2010): «¿Hay algo más de mí, me quedo en algo / que no sea en murallas y explanadas? / ¿Hay algo más de mí, sin mí, que tenga / que incorporar a esta defensa ciega / de ser yo y no verme / sino en ajenos signos desleído?»