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Pág. 10-11. Las matrículas universitarias para el primer curso suben 249 euros en un lustro
– Se incrementan las exigencias para acceder a una beca

Pág. 17. Hallan restos de un recién nacido en un sepulcro de hace siete siglos

Sup. Expectativas. Contraportada: Neuron Bio, entre las diez más innovadoras

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El sobrepeso y la obesidad desmotivan a niños y adolescentes, según un estudio

El sobrepeso y la obesidad son factores de presentan un nivel de motivación más bajo en el niño y en el adolescente, circunstancia que se manifiesta en una mayor tendencia hacia la frustración, según se desprende un estudio elaborado por la Universidad de Granada (UGR).

 

La investigación se ha llevado a cabo en varios centros educativos de Granada y provincia evaluando dos grupos, uno con peso normal y otro con sobrepeso y han sido publicados recientemente en la revista «Nutrición Hospitalaria».

Coordinado por María José Aguilar, del Departamento de Enfermería de la UGR, refleja que España se ha convertido en el cuarto país de la Unión Europea con mayor número de niños con sobrepeso y obesidad.

Al afectar esta enfermedad tanto aspectos de salud físicos como psicológicos, los investigadores se plantearon evaluar el grado de motivación existente de dos grupos de adolescentes realizando test a un grupo elevado de niños de 10 a 14 años, divididos en niños con normopeso y otros con sobrepeso u obesidad.

De entre los resultados obtenidos, el estudio destaca cómo en cada una de las variables del test los niños incluidos en el grupo de sobrepeso y obesidad mostraron un resultado mayor de desmotivación en general respecto a los niños con normopeso.

Tras este estudio se recomienda una intervención educativa que incluya la actividad física regular para minimizar la desmotivación en el ámbito escolar y social.

Las recomendaciones en este sentido han permitido desarrollar programas de actividad física y talleres de estilos de vida saludables para los niños y sus familias.

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El sobrepeso y la obesidad desmotivan a niños y adolescentes, según un estudio

El sobrepeso y la obesidad son factores de presentan un nivel de motivación más bajo en el niño y en el adolescente, circunstancia que se manifiesta en una mayor tendencia hacia la frustración, según se desprende un estudio elaborado por la Universidad de Granada (UGR).

 

La investigación se ha llevado a cabo en varios centros educativos de Granada y provincia evaluando dos grupos, uno con peso normal y otro con sobrepeso y han sido publicados recientemente en la revista «Nutrición Hospitalaria».

Coordinado por María José Aguilar, del Departamento de Enfermería de la UGR, refleja que España se ha convertido en el cuarto país de la Unión Europea con mayor número de niños con sobrepeso y obesidad.

Al afectar esta enfermedad tanto aspectos de salud físicos como psicológicos, los investigadores se plantearon evaluar el grado de motivación existente de dos grupos de adolescentes realizando test a un grupo elevado de niños de 10 a 14 años, divididos en niños con normopeso y otros con sobrepeso u obesidad.

De entre los resultados obtenidos, el estudio destaca cómo en cada una de las variables del test los niños incluidos en el grupo de sobrepeso y obesidad mostraron un resultado mayor de desmotivación en general respecto a los niños con normopeso.

Tras este estudio se recomienda una intervención educativa que incluya la actividad física regular para minimizar la desmotivación en el ámbito escolar y social.

Las recomendaciones en este sentido han permitido desarrollar programas de actividad física y talleres de estilos de vida saludables para los niños y sus familias.

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Centro Mediterráneo de la UGR

Hace casi tres décadas que la Universidad de Granada llevó sus aulas a la Costa durante el verano (primero fueron los cursos de español para extranjeros) en la idea de completar la formación de sus alumnos, a los que se da así la oportunidad de que reciban enseñanza no solo de la materias regladas e impartidas por profesores universitarios, sino también de otras disciplinas complementarias y de la mano de especialistas, expertos y profesionales experimentados. Esa idea aglutinadora de conocimientos y experiencia constituía la filosofía de los llamados cursos de verano, y a esa filosofía de la docencia complementaria e integradora ha de añadirse el carácter más informal, más distendido y relajado, que otorga la canícula, y la playa, aspectos estos que nacieron imbricados al proyecto del Centro Mediterráneo (CEMED) que dirige Juan García Casanova, un catedrático universitario enamorado del pensamiento y estudioso del hegelianismo español, Ortega y Gasset, el barroco español, o Gracián.
Durante esos seis lustros de aulas en la Costa han acudido a Almuñécar y Motril profesores ilustres de todo el mundo (proverbial y entrañable el ya desaparecido lingüista rumano Eugenio Coseriu), premios Nobel, personalidades del cine (Berlanga, Bardem, Miró, Sacristán, Echanove), dibujantes, escritores, científicos, investigadores. Pero, sobre todo, anónimos docentes universitarios dispuestos a aportar a sus alumnos lo que la rigidez y el programa académicos les negaban durante el curso. Todos ellos han hecho del CEMED un centro formativo de referencia y, lo que es más sorprendente, un centro competitivo en el ámbito de los cursos no reglados. Hecho este particularmente insólito por cuanto su presupuesto es pura calderilla si se compara con los cursos de Santander o El Escorial.
Ahora, cuando el Centro Mediterráneo ha ampliado su actividad en varias sedes de Granada, Guadix, Lanjarón y Motril, en la costa granadina, se diría, permanece intacta el alma que dio forma a estos cursos, justo en un tiempo en el que los españoles nos sentíamos más libres y más personas, e incluso con más derechos como ciudadanos. Antes de los sueños rotos, de la prima de riesgo y de esa gran falacia del estado del bienestar -lástima que tardáramos tanto en comprender que los ricos serán cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres- los cursos de verano concitaban ocio y academia, en un tráfago de ideas que hoy se ha visto subordinado al imperativo de las salidas profesionales.
Pero afortunadamente el paradigma de aquellos cursos de entonces se mantiene intacto en el alma de quienes siempre fueron personas libres y antepusieron su inquietud a lo acomodaticio, ese carácter que hoy define nuestro tiempo de cambios. Y aunque algunos ya se han ido, ahí están Juanfra, Jesús, Sagra, Cristina, Mari Ángeles, Carmen María, Jorge, en un común -irradiado- espíritu solidario, que define a la institución y le da categoría y rango.
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Centro Mediterráneo de la UGR

Hace casi tres décadas que la Universidad de Granada llevó sus aulas a la Costa durante el verano (primero fueron los cursos de español para extranjeros) en la idea de completar la formación de sus alumnos, a los que se da así la oportunidad de que reciban enseñanza no solo de la materias regladas e impartidas por profesores universitarios, sino también de otras disciplinas complementarias y de la mano de especialistas, expertos y profesionales experimentados. Esa idea aglutinadora de conocimientos y experiencia constituía la filosofía de los llamados cursos de verano, y a esa filosofía de la docencia complementaria e integradora ha de añadirse el carácter más informal, más distendido y relajado, que otorga la canícula, y la playa, aspectos estos que nacieron imbricados al proyecto del Centro Mediterráneo (CEMED) que dirige Juan García Casanova, un catedrático universitario enamorado del pensamiento y estudioso del hegelianismo español, Ortega y Gasset, el barroco español, o Gracián.
Durante esos seis lustros de aulas en la Costa han acudido a Almuñécar y Motril profesores ilustres de todo el mundo (proverbial y entrañable el ya desaparecido lingüista rumano Eugenio Coseriu), premios Nobel, personalidades del cine (Berlanga, Bardem, Miró, Sacristán, Echanove), dibujantes, escritores, científicos, investigadores. Pero, sobre todo, anónimos docentes universitarios dispuestos a aportar a sus alumnos lo que la rigidez y el programa académicos les negaban durante el curso. Todos ellos han hecho del CEMED un centro formativo de referencia y, lo que es más sorprendente, un centro competitivo en el ámbito de los cursos no reglados. Hecho este particularmente insólito por cuanto su presupuesto es pura calderilla si se compara con los cursos de Santander o El Escorial.
Ahora, cuando el Centro Mediterráneo ha ampliado su actividad en varias sedes de Granada, Guadix, Lanjarón y Motril, en la costa granadina, se diría, permanece intacta el alma que dio forma a estos cursos, justo en un tiempo en el que los españoles nos sentíamos más libres y más personas, e incluso con más derechos como ciudadanos. Antes de los sueños rotos, de la prima de riesgo y de esa gran falacia del estado del bienestar -lástima que tardáramos tanto en comprender que los ricos serán cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres- los cursos de verano concitaban ocio y academia, en un tráfago de ideas que hoy se ha visto subordinado al imperativo de las salidas profesionales.
Pero afortunadamente el paradigma de aquellos cursos de entonces se mantiene intacto en el alma de quienes siempre fueron personas libres y antepusieron su inquietud a lo acomodaticio, ese carácter que hoy define nuestro tiempo de cambios. Y aunque algunos ya se han ido, ahí están Juanfra, Jesús, Sagra, Cristina, Mari Ángeles, Carmen María, Jorge, en un común -irradiado- espíritu solidario, que define a la institución y le da categoría y rango.
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«Recuerdo que mi tía Elena nos guardaba los coleccionables de toros y literatura»

Mª Elena Martín-Vivaldi Caballero, natural de Granada, es licenciada en Historia y en la actualidad vicerrectora de Extensión Universitaria y Deporte de la Universidad de Granada (UGR). Realizó sus estudios universitarios en la universidad Complutense de Madrid y en la de Granada. Doctora en Geografía, es profesora titular de Geografía Física. Asidua a los diarios desde muy pequeña, dice que para poder participar de las conversaciones de los mayores en su casa ella también leía los periódicos.
-¿Qué noticia recuerda más impactante en los inicios de su lectura de diarios y la que más le gustó?
-No sé si lo recuerdo porque lo leí o porque después he visto esos periódicos, pero las crecidas del Genil y los damnificados de las inundaciones consiguientes, son de los recuerdos que de pequeña más me impactaron. Frente a ello, la llegada del hombre a la Luna la seguí tanto por la prensa como por la televisión.
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«Recuerdo que mi tía Elena nos guardaba los coleccionables de toros y literatura»

Mª Elena Martín-Vivaldi Caballero, natural de Granada, es licenciada en Historia y en la actualidad vicerrectora de Extensión Universitaria y Deporte de la Universidad de Granada (UGR). Realizó sus estudios universitarios en la universidad Complutense de Madrid y en la de Granada. Doctora en Geografía, es profesora titular de Geografía Física. Asidua a los diarios desde muy pequeña, dice que para poder participar de las conversaciones de los mayores en su casa ella también leía los periódicos.
-¿Qué noticia recuerda más impactante en los inicios de su lectura de diarios y la que más le gustó?
-No sé si lo recuerdo porque lo leí o porque después he visto esos periódicos, pero las crecidas del Genil y los damnificados de las inundaciones consiguientes, son de los recuerdos que de pequeña más me impactaron. Frente a ello, la llegada del hombre a la Luna la seguí tanto por la prensa como por la televisión.
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El verano dispara las quejas por ruido

Ruido y verano van cogidos de la mano, por desgracia. Este matrimonio malavenido es un auténtico infierno para demasiados ciudadanos de la capital y el Cinturón, sobre todo los pueblos de la corona metropolitana, donde conciliar el sueño se puede convertir casi en una utopía muchas noches. Solo la Policía Local de Granada recoge en un mes tipo de julio una media de 410 quejas por ruido que suelen acabar con una denuncia policial, solo contando las contabilizadas en la vía pública (terrazas de verano, botellones, ruidos de vecinos) y en viviendas (en el interior de pisos por discusiones, fiestas, televisiones o aparatos de música con el volumen alto…). Estas denuncias por ruido suponen solo en la capital una cada dos horas. En invierno bajan en torno a un 30%.
«Los datos todos los años suelen ser muy similares y en verano aumentan las denuncias por ruidos en la vía pública y disminuyen bastante los registrados en viviendas», apunta el portavoz de la Policía Local de Granada, Mariano Valbuena.
El Mapa Estratégico de Ruido de la capital granadina deja bastante claras las zonas más ruidosas de la ciudad: de forma global, tanto por los niveles durante el día como por los niveles nocturnos, los distritos Beiro, Chana y Ronda son los más ruidosos. Dentro de Beiro, la zona de Plaza Toros Doctores y Cercado bajo de Cartuja. En Chana la zona cercana a la autovía de circunvalación y Cerrillo de Maracena y en Ronda la calle Camino de Ronda y zona de influencia de la circunvalación. Aunque la inmensa mayoría de las quejas y posteriores denuncias por las molestias que origina el ruido proceden de la zona Centro de la capital, principalmente en verano. En el resto de Andalucía este mapa de ruidos solo lo tienen Sevilla, Málaga y Córdoba, y en el Cinturón metropolitano de Granada, Las Gabias y Huétor Vega,
«Nos podemos encontrar con problemas muy puntuales en Zaidín, Chana y Albaicín, pero de forma mayoritaria es el centro de la ciudad el lugar de origen de la inmensa mayoría de las denuncias», advierte Valbuena.
El físico de la Universidad de Granada y uno de los responsables de la Agenda 21 Local, Jerónimo Vida, asegura que las fuentes de ruido en esta ciudad son dos: «El tráfico de vehículos y los usos y costumbres ciudadanas». Aunque las denuncias en verano suelen estar motivadas «más por los usos y costumbres que por las fuentes más características durante el invierno, como es el tráfico. Idealmente, pienso que este problema puede resolverse. La solución es fácil y complicada al mismo tiempo: educación cívica y normas acústicas. No hay otro medio», advierte.
Guillerno Sánchez es un vecino del Albaicín. «Hay puntos del barrio donde las reuniones de pandillas con o sin botellón son habituales hasta bien entrada la madrugada. Los vecinos somos quienes sufrimos las consecuencias y así es un verano tras otro», denuncia.
El último informe sobre ‘Hogares y Medio Ambiente’ del Instituto de Estadística de Andalucía, IEA, señala en una encuesta que el 40,7% de las viviendas de la ciudad de Granada sufre problemas de ruido o de malos olores procedentes de su entorno. Un porcentaje que desciende si el tamaño del municipio es menor. En las localidades entre 50.000 y 100.000 habitantes padecen ruidos externos el 38,3% de los hogares, mientras que el porcentaje desciende al 19,2% al comparar los pueblos de menos de 10.000 residentes.
Los límites de ruido que no deberían superarse nunca se denominan «objetivos de calidad acústica» y vienen recogidos en el Decreto 6/2012 de 17 de enero, que aprueba el Reglamento de Protección contra la Contaminación Acústica en Andalucía. En su artículo 9 dice que los sectores del territorio con predominio de suelo de uso residencial, el mayoritario en Granada, no deben superar 65 decibelios durante el día, se refiere a la mañana, y la tarde y durante la noche, 55 decibelios. Si se trata de nuevas áreas urbanizadas, esos límites se reducen a 60 decibelios de día, y en el resto de la jornada 50 por la tarde y noche.
«El mapa de conflictos que hemos elaborado indica que en Granada las zonas donde se superan estos límites se corresponden con el viario urbano en un 90% de los casos. Al decir viario urbano me refiero a las calles con más flujo de vehículos. Salvo el caso de la circunvalación, que no es competencia municipal, esta superación se sitúa entre 5 y 10 decibelios más de lo establecido como objetivo de calidad», señala Jerónimo Vida.
La mayoría de las denuncias de la Policía Local contra las fuentes de ruido molestas para los vecinos de la capital suelen acabar en sanciones económicas recogidas en la ordenanza contra el ruido de la ciudad, elaborada en 2010. Las sanciones oscilan entre los 180 y 300.000 euros en función de la gravedad de la infracción y del tipo que sea.
«De todas formas, por muchas cosas que se hagan o se pongan en marcha, hay un factor clave para el éxito: la colaboración ciudadana. En el respeto de las normas y en la concienciación personal de que la solución a los problemas de ruido urbano no es solo una cuestión de su ayuntamiento. Se llama responsabilidad compartida. A pesar de todo, siempre es posible mejorar y en ello estamos», explica Jerónimo Vida.
Granada es una de las ciudades más avanzadas de Andalucía en materia de control de ruidos, aunque queda camino por recorrer. La propia Policía Local dispone de una patrulla especializada en este tipo de problemas. Todos los días vigilan terrazas de bar y atienden las quejas vecinales por ruidos.
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El verano dispara las quejas por ruido

Ruido y verano van cogidos de la mano, por desgracia. Este matrimonio malavenido es un auténtico infierno para demasiados ciudadanos de la capital y el Cinturón, sobre todo los pueblos de la corona metropolitana, donde conciliar el sueño se puede convertir casi en una utopía muchas noches. Solo la Policía Local de Granada recoge en un mes tipo de julio una media de 410 quejas por ruido que suelen acabar con una denuncia policial, solo contando las contabilizadas en la vía pública (terrazas de verano, botellones, ruidos de vecinos) y en viviendas (en el interior de pisos por discusiones, fiestas, televisiones o aparatos de música con el volumen alto…). Estas denuncias por ruido suponen solo en la capital una cada dos horas. En invierno bajan en torno a un 30%.
«Los datos todos los años suelen ser muy similares y en verano aumentan las denuncias por ruidos en la vía pública y disminuyen bastante los registrados en viviendas», apunta el portavoz de la Policía Local de Granada, Mariano Valbuena.
El Mapa Estratégico de Ruido de la capital granadina deja bastante claras las zonas más ruidosas de la ciudad: de forma global, tanto por los niveles durante el día como por los niveles nocturnos, los distritos Beiro, Chana y Ronda son los más ruidosos. Dentro de Beiro, la zona de Plaza Toros Doctores y Cercado bajo de Cartuja. En Chana la zona cercana a la autovía de circunvalación y Cerrillo de Maracena y en Ronda la calle Camino de Ronda y zona de influencia de la circunvalación. Aunque la inmensa mayoría de las quejas y posteriores denuncias por las molestias que origina el ruido proceden de la zona Centro de la capital, principalmente en verano. En el resto de Andalucía este mapa de ruidos solo lo tienen Sevilla, Málaga y Córdoba, y en el Cinturón metropolitano de Granada, Las Gabias y Huétor Vega,
«Nos podemos encontrar con problemas muy puntuales en Zaidín, Chana y Albaicín, pero de forma mayoritaria es el centro de la ciudad el lugar de origen de la inmensa mayoría de las denuncias», advierte Valbuena.
El físico de la Universidad de Granada y uno de los responsables de la Agenda 21 Local, Jerónimo Vida, asegura que las fuentes de ruido en esta ciudad son dos: «El tráfico de vehículos y los usos y costumbres ciudadanas». Aunque las denuncias en verano suelen estar motivadas «más por los usos y costumbres que por las fuentes más características durante el invierno, como es el tráfico. Idealmente, pienso que este problema puede resolverse. La solución es fácil y complicada al mismo tiempo: educación cívica y normas acústicas. No hay otro medio», advierte.
Guillerno Sánchez es un vecino del Albaicín. «Hay puntos del barrio donde las reuniones de pandillas con o sin botellón son habituales hasta bien entrada la madrugada. Los vecinos somos quienes sufrimos las consecuencias y así es un verano tras otro», denuncia.
El último informe sobre ‘Hogares y Medio Ambiente’ del Instituto de Estadística de Andalucía, IEA, señala en una encuesta que el 40,7% de las viviendas de la ciudad de Granada sufre problemas de ruido o de malos olores procedentes de su entorno. Un porcentaje que desciende si el tamaño del municipio es menor. En las localidades entre 50.000 y 100.000 habitantes padecen ruidos externos el 38,3% de los hogares, mientras que el porcentaje desciende al 19,2% al comparar los pueblos de menos de 10.000 residentes.
Los límites de ruido que no deberían superarse nunca se denominan «objetivos de calidad acústica» y vienen recogidos en el Decreto 6/2012 de 17 de enero, que aprueba el Reglamento de Protección contra la Contaminación Acústica en Andalucía. En su artículo 9 dice que los sectores del territorio con predominio de suelo de uso residencial, el mayoritario en Granada, no deben superar 65 decibelios durante el día, se refiere a la mañana, y la tarde y durante la noche, 55 decibelios. Si se trata de nuevas áreas urbanizadas, esos límites se reducen a 60 decibelios de día, y en el resto de la jornada 50 por la tarde y noche.
«El mapa de conflictos que hemos elaborado indica que en Granada las zonas donde se superan estos límites se corresponden con el viario urbano en un 90% de los casos. Al decir viario urbano me refiero a las calles con más flujo de vehículos. Salvo el caso de la circunvalación, que no es competencia municipal, esta superación se sitúa entre 5 y 10 decibelios más de lo establecido como objetivo de calidad», señala Jerónimo Vida.
La mayoría de las denuncias de la Policía Local contra las fuentes de ruido molestas para los vecinos de la capital suelen acabar en sanciones económicas recogidas en la ordenanza contra el ruido de la ciudad, elaborada en 2010. Las sanciones oscilan entre los 180 y 300.000 euros en función de la gravedad de la infracción y del tipo que sea.
«De todas formas, por muchas cosas que se hagan o se pongan en marcha, hay un factor clave para el éxito: la colaboración ciudadana. En el respeto de las normas y en la concienciación personal de que la solución a los problemas de ruido urbano no es solo una cuestión de su ayuntamiento. Se llama responsabilidad compartida. A pesar de todo, siempre es posible mejorar y en ello estamos», explica Jerónimo Vida.
Granada es una de las ciudades más avanzadas de Andalucía en materia de control de ruidos, aunque queda camino por recorrer. La propia Policía Local dispone de una patrulla especializada en este tipo de problemas. Todos los días vigilan terrazas de bar y atienden las quejas vecinales por ruidos.
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Nicolás Olea dirige el nuevo Instituto de Investigación de Granada

Siguiendo las directrices marcadas en el convenio firmado en abril entre la Consejería de Salud, el Servicio Andaluz de Salud, la Universidad de Granada y la Fundación para la Investigación Biosanitaria en Andalucía Oriental (FIBAO), el pasado 17 de julio se constituyó el Consejo Rector del Instituto de Investigación Biomédica de Granada, formado por representantes de cada una de las instituciones firmantes.

 

En la primera sesión del Consejo Rector se nombró director a Nicolás Olea, vicedirector científico a José Juan Jiménez Moleón y gerente a José Ramón Fernández. También se aprobó la composición del comité científico externo, compuesto por siete expertos nacionales, y el proyecto científico a propuesta del director del Instituto.

Olea es catedrático de Medicina Interna de la Universidad de Granada y jefe de la Unidad de Radiología del Hospital Clínico San Cecilio de la capital. Lidera numerosos estudios y proyectos sobre todo relativos a los efectos sobre la salud de los contaminantes ambientales y de los factores externos.

Según se recoge en el convenio y en el proyecto científico aprobado, el instituto tendrá seis áreas prioritarias de investigación que responden a los problemas de salud más importantes de la región: cáncer, enfermedades sistémicas e inmunológicas, enfermedades infecciosas y de causa ambiental, enfermedades endocrinas y metabólicas, enfermedades hepáticas y digestivas y, por último, enfermedades neurológicas y salud mental.

En su primera sesión, el Consejo Rector también aprobó los criterios para la adscripción de grupos al instituto, que hace un llamamiento a la integración en el mismo de todos los grupos de investigación que realicen trabajos en salud, ya sea investigación clínica o traslacional, en Granada y que consideren que este espacio de concurrencia de investigadores e intereses pudiera ayudar a una mayor calidad de su trabajo y una mayor transferencia social de los resultados de su investigación. El Consejo Rector ha establecido que la adscripción puede hacerse ya sea como grupos consolidados, emergentes o asociados. El 30 de septiembre de 2012 terminará el plazo para presentar solicitudes.

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Nicolás Olea dirige el nuevo Instituto de Investigación de Granada

Siguiendo las directrices marcadas en el convenio firmado en abril entre la Consejería de Salud, el Servicio Andaluz de Salud, la Universidad de Granada y la Fundación para la Investigación Biosanitaria en Andalucía Oriental (FIBAO), el pasado 17 de julio se constituyó el Consejo Rector del Instituto de Investigación Biomédica de Granada, formado por representantes de cada una de las instituciones firmantes.

 

En la primera sesión del Consejo Rector se nombró director a Nicolás Olea, vicedirector científico a José Juan Jiménez Moleón y gerente a José Ramón Fernández. También se aprobó la composición del comité científico externo, compuesto por siete expertos nacionales, y el proyecto científico a propuesta del director del Instituto.

Olea es catedrático de Medicina Interna de la Universidad de Granada y jefe de la Unidad de Radiología del Hospital Clínico San Cecilio de la capital. Lidera numerosos estudios y proyectos sobre todo relativos a los efectos sobre la salud de los contaminantes ambientales y de los factores externos.

Según se recoge en el convenio y en el proyecto científico aprobado, el instituto tendrá seis áreas prioritarias de investigación que responden a los problemas de salud más importantes de la región: cáncer, enfermedades sistémicas e inmunológicas, enfermedades infecciosas y de causa ambiental, enfermedades endocrinas y metabólicas, enfermedades hepáticas y digestivas y, por último, enfermedades neurológicas y salud mental.

En su primera sesión, el Consejo Rector también aprobó los criterios para la adscripción de grupos al instituto, que hace un llamamiento a la integración en el mismo de todos los grupos de investigación que realicen trabajos en salud, ya sea investigación clínica o traslacional, en Granada y que consideren que este espacio de concurrencia de investigadores e intereses pudiera ayudar a una mayor calidad de su trabajo y una mayor transferencia social de los resultados de su investigación. El Consejo Rector ha establecido que la adscripción puede hacerse ya sea como grupos consolidados, emergentes o asociados. El 30 de septiembre de 2012 terminará el plazo para presentar solicitudes.

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El sobrepeso y la obesidad desmotivan a los adolescentes

El sobrepeso y la obesidad son factores de presentan un nivel de motivación más bajo en el niño y en el adolescente, circunstancia que se manifiesta en una mayor tendencia hacia la frustración, según se desprende un estudio elaborado por la Universidad de Granada.

La investigación se ha llevado a cabo en varios centros educativos de Granada y provincia evaluando dos grupos: uno con peso normal y otro con sobrepeso y han sido publicados recientemente en la revista Nutrición Hospitalaria.

Coordinado por María José Aguilar, del Departamento de Enfermería de la UGR, refleja que España se ha convertido en el cuarto país de la Unión Europea con mayor número de niños con sobrepeso y obesidad. Al afectar esta enfermedad tanto a aspectos de salud físicos como psicológicos, los investigadores se plantearon evaluar el grado de motivación existente de dos grupos de adolescentes realizando test a un grupo elevado de niños de 10 a 14 años, divididos en niños con normopeso y otros con sobrepeso u obesidad. De entre los resultados obtenidos, el estudio destaca cómo en cada una de las variables del test los niños incluidos en el grupo de sobrepeso y obesidad mostraron un resultado mayor de desmotivación en general respecto a los niños con normopeso. Tras este estudio se recomienda una intervención educativa que incluya la actividad física regular para minimizar la desmotivación en el ámbito escolar y social. Las recomendaciones en este sentido han permitido desarrollar programas de actividad física y talleres de estilos de vida saludables para los niños y sus familias

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