Identifican en Panamá proteína inmune al tórsalo

Una proteína inmune al tórsalo, larva de la mosca dermatobia hominis que ataca a animales de sangre caliente y al hombre, fue descubierta por varios investigadores panameños y un español, revelaron hoy sus autores. Argentina Ying, Gilberto Eskildsen, José Cedeño y Gloria González y el español Antonio Osuna, declararon que mediante estudios moleculares en laboratorio, descubrieron una composición basada en polipéptidos para el tratamiento de la infestación.

Revelaron que el descubrimiento fue patentado en Europa bajo la autoría de la Universidad de Panamá y la Universidad de Granada, España.

Solo falta hacer las pruebas en campo, pero toda la base molecular en laboratorios indica que es posible lograr una vacuna, aseguran los investigadores quienes laboran en la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá.

La larva de la mosca dermatobia hominis es la principal causa de pérdidas en la ganadería panameña, cifra que anualmente supera los 10 millones de dólares.

El tórsalo, gusano parásito que se desarrolla bajo la piel provocando hinchazón y dolores, incide en la disminución en la producción de carne y en el deterioro en la calidad del cuero del bovino.

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Identifican en Panamá proteína inmune al tórsalo

Una proteína inmune al tórsalo, larva de la mosca dermatobia hominis que ataca a animales de sangre caliente y al hombre, fue descubierta por varios investigadores panameños y un español, revelaron hoy sus autores. Argentina Ying, Gilberto Eskildsen, José Cedeño y Gloria González y el español Antonio Osuna, declararon que mediante estudios moleculares en laboratorio, descubrieron una composición basada en polipéptidos para el tratamiento de la infestación.

Revelaron que el descubrimiento fue patentado en Europa bajo la autoría de la Universidad de Panamá y la Universidad de Granada, España.

Solo falta hacer las pruebas en campo, pero toda la base molecular en laboratorios indica que es posible lograr una vacuna, aseguran los investigadores quienes laboran en la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá.

La larva de la mosca dermatobia hominis es la principal causa de pérdidas en la ganadería panameña, cifra que anualmente supera los 10 millones de dólares.

El tórsalo, gusano parásito que se desarrolla bajo la piel provocando hinchazón y dolores, incide en la disminución en la producción de carne y en el deterioro en la calidad del cuero del bovino.

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El cuerpo envejece por dentro

Todos envejecemos, es un proceso inexorable. A partir de los 20, cumplir años implica una disminución de las funciones de nuestro organismo. Al principio el declive no se nota –el organismo es redundante, tiene más células, más capacidad, de la que necesita para funcionar–, pero se produce. Aseguran los expertos, como Manuel J. Castillo, catedrático de Fisiología Médica de la Universidad de Granada, que lapérdida es de aproximadamente un 10% por década, aunque hay personas que envejecen más rápido que otras, ya sea porque nacen con una menor dotación de células o con una baja capacidad funcional que hace que se agoten antes, o bien porque sus células están expuestas a más sobrecargas (estrés), a factores tóxicos (radicales libres, radiaciones…), a traumatismos o enfermedades que aceleran su destrucción, o simplemente porque les faltan estímulos, y las células y órganos que no se estimulan se atrofian. El caso es que, a mayor o menor ritmo, hay un declive paulatino que no se manifiesta hasta que la pérdida de la función es muy elevada –del 80%, dice Castillo–, y uno ve que ya no puede con la cesta de la compra o que no digiere cosas que antes comía habitualmente. Jesús A.F. Tresguerres, catedrático de Medicina de la Universidad Complutense y miembro de la Real Academia Nacional de Medicina, asegura que el ritmo de envejecimiento lo determina en un 30% la genética y en un 70% nuestros hábitos de vida, el cómo tratamos a nuestro organismo, aunque a partir de determinada edad –los 40 años en los hombres y los 50 en las mujeres–, los procesos de oxidación de los tejidos y de pérdida de funciones aumentan de forma exponencial. Vemos las arrugas en la piel –causadas por la pérdida de células productoras de colágeno– y las canas en el cabello –debidas a la pérdida de células productoras de melanina–, pero Castillo y Tresguerres subrayan que si el hígado, los músculos o los pulmones no fueran internos también los veríamos deteriorarse. Y ese deterioro tiene consecuencias muy conocidas –la presbicia o vista cansada o la pérdida de fuerza y reflejos– y otras que no lo son tanto, como el menor crecimiento de las uñas, el adelgazamiento de la pared del corazón o el cambio en la proporción de los diferentes tipos de glóbulos blancos. Con la ayuda de los doctores Tresguerres y Castillo y la exhaustiva descripción que recoge en Cómo y por qué envejecemos (Herder) el gerontólogo Leornard Hayflick, explicamos a continuación algunos de los cambios que, en términos generales, conlleva la edad.

Esqueleto El cambio más significativo es la pérdida de tejido óseo, que es mayor o menor según el sexo y la constitución de cada uno. Se estima que los hombres pierden cerca del 17% de su masa ósea y las mujeres casi un 30%. También hay una pérdida de estatura, tanto de pie como sentados, a partir de los 40-45 años. Algunos estudios indican que la pérdida es de unos cinco centímetros en la mujer y tres en los hombres, aunque ellos empiezan a menguar unos años antes que ellas. Una de las razones de este cambio es la pérdida de agua corporal, que provoca que los discos intervertebrales se hagan cada vez más estrechos y las vértebras se aproximen. Calculan que si en los hombres jóvenes cerca del 61% del peso del cuerpo es agua (51% en mujeres), en los varones de entre 57 y 86 años sólo representa el 54% (46% en las mujeres). Los médicos sospechan que esta pérdida de agua corporal está relacionada con la pérdida de células o la reducción de su tamaño. El aplastamiento de las vértebras es mayor en las mujeres por la osteoporosis que acompaña la menopausia y la caída de las hormonas femeninas, y a veces conlleva una curvatura dorsal que hace que se inclinen hacia adelante (cifosis). En general, el diámetro de la caja torácica aumenta con la edad porque hasta los 70 años las costillas siguen creciendo.

Composición corporal La forma del cuerpo cambia con los años porque disminuye el tejido muscular y aumenta la grasa y el tejido conjuntivo. Los hombres de 70 años suelen tener unos 9 kilos menos de masa muscular de la que tenían a los 40 y unos 3,4 kilos más de tejido graso y conjuntivo. El peso acostumbra a disminuir entre los 55-75 años por la pérdida de músculos, de agua y de masa ósea. A partir de los 75 años se pierde grasa y capacidad de generar energía, y por eso se tiene más frío.

Cráneo Los huesos del cráneo parecen aumentar de grosor con la edad y hay estudios que indican que aumenta la circunferencia, anchura y longitud de la cabeza. Además, las articulaciones que unen los huesos del cráneo comienzan a fundirse a los 70-80 años.

Oído La degeneración de algunas células del oído provoca una disminución en la capacidad de oír las frecuencias más altas.

Nariz (olfato) La nariz se alarga y se agranda con los años pero la capacidad para detectar olores merma.

Dientes El número de caries aumenta.

Cara Cambia de forma, tendiendo a ensancharse; los labios se hacen más finos y la nariz y las orejas se alargan con la edad.

Pulmones El pulmón tiende a aumentar de tamaño pero se duplica el volumen residual de aire al respirar, así que se pierde capacidad respiratoria. Se estima que la capacidad inspiratoria máxima se reduce un 50% entre los 30 y los 90 años. También hay menos eficiencia de la tos y por ello más riesgo de complicaciones en los resfriados. Aumentan los trastornos en la respiración durante el sueño y se ronca con más frecuencia.

Riñones Los riñones pierden capacidad para limpiar la sangre porque baja la velocidad de filtración y el número de nefronas (se calcula que se pierden del 30% al 40% entre los 25 y los 85 años).

Aparato reproductor En la mujer, el peso y el tamaño del útero disminuyen después de la menopausia y hasta cerca de los 65 años. También merma la vagina. El pecho normalmente reduce su tamaño y se vuelve más flácido, aunque en un 10% de mujeres aumenta su volumen. En los hombres, disminuye la capacidad ­re­productora y aumenta el tamaño de la próstata.

Aparato digestivo Disminuye la secreción de saliva y jugos gástricos y se altera la masticación por los problemas dentales. La digestión se hace más difícil y cuesta más absorber el hierro y el calcio. El hígado se atrofia y a veces hay problemas de motilidad intestinal. El cuerpo consume menos calorías: unas 12 menos al día por cada año que pasa de los 30.

Extremidades Con la edad se vuelven más delgadas y el tronco más grueso, así que parecen alargarse. En los hombres, el diámetro del antebrazo disminuye pasados los 60 y el de la pantorrilla a partir de los 40. A partir de los 65 disminuye la fuerza de los músculos del antebrazo y de la espalda, y también hay una pérdida de potencia, flexibilidad, velocidad al correr y al andar.

Corazón El corazón suele aumentar de tamaño y su pared se hace más delgada. Las válvulas se endurecen. Aumenta el grosor de la pared más interna de las arterias, que se estrechan y provocan problemas circulatorios. El volumen sanguíneo se mantiene, pero el ritmo cardiaco máximo, el pulso, disminuye con la edad. También se reduce la capacidad de la sangre para mantener un nivel normal de glucosa y pierden eficiencia algunos glóbulos blancos: los linfocitos disminuyen su capacidad de matar células cancerosas y los neutrófilos su eficacia contra las infecciones. Por todo ello, el sistema inmunitario de las personas mayores es menos eficiente y les cuesta más recuperarse de enfermedades.

La piel El tejido más visible es el que mejor permite apreciar los cambios espectaculares que provoca la edad. Adelgaza, se hace más fina, porque el número de células de la piel disminuye. Surgen arrugas y pliegues por la pérdida de colágeno y por un excesivo crecimiento de otra proteína llamada elastina, que es más abundante en las pieles dañadas por el sol. Dicen los expertos que si uno pellizca fuerte el reverso de su mano antes de los 40-45 años, la piel tarda unos dos segundos en recuperar su tersura, pero necesita unos veinte a los 65 y cincuenta segundos a los 70. Con los años la piel también se vuelve más seca y se producen alteraciones pigmentarias que forman manchas. Las glándulas sudoríparas desaparecen o dejan de funcionar y por eso se suda menos y se desprende menos olor corporal. La capa subcuticular –la que existe debajo de la epidermis y la dermis y que controla la pérdida de calor corporal y amortigua los golpes– se pierde, sobre todo en el reverso de las manos, la cara y la planta de los pies. Las células nerviosas de la piel también se vuelven menos eficientes y se reduce la sensibilidad al calor o al dolor. Por eso las personas mayores tienden a sufrir quemaduras más graves, tienen más frío y se resfrían más.

Uñas
Con la edad, las uñas de las manos crecen más despacio, se vuelven más opacas, cambian de color y a menudo surgen surcos longitudinales. No cambian tanto las uñas de los pies

Sistema endocrino

La secreción de muchas hormonas –incluidas la testosterona, la insulina, la aldosterona y las hormonas tiroidea y del crecimiento– disminuye con el envejecimiento, aunque se investiga si lo que en realidad dismi­nuye es la capacidad de las células diana de ­responder a esas hormonas. El deterioro del equilibrio hormonal provoca que las personas mayores tarden más 
en recobrarse de que­maduras o heridas, que les cueste más responder al estrés del frío o del ­calor y que tengan menos tolerancia a la glucosa.

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El cuerpo envejece por dentro

Todos envejecemos, es un proceso inexorable. A partir de los 20, cumplir años implica una disminución de las funciones de nuestro organismo. Al principio el declive no se nota –el organismo es redundante, tiene más células, más capacidad, de la que necesita para funcionar–, pero se produce. Aseguran los expertos, como Manuel J. Castillo, catedrático de Fisiología Médica de la Universidad de Granada, que lapérdida es de aproximadamente un 10% por década, aunque hay personas que envejecen más rápido que otras, ya sea porque nacen con una menor dotación de células o con una baja capacidad funcional que hace que se agoten antes, o bien porque sus células están expuestas a más sobrecargas (estrés), a factores tóxicos (radicales libres, radiaciones…), a traumatismos o enfermedades que aceleran su destrucción, o simplemente porque les faltan estímulos, y las células y órganos que no se estimulan se atrofian. El caso es que, a mayor o menor ritmo, hay un declive paulatino que no se manifiesta hasta que la pérdida de la función es muy elevada –del 80%, dice Castillo–, y uno ve que ya no puede con la cesta de la compra o que no digiere cosas que antes comía habitualmente. Jesús A.F. Tresguerres, catedrático de Medicina de la Universidad Complutense y miembro de la Real Academia Nacional de Medicina, asegura que el ritmo de envejecimiento lo determina en un 30% la genética y en un 70% nuestros hábitos de vida, el cómo tratamos a nuestro organismo, aunque a partir de determinada edad –los 40 años en los hombres y los 50 en las mujeres–, los procesos de oxidación de los tejidos y de pérdida de funciones aumentan de forma exponencial. Vemos las arrugas en la piel –causadas por la pérdida de células productoras de colágeno– y las canas en el cabello –debidas a la pérdida de células productoras de melanina–, pero Castillo y Tresguerres subrayan que si el hígado, los músculos o los pulmones no fueran internos también los veríamos deteriorarse. Y ese deterioro tiene consecuencias muy conocidas –la presbicia o vista cansada o la pérdida de fuerza y reflejos– y otras que no lo son tanto, como el menor crecimiento de las uñas, el adelgazamiento de la pared del corazón o el cambio en la proporción de los diferentes tipos de glóbulos blancos. Con la ayuda de los doctores Tresguerres y Castillo y la exhaustiva descripción que recoge en Cómo y por qué envejecemos (Herder) el gerontólogo Leornard Hayflick, explicamos a continuación algunos de los cambios que, en términos generales, conlleva la edad.

Esqueleto El cambio más significativo es la pérdida de tejido óseo, que es mayor o menor según el sexo y la constitución de cada uno. Se estima que los hombres pierden cerca del 17% de su masa ósea y las mujeres casi un 30%. También hay una pérdida de estatura, tanto de pie como sentados, a partir de los 40-45 años. Algunos estudios indican que la pérdida es de unos cinco centímetros en la mujer y tres en los hombres, aunque ellos empiezan a menguar unos años antes que ellas. Una de las razones de este cambio es la pérdida de agua corporal, que provoca que los discos intervertebrales se hagan cada vez más estrechos y las vértebras se aproximen. Calculan que si en los hombres jóvenes cerca del 61% del peso del cuerpo es agua (51% en mujeres), en los varones de entre 57 y 86 años sólo representa el 54% (46% en las mujeres). Los médicos sospechan que esta pérdida de agua corporal está relacionada con la pérdida de células o la reducción de su tamaño. El aplastamiento de las vértebras es mayor en las mujeres por la osteoporosis que acompaña la menopausia y la caída de las hormonas femeninas, y a veces conlleva una curvatura dorsal que hace que se inclinen hacia adelante (cifosis). En general, el diámetro de la caja torácica aumenta con la edad porque hasta los 70 años las costillas siguen creciendo.

Composición corporal La forma del cuerpo cambia con los años porque disminuye el tejido muscular y aumenta la grasa y el tejido conjuntivo. Los hombres de 70 años suelen tener unos 9 kilos menos de masa muscular de la que tenían a los 40 y unos 3,4 kilos más de tejido graso y conjuntivo. El peso acostumbra a disminuir entre los 55-75 años por la pérdida de músculos, de agua y de masa ósea. A partir de los 75 años se pierde grasa y capacidad de generar energía, y por eso se tiene más frío.

Cráneo Los huesos del cráneo parecen aumentar de grosor con la edad y hay estudios que indican que aumenta la circunferencia, anchura y longitud de la cabeza. Además, las articulaciones que unen los huesos del cráneo comienzan a fundirse a los 70-80 años.

Oído La degeneración de algunas células del oído provoca una disminución en la capacidad de oír las frecuencias más altas.

Nariz (olfato) La nariz se alarga y se agranda con los años pero la capacidad para detectar olores merma.

Dientes El número de caries aumenta.

Cara Cambia de forma, tendiendo a ensancharse; los labios se hacen más finos y la nariz y las orejas se alargan con la edad.

Pulmones El pulmón tiende a aumentar de tamaño pero se duplica el volumen residual de aire al respirar, así que se pierde capacidad respiratoria. Se estima que la capacidad inspiratoria máxima se reduce un 50% entre los 30 y los 90 años. También hay menos eficiencia de la tos y por ello más riesgo de complicaciones en los resfriados. Aumentan los trastornos en la respiración durante el sueño y se ronca con más frecuencia.

Riñones Los riñones pierden capacidad para limpiar la sangre porque baja la velocidad de filtración y el número de nefronas (se calcula que se pierden del 30% al 40% entre los 25 y los 85 años).

Aparato reproductor En la mujer, el peso y el tamaño del útero disminuyen después de la menopausia y hasta cerca de los 65 años. También merma la vagina. El pecho normalmente reduce su tamaño y se vuelve más flácido, aunque en un 10% de mujeres aumenta su volumen. En los hombres, disminuye la capacidad ­re­productora y aumenta el tamaño de la próstata.

Aparato digestivo Disminuye la secreción de saliva y jugos gástricos y se altera la masticación por los problemas dentales. La digestión se hace más difícil y cuesta más absorber el hierro y el calcio. El hígado se atrofia y a veces hay problemas de motilidad intestinal. El cuerpo consume menos calorías: unas 12 menos al día por cada año que pasa de los 30.

Extremidades Con la edad se vuelven más delgadas y el tronco más grueso, así que parecen alargarse. En los hombres, el diámetro del antebrazo disminuye pasados los 60 y el de la pantorrilla a partir de los 40. A partir de los 65 disminuye la fuerza de los músculos del antebrazo y de la espalda, y también hay una pérdida de potencia, flexibilidad, velocidad al correr y al andar.

Corazón El corazón suele aumentar de tamaño y su pared se hace más delgada. Las válvulas se endurecen. Aumenta el grosor de la pared más interna de las arterias, que se estrechan y provocan problemas circulatorios. El volumen sanguíneo se mantiene, pero el ritmo cardiaco máximo, el pulso, disminuye con la edad. También se reduce la capacidad de la sangre para mantener un nivel normal de glucosa y pierden eficiencia algunos glóbulos blancos: los linfocitos disminuyen su capacidad de matar células cancerosas y los neutrófilos su eficacia contra las infecciones. Por todo ello, el sistema inmunitario de las personas mayores es menos eficiente y les cuesta más recuperarse de enfermedades.

La piel El tejido más visible es el que mejor permite apreciar los cambios espectaculares que provoca la edad. Adelgaza, se hace más fina, porque el número de células de la piel disminuye. Surgen arrugas y pliegues por la pérdida de colágeno y por un excesivo crecimiento de otra proteína llamada elastina, que es más abundante en las pieles dañadas por el sol. Dicen los expertos que si uno pellizca fuerte el reverso de su mano antes de los 40-45 años, la piel tarda unos dos segundos en recuperar su tersura, pero necesita unos veinte a los 65 y cincuenta segundos a los 70. Con los años la piel también se vuelve más seca y se producen alteraciones pigmentarias que forman manchas. Las glándulas sudoríparas desaparecen o dejan de funcionar y por eso se suda menos y se desprende menos olor corporal. La capa subcuticular –la que existe debajo de la epidermis y la dermis y que controla la pérdida de calor corporal y amortigua los golpes– se pierde, sobre todo en el reverso de las manos, la cara y la planta de los pies. Las células nerviosas de la piel también se vuelven menos eficientes y se reduce la sensibilidad al calor o al dolor. Por eso las personas mayores tienden a sufrir quemaduras más graves, tienen más frío y se resfrían más.

Uñas
Con la edad, las uñas de las manos crecen más despacio, se vuelven más opacas, cambian de color y a menudo surgen surcos longitudinales. No cambian tanto las uñas de los pies

Sistema endocrino

La secreción de muchas hormonas –incluidas la testosterona, la insulina, la aldosterona y las hormonas tiroidea y del crecimiento– disminuye con el envejecimiento, aunque se investiga si lo que en realidad dismi­nuye es la capacidad de las células diana de ­responder a esas hormonas. El deterioro del equilibrio hormonal provoca que las personas mayores tarden más 
en recobrarse de que­maduras o heridas, que les cueste más responder al estrés del frío o del ­calor y que tengan menos tolerancia a la glucosa.

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Avanzan científicos panameños para hallar vacuna contra tórsalo

Universitarios panameños identificaron una proteína como un primer paso para crear una vacuna contra el tórsalo, la larva de la «mosca de la muerte» que causa millonarias pérdidas a la ganadería y afecta a los humanos, dijeron hoy investigadores.

«Solo falta hacer las pruebas en campo pero toda la base molecular en laboratorios nos indica que es posible lograr la vacuna», dijo uno de los participantes en el estudio, José Cedeño, estudiante de la maestría en Biotecnología de la Universidad de Panamá.

En declaraciones al diario La Prensa dijo que como parte de las investigaciones iniciadas hace siete años «se logró ubicar una proteína dentro del material genético de la larva (y ahora) trataremos de reproducirlo en laboratorios».

La directora del estudio, Argentina Yee, señaló que la investigación arrancó como un estudio ecoepidemiológico de la infestación por la larva de la mosca «Dermatobia hominis», aunque pensó que la idea de crear una vacuna era «un poco loca».

«Los parásitos son organismos muy complejos y usualmente las vacunas se emplean en organismos más simples como los virus y las bacterias», explicó.

En el estudio participa la Universidad de Panamá y el investigador de la Universidad de Granada (España), Antonio Osuna, con fondos de la Unión Europea y la local Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología.

La patente del hallazgo ya fue registrada por los investigadores en la Unión Europea.

Con la identificación de la proteína con material inmune al tórsalo, los investigadores utilizarán ocho reses de la finca de la Facultad de Agronomía en Chiriquí (occidente del país) para experimentar con los hallazgos.

A cuatro de los animales les colocarán la proteína citada y cuatro estarán libres, pero los ocho serán expuestos a la mosca para determinar cómo les afecta el tórsalo.

La larva de la mosca genera pérdidas por unos 10 millones de dólares a la ganadería panameña como efecto en la reducción de la producción de leche, carne y piel de los animales afectados.

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Avanzan científicos panameños para hallar vacuna contra tórsalo

Universitarios panameños identificaron una proteína como un primer paso para crear una vacuna contra el tórsalo, la larva de la «mosca de la muerte» que causa millonarias pérdidas a la ganadería y afecta a los humanos, dijeron hoy investigadores.

«Solo falta hacer las pruebas en campo pero toda la base molecular en laboratorios nos indica que es posible lograr la vacuna», dijo uno de los participantes en el estudio, José Cedeño, estudiante de la maestría en Biotecnología de la Universidad de Panamá.

En declaraciones al diario La Prensa dijo que como parte de las investigaciones iniciadas hace siete años «se logró ubicar una proteína dentro del material genético de la larva (y ahora) trataremos de reproducirlo en laboratorios».

La directora del estudio, Argentina Yee, señaló que la investigación arrancó como un estudio ecoepidemiológico de la infestación por la larva de la mosca «Dermatobia hominis», aunque pensó que la idea de crear una vacuna era «un poco loca».

«Los parásitos son organismos muy complejos y usualmente las vacunas se emplean en organismos más simples como los virus y las bacterias», explicó.

En el estudio participa la Universidad de Panamá y el investigador de la Universidad de Granada (España), Antonio Osuna, con fondos de la Unión Europea y la local Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología.

La patente del hallazgo ya fue registrada por los investigadores en la Unión Europea.

Con la identificación de la proteína con material inmune al tórsalo, los investigadores utilizarán ocho reses de la finca de la Facultad de Agronomía en Chiriquí (occidente del país) para experimentar con los hallazgos.

A cuatro de los animales les colocarán la proteína citada y cuatro estarán libres, pero los ocho serán expuestos a la mosca para determinar cómo les afecta el tórsalo.

La larva de la mosca genera pérdidas por unos 10 millones de dólares a la ganadería panameña como efecto en la reducción de la producción de leche, carne y piel de los animales afectados.

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Avanzan científicos panameños para hallar vacuna contra tórsalo

Universitarios panameños identificaron una proteína como un primer paso para crear una vacuna contra el tórsalo, la larva de la «mosca de la muerte» que causa millonarias pérdidas a la ganadería y afecta a los humanos, dijeron hoy investigadores.

«Solo falta hacer las pruebas en campo pero toda la base molecular en laboratorios nos indica que es posible lograr la vacuna», dijo uno de los participantes en el estudio, José Cedeño, estudiante de la maestría en Biotecnología de la Universidad de Panamá.

En declaraciones al diario La Prensa dijo que como parte de las investigaciones iniciadas hace siete años «se logró ubicar una proteína dentro del material genético de la larva (y ahora) trataremos de reproducirlo en laboratorios».

La directora del estudio, Argentina Yee, señaló que la investigación arrancó como un estudio ecoepidemiológico de la infestación por la larva de la mosca «Dermatobia hominis», aunque pensó que la idea de crear una vacuna era «un poco loca».

«Los parásitos son organismos muy complejos y usualmente las vacunas se emplean en organismos más simples como los virus y las bacterias», explicó.

En el estudio participa la Universidad de Panamá y el investigador de la Universidad de Granada (España), Antonio Osuna, con fondos de la Unión Europea y la local Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología.

La patente del hallazgo ya fue registrada por los investigadores en la Unión Europea.

Con la identificación de la proteína con material inmune al tórsalo, los investigadores utilizarán ocho reses de la finca de la Facultad de Agronomía en Chiriquí (occidente del país) para experimentar con los hallazgos.

A cuatro de los animales les colocarán la proteína citada y cuatro estarán libres, pero los ocho serán expuestos a la mosca para determinar cómo les afecta el tórsalo.

La larva de la mosca genera pérdidas por unos 10 millones de dólares a la ganadería panameña como efecto en la reducción de la producción de leche, carne y piel de los animales afectados.

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UNA inauguró ayer su centro de estudios virtuales

Ayer fue inaugurado oficialmente el Centro de Estudios Virtuales de la Universidad Nacional de Asunción (Cevuna), cuya dirección se encuentra a cargo de Carmen Varela. La iniciativa tiene el propósito de brindar cursos de educación a distancia en áreas de postgrados, para contribuir así al desarrollo educativo, científico y tecnológico en el Paraguay

Del acto participaron como integrantes de la mesa de honor: Pedro Gerardo González, rector de la UNA; Antonio Miñán, docente español de la Universidad de Granada y colaborador del proyecto.

Varela indicó que, en la aplicación de los programas orientados al fin, cuentan con el apoyo y asesoramiento de Miñán, quien desde la Universidad de Granada, transmite experiencias relacionadas a los objetivos aquí propuestos.

El rector de la UNA resaltó la importancia de la aplicación de proyectos de innovación docente que contribuyan al mejoramiento de la educación y a la internacionalización de la misma, como clave para el proceso de desarrollo y
aplicación de programas de facilidad e inclusión, destinados a aquellas personas interesadas en una formación universitaria a distancia.

Así también, hizo hincapié en el apoyo recibido por parte de la Universidad española, en la tarea cuyo desarrollo dio inicio a finales del año 2011, con los primeros cursos de Didáctica Universitaria en modalidad virtual.

Miñán Espigares, quien coordina el Centro de Iniciativas de Cooperación al Desarrollo (Cicode), recalcó que buscan convertir a la docencia en un motor de dinamismo que facilite la accesibilidad y la calidad a través de lo virtual.

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UNA inauguró ayer su centro de estudios virtuales

Ayer fue inaugurado oficialmente el Centro de Estudios Virtuales de la Universidad Nacional de Asunción (Cevuna), cuya dirección se encuentra a cargo de Carmen Varela. La iniciativa tiene el propósito de brindar cursos de educación a distancia en áreas de postgrados, para contribuir así al desarrollo educativo, científico y tecnológico en el Paraguay

Del acto participaron como integrantes de la mesa de honor: Pedro Gerardo González, rector de la UNA; Antonio Miñán, docente español de la Universidad de Granada y colaborador del proyecto.

Varela indicó que, en la aplicación de los programas orientados al fin, cuentan con el apoyo y asesoramiento de Miñán, quien desde la Universidad de Granada, transmite experiencias relacionadas a los objetivos aquí propuestos.

El rector de la UNA resaltó la importancia de la aplicación de proyectos de innovación docente que contribuyan al mejoramiento de la educación y a la internacionalización de la misma, como clave para el proceso de desarrollo y
aplicación de programas de facilidad e inclusión, destinados a aquellas personas interesadas en una formación universitaria a distancia.

Así también, hizo hincapié en el apoyo recibido por parte de la Universidad española, en la tarea cuyo desarrollo dio inicio a finales del año 2011, con los primeros cursos de Didáctica Universitaria en modalidad virtual.

Miñán Espigares, quien coordina el Centro de Iniciativas de Cooperación al Desarrollo (Cicode), recalcó que buscan convertir a la docencia en un motor de dinamismo que facilite la accesibilidad y la calidad a través de lo virtual.

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UNA inauguró ayer su centro de estudios virtuales

Ayer fue inaugurado oficialmente el Centro de Estudios Virtuales de la Universidad Nacional de Asunción (Cevuna), cuya dirección se encuentra a cargo de Carmen Varela. La iniciativa tiene el propósito de brindar cursos de educación a distancia en áreas de postgrados, para contribuir así al desarrollo educativo, científico y tecnológico en el Paraguay

Del acto participaron como integrantes de la mesa de honor: Pedro Gerardo González, rector de la UNA; Antonio Miñán, docente español de la Universidad de Granada y colaborador del proyecto.

Varela indicó que, en la aplicación de los programas orientados al fin, cuentan con el apoyo y asesoramiento de Miñán, quien desde la Universidad de Granada, transmite experiencias relacionadas a los objetivos aquí propuestos.

El rector de la UNA resaltó la importancia de la aplicación de proyectos de innovación docente que contribuyan al mejoramiento de la educación y a la internacionalización de la misma, como clave para el proceso de desarrollo y
aplicación de programas de facilidad e inclusión, destinados a aquellas personas interesadas en una formación universitaria a distancia.

Así también, hizo hincapié en el apoyo recibido por parte de la Universidad española, en la tarea cuyo desarrollo dio inicio a finales del año 2011, con los primeros cursos de Didáctica Universitaria en modalidad virtual.

Miñán Espigares, quien coordina el Centro de Iniciativas de Cooperación al Desarrollo (Cicode), recalcó que buscan convertir a la docencia en un motor de dinamismo que facilite la accesibilidad y la calidad a través de lo virtual.

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O&B desarrolla un simulador de viento extremo para deportistas

Inclinarse o erguirse, alejar o acercar los brazos al tronco, dibujar un ángulo más o menos pronunciado con las piernas… todo ello es determinante a la hora de ganar velocidad cuando se practican deportes como el esquí, el ciclismo o la natación. Por ello, muchos deportistas, tanto profesionales como amateurs, se esfuerzan en mejorar su postura para ofrecer menos resistencia al viento, una tarea en la que puede ayudar, y mucho, el simulador desarrollado por la empresa andaluza Oritia & Boreas (O&B).

Nacida en el seno de la Universidad de Granada a mediados de 2010, esta spin off especializada en estudiar el efecto del viento en cualquier sistema que haya sobre la superficie del planeta (ya sean rascacielos, edificios singulares, puentes, molinos de viento, paneles solares…) está volcada en la puesta en marcha de su proyecto estrella: el diseño de un Simulador Ambiental de Vientos Extremos (SAVE), una instalación pionera de última generación que supone un paso adelante con respecto a los túneles de viento tanto en tecnología como en destinatarios finales.

«Nuestra plataforma es más compleja que un túnel de viento tradicional porque es tridimensional, mientras que aquéllos suelen ser bidimensionales», explica el profesor José María Terrés-Nícoli, director ejecutivo (CEO) y uno de los impulsores fundamentales de la empresa con un amplio prestigio profesional a sus espaldas (ver texto adjunto). Precisamente, gracias a esa tecnología avanzada, el simulador puede generar flujos más complejos de vientos extremos como tornados y no quedarse sólo en un régimen de tormenta.

El objetivo del SAVE es, asimismo, estar a disposición del gran público, del usuario de a pie, y no sólo al servicio de la edificación, la ingeniería civil, el medio ambiente o la producción industrial de aviones o coches. El segmento al que va dirigido tiene un perfil muy concreto: deportistas de élite y aficionados que, pese a no dedicarse a ello de forma profesional, están muy volcados con la actividad. «Aquél que se compra una bicicleta de más de 3.500 está entre nuestro público objetivo, y los números indican que, en España, se venden más de 9.000 unidades de este tipo al año», pone como ejemplo Terrés-Nícoli.

La intención es que estas personas midan su coeficiente aerodinámico en el simulador para que puedan mejorar su postura a la hora de desempeñar el deporte, perfeccionar sus movimientos y optimizar su forma de entrenar o su técnica deportiva. Para ello se someterán a corrientes de viento de hasta 120 kilómetros por hora, aunque lo habitual será que se muevan en una horquilla de 0 a 80.

Esquiadores, ciclistas, nadadores y otro tipo de deportistas podrán analizar, así, cuál debe ser su posición ideal para ganar unos milímetros o unas centésimas que les aproximen a su máximo rendimiento o, incluso, a la victoria si están formando parte de una competición. Según Terrés-Nícoli, el servicio no será caro. «La experiencia se prestará en grupos y se hará a lo largo de una jornada; el precio por persona rondará los 300 euros», adelanta. Los usuarios recibirán unas lecciones de aerodinámica y harán un calentamiento antes de entrar en el simulador, donde se realizarán las mediciones. Al final del proceso, recibirán su coeficiente aerodinámico y una serie de recomendaciones para mejorarlo.

Pero el simulador de O&B no sólo se destinará a personas, también aprovechará su tecnología punta para el diseño de equipamiento deportivo. Los fabricantes interesados en realizar ensayos avanzados a sus productos podrán someterlos a flujos de hasta 220 kilómetros por hora, la velocidad máxima que podrá alcanzar el SAVE. «Se podrán poner a prueba desde tiendas de campaña para alpinistas, hasta gafas y cascos para ciclistas…», avanza Terrés-Nícoli.

Los planes pasan por que el simulador de la firma granadina empiece a construirse a finales de año y entre en funcionamiento a principios de 2014. La inversión será de envergadura, cuatro millones de euros -frente al medio millón aproximado que suele costar un túnel de viento de capa límite tradicional-, de los que ya tienen asegurada su financiación. Más del 50% de la cifra provendrá de un préstamo participativo público, mientras que el resto procederá de un grupo de inversores semiprofesionales -no de capital riesgo, sino de un consorcio de business angels-.

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O&B desarrolla un simulador de viento extremo para deportistas

Inclinarse o erguirse, alejar o acercar los brazos al tronco, dibujar un ángulo más o menos pronunciado con las piernas… todo ello es determinante a la hora de ganar velocidad cuando se practican deportes como el esquí, el ciclismo o la natación. Por ello, muchos deportistas, tanto profesionales como amateurs, se esfuerzan en mejorar su postura para ofrecer menos resistencia al viento, una tarea en la que puede ayudar, y mucho, el simulador desarrollado por la empresa andaluza Oritia & Boreas (O&B).

Nacida en el seno de la Universidad de Granada a mediados de 2010, esta spin off especializada en estudiar el efecto del viento en cualquier sistema que haya sobre la superficie del planeta (ya sean rascacielos, edificios singulares, puentes, molinos de viento, paneles solares…) está volcada en la puesta en marcha de su proyecto estrella: el diseño de un Simulador Ambiental de Vientos Extremos (SAVE), una instalación pionera de última generación que supone un paso adelante con respecto a los túneles de viento tanto en tecnología como en destinatarios finales.

«Nuestra plataforma es más compleja que un túnel de viento tradicional porque es tridimensional, mientras que aquéllos suelen ser bidimensionales», explica el profesor José María Terrés-Nícoli, director ejecutivo (CEO) y uno de los impulsores fundamentales de la empresa con un amplio prestigio profesional a sus espaldas (ver texto adjunto). Precisamente, gracias a esa tecnología avanzada, el simulador puede generar flujos más complejos de vientos extremos como tornados y no quedarse sólo en un régimen de tormenta.

El objetivo del SAVE es, asimismo, estar a disposición del gran público, del usuario de a pie, y no sólo al servicio de la edificación, la ingeniería civil, el medio ambiente o la producción industrial de aviones o coches. El segmento al que va dirigido tiene un perfil muy concreto: deportistas de élite y aficionados que, pese a no dedicarse a ello de forma profesional, están muy volcados con la actividad. «Aquél que se compra una bicicleta de más de 3.500 está entre nuestro público objetivo, y los números indican que, en España, se venden más de 9.000 unidades de este tipo al año», pone como ejemplo Terrés-Nícoli.

La intención es que estas personas midan su coeficiente aerodinámico en el simulador para que puedan mejorar su postura a la hora de desempeñar el deporte, perfeccionar sus movimientos y optimizar su forma de entrenar o su técnica deportiva. Para ello se someterán a corrientes de viento de hasta 120 kilómetros por hora, aunque lo habitual será que se muevan en una horquilla de 0 a 80.

Esquiadores, ciclistas, nadadores y otro tipo de deportistas podrán analizar, así, cuál debe ser su posición ideal para ganar unos milímetros o unas centésimas que les aproximen a su máximo rendimiento o, incluso, a la victoria si están formando parte de una competición. Según Terrés-Nícoli, el servicio no será caro. «La experiencia se prestará en grupos y se hará a lo largo de una jornada; el precio por persona rondará los 300 euros», adelanta. Los usuarios recibirán unas lecciones de aerodinámica y harán un calentamiento antes de entrar en el simulador, donde se realizarán las mediciones. Al final del proceso, recibirán su coeficiente aerodinámico y una serie de recomendaciones para mejorarlo.

Pero el simulador de O&B no sólo se destinará a personas, también aprovechará su tecnología punta para el diseño de equipamiento deportivo. Los fabricantes interesados en realizar ensayos avanzados a sus productos podrán someterlos a flujos de hasta 220 kilómetros por hora, la velocidad máxima que podrá alcanzar el SAVE. «Se podrán poner a prueba desde tiendas de campaña para alpinistas, hasta gafas y cascos para ciclistas…», avanza Terrés-Nícoli.

Los planes pasan por que el simulador de la firma granadina empiece a construirse a finales de año y entre en funcionamiento a principios de 2014. La inversión será de envergadura, cuatro millones de euros -frente al medio millón aproximado que suele costar un túnel de viento de capa límite tradicional-, de los que ya tienen asegurada su financiación. Más del 50% de la cifra provendrá de un préstamo participativo público, mientras que el resto procederá de un grupo de inversores semiprofesionales -no de capital riesgo, sino de un consorcio de business angels-.

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